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  • ¿Qué es una comunidad incluyente?

  • ¿Por qué es importante formar una comunidad incluyente?

  • ¿Cuándo formar una comunidad incluyente?

  • ¿Cómo formar una comunidad incluyente?

La información contenida en esta sección se basa en trabajos anteriores de los autores Chavis, Lee y Buchanan (2001). Este trabajo fue posible, en parte, gracias al financiamiento de la Fundación Ford, la Fundación Mott, la Fundación W. K. Kellogs y la Asociación Estadounidense de Psicología.

Los cambios globales y desastres naturales han causado la migración de personas de diferentes comunidades en todo el mundo. Comunidades que antes eran bastante homogéneas experimentan la afluencia de personas llegadas de diferentes entornos raciales, étnicos y culturales.

Una comunidad que se siente amenazada por una diversidad en crecimiento o que no sabe qué hacer con estas personas, está en peligro de sufrir toda clase de enfrentamientos, incluso disturbios.  Tomemos el caso de una comunidad que pasó de ser esencialmente de blancos de origen europeo a ser una comunidad multicultural. Con la llegada de los nuevos miembros a esa comunidad las organizaciones ya existentes, que reflejaban la cultura dominante, no cambiaron en absoluto su manera de trabajar. Un día, un chico de origen afro-estadounidense que intentaba cruzar la callen fue atropellado por un conductor ebrio descendiente de europeos y murió. El conductor no recibió el castigo que la comunidad de origen afro-estadounidense consideraba justo. La familia del chico, sus amigos y otros ciudadanos de color organizaron una protesta frente al municipio. Los sentimientos de injusticia se acrecentaron. Cuando un ciudadano blanco se hizo presente en la protesta e hizo un comentario despectivo, se inició una pelea y antes de que se dieran cuenta, la situación se volvió caótica.

¿Se podría haber prevenido la violencia? Seguramente, si hubiera habido en la comunidad estructuras y procesos que asegurasen que todos los ciudadanos fueran tratados por igual. Estos incidentes negativos, que ya han ocurrido y que continúan ocurriendo en algunas comunidades, nos muestran cuán importante es construir una comunidad incluyente.

¿Qué es una comunidad incluyente?

Una comunidad incluyente es una comunidad que:

  • Hace todo lo posible para respetar a todos sus ciudadanos; les brinda total acceso a los recursos y promueve la igualdad de trato y oportunidades.
  • Trabaja para eliminar todas las formas de discriminación.
  • Hace participar a todos sus ciudadanos en los procesos de toma de decisiones que afectan sus vidas.
  • Valora la diversidad.
  • Responde rápidamente ante el racismo y otros incidentes discriminatorios.

¿Por qué es importante formar una comunidad incluyente?

Hay muchas razones. Algunos ejemplos son:

  • Las acciones de exclusión o injusticia basadas en la identidad del grupo u otros factores no debieran permitirse.
  • Todos tienen derecho a ser parte en la toma de decisiones que afectan sus vidas y a los grupos a los que pertenecen.
  • La diversidad enriquece nuestras vidas, por lo tanto vale la pena valorar la diversidad de nuestra comunidad.

En 1995, la ciudad de Clarksburg en la parte occidental del estado de Virginia, en EE.UU., experimentó un cambio demográfico cuando la División de Servicio de Identificación de Huellas Digitales del FBI (Agencia Federal de Investigaciones) se trasladó a esa comunidad llevando consigo a más de 2000 empleados de origen afro-estadounidense. Un día, un joven blanco quemó una cruz en el césped de la casa de uno de los empleados del FBI. Este incidente hizo que los ciudadanos de Clarksburg tomaran conciencia de lo importante que era construir una comunidad que apreciara su nueva diversidad, de manera que esos actos de odio no volvieran a ocurrir. Así, Clarksburg emprendió el trayecto hacia la construcción de una comunidad incluyente. La historia de Clarksburg está redactada en el libro de M. Potapchuk Pasos Hacia una Comunidad Incluyente.

¿Cuándo formar una comunidad incluyente?

Una comunidad incluyente se puede construir en cualquier momento. La necesidad de tener una comunidad incluyente, sin embargo, es más evidente cuando se ha tomado una decisión o ha habido un incidente que causara daño a un grupo de personas específico.

Es importante tener en cuenta la motivación detrás de los deseos de un individuo, grupo o comunidad de construir una comunidad incluyente ya que esa motivación afecta lo siguiente:

  • Los tipos y la secuencia de estrategias seleccionadas: si hubiera una crisis se debiera comenzar con una estrategia que termine con el conflicto. Si en vez de crisis lo que existe es la visión de un líder comunitario que suscitó la iniciativa, se debiera considerar comenzar con una campaña de educación pública.
  • Los recursos disponibles: se pueden movilizar más recursos si la motivación proviene de una institución más grande o fundación local.
  • El grado de apoyo y oposición: si el grupo dominante en la comunidad está tan motivado como cualquier otro grupo, es probable que haya más apoyo. Si en cambio, el grupo dominante no tiene interés en cambiar la situación, seguramente habrá más barreras.
  • El índice de progreso: si los líderes y grupos principales apoyan el esfuerzo, habrá un progreso más rápido.
  • Los resultados esperados: si el objetivo es lograr la concientización, es probable que todos los involucrados estén satisfechos si aprendieron cosas nuevas acerca de otros grupos. Si el objetivo es promover un trato justo para cada grupo, es probable que todos los involucrados estén satisfechos con un cambio en la política.

¿Cómo formar una comunidad incluyente?

Hacer tarea y recabar información acerca de la comunidad.

Se debe averiguar cuáles son los principales grupos que viven en la comunidad e informarse sobre su historia (es decir, cuánto hace que residen en la comunidad, los patrones de migración, los cambios en la clase social y situación económica y política).

Existen varias maneras de hacerlo:

Se puede comenzar contactando a los organismos de gobierno locales y grupos de planificación. Además, se puede revisar el sitio web de la Oficina de Censos [información en inglés, pertinente a EE.UU.] y/o el sitio web de la ciudad o pueblo, consultar el Proyecto Nacional de Indicadores de Vecindarios. Leer los periódicos locales, conducir y caminar por la comunidad y prestar atención a las actividades sociales, las urbanizaciones y estados de las viviendas, la actividad en las calles, etc., asistir a eventos en la comunidad y conversar con sus integrantes, y reunirse con sus líderes.

A tener en cuenta: La comunidad puede ver a los trabajadores sociales como un delegado de la organización que lo contrató para recopilar la información o como alguien a favor del grupo al que está asociado. Una forma de superar esta percepción es trabajar junto a los ciudadanos de la comunidad que representan a diferentes grupos. Se debería asistir con ellos a reuniones y eventos.

Se puede también observar y preguntar acerca de las características que distinguen a un grupo de otro.

Estas características pueden incluir la tradición cultural y el origen étnico, la clase socioeconómica, las categorías de empleos y/o la religión.

Igualmente se debe averiguar acerca de la organización social de los diferentes grupos, incluso sus puntos de encuentro sociales, redes de apoyo e instituciones principales.

Es necesario identificar cuáles son los eventos más importantes (por ejemplo, políticos, sociales y económicos) que afectan a la comunidad. Entre ellos, la elección de un nuevo alcalde que no valora la diversidad en la comunidad, el cierre de una fábrica importante que resulta en la pérdida de empleo de muchos residentes, el establecimiento de un casino o la ampliación de un centro de salud mental. Se debe tomar en cuenta la relación que existe entre esos hechos y otros cambios en la comunidad. Además se debe prestar especial atención a cómo esos hechos han afectado a los grupos principales de la comunidad.

Consejo: ¿Cómo saber si se ha escuchado acerca de todos los grupos principales de igual forma?

  • Se puede realizar el mismo número de entrevistas o debates con cada grupo principal.
  • Se puede hacer una encuesta y pedir a los miembros del grupo que nombren a los líderes más influyentes (o a los líderes en los que más confían) y luego conversar con dichos líderes.

También se debe identificar y asistir a los eventos que impliquen las tradiciones de la comunidad. Estos eventos pueden proporcionar un panorama de si la comunidad valora o no su diversidad, qué es importante para la comunidad y qué grupo es más visible y valorado. Además, pueden resultar ser un foro ideal para distribuir la información y demostrar el cambio.

Comprometer desde un principio a los líderes más influyentes que representan a los grupos principales para que briden orientación.

Se podría reunir una comisión comunitaria conformada por los líderes influyentes de diferentes grupos para que lo asistan en revisar, analizar y resumir la información que ha recopilado anteriormente. Es necesario asegurarse de identificar tanto los recursos y los valores culturales como las necesidades.

El proceso de reunir a esta comisión comunitaria es de vital importancia cuando se trabaja con dos o más grupos culturales, étnicos y raciales para construir una comunidad incluyente. Se debe considerar cuidadosamente el historial de exclusión y las diferencias de poder. Consulte la Herramienta Nº 1 como guía para establecer una comisión o junta asesora tomando en cuenta la diversidad comunitaria.

Trabajar junto a la comisión comunitaria para identificar posibles puntos de acceso y/o estrategias para construir una comunidad incluyente.

Se debe tomar en cuenta la manera en que una problemática o preocupación fue planteada y descripta por los diferentes grupos y sus líderes, así como los grupos que pueden estar asociados como autores, víctimas o testigos de prácticas de exclusión. Esta información indicará cuáles son los individuos o líderes que estás más preparados para el cambio y quiénes oponen una mayor resistencia.

Congregar a personas que representen diferentes grupos en un conjunto igualitario en términos de poder, respeto e importancia.

Es necesario que todos los grupos involucrados se considerados iguales. Los procesos y procedimientos, tanto formales como informales, se deben poner en práctica para asegurar que todos reciban un trato igualitario y que las decisiones se tomen en conjunto. Un ejemplo común es el tratamiento que se le da a las diferencias lingüísticas en las reuniones y en otras formas de interacción.

Consejo: Puede ocurrir que la comunidad tenga una lista de inquietudes. A fin de distinguir a qué inquietud común se le debe dar prioridad, se debe considerar:

  • La inquietud con un impacto sobre el mayor número de grupos.
  • Las posibles consecuencias si no se trata esa inquietud.
  • La viabilidad y practicidad de tratar y resolver la inquietud.
  • Los resultados de encuestas anteriores y sondeos formales.
  • Un objetivo común facilita que los grupos comprendan que comparten ciertos deseos o metas que los obligan a trabajar juntos en vez de unos contra otros.

Crear oportunidades para que los miembros de los diferentes grupos puedan identificar y compartir sus similitudes y diferencias.

Al conocer a alguien como individuo, hay menos posibilidades de percibir a otro grupo como monolítico y homogéneo. Esto permite que los miembros de los grupos reconozcan que, a pesar de existir diferencias, pueden compartir con otros una identidad y objetivos y percepciones comunes.

Se debe buscar una frase que resulte atractiva para todos los grupos (por ejemplo, “mejor calidad de vida”, “calles más seguras”) y facilitar que cada persona y cada grupo puedan debatir acerca del significado de esa frase. Se podrían proporcione ocasiones sociales informales para conversar, compartir una comida, etc. como parte de esos debates.

Además se pueden coordinar actividades y eventos para celebrar la diversidad en la comunidad.

Asimismo, es necesario enseñarles a los diferentes grupos y al resto de la comunidad acerca de las condiciones y fuerzas que ayudan a formar la identidad de un grupo y de situaciones actuales. Esto es esencial, ya que de otra manera, los grupos pueden limitarse a sólo apreciar sus similitudes e ignorar los factores estructurales (por ejemplo, el racismo institucionalizado) que subyace y perpetúa sus diferencias. Si no se reconocen y tratan las causas de esas diferencias, el cambio que puede resultar de  una iniciativa será superficial o efímero.

Permitir la identificación de los bienes de cada grupo y utilizarlos e intercambiaros como parte de la iniciativa.

En este contexto, los “bienes” se refieren a los valores, tradiciones, eventos históricos, expresiones artísticas, estructuras del lenguaje y otras características que hacen que un grupo de personas se enorgullezca de su identidad.

Se debe dar oportunidades para este tipo de intercambio en toda la iniciativa. Por ejemplo, se pueden crear estas oportunidades para los integrantes de la comisión comunitaria y durante otros debates en la comunidad. Se podría trabajar con el editor del periódico local para publicar una serie de artículos acerca de los bienes de cada grupo principal en la comunidad o trabajar con una estación de radio popular para asignar una hora por semana para compartir esta información.

Se deben utilizar estos intercambios como una manera de señalar estereotipos o percepciones equivocadas.

El Proyecto de Cambio de Albuquerque (PCA) en Nuevo México (EE.UU.) fue lanzado en 1991 para construir una comunidad incluyente en Albuquerque. Se trataba de promover el acceso igualitario de las personas de color en la ciudad a los recursos económicos. Uno de los asuntos contenidos en el Proyecto eran las prácticas injustas de préstamos y el escaso alcance por parte de las instituciones financieras locales a esa población. A través de asociaciones comunitarias entre diferentes grupos, una formación no discriminatoria orientada a los grupos en la comunidad e instituciones financieras y una fuerza de trabajo comunitario poderosa, el Proyecto logró que bancos locales se comprometieran a otorgar financiamientos flexibles y con bajas tasas de interés en beneficio de grupos de color de bajos ingresos. Para más información (en inglés), se puede consultar el sitio web del Proyecto de Cambio.

Identificar, respetar y convertir los conflictos en potencial y relaciones mejoradas en la comunidad.

Los conflictos entre dos o más grupos pueden ser inevitables si éstos no comprenden o aprecian la cultura de los demás, si tienen estereotipos negativos o equivocados de los otros y/o compiten por recursos y poder.

Se debe reconocer que los diferentes grupos tienen sus propias formas de resolver conflictos. Algunas culturas adoptan una postura conformista mientras que otras alientan a sus miembros a desafiar a las fuerzas que vulneran sus derechos. El objetivo no es eliminar el conflicto, ya que esa es una tarea imposible, sino utilizarlo en forma constructiva para desarrollar el potencial de trabajar juntos.

Se puede considerar contratar a un facilitador externo que pueda trabajar con los trabajadores sociales y la comisión comunitaria para transformar los conflictos durante toda la iniciativa. Es necesario tomar en cuenta que la identidad percibida en un posible facilitador (puede tratarse de cualquier característica desde un rasgo físico hasta algo menos visible) puede tener un efecto positivo o negativo en el proceso. Por ello, se debe tratar que el posible facilitador y la comisión comunitaria debatan acerca de la inquietud antes de ponerse a trabajar.

Asegurar el apoyo institucional para promover la inclusión, la igualdad y la justicia.

Igualdad significa que todos tienen el mismo acceso a las oportunidades económicas, sociales y educativas. Justicia significa mantener un trato justo y una debida retribución según el honor, los estándares o la ley.

El apoyo de instituciones (tales como los gobiernos locales, escuelas, redes comunitarias, grupos religiosos, los medios de comunicación) es esencial para crear un entorno que respalde el esfuerzo comunitario. Debido a la posición, el poder y las relaciones que tienen estas instituciones, estas podrían autorizar u obstruir el esfuerzo.

Por ello, se debe identificar y comprometer a los líderes institucionales en el esfuerzo, a menos que ya formen parte de la comisión comunitaria. Se puede hacer exposiciones o charlas acerca de la iniciativa o invitarlos a participar en algún evento o actividad.

Se necesita hallar  la manera de mostrarle a la institución cómo puede beneficiarse al valorar e incluir a todos los grupos principales.

La Coalición de South Orange/Maplewood contra el Racismo en Nueva Jersey (noreste de EE.UU.) recibe asesoramiento de una junta de líderes institucionales en las dos comunidades. A través de sus diversas estrategias, la Coalición logró iniciar estrategias a favor de la integración, las cuales valoran la diversidad étnica de las dos comunidades y previenen una nueva segregación. Sus esfuerzos han resultado en prácticas institucionales que aseguran la inclusión e igualdad para todos los grupos raciales y étnicos que viven en el lugar. Para más información acerca de este trabajo, se puede contactar a la coalición al (973) 761-6116

Reconocer y festejar una acción colectiva exitosa.

Una acción colectiva exitosa no sólo mejora una comunidad sino que fortalece las relaciones de los grupos. Además, refuerza la experiencia positiva y el resultado de trabajar juntos. Existe una mayor posibilidad de que los grupos deseen trabajar juntos nuevamente.

Es necesario tomarse el tiempo para reconocer y festejar hasta el logro más pequeño. Por ejemplo, a menor escala, los miembros de la comisión pueden cenar juntos en un restaurante. La comisión puede también otorgar un premio a los grupos que formaron parte del éxito.

A mayor escala, una organización que tuvo un rol importante en el éxito puede realizar una exhibición abierta al público e invitar a los líderes y miembros de todos los grupos a unirse en la celebración. Se podría invitar a alguna persona importante en la comunidad (por ejemplo, al alcalde, al inspector de escuelas o líder religioso) para inaugurar el evento. Se podría también escribir un artículo para el periódico local.

En la mención y el festejo, se debe señalar que el éxito fue posible porque los grupos trabajaron a partir de sus fortalezas, valoraron su diversidad y trabajaron juntos en una causa común.

Mantener las relaciones, estrategias y cambios en diversos niveles, entre ellos los niveles institucionales, grupales e individuales.

Formar una comunidad incluyente no es un hecho que tiene principio y fin. Es un proceso que evoluciona constantemente. A veces, puede parecer que la comunidad avanzó tres pasos y luego retrocedió dos. O tal vez que tuvo tres acciones exitosas y seis intentos no efectivos. Qué se considera éxito y progreso, contrario a fracaso o retroceso, depende del individuo, grupo o institución.

Independientemente de dónde se ubique la iniciativa, es necesario mantener las relaciones, las estrategias y los cambios aun cuando puedan parecer menores o insignificantes, ya que pueden convertirse en herramientas para guiar el proceso de creación de una comunidad incluyente.

Se deben crear oportunidades para mantener el contacto frecuente y la cooperación entre los grupos. A modo de ejemplo, si tres grupos se unieron para iniciar un nuevo programa multicultural extracurricular y tuvieron éxito, se les debe alentar a institucionalizar el programa. Esto puede implicar contratar a un redactor de propuestas para hallar otros fondos que permitan continuar con el programa.

A tener en cuenta: Los esfuerzos para formar una comunidad incluyente son a veces concebidos en términos de elección. En otras palabras, el esfuerzo se enfoca en el diálogo O en la acción; en bienes O necesidades; en razas O clases; en individuos O instituciones; en relaciones sociales O en mejoras en el vecindario. Las herramientas y los recursos disponibles también tienden a resaltar un enfoque u otro. Si bien no es equivocado elegir una estrategia o enfoque sobre otro, es preferible implementar un esfuerzo integral que trabaje en diversos niveles: individual, grupal e institucional.

Es necesario establecer una fuerza de trabajo o comité que pueda servir como “organismo de control” al que las instituciones deban rendir cuentas de los cambios que afectan la inclusión. Asimismo, se debe apoyar a los líderes que comprenden y trabajan para la inclusión, equidad y justicia para que se presentn como candidatos a puestos públicos.

En resumen

No es fácil formar comunidades incluyentes; no hay resultados de la noche a la mañana. Lleva tiempo, paciencia, perseverancia y valor, ya que se trata de un trabajo que implica transformar actitudes, conductas y políticas. Requiere estrategias que funcionen en diversos niveles, entre ellos los niveles institucionales, grupales e individuales.

Contributor 
Kien Lee

Recursos en Línea

Brown University Training MaterialsCultural Competence and Community Studies: Concepts and Practices for Cultural Competence. The Northeast Education Partnership provides online access to PowerPoint training slides on topics in research ethics and cultural competence in environmental research. These have been created for professionals/students in environmental sciences, health, and policy; and community-based research. If you are interested in receiving an electronic copy of one the presentations, just download their Materials Request Form (found on the main Training Presentations page under "related files"), complete the form, and email it to NEEPethics@yahoo.com.

Network of Alliances Bridging Race and Ethnicity (NABRE) was a project of the Joint Center for Political and Economic Studies. This website enabled leaders of organizations working towards racial equity and justice to communicate across the country through online seminars, chat rooms, and shared access resources.

Otros recursos

ColorLines, the first national, multi-racial magazine devoted to covering the politics and creations of communities of color, published by the Applied Research Center.

The Television Race Initiative (TRI), a project of American Documentary, Inc., works with national and community-based organizations to use storytelling-initially in the form of several public television broadcasts-to 'break the ice' and encourage essential conversations that lead to constructive action. You can contact the Initiative at 2601 Mariposa Street, 3rd Floor, San Francisco, CA 94110, phone: 415-553-2841.

Recursos impresos

The American Heritage College Dictionary. (3rd ed.). (2000). Boston, MA: Houghton Mifflin Company.

Batten, S. & Leiderman, S. (1999). Project Change: Lessons learned. Bala Cynwyd, PA: Center for Assessment and Policy Development (CAPD).
(For a copy, contact CAPD, 111 Presidential Blvd., Suite 234, Bala Cynwyd, PA: 19004, phone: 610-664-4540,

Chang, H., Louie, N., Murdock, B., Pell, E., & Femenella, T. (2000). Walking the walk. Oakland, CA: California Tomorrow.
(To get a copy, contact: California Tomorrow, 436 14th Street, Suite 820, Oakland, CA 94612, phone: 510-496-0220)

Chavez, C. & Strong, S. (1999). Project Change: Lessons learned II. San Francisco, CA: Project Change.
(For a copy, contact: Project Change, P.O. Box 29919, San Francisco, CA 94129, phone: 510-663-0148)

Chavis, D., Lee, K., & Buchanan, R. (2001). Principles for intergroup relations projects. Gaithersburg, MD: Association for the Study and Development of Community (ASDC).
(For a copy, contact Kien Lee, ASDC, 312 South Frederick Avenue, Gaithersburg, MD 20877, phone: 301-519-0722)

The President's Initiative on Race. (1999). Pathways to one America in the 21st century. Washington, DC: U.S. Government Printing Office.

Potapchuk, M. (2001). Steps toward an inclusive community. Washington, DC: Joint Center for Political and Economic Studies.
(To get a copy, contact: Joint Center for Political and Economic Studies, 1090 Vermont Avenue, NW, Suite 1100, Washington, DC 20005, phone: 202-789-3500)

Shapiro, I. (2002). Training for racial equity and inclusion: A guide to selected programs. Washington, DC: The Aspen Institute.
(This guide provides a list of interview questions and checklists for identifying the best training program for your community. To get a copy, contact The Aspen Institute, Fulfillment Office, P.O. Box 222, 109 Houghton Lab Lane, Queenstown, MD 21658, phone: 410-820-5338, publications@aspeninstitute.org).

Wiliams, B.H. (Personal Communication). Information on the South Orange/Maplewood Coalition on Race in New Jersey.

Organizations:

Applied Research Center
3781 Broadway
Oakland, CA 94611
Phone: (510) 653-3415

Center for Third World Organizing
1218 E. 21st Street
Oakland, CA 94606
Phone: (510) 533-7583
Fax: (510) 533-0923

Southern Poverty Law Center
400 Washington Avenue
Montgomery, Alabama 36104
Phone: (334) 956-8200