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Sección 8. Ayudar a padres de familia a practicar la prevención con sus niños y jóvenes

Desde nuestra posición como trabajadores sociales y al servicio de la comunidad debemos pensar en la manera de lograr que las familias se mantengan saludables. Uno de los mayores desafíos que tienen que sobrellevar las familias para hacerlo es el de evitar que sus hijos se involucren en actividades peligrosas o riesgosas. Muchas familias luchan por mantener a sus hijos menores o adolescentes alejados de las drogas, los embarazos no deseados, el alcohol, el cigarrillo, perder demasiado peso, unirse a bandas peligrosas o cualquier otra actividad perjudicial.

Los padres aman profundamente a sus hijos y quieren lo mejor para ellos y desean conocer las estrategias de prevención para poder evitar el comportamiento riesgoso o peligroso antes de que se manifieste.

Nosotros podemos ayudar desde nuestra posición como formadores de comunidades. Podemos desarrollar programas de educación preventiva dentro de nuestras comunidades, que sean atractivos y accesibles para los padres. Podemos llegar a todas las familias pertenecientes a todos los segmentos de la comunidad. Estamos en condiciones de proporcionar apoyo y consejo.

Sin embargo y sin importar lo que hagamos, debemos comenzar por lo básico. Para lograr un acercamiento a los padres debemos aprender a comunicarnos  con ellos y a dialogar sobre temas delicados. Muchos padres necesitan informarse sobre la prevención, pero en general no saben dónde buscar la información. A veces los padres están “a la defensiva” con respecto a la situación de sus hijos o se sienten intimidados por los “profesionales”. Desde nuestra posición debemos pensar en cómo lograr que los padres superen esa desconfianza y sean receptivos para poder informarles sobre temas importantes.

Asimismo, debemos ayudar a los padres a comprender qué cosas pueden hacer para prevenir la conducta riesgosa en sus hijos. Por ejemplo, ¿qué pueden hacer los padres para que sus hijos recurran a ellos cuando necesiten hablar o requieran orientación? ¿De qué manera pueden los padres imponer límites beneficiosos a sus hijos? ¿Qué decirles a los hijos sobre las relaciones sexuales, las drogas, el alcohol o la violencia?

Si estamos involucrados en el crecimiento de la comunidad, podemos ayudar, y en esta sección explicaremos cómo y nos referiremos a lo siguiente:

  • Cómo comunicarnos con los padres sobre temas de prevención de manera efectiva.
  • Lo que pueden hacer los padres para prevenir el comportamiento riesgoso o peligroso en sus hijos.

En esta primera parte, hablaremos sobre cómo dialogar con los padres sobre temas delicados como la prevención. No importa cómo se aborde el tema de la prevención – ya sea como proyecto comunitario o como compromiso para la organización – la comunicación abierta con los padres será esencial para lograr los objetivos con éxito.

¿Cómo pueden los trabajadores comunitarios dialogar con los padres de familia acerca de la prevención?

Como trabajadores al servicio de la comunidad, deseamos ayudar a las familias. No obstante, en ocasiones, ayudar a las familias en materia de prevención no es tarea fácil. Muchas veces los padres están “cansados” de aquellos que desean ayudar y, a veces, con razón. En algunas ocasiones, los trabajadores sociales se acercan a los padres, generalmente con las mejores intenciones, con críticas inconscientes o brindando consejo cuando no es requerido.

Con el propósito de ayudar realmente a los padres y a las familias en el área de la prevención, debemos aprender a apreciar y a valorar a los padres, en vez de “corregirlos” todo el tiempo. Debemos comprender a qué se enfrentan y brindarles apoyo e información.

Cuando los padres aprenden a confiar en nosotros, aceptan la ayuda. ¡La necesitan!

Ser padres en la sociedad actual

Ser padres es una tarea difícil. Con familias numerosas, aunque no tan extensas como solían ser, los padres generalmente están solos y sin ayuda. Muchos tienen limitaciones financieras; algunos viven preocupados por no poder satisfacer las necesidades básicas de sus familias. Para peor, la sociedad generalmente culpa a los padres por no educar mejor a sus hijos, en lugar de darles los recursos para hacerlo.

Sin embargo, y a pesar de los muchos obstáculos que deben vencer, sabemos que los padres aman a sus hijos profundamente. Si le pedimos a cualquier padre que hable de sus hijos – si lo escuchamos atentamente  durante un rato,  nos daremos cuenta de que los hijos son su posesión más preciada.

Muchos padres desearían ser mejores. Los padres desean brindarles a sus hijos mucho más de lo que ellos tuvieron alguna vez. Para ellos, en general hay un vacío inmenso entre lo que desearían para sus hijos y lo que en realidad pueden darles, dadas las condiciones de vida actuales en nuestra sociedad.

Con todo ese deseo de ser mejores, junto con las críticas de la sociedad dirigidas a los padres, no sorprende que éstos se sientan mal consigo mismos y estén a la defensiva en lo que se refiere a su rol.

Por lo tanto, como trabajadores comunitarios debemos buscar la manera de ayudar a los padres, a pesar de ese sentimiento de  enojo y desconfianza que es generalmente un obstáculo. Debemos buscar maneras de comunicarnos que fortalezcan la confianza y les transmitan experiencia y conocimientos. A continuación leeremos sobre algunas sugerencias para lograr una efectiva comunicación con los padres.

¿Cómo dialogar con los padres sobre la prevención?

Ser respetuoso con los padres.

Es simple y esencial, pero fácil de olvidar. Debemos respetar a las personas para fortalecer la confianza y obtener información a cambio. Debemos convencernos de que los padres son inteligentes, amorosos, y que están motivados a ayudar a sus hijos. Si les damos la impresión de ser groseros o mantenemos un aire de superioridad, las personas no confiarán lo suficiente como para aceptar la ayuda.

Escuchar sin juzgar.

Saber escuchar es uno de los elementos más importantes durante el proceso de ganarse la confianza de las personas. Saber escuchar sin prejuicios es un arma poderosa. Los padres en general no tienen suficiente tiempo ni cuentan con el lugar adecuado para hablar sobre sus hijos. Si podemos escucharlos sin prejuicios, les estaremos brindando una alternativa importante para ayudarlos a reconocer los diferentes aspectos de la vida de sus hijos.

Las personas necesitan ser escuchadas antes de realmente poder incorporar la información que se les brinda. Muchas personas, pero en especial los padres, están tan preocupados por sus problemas que necesitan dialogar durante un rato para poder aclarar sus mentes lo suficiente como para procesar información nueva.

Durante una charla con padres habrá momentos emotivos. Si esto sucede, puede ser algo bueno. Es necesario dejar que las personas lloren al contar sus historias. El llanto puede ayudar a la sanación y brindarles un espacio para pensar acerca de  la situación con mayor claridad.

Valorar a los padres y la tarea que llevan a cabo.

Las palabras de aliento son siempre bien recibidas. Muy a menudo los padres dudan sobre sus cualidades como padres. Si se les habla sobre lo que realmente hacen bien con sus hijos, eso los ayudará. Toda observación sincera aligerará el peso que con frecuencia sienten las familias. Desde el punto de vista de los padres, decirles cualquier cantidad de cosas buenas sobre su rol y sobre sus hijos es poco.

Utilizar la experiencia de los padres como base para la labor de apoyo.

Desde el momento en que se comienza a dialogar con los padres sobre la prevención, se debe trabajar a partir de las experiencias de los padres. Es necesario averiguar qué es lo que saben sobre la prevención y preguntarles qué cosas les dan resultado con sus hijos. Por ejemplo, tal vez tengan en claro que cuando su hija adolescente llega del colegio, es mejor esperar una hora o dos antes de entablar un diálogo con ella, porque de esta manera, estará más comunicativa.

Los padres no siempre tienen todas las respuestas. Al igual que el resto de nosotros, cometen errores y a veces toman decisiones equivocadas. Sin embargo, ellos conocen muy bien a sus hijos. El hecho de brindarles más información en referencia a lo que ellos ya conocen sobre prevención,  hará que se sientan más comprometidos y seguros al adoptar las estrategias necesarias.

Ofrecerles  información precisa sobre la prevención.

Los padres exigen información confiable sobre la prevención. Desean aprender sobre las sustancias adictivas, las prácticas sexuales de riesgo y otros peligros.

Cuanta más información se les pueda brindar, mejor.

Recordar que menos es más. Por ejemplo, la información sobre las drogas es importante pero no se debe abrumar a los padres con demasiados hechos y estadísticas. En lugar de eso, se les pueden ofrecer estrategias que puedan poner en práctica. Por ejemplo, saber imponer límites a los niños puede ser mucho más útil para los padres que conocer detalles sobre el origen de cada droga.

Tampoco se les debe asustar sin necesidad. Estos temas ya son de por sí lo suficientemente preocupantes. Las personas no pueden pensar con claridad cuando están atemorizadas.

Facilitar reuniones entre padres de familia.

Reunir a los padres en una comida informal, un foro, una discusión o en un grupo de apoyo puede ser de mucha utilidad. La oportunidad de relajarse y charlar con otros padres, puede ayudar a superar el aislamiento en el que muchos se encuentran al enfrentar problemas similares. Uno se siente aliviado al saber que otras personas sufren el mismo problema.

Reunir a los padres puede ayudar a liberar las tensiones y levantar los ánimos.

Las reuniones consecutivas o los grupos de apoyo pueden ayudar a los padres en especial durante un período largo de tiempo. Dentro de los grupos de apoyo, las personas se reúnen regularmente para conversar sobre los problemas que acarrea la paternidad. En estos grupos se les brinda la oportunidad de hablar y de que sus historias sean escuchadas, mientras se dan tiempo para aclarar sus ideas. Después de un tiempo dentro del grupo, todos se sienten con confianza y seguridad para hablar abiertamente sobre sus dificultades.

Los grupos de apoyo pueden ayudar a los padres a acercarse más a sus hijos. Los padres necesitan descargar parte del estrés acumulado. Es más constructivo para los padres desahogarse de sus preocupaciones y enojos dentro del grupo de apoyo que con sus hijos.

Los grupos de apoyo les recuerdan a los padres cuánto aman a sus hijos y los ayuda a solucionar los problemas más difíciles. Estos grupos les brindan tranquilidad y apoyo para llevar adelante uno de los trabajos más complicados del mundo.

También se pueden organizar “parejas de apoyo”, en las que dos padres se brindan apoyo continuamente. Estas “parejas de apoyo” se reúnen una vez por semana y se turnan para hablar sobre su vida y sus hijos. Al igual que sucede en los grupos de apoyo, la confianza se fortalece con el tiempo, y los padres se muestran más predispuestos a hablar sobre las cuestiones clave de su vida y de su rol como padres  (en la lista de Recursos que aparece al final de esta sección se encuentra la sección:  “Escuchar a los padres”, de Patty Wipfler, la cual brinda mayor información sobre cómo funcionan las parejas de apoyo.

Alentar a los padres a abogar por sus hijos cuando sea necesario.

Existen muchas cosas que los padres pueden hacer para ayudar a sus hijos dentro del contexto de la familia, pero hay otros problemas que son responsabilidad de las instituciones. Por ejemplo, si un padre siente que su hijo no obtiene buenos resultados en la escuela debido a problemas raciales, este tema debe ser tratado desde la institución escolar, y no desde la casa.

Muchos padres temen acercarse a la escuela, a las juntas educativas o a otras instituciones para buscar soluciones a sus problemas. Tal vez no puedan o no tengan la confianza para hablar con el director o para asistir a la reunión del comité escolar. Los trabajadores comunitarios podemos alentar a los padres a dar a conocer sus opiniones. También se les puede invitar a participar en  programas de formación de liderazgo comunitario para capacitarlos sobre cómo abogar por sus hijos.

 Entonces, ahora que se está en condiciones de dialogar con los padres sobre temas delicados en forma efectiva. ¿Qué se les puede decir? ¿Cómo pueden los padres ayudar a sus hijos a mantenerse lejos de las drogas, el alcohol, la violencia y otras actividades peligrosas? ¿Qué información se les puede ofrecer a los padres? Sigamos leyendo y descubrámoslo.

¿Qué pueden hacer los padres para prevenir comportamientos riesgosos o peligrosos en sus hijos?

A continuación brindamos algunos lineamientos generales que los padres pueden utilizar para prevenir las conductas riesgosas o peligrosas en sus hijos menores y adolescentes.

  • Hablarles sobre valores y expectativas.
  • Mantenerlos informados.
  • Ayudarlos a tomar decisiones.
  • Buscar el apoyo necesario para usted.

Mantener una buena relación con los hijos menores y adolescentes.

En lo referente a la prevención, es primordial mantener una buena relación con los hijos. Los niños necesitan tener una relación de confianza con sus padres. Una relación sólida con sus padres hace una gran diferencia para los niños y los adolescentes que comienzan a explorar el mundo y buscan respuestas a las preguntas más difíciles. Esto no significa que nunca existan peleas o desacuerdos. Las relaciones familiares a menudo se complican, lo cual significa que los padres deben idear maneras de mantenerse en contacto con sus hijos y de crecer juntos. De esa manera, cuando surjan los problemas será más factible que los niños recurran a sus padres y no que se involucren en actividades peligrosas.

Es importante recordar que los niños desean estar cerca de sus padres. Tal vez no lo demuestren abiertamente, o no lo demuestren en absoluto, pero estar cerca de sus padres es lo que más desean en el mundo.

A continuación, hay algunas formas de mantenerse en contacto con los hijos menores y adolescentes:

Escuchar

Así como los padres necesitan a alguien que los escuche, también los niños necesitan ser escuchados. Escucharlos es una de las tareas más importantes que los padres pueden llevar a cabo para acercarse a sus hijos. Esto fortalece la confianza y los mantiene cerca.

Sin embargo, a veces no es fácil escuchar a nuestros hijos. Nuestra preocupación por ellos nos empuja a interrumpirlos o a aconsejarlos demasiado pronto. A veces nuestra ansiedad nos hace preguntar demasiado, en lugar de dejarlos que se expresen en el momento adecuado.

Los niños tampoco se comunican con palabras todo el tiempo. Frecuentemente se comunican a través de sus acciones, sus juegos y exteriorizando sus emociones. Los jóvenes necesitan que los escuchemos de cualquier forma que se expresen.

A veces los hijos necesitan jugar un juego tonto con sus padres para expresar lo que piensan. Otros niños necesitan estar un tiempo con sus padres o escuchar música antes de poder expresarse. Algunas veces un niño o un adolescente necesitan llorar durante un largo rato antes de poder expresar sus dificultades. Si escuchamos a los hijos en sus propios términos, se sentirán  más confiados y se acercarán para expresar sus necesidades, preguntas y problemas.

Valorar a los hijos

Los niños necesitan sentirse valorados como todos nosotros. Necesitan que constantemente se les recuerde que se comportan bien, que son buenos, que nos importan, que estamos muy felices de que sean nuestros hijos. Hasta el adolescente más indiferente agradece los cumplidos. A veces, un halago de sus padres es lo único bueno que el adolescente escuchará durante el día. La simple frase “Tengo tanta suerte de que seas mi hija” basta para convertir a un adolescente  malhumorado y solitario en uno feliz.

Jugar con los hijos

El juego con sus hijos es una excelente manera de conectarse con ellos. A los niños les encanta jugar con sus padres. El juego será muy diferente dependiendo de las edades, pero ayuda a fortalecer la confianza con los padres. Ya sea un juego de lanzamiento de discos o de cartas, un juego más rudo, un juego de muñecas o la simple lectura compartida de un libro, a los niños les gusta acercarse a sus padres por medio del juego.

A veces es difícil jugar con los niños. Estamos agotados. Sin embargo, si hacemos el esfuerzo de jugar con ellos aunque sea por un rato, ellos se darán cuenta y los vínculos se verán fortalecidos.

Establecer un “tiempo de calidad” a solas con ellos

Los padres estamos ocupados. Nunca tenemos el tiempo suficiente para dedicarles a  nuestros hijos. Constantemente sufrimos interrupciones y distracciones. Una excelente forma de crear vínculos es establecer un tiempo de calidad con nuestros hijos, asegurándonos de que no habrá interrupciones.

Todo esto podemos hacer dedicándoles desde diez minutos hasta una hora por semana a nuestros hijos:

Dedicarle un tiempo sin interrupciones con actividades que les gusten.

Seguirles el juego

Aunque no nos gusten las actividades propuestas por los niños, debemos intentar no negarnos a jugar. Por ejemplo, tal vez  no nos guste los video juegos; sin embargo, debemos tratar de hacerlo si es lo que nuestra hija prefiere hacer durante el tiempo compartido.

Disfrutar de su hijo completamente – enfocarse en las cosas que hace bien, no sólo en sus dificultades.

Ayudarlos a expresar sus emociones.

Los niños tienen emociones al igual que el resto de nosotros; es saludable que expresen sus emociones. Cuanto más se expresen, más cerca se sentirán de sus padres y más felices serán.

Los hijos demostrarán sus emociones en el momento menos esperado. A veces se enojarán después de un día divertido. O tal vez demostrarán sus emociones después de un momento especial de acercamiento con sus padres. Si eso sucede, está bien. Significa que se sienten lo suficientemente seguros como para demostrar por qué están enojados día tras día.

Las emociones no siempre son tristes. A veces un adolescente necesita de una buena carcajada para contar lo que le pasa. Un buen llanto puede muchas veces mejorar un estado de enojo.

Pero, ¿cómo enfrentar el enojo, que es la peor de las emociones? Recordemos que debajo de esa furia hay un adolescente asustado y solitario. Si nos acercamos a un adolescente enojado, en lugar de enviarlo a su cuarto, tal vez él se sincere y nos cuente lo asustado que está.

Ser afectuoso y demostrarles cuanto se les ama.

Para los niños, las demostraciones de afecto y amor son muy importantes. Como padres, a veces nos olvidamos de demostrarles a nuestros hijos cuánto los amamos. Sin embargo, los niños necesitan sentir nuestro amor a diario. Es muy probable que rechacen nuestras demostraciones de afecto, pero eso no significa que no les gusten.

No desanimarse si nos desconectamos temporalmente de nuestros hijos.

A veces nos desconectamos de nuestros hijos. El estrés de la vida diaria separa a los padres de sus hijos y dificulta las relaciones. Las palabras dichas con enojo pueden distanciarnos temporalmente y hacernos olvidar cuánto nos amamos.

Cuando esto suceda, no debemos olvidar que nuestros hijos esperan que nosotros nos rencontremos con ellos. Lo necesitan. Siempre se pueden restablecer los vínculos con ellos. Puede ser complicado pero es factible. Podemos tratar de hacer lo siguiente:

  • Hacer algo divertido y no hablar sobre temas complicados.
  • Buscar ayuda y atención para nosotros mismos, para comenzar nuevamente con una mejor disposición.
  • Perseguir a los hijos, de manera juguetona y pedirles que pasen algún tiempo con nosotros.
  • Jugar con ellos.
  • Resolver  los problemas cuando ambos estén de buen humor.

Si han estado distanciados durante un buen tiempo, la reconciliación puede tardar bastante. Si ése es el caso, no debemos desanimarnos. Al final, los esfuerzos harán la diferencia, aunque los resultados no se vean inmediatamente.

Tema especial: Cómo mantenerse cerca de los pre-adolescentes y adolescentes.

A veces es muy difícil mantenerse cerca de los pre-adolescentes y adolescentes. Ellos no muestran ningún interés en sus padres. En general, cuando se les pregunta, no cuentan qué les sucede.

Los adolescentes quieren acercarse a sus padres, pero no saben cómo. En lugar de jugar juegos de mesa o inventar juegos, tal vez solamente necesiten algo de compañía hasta que se sientan seguros para hablar. A veces, el hecho de compartir la habitación con ellos mientras hacen sus tareas o leen una revista, creará un ambiente apropiado para dialogar sobre cosas importantes. Tal vez comiencen contando que no son populares en la escuela o lo desagradable que es su maestra de álgebra. A veces, los adolescentes necesitan más tiempo con sus padres, no menos.

También es bueno pasar algo de tiempo con los adolescentes y sus amigos. Muchos adultos se alejan de los adolescentes. Tenemos miedo de que no quieran estar con nosotros o de que se rían de nosotros, Sin embargo, si uno juega de acuerdo con sus reglas, los adolescentes están de acuerdo en pasar algo de tiempo con los adultos. Tal vez nos hagan burla, y tal vez debamos hacerles muchas preguntas sobre su música – o cualquier otro tema de su interés. Si lo hacemos, confiarán más en nosotros. Tal vez hasta los amigos de nuestros hijos recurran a nosotros cuando necesiten hablar con alguien.

Conversar con los hijos sobre los valores y las expectativas para el futuro.

Transmitirles nuestros valores y poner el ejemplo.                                                   

Es bueno transmitirles a los hijos nuestros puntos de vista, creencias y valores morales. Desde pequeños, durante su adolescencia y aún después, los padres son un modelo para sus hijos, de lo que es correcto o incorrecto. Si les transmitimos nuestras ideas en forma clara, ellos estarán mejor preparados en su paso hacia la edad adulta.

Cuando les enseñemos valores, es necesario preguntarles qué piensan al respecto. Cuanto más apoyo se les brinde respecto de las cosas que no comprenden, más fuertes serán sus convicciones.

Claro que los niños observan constantemente a sus padres para ver si ellos hacen lo que dicen y lo que pregonan. Si señalan que nos hemos equivocado, no debemos enojarnos. Eso solo significa que esperan lo mejor de nosotros. Si tenemos problemas con alguna clase de adicción o vicio (y casi todas las personas tienen algún vicio, aunque sea el chocolate), debemos hablar abiertamente con nuestros hijos acerca de ello. Cuanto más honestos seamos sobre nuestros problemas, más extrovertidos serán nuestros hijos sobre los suyos.

Los niños y los adolescentes podrán seguir consejos con mayor facilidad si se les habla clara y específicamente sobre las drogas, el alcohol, el tabaco, el sexo, las bandas, etc. Por ejemplo, tal vez no sea suficientemente claro si les decimos que nunca consuman drogas, porque pueden pensar que el alcohol no es una droga.

Es necesario pensar cuidadosamente en cada tema y explicarlo con claridad. ¿Qué debería hacer nuestra hija si necesita que la lleven a casa después de una fiesta y todos han ingerido alcohol? ¿Pueden tomar algo de vino durante una cena familiar? ¿Pueden masticar tabaco, pero no fumar cigarrillos? Cuanto más específicas sean las explicaciones, mejor preparados estarán nuestros hijos para tomar la decisión correcta ante una situación confusa.

Conversar con los niños y adolescentes sobre las drogas, el alcohol, el cigarrillo, la pérdida excesiva de peso, el sexo sin protección, etc.

Los niños y los adolescentes necesitan información. Si en casa no se les da la información que necesitan, la obtendrán de fuentes mucho menos confiables – sus pares, la TV, las películas y otros medios que transmiten información errónea. Probablemente sea necesario que como padres, necesitemos informarnos sobre estos temas para poder hacerlo.

Al final de esta sección aparecen recursos que se puede utilizar. También hay un listado de organizaciones a las que puede contactar para encontrar los recursos apropiados para padres e hijos.

Se han escrito muchas guías y libros para enseñarles a los niños y a los adolescentes sobre las drogas, el alcohol y la prevención de la violencia. En el momento de elegir, se puede decidir asesorarse en la organización elegida o con el vendedor, si se ha hecho alguna investigación para corroborar que ese libro fuera realmente exitoso en la prevención de la violencia entre los niños y adolescentes.

La mejor manera de informar a los jóvenes es contestando sus preguntas. Si ellos no preguntan, debemos preguntar nosotros. Por ejemplo, les podemos preguntar si sus amigos tienen problemas con las drogas o el alcohol, las pandillas, etc. Debemos escucharlos antes de darles información. Recordemos que menos es más – hay que darles solamente la información necesaria, a menos que pidan más explicaciones.

Es necesario intentar ser razonable al dar información. Por ejemplo, podemos hablarles sobre hechos fehacientes con respecto a  las drogas. Si los amenazamos o asustamos sin necesidad, tal vez no vuelvan a confiar en nuestro juicio. Es difícil hablar en forma amena sobre un tema tan potencialmente peligroso; pero es más probable que los niños lo escuchen con atención, si se logra un ambiente relajado.

Ayudar a los hijos a tomar decisiones.

Promover la toma de decisiones importantes.

Todos deseamos que nuestros hijos sepan tomar las decisiones correctas durante toda su vida. Para evitar que se mezclen en actividades peligrosas, deben aprender a tomar decisiones con fundamento.

¿Cómo aprender a tomar estas decisiones? Una manera es darles oportunidades de tomar decisiones. Cuanto más practiquen bajo la orientación de sus padres, mejor criterio tendrán.

Por supuesto que no deseamos que nuestros hijos tomen decisiones sobre cosas que los puedan lastimar, aunque estén aprendiendo. Por lo tanto es beneficioso dejar que los  niños decidan sobre temas que no acarrearán efectos perjudiciales. Por ejemplo, tal vez podrían elegir a su niñera (de una lista ya aprobada por sus padres), decidir hacer alguna actividad después de la escuela o elegir su ropa (dentro del presupuesto familiar).

También pueden decidir sobre temas que les dejarán un aprendizaje. Por ejemplo, de vez en cuando se le puede permitir a un niño de seis años que coma todos los dulces que desee, para que sepa qué se siente al hacerlo. La consecuencia natural será un dolor de estómago, lo cual le enseñará una lección importante. O se le puede dejar a un hijo preadolescente que se quede despierto hasta la hora que desee un sábado por la noche.

Lo más importante es que permitamos que nuestros hijos tomen algunas decisiones, que estemos a su lado y los acompañemos. Por ejemplo, si deciden ver una película de terror, debemos quedarnos a su lado y conversar con ellos durante la película.

Mientras nuestros hijos deciden, debemos preguntarles qué piensan y cómo se sienten. Debemos ayudarlos a considerar los pros y los contras de su decisión. Tal vez ellos estén pensando en romper un noviazgo. Debemos escucharlos mientras se deciden y preguntarles: “¿Qué es lo que más te gusta de esta persona? o “¿Desconfías  de esta persona? Es necesario ayudarles a tomar la decisión por sí solos, en vez de hacerlo por ellos.

Algunas veces nuestros hijos tomarán decisiones erradas. En ese momento debemos intervenir e imponer límites o decidir por ellos.

Imponer límites razonables.

Algunas veces nuestros hijos son incapaces de tomar la decisión correcta. A veces no tienen la información o la experiencia necesarias para comprender que podría peligroso. Otras veces se niegan a colaborar o se comportan de manera perjudicial hacia su persona y hacia los demás.

Imponer límites nos ayuda a proteger a los hijos. También les demuestra que nos preocupamos por ellos  lo suficiente como para adoptar una postura firme y que no les permitiremos que hagan nada que los perjudique.

Al imponerles los límites no es aconsejable culparlos o atacarlos por sus dificultades. Se puede ser firme y cariñoso a la vez.

Algunas veces al establecer un límite puede surgir una discusión. A menudo esto es algo positivo. Los niños y los adolescentes necesitan enojarse de vez en cuando y sus padres son el blanco más seguro para demostrar un enojo de este  tipo. Los jóvenes necesitan un lugar donde demostrar lo mal que se sienten. En efecto, de acuerdo con la especialista en niños Patty Wipfler, “Cuando usted ha logrado una conexión sólida con su hijo, él se sentirá lo suficientemente seguro para contarle sobre todas las veces que se sintió herido, y usted siempre tendrá la culpa”. En otras palabras, si nuestros hijos se enojan con nosotros, eso no es necesariamente un indicio de nuestro fracaso como padres; puede ser la evidencia de que ellos confían en nosotros tanto como para demostrarnos sus mayores dificultades.

Asimismo, debemos imponer límites sensatos.  Si nuestro hijo adolescente no vuelve a casa a la hora acordada, debemos imponerle un límite que lo ayude a recordar. Podemos decirle, “Si te acuerdas de llamarme a las 9: 00 p.m. durante tres fines de semana seguidos, tendrás permiso de llegar a las 11:00 p.m. los fines de semana en vez de a las 10:00 p.m.”.

Mantener un entorno seguro para ellos.

Debemos evitar que los niños tomen una decisión perjudicial. Cuanto menor acceso tengan a las drogas y a alcohol, menores probabilidades habrá de que los consuman. De la misma manera en que mantenemos los medicamentos y los limpiadores tóxicos lejos de ellos cuando son pequeños, debemos mantener a los niños y a los adolescentes lejos del alcohol, los cigarrillos y las drogas.

Enseñarles a decir “No”.

Podemos ayudarles a nuestros hijos a decidir cómo negarse a consumir drogas, alcohol, tabaco, tener relaciones sexuales sin protección u otra actividad riesgosa cuando se sientan presionados. Debemos preguntarles si en alguna ocasión los han presionado para ingerir drogas, fumar cigarrillos o hacer algo que realmente no querían hacer. Es necesario animarlos a hablar sobre esa experiencia. 

También podemos dramatizar con ellos para que estén preparados para manejar situaciones difíciles. Por ejemplo, nosotros podemos representar a una persona que presiona a nuestro para que consuma drogas, mientras nuestro hijo practica qué hacer para manejar la situación. O cambiar de roles y  el adulto representa al hijo y el hijo, a la persona que lo está presionando. Ponerle un toque de humor a la situación puede ayudar a que un tema tan estresante se pueda sobrellevar de mejor manera.

Buscar la ayuda que usted necesite.

Puede que necesitemos apoyo para ayudar a nuestros hijos. Es difícil prestarles atención a los niños cuando uno está exhausto, preocupado y emocionalmente agotado. Debemos hacer lo que creamos necesario para sentirnos bien. Recordemos que también nosotros somos importantes.

Una forma de encontrar ayuda para es haciéndose parte de un grupo de apoyo o una pareja de apoyo. (Más arriba se encuentran las explicaciones). En los grupos de apoyo y en las parejas de apoyo se encontrará un lugar donde descargar el estrés causado por la paternidad; la paternidad será más sencilla y brindará un espacio para sentirse mejor.

Para resumir

Los niños son nuestro recurso más importante. No existe nada más importante que la salud y el bienestar de los niños dentro de nuestras comunidades. Para que los niños se mantengan saludables, las personas involucradas en el crecimiento de la comunidad, y los padres, necesitan trabajar juntos para evitar que los niños se involucren en actividades que sean peligrosas o que tengan consecuencias que afecten seriamente sus vidas en el futuro.

Si a usted le interesan los niños, involúcrese y haga la diferencia. Puede acercarse a los padres y ofrecerles su apoyo, respeto e información. Si usted es padre, puede buscar la información y el apoyo necesarios para ayudar a sus hijos. También puede comunicarse con otros padres y alentarlos, brindarles cariño e informarlos sobre como buscar ayuda.

Contributor 
Marya Axner

Recursos  impresos

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Wipfler, P. (1995). Supporting adolescents. Palo Alto, CA: The Parents Leadership Institute.

Organizations

Join Together (A national resource for communities fighting substance use and gun violence)
441 Stuart St
Boston, MA 02166
(617) 437-1500

National Clearinghouse for Alcohol and Drug Information (NCADI)
P.O. Box 2345
Rockville, MD 20852
1 (800) 729-6686
Substance Abuse and Mental Health Publications
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1 (800) 624-0100

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Pamela Haines, Editor