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Establecer la visión y misión

 

Visión general 

¿Qué queremos decir con este proceso?

Establecer la visión y misión es un proceso en conjunto para fijar la dirección y el enfoque de los esfuerzos del grupo. La participación en este proceso le ayuda al grupo a comenzar con el propósito en mente y a estar centrados en los resultados que se desean conseguir. La creación de una visión (una declaración del sueño y las condiciones ideales) y una misión (lo que se realiza y por qué) proporciona un lenguaje compartido y un propósito común para la acción indicada y la intervención.

Establecer la visión y misión es un proceso clave para ayudarle al grupo a evaluar, priorizar y planear para el cambio.

¿Cómo funciona?

Aclarar los intereses comunes de un grupo (su visión, misión, valores y principios) es un proceso queconstruye un fundamento sólido para el trabajo en conjunto. Esto permite al grupo describir por qué el esfuerzo importa y cómo encaja este dentro de un contexto más amplio. Este proceso se centra en crear un sentido de propósito común y una sinergia para unir a las personas en la dirección de sus metas. (Bergstrom, Clark, Hogue, Iyechad, Miller, Mullens, y otros, 1995).

Si bien los mecanismos funcionales no están completamente definidos, establecer la visión y misión compartidas podría ayudar a:

  • Generar objetivos comunes, apoyo y conciencia para el proyecto (Fawcett, Francisco, Paine-Andrews, y Schultz, 2000; Hogan & Murphey, 2002; Holder & Reynolds, 1997)
  • Definir lo que los grupos esperan lograr al comenzar con un propósito en mente(Hogan & Murphey, 2002; Shortell, y otros, 2002). Por contraste, muchas iniciativas bien intencionadas pero aisladas son emprendidas sin un marco para comprender su contribución a una visión para el cambio en general.
  • Generar y mantener la participación comunitaria. (Gottlieb, Brink, Gingiss, 1993; Kegler, Steckler, McLeroy, y Malek, 1998; Kumpfer, Turner, Hopkins, y Librett, 1993; Mattessich & Monsey, 1997; Rogers, Howard-Pitney, Feighery, Altman, Endres, y Roeseler, 1993)
  • Reducir las oposiciones y las agendas conflictivas. (Fawcett, 1999; Foster-Fishman, Berkowitz, Lounsbury, Jacobson, y Allen, 2001; Herman, Wolfson, y Foster,1993)
  • Identificar aliados (Johnston, Marmet, Coen, Fawcett, y Harris, 1996; Mattessich & Monsey, 1992) y,
  • Minimizar los costos de tiempo y las distraccionespara una acción adecuada. (Hogan & Murphey, 2002; Nezlek & Galano, 1993; Shortell, y otros, 2002). Primero identificando los resultados para después referirse a ellos regularmente cuando las situaciones pierdan el curso, así el esfuerzo se mantiene centrado y más vital. Orientar al grupo hacia una visión y misión compartidas en lugar de simplemente hacerlo hacia normas y regulaciones, ayuda a enfocarlo en los “resultados que todos buscamos”.

Además, renovaciones periódicas de la visión y misión, como por ejemplo, una revisión anual, podrían ayudar a una sociedad a adaptarse a los asuntos de comunidades emergentes y así crear oportunidades para dirigirlas (Bibeau, Howell, Rife, y Taylor, 1996).

Evidencia empírica y experimental

Varios estudios conjuntos sugieren la importancia de la participación comunal y el establecimiento de un enfoque específico para el proyecto. Por ejemplo, en un estudio efectuado en 10 coaliciones locales del proyecto ASSIST de Carolina del Norte que se enfocaban en la prevención del fumado, los investigadores determinaron que el proceso de articulación de una visión para la coalición era un factor importante asociado con la implementación del proyecto. Los investigadores condujeron entrevistas, efectuaron observaciones y analizaron documentos y encuestas de miembros tanto del equipo de trabajo como de la coalición. Los datos indican que las coaliciones que contaban con una misión específica alcanzaban niveles más altos de implementación que aquellas que carecían de una visión local (por ejemplo, menos de 5 actividades comparadas con más de 10 actividades de prevención por año). En contraste, las coaliciones que estaban a cargo de un equipo cuyos miembros no parecían compartir una visión determinada, generalmente presentaban únicamente niveles medios de implementación. Por otra parte, las coaliciones a cargo de equipos organizados a nivel estatal para la dirección y el liderazgo presentaron los menores niveles de implementación. (Kegler, Steckler, Malek & McLeroy, 1998).

De modo similar, las iniciativas que definen un enfoque claro y específico (por ejemplo, incrementar el alcance las campañas de vacunación infantil) traen consigo índices de cambio mucho más altos que aquellos esfuerzos aislados que carecen de una misión específica (Fawcett, Francisco, Paine-Andrews & Schultz, 2000). Por ejemplo, los resultados de un estudio comparativo efectuado en cinco coaliciones de Massachusetts demuestran que las asociaciones cooperativas que cuentan con un objetivo específico (por ejemplo, reducir el número de embarazos en la adolescencia) posibilitan índices de cambio en la comunidad entre cinco y seis veces más altos que aquellas iniciativas sin un objetivo definido. (Francisco, Fawcet, Wolff & Foster, datos inéditos).

Además, múltiples estudios de iniciativas que carecen de una orientación definida dirigidas por la comunidad sugieren la necesidad de un enfoque de este género. Por ejemplo, entre 1987 y 1992, la Fundación Familia Kaiser creó 22 proyectos con el fin de efectuar movilizaciones masivas de comunidades para la promoción de la salud y de medidas preventivas contra el abuso de sustancias, el embarazo en la adolescencia, enfermedades cardiacas y cáncer (Wagner et al., 1991). Luego de cinco años de efectuar diversas actividades para tratar de alcanzar objetivos tan diversos, los resultados arrojados por las investigaciones no proveen evidencia suficiente para confirmar que las mediaciones resulten en cambios positivos. (Shortell, 2000; Wagner et al., 2000) Lo anterior quizás se deba a que la visión y la misión pueden haber sido demasiado amplias como para dar lugar a cambios específicos en el comportamiento u originar resultados en la salud(ver Shortell). En consecuencia, los intentos de las comunidades por alcanzar las metas propuestas en tantas áreas pueden haber tenido como resultado intervenciones aisladas que no hicieron posible la obtención de resultados de nivel poblacional. Por lo tanto, las investigaciones sugieren que establecer e incluir una visión y misión compartidas resulta de gran valor como parte de un memorándum de colaboración para el mejoramiento del proyecto (Fawcett, Francisco, Paine-Andrews & Schultz, 2000).

Implicaciones para la investigación y la práctica

Actualmente, mucha de la información disponible acerca del establecimiento de una visión y misión no emplea explícitamente o prueba este proceso y sus efectos en la mejora y el cambio comunitarios. Aunque este proceso ha sido identificado en varios informes empíricos y experimentales como un ingrediente fundamental para promover el cambio, existe una necesidad de más evaluaciones sistemáticas en sus efectos. Dicha investigación proporcionaría un mejor entendimiento de los factores que les permiten a las comunidades agruparse y tratar problemas y objetivos compartidos.

Algunas preguntas claves para una investigación más a fondo incluyen: (a) ¿qué tipo de actividades de asistencia técnica son efectivas para ayudarle a un grupo a aclarar su visión y misión? (b) ¿cómo se pueden orientar las declaraciones de la misión para tratar las necesidades de subgrupos específicos que pueden presentar diferencias culturales o de otro contexto? Y (c) ¿bajo qué condiciones el establecimiento de una visión y misión promueven el cambio comunitario; por ejemplo, actividades de proyecto que no pueden ser guiadas por expresiones de valor y propósito?

Recomendaciones generales para la práctica

Basado en estudio y experiencia, recomendamos fuertemente Establecer la visión y misión como un proceso clave para promover el cambio y mejoramiento en la comunidad.