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Documentar el progreso y usar retroalimentación

 

Visión general 

¿Qué queremos decir con este proceso?

Documentar el progreso y usar la retroalimentación es un proceso de recolección y uso de la “información como energizante” ( Hogan & Murphey, 2002). Cuando los grupos se involucran en este proceso, ellos miden, comunican y utilizan indicadores iniciales e indicadores en progreso valorar y mejorar una iniciativa (contrario a esperar hasta que la intervención haya acabado para evaluar los cambios). Los indicadores de resultados a largo plazo no son muy útiles para guiar y ajustar actividades diarias porque estos pueden tardar muchos años para cambiar los resultados a nivel de la población. Este proceso ayuda a que grupos se involucren en una comunicación temprana y constante sobre objetivos, sus proyectos de teoría de cambio, logros y sus actuales contribuciones y potenciales para hacer la diferencia. La participación en este proceso puede ayudar a iniciativas para identificar y “vender” éxitos que puedan ayudar en “Mantener el trabajo”.

Documentar el progreso y usar la retroalimentación es un proceso clave para ayudarle al grupo a evaluar, priorizar y planear para el cambio.

¿Cómo funciona?

Las iniciativas comunitarias soncomplejas y dinámicas, y presentan constantes oportunidades para una "orientación hacia el aprendizaje continuo" (Foster-Fishman, Berkowitz, Lounsbury, Jacobson, & Allen, 2001). Conforme su trabajo se desarrolla, los participantes a menudo se adaptan a las condiciones cambiantes, dialogan acerca de los problemas, buscan información, y se capacitan para mejorar su intervención. Al participar en un proceso de Progreso de documentar el progreso y usar la retroalimentación, las iniciativas comunitarias consistentemente buscany responden a la información y la evaluación de la información (por ejemplo, más resultados intermedios o consecuencias del programa) para mejorar su funcionamiento e impacto. Este enfoque de documentación de los resultados más intermedios puede ayudar a 1) documentar el progreso (por ejemplo, en las comunidades y los cambios en los sistemas), 2) celebrar logros, c) identificar las barreras para el progreso, d) y redireccionar esfuerzos hacia actividades potencialmente más efectivas (Fawcett et al., 1996; Francisco, Paine, & Fawcett, 1993).

A pesar de que los mecanismos funcionales no han sido explícitamente probados, documentar el progreso y usar la retroalimentación puede ayudar a los grupos a:

  • Aumentar la participación de los grupos afectados y las partes interesadasen todos los aspectos del proceso de investigacióny acción participativa.(Boothroyd, Fawcett, & Foster-Fishman, 2004; Fawcett, Boothroyd, Schultz, Francisco, Carson, & Bremby, 2003; Green, XXX; Minkler & Wallerstein, 2003; Whyte, XXXX).
  • Mejorar el desempeño de una agrupación ayudando a identificar y proporcionar una retroalimentación en lo que está (o no está) funcionando (Goodman, Wandersman, Chinman, Imm, & Morrissey, 1996; Rowe, 1997).
  • Dotar de características y mejorar la ejecución del programa para optimizar los efectos (Shaw, Rosati, Salzman, Coles, & McGeary, 1997).
  • Vencer los obstáculos que puedan surgir, promover la responsabilidad y lograr las metas propuestas (Foster-Fishman, Berkowitz, Lounsbury, Jacobson, & Allen, 2001).
  • Utilizar puntos de referencia específicos para el progreso (según lo indicado porlos planes de acción y evaluación) con el propósito de asumir la responsabilidad por la teoría de cambio de la agrupación, y al mismo tiempo con el compromiso de cambio de la comunidad (Ploeg et al., 1996; Roussos & Fawcett, 2000). Este proceso puede ayudar a aclarar la teoría de la agrupación o el modelo lógico de acción, y comunicar información relacionada con el dinámico proceso en la realización del cambio (Roussos & Fawcett, 2000). Ver desarrollo de un marco o modelo de cambio. También, esto puede ayudar a los grupos a evitar el “almacenamiento de información”, y en su lugar puede ayudar a enfocarse, sin tratar de abarcarlo todo, en la reflexión crítica y en la realización de esfuerzos relevantes. (Hogan & Murphey, 2002).
  • Caracterizar, analizar, y darle sentido a las usuales contribuciones dinámicas de una iniciativa dirigidas a problemas complejos o metas. (Fawcett, Boothroyd, Schultz, Francisco, Carson, & Bremby, 2003; Fawcett, Schultz, Carson, Renault, & Francisco, 2003; Paine-Andrews et al., 2002). De esta forma, el proceso puede también optimizar la capacidad y preparación de comunidades para cambiar ambientes y mejorar los resultados a nivel de población.
  • Cambiar el enfoque de estrategias de cambio de comportamiento de menor intensidad (por ejemplo, brindando información para crear conciencia entre los individuos) por estrategias de cambio de comportamiento de mayor intensidad (por ejemplo, políticas de cambio) que apunten al cambio de un ambiente más amplio (Florin, Mitchell, & Stevenson, 1993; Merzel & D’Affliti, 2003)
  • Promover la credibilidad de la iniciativa y justificar sostenibilidad mediante los logros y el registro de “victorias rápidas” o metas intermedias (Roussos & Fawcett, 2000; Foster-Fishman, Berkowitz, Lounsbury, Jacobson, & Allen, 2001).
  • Estimar la exposición o medida que podría ayudar a diferenciar entre el fallo de “intervención” (“esta intervención no funciona”) y el fallo de “implementación” (“esta intervención no está siendo implementada tal como nosotros o investigaciones previas habían sugerido”) (Shortell et al., 2002; Sorensen, Emmons, Hunt, & Johnston, 1998; Kreuter, Lezin, & Young, 2000).
  • Evaluaciones acumulativas al final del financiamiento de una intervención comunitaria usualmente indican impactos modestos debido a debilidades en la ejecución tales como duración limitada, intensidad, insuficiente alcance de las actividades, e inadecuada penetración en las comunidades (Merzel & D'Affliti, 2003). De la misma forma, el proceso regular del documentar el progreso y usar la retroalimentación puede permitirles a los colaboradores revisar regularmente lo que están haciendo, lo que significa, y cómo se pueden ajustar para mejorar – en lugar de concluir al final, luego de la revisión, que sus actividades fueron insuficientes.

Evidencia empírica y experimental

Una iniciativa no es capaz de medir su grado de implementación o su impacto sin los criterios y los datos para su documentación, análisis y evaluación. En gran medida, este tipo de análisis habitual es vital con el fin de tomar acciones correctivas o adaptativas. Por ejemplo, en una prueba aleatoria del COMMIT con el fin de cesar el consumo de tabaco en 22 comunidades, los comportamientos de los fumadores habituales, la población meta primordial, no cambiaron (COMMIT Research Group, 1995a, 1995b). Luego del análisis de datos en la finalización del proyecto, los lugares en donde se realizó la intervención reportaron como resultado un nivel promedio en la implementación del proyecto solamente de 37% (por ejemplo, implementación de talleres para dejar el cigarrillo o políticas para ambientes libres de humo).De forma similar, otros datos de la evaluación acumulativa del análisis del proyecto indicaron repetidamente que los participantes informaron haber sido expuestosa actividades de intervención, las cuales reflejaron estrategias menos intensivas de cambio de conducta. Por ejemplo, en el Programa de Salud del Corazón de Pawtucket, el 55% de los participantes de éste informaron recibir solamente servicios de detección, mientras solo el 10% de la población de la ciudad participó en programas de ejercicio en los siete años de duración de proyecto (Elder et al., 1986). En el Programa de Salud del Corazón de Minnesota, 60% de los adultos participaron en servicios de detección, 87%informó haber conocido los mensajes de salud en los medios de comunicación, sin embargo, solo el 4,1% de los fumadores participó en programas para abandonar el fumado (Lando et al., 1995). De otra forma, tanto la documentación previa como la actual y la retroalimentación relativa al alcance y penetración de los componentes de intervención pudieron haber sugerido la necesidad de mejorar la calidad e intensidad de las intervenciones necesarias para cambiar conductas complejas como las del fumado en exceso.

De igual forma, la Iniciativa de defensa movilizó los grupos de trabajo conformados por ciudadanos alrededor de una intervención ampliamente definida y orientada hacia la comunidad, enfocada en la prevención del consumo del alcohol y otras drogas (Saxe et al., 1997). Las comunidades tuvieron gran libertad para implementar programas, políticas y prácticas con el fin de obtener resultados. Las evaluaciones acumulativas indicaron que, después de diez años, los sitios en donde se habían implementado la intervención no fueron significativamente diferentes de las comparaciones correspondientes a comunidades, usando entre otros indicadores el uso del alcohol durante 30 días, y la ingesta de alcohol por períodos prolongados (Hallfors et al., 2002). Al final del proyecto, los expertos en el campo, en un intento por describir la dosis de la intervención, asignaron una calificación a la implementación basada en la fuerza relativa de la implementación de la estrategia por cada sitio (por ejemplo, en una escala que va de cero que indica ninguna actividad a 5 que indica una extensa actividad). A través de 14 comunidades, los resultados promedio de la implementación oscilaron entre 1,1 y 3,9. La mayoría de sitios tuvieron resultados mínimos (2 o menos) en el uso de prácticas como reducir el acceso de los jóvenes al tabaco y el alcohol. La estrategia más utilizada a través de todos los sitios fue la información al público, una de las estrategias más débiles para cambiar la conducta. Una mayor retroalimentación regular relativaa la intensidad de la ejecución de la intervención,podría haber provocado que los sitios se ajustaran a estrategias de programa más efectivas.

Por otra parte, las comunidades de Kansas en la Iniciativa Escuela-Comunidad para la Reducción de los Riesgos Sexuales participaron en una evaluación exhaustiva y continua. Los lugares de implementación dieron seguimiento a los cambios de la comunidad- programas nuevos o modificados, políticas y prácticas – como un sistema de medición que refleja condiciones cambiantes en el ambiente que apoyan un sustancial cambio en el comportamiento y subsecuentes resultados a nivel de población. Mensualmente, los sitios documentaron y reflejaron(a) la cantidad (numero reportado), (b) la intensidad (el uso de las estrategias para el cambio de comportamiento en lugar de solamente proveer información) (c) la duración (duración de tiempo en operación), y (d) la penetración (ejecución a través de diferentes sectores y áreas geográficas) A diferencia de previas iniciativas comunales, los investigadores pudieron establecer una conexión entre estos resultados intermedios y los índices de nacimiento. Los resultados indicaron que los índices de nacimiento decrecieron en el área bajo investigación A pero no en el área B. La intervención fue más intensa y exhaustiva en términos de atención a los componentes del programa, factores de riesgo, y distribución por sector en el área objeto A versus el área objeto B (Paine Andrews et al., 2002).

En general, el estudio de las iniciativas comunitarias, especialmente una medición sistemática de sus complejas y dinámicas intervenciones y resultados intermedios, pueden ayudar a un mejor entendimiento de su efectividad. El proceso de documentar el progreso y usar la retroalimentación pueden ayudar a distinguir desde fallos en la intervención hasta fallos en la implementación con frecuencia llamados error tipo 3, (Cook and Campbell ,1979). Sin datos en la implementación de la intervención y resultados intermedios, es difícil establecer una relación entre una intervención y los efectos reportados. Asimismo, ante la no existencia de resultados, puede ser poco claro si el estudio diseñado no fue el apropiado, la implementación fue defectuosa o un gran sector de la población fue alcanzado por una débil intervención. (Boothroyd, Fawcett, & Foster-Fishman, 2003).

Implicaciones para la investigación y la práctica

En la actualidad, mucha de la información disponible en documentar el progreso y usar la retroalimentación no manipula o evalúa explícitamente este proceso y sus efectos en el cambio y mejoramiento de la comunidad. A pesar de que este proceso ha sido identificado en distintas investigaciones empíricas y prácticas como un ingrediente clave para propiciar el cambio, hay una necesidad de examinar sus efectos con más evaluaciones sistemáticas. Tal investigación proveería un mayor entendimiento de los factores que permiten a las comunidades unirse y atender problemas y objetivos en común.

Algunas preguntas básicas para la investigación incluyen: (a) ¿Cuál es la dosis más efectiva de la intervención de una comunidad (por ejemplo: duración , penetración , exposición)? (b) ¿Cómo podrían las interacciones entre la dosis de la intervención y las características de la población afectar el planeamiento e implementación del programa? (c) ¿Cuáles métodos cuantitativos y cualitativos tratan de mejor forma las preguntas e intereses de las partes interesadas? (d) ¿Cómo, por quien y bajo qué circunstancias es la información transmitida de la mejor manera para asegurar un impacto máximo? (e) y ¿Cómo podemos medir y analizar la forma en que los componentes de la intervención contribuyen con las mejores prácticas de prevención?

Recomendaciones generales para la práctica 

Basado en estudio y experiencia, recomendamos fuertemente definiendo documentar el progreso y usar la retroalimentación como un proceso clave para promover el cambio y mejoramiento en la comunidad.