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Sección 1. Cómo realizar una investigación: Una visión general

  • ¿Qué significa realizar una investigación?

  • ¿Por qué realizar investigaciones con propósitos de abogacía?

  • ¿Cuándo realizar investigaciones con propósitos de abogacía?

  • ¿Cómo realizar una investigación?

Existe todo tipo de actividades de defensa o abogacía imaginable. El propósito de un defensor puede ser alertar sobre un asunto determinado, ocuparse de las necesidades de un segmento particular de la comunidad, proteger a los ciudadanos de perjuicios físicos o económicos, contener una enfermedad antes de que se convierta en una epidemia en el área, evidenciar y derrocar a un político corrupto, entre otros. Una organización puede estar interesada en los servicios sociales o médicos, la educación, el medio ambiente, el desarrollo económico, los problemas políticos, los derechos humanos o el bienestar físico, social y económico en general de la comunidad. Puede también procurar influenciar a legisladores y otros políticos para responsabilizar a algunos funcionarios y corporaciones por sus acciones, para cambiar métodos y comportamientos de las agencias de salud y servicios sociales o para mejorar la competencia y el respeto por la diversidad cultural en los integrantes de la comunidad.

  • Independientemente de en qué asunto se enfoque el esfuerzo, se necesita información antes de hacer cualquier cosa. ¿Cuántas personas en la comunidad no tienen seguro médico? ¿Qué exactamente está vertiendo en el río determinada compañía y qué efectos tiene esto? ¿Cómo saber si el programa subvencionado con el que se quiere continuar ha sido efectivo? ¿De dónde se va a conseguir el material para la hoja informativa que se necesita para la audiencia pública del viernes?
  • Para persuadir a legisladores y otros funcionarios a modificar leyes y políticas, para propiciar una investigación oficial o para influir en la opinión pública, se necesita información. Para obtenerla, casi indudablemente se tienen que realizar investigaciones. Eso podría significar cualquier cosa desde revisar montañas de documentos en los estantes de la biblioteca hasta tomar fotos y hablar con testigos. Cierta parte de la búsqueda puede ser tediosa y cierta parte, apasionante; sin embargo, toda ella requiere trabajo.

¿Qué significa realizar una investigación?

La palabra “investigación” normalmente evoca imágenes de una persona sentada en una biblioteca volviéndose bizca con un libro de letras pequeñísimas; o en un laboratorio químico, merodeando un vaso de precipitado con un líquido extraño.

  • No debemos dejar que estas imágenes nos asusten. La investigación significa realizar ciertas labores para hallar la respuesta a una pregunta. Dicha respuesta puede ser relativamente simple: ¿Qué porcentaje de personas que visitan la clínica comunitaria no tienen otra manera de recibir atención médica? También podría tratarse de una pregunta extremadamente compleja: ¿Cuál es la forma más efectiva de proporcionar seguro médico a personas de la clase trabajadora que no cuentan con él en la comunidad?

Diferentes tipos de preguntas requieren distintos tipos de respuestas y diferentes tipos de respuestas requieren distintos tipos de investigación para revelarlas. Saber qué se necesita es el primer paso.

  • Si la respuesta que se busca es un dato conocido (¿Cuál es la composición química de cierta sustancia? ¿Qué efecto tiene en los humanos? ), entonces, probablemente se pueda hallarla en libros o artículos en la biblioteca o consultando a un experto.
  • Si se busca información de respaldo para labores de abogacía referentes a una intervención en particular (¿Cuán efectivo es cierto programa de promoción de la salud? ¿Por qué usar este método en vez de aquel otro? ¿Por qué prohibir cierta sustancia en los alimentos? ), entonces, quizá se tenga que realizar algún estudio o revisar archivos existentes.
  • Si se procura encontrar datos que ayudarán a convencer a legisladores de actuar en determinada dirección (¿Cuántas personas en la comunidad tienen trabajo, pero no seguro médico?), se podría tener que recurrir a los archivos municipales o analizar información de censos.
  • Si se busca evidencia de acciones dañinas o ilegales por parte de una corporación o agencia gubernamental (¿Está esa fábrica vertiendo nuevamente desechos directamente al río? ¿Por qué la entidad reguladora no está haciendo nada al respecto?), se podría tener que hacer un poco de trabajo detectivesco: revisar documentos, tomar fotografías, analizar muestras del agua del río, hablar con empleados, etc.

La investigación incluye todos estos métodos y más. Qué tipo de investigación se debe realizar depende de qué y qué tipo de información se necesita.

¿Por qué realizar investigaciones con propósitos de abogacía?

Las ventajas de cualquier causa por la que estemos luchando pueden parecernos obvias, pero eso no significa que lo serán para otros. Tenemos que demostrarles que nuestras ideas beneficiarán significativamente a la comunidad. La investigación puede contribuir a este objetivo de varias maneras:

  • La investigación le da legitimidad a las labores de abogacía. Ésta le añade datos y estadísticas a nuestras ideas y pasión. Estos dos últimos elementos son importantes, pero no convencerán a mucha gente que no está de acuerdo con nosotros. La evidencia concreta sí lo hará.
  • La investigación brinda nueva información para justificar el caso. Normalmente, la investigación se vuelve un fuerte aliado del cual no sabíamos. También ayuda a determinar cuánto financiamiento se necesita, aproximadamente cuánto tiempo tomará ver resultados y las consecuencias de no hacer nada.
  • La investigación muestra cómo abordar el asunto con más probabilidades de éxito. (Como este punto lo indica, la investigación probablemente cumplirá varios propósitos. Podría contribuir a planificar y diseñar la iniciativa así como abogar por ella). Como defensores, necesitamos saber exactamente por qué causa luchamos. ¿Qué han hecho otros que ha funcionado? ¿Qué afecta el asunto en una situación experimental? Las respuestas a estas y otras preguntas similares nos pondrán en una posición para escoger y defender estrategias con probabilidades de ser efectivas.
  • La investigación puede proporcionar anécdotas y ejemplos para usar. Aunque las estadísticas son más convincentes en algunas situaciones, un ejemplo de la vida real es generalmente más poderoso, ya que hace el asunto inminente e innegable. Una anécdota no comprueba un caso, pero puede facilitar que la gente entienda exactamente de qué se trata el problema. Escuchar la historia de alguien hace a la gente pensar “podría ser yo” y les da a los políticos una manera de explicar a sus electores por qué favorecen determinada política o ley.
  • La investigación puede confirmar lo que ya se sabe con certeza. Podemos “saber” que tenemos razón acerca de un asunto particular, pero da mayor seguridad poder decir que todos los expertos en el área concuerdan con nosotros o que los estudios han demostrado que la causa por la que abogamos funciona muy bien.
  • La investigación permite presentar evidencias de la relación costo-ventajas. Si el 85% de los reos liberados vuelve a la cárcel; y si cuesta $65.000 dólares al año mantener a una persona en la cárcel; y si un programa de reintegración social que ayuda a alejar de la cárcel al  85% de ellos cuesta $20.000 – saquemos las cuentas. Los programas de prevención suenan costosos, pero en realidad ayudan a ahorrar a los contribuyentes un promedio de $28.500 dólares al año por reo. La investigación puede indicar los costos de ambas alternativas y su grado de efectividad al evitar que las personas vuelvan a la cárcel.

los reos liberados vuelve a la cárcel; y si cuesta $65.000 dólares al año mantener a una persona en la cárcel; y si un programa de reintegración social que ayuda a alejar de la cárcel al 85% de ellos cuesta $20.000 – saquemos las cuentas. Los programas de prevención suenan costosos, pero en realidad ayudan a ahorrar a los contribuyentes un promedio de $28.500 dólares al año por reo. La investigación puede indicar los costos de ambas alternativas y su grado de efectividad al evitar que las personas vuelvan a la cárcel.

Si se empieza con 100 reos liberados y se estima que 85 de ellos vuelve a la cárcel, costará $5.525.000 (85 x $65.000) anualmente mantener a esos 85. Si los mismos 100 ex-reos participan en el programa alternativo, el costo será de $1.700.000 (85 x $20.000) por los 85 que son exitosos, y $975.000 (15 x $65.000) por los 15 que vuelven a prisión, por un total de $2.675.000. La diferencia entre $5.525.000 y $2.675.000 es $2.850.000, dividida entre 100 personas rinde un total de $28.500 por persona, el ahorro al usar el programa alternativo.

Y eso es únicamente durante el primer año, y dependerá de cuánto tiempo dure el programa de reintegración: Una vez que el programa concluye, los 85 que no volvieron a la cárcel no le cuestan nada al público. De hecho, probablemente ya estén trabajando y pagando impuestos. Los contribuyentes sólo pagan los gastos de los 15 que siguen encarcelados.

  • La investigación da credibilidad a los esfuerzos. Si realizamos bien la investigación, esto identifica al grupo como defensores serios que hacen el trabajo preliminar antes de tratar de persuadir a la gente de su postura. Esto contribuirá a que la gente esté más dispuesta a escuchar y a creer en lo que les decimos.
  • La investigación puede frenar la oposición. Si hemos realizado la investigación concienzudamente, no exclusivamente desde la postura propia, sino también desde la de la oposición, tendremos la información para refutar acusaciones y responder preguntas, y ya sea rebatir sus argumentos o proveer evidencias razonables y lógicas acerca de la sensatez de nuestra postura en comparación con la de ellos.
  • La investigación nos ubica como expertos en el asunto. Si se sabe que somos los que tenemos las respuestas correctas, la gente (legisladores y otros funcionarios, grupos interesados, el público en general) recurrirán a nosotros con sus preguntas e inquietudes. Cuando somos reconocidos como autoridad, nuestros esfuerzos de abogacía se vuelven infinitamente más poderosos.

¿Cuándo realizar investigaciones con propósitos de abogacía?

Cualquier labor de abogacía requiere cierta cantidad de investigación básica, pero existen ocasiones cuando resulta particularmente valioso hacerla:

Cuando se intenta que se apruebe una ley.

En este caso se necesita investigación debido a dos razones:

  • Para demostrar la necesidad de las reformas. EN EE.UU., la financiación federal para el SIDA aumentó cuando los activistas demostraron que la enfermedad había alcanzado niveles epidémicos y que no sólo afectaba a hombres homosexuales sino también a otros segmentos de la población. De manera similar, en Massachusetts los defensores de la alfabetización adulta obtuvieron un mayor compromiso respecto de este tema y un incremento de fondos cuando les presentaron a los políticos una lista de 13.000 personas del estado en listas de espera para participar en programas de alfabetización.
  • Para mostrar el respaldo público de una reforma propuesta. Cuando los legisladores saben que sus electores quieren que voten por una propuesta de ley o que resuelvan un asunto particular, generalmente lo hacen, especialmente en un año de comicios. Si podemos demostrar (con encuestas, entrevistas u otros medios) que el público respalda la iniciativa, esto nos coloca en una posición más fuerte.

Cuando se pretende que la comunidad se interese en un asunto que necesita atención.

Generalmente, el tipo de investigación necesaria en este punto es estadística. ¿Qué porcentaje de adolescentes en la comunidad abandona el colegio y cómo se compara con el de otras comunidades similares? ¿Hubo un incremento de personas sin hogar durante el año pasado o los últimos años? ¿Hay más familias sin techo que en el pasado? ¿Ha aumentado la violencia juvenil en la comunidad, y si es así, quiénes son las víctimas? Aquí las cifras son necesarias, para que las personas vean las tendencias en asuntos de importancia para la comunidad.

¿Los números mienten?

Mark Twain (un famoso escritor estadounidense del siglo XIX) dijo que “existen las mentiras, las mentiras insoportables y las estadísticas”. Con eso, quiso decir que se puede hacer que las mismas estadísticas parezcan significar cosas distintas cuando son manipuladas de manera diferente. Si, por ejemplo, ha habido un incremento de personas sin techo, un grupo puede afirmarlo y dejar el tema ahí, mientras que otro puede señalar que en efecto, el incremento alcanzó sus niveles máximos hace tres años, pero que ha ido disminuyendo desde entonces. Quizá no se haya reducido al punto en el que estaba hace cinco años, pero se enfila en esa dirección. Por tanto, dos grupos, usando las mismas estadísticas, pueden llegar a conclusiones distintas: que el incremento del número de personas sin techo presenta un problema o que éste está disminuyendo y no es un problema.

Un oponente inteligente (si tenemos oponentes, siempre debemos asumir que son por lo menos tan inteligentes como nosotros) podría destrozar nuestros argumentos si no somos cautelosos en usar las cifras encontradas. La investigación tiene que hacerse de manera impecable (siempre asegurarnos de que la información que parece probar nuestras ideas en realidad lo hace, de no caer en exageraciones para validar nuestro punto y de prestar atención a cualquier cosa que parezca indicar lo contrario).

Nunca se debe discutir las cifras de quién son las “correctas”. Las nuestras siempre deben serlo, porque las hemos verificado y analizado cuidadosamente y sabemos lo que realmente significan. Si los adversarios no están de acuerdo con lo que defendemos, podemos re-enmarcar el tema (presentarlo de manera diferente o reformular el problema que presenta). En el caso de las personas sin techo, por ejemplo, se podría argüir que ya sea que esté en aumento o descenso, es un problema serio que la comunidad debe afrontar: “Una persona sin techo en nuestra comunidad significa que no estamos haciendo lo que deberíamos. Incluso una persona es demasiado y tenemos 450”.

Si nuestra investigación en realidad demuestra que estamos completamente equivocados, tenemos que re-reflexionar acerca del asunto. Independientemente de cuánto podamos “saber” visceralmente que estamos en lo correcto, si la evidencia indica lo contrario, tenemos que admitirlo y asimilarlo.

Cuando programas, servicios o grupos enteros importantes se ven atacados.

Algunos ejemplos de EE.UU. a modo de ilustración:

  • Los programas de vales de despensa y de asistencia para gasolina a menudo son considerados por sus opositores como “innecesarios”. Utilizar la investigación para mostrar cómo mucha gente de la comunidad los necesita y usa, ayuda a los votantes a comprender por qué son necesarios.
  • Se puede culpar a los inmigrantes por la escasez de trabajo, cuando en realidad ésta es normalmente el resultado de tendencias y factores económicos que tienen poco que ver con la migración. Además, muchos inmigrantes aceptan plazas que los empleadores tienen dificultad en cubrir –trabajos de bajo salario, sucios y físicamente exigentes–. La investigación puede demostrar que las acusaciones que responsabilizan a los inmigrantes por el desempleo, en realidad no tienen fundamento.

Cuando los funcionarios del gobierno son corruptos o culpables de fechorías.

La investigación puede servir para encontrar pruebas contra funcionarios corruptos, deshonestos o poco éticos. Desde el caso del tesorero de un pequeño pueblo que se embolsa algunos miles de dólares de los fondos municipales hasta casos de corrupción de altos funcionarios que violan la ley, la investigación minuciosa puede desenmascararlos mejor que cualquier otro evento escandaloso.

Cuando el gobierno u otra entidad le está mintiendo al público.

Algunas veces, hay cosas que el público, incluso en una sociedad democrática, no debe saber. Si, durante la Segunda Guerra Mundial, la prensa hubiera publicado la ubicación de las flotas de los Aliados, por ejemplo,  esto hubiera complacido extremadamente al enemigo (y las flotas hubieran sido vencidas). Sin embargo, cuando el gobierno u otra entidad mienten en detrimento del bienestar público o para protegerse políticamente, ese es otro asunto.

Dos ejemplos:

Durante años, las compañías tabacaleras produjeron falsos estudios científicos que “demostraban” que fumar era inocuo y no –adictivo, a la vez que respetables científicos invariablemente descubrían lo contrario. La investigación de estos últimos convenció a la Dirección General de Salud Pública y a una gran mayoría del público estadounidense de que para esas compañías las ganancias eran más importantes que la vida de las personas. A partir de eso, fumar disminuyo drásticamente en EE.UU.

En EE.UU., durante el periodo presidencial de Reagan, James Watts, el anti ecológico secretario de Asuntos Internos, constantemente caía en contradicciones en los medios de comunicación debido a que algunos estudiosos o periodistas que habían investigado la veracidad de sus declaraciones habían descubierto la falsedad en ellas. Por último, Watts se volvió tal inconveniente político que tuvo que ser reemplazado. Si nadie se hubiera molestado en averiguar la autenticidad de sus afirmaciones, él podría haber seguido presentando erróneamente los temas medioambientales por razones políticas, a expensas del interés público.

Cuando es necesario para prevenir daño alguno.

La causa de lluvia ácida en el este de EE.UU. fue un misterio hasta que algunos estudios demostraron que era provocada por sustancias liberadas a la atmosfera por compañías en el medio oeste del país. Si nos intriga por qué  ya no hay peces en el río local o si tenemos inquietudes acerca de la calidad del agua potable, se puede investigar sobre los efectos de la lluvia ácida o consultar los archivos de la localidad y en la biblioteca para averiguar qué desechos están arrojando al río las fábricas locales y qué efectos químicos tienen dichos desechos.

Las amenazas medioambientales para el bienestar público no son las únicas que la investigación puede prevenir. Investigar acerca de los efectos de políticas gubernamentales propuestas puede ahorrarles a los ciudadanos desafortunadas consecuencias sociales o económicas… o ayudar a corregir tales consecuencias, si la política ha demostrado ser efectiva. En EE.UU., investigar las relaciones entre corporaciones, firmas contables y analistas de Wall Street quizá podría haber salvado a los inversionistas de desastres financieros tales como el colapso de Enron, una de las corporaciones más grandes del país. Muchos miles de ciudadanos de la clase media perdieron sus fondos para el retiro en ese debacle, ya sea directamente o a través de inversiones de dichos fondos.

Cuando es importante para favorecer el interés público.

En estas situaciones, se puede no estar buscando algo específico. Los activistas en el campo de la salud, por ejemplo, a menudo, llevan a cabo investigaciones para determinar las necesidades de atención  médica en una comunidad, y qué podría ayudar a cubrir tales necesidades, para de esa manera saber exactamente por qué abogar.

¿Cómo realizar una investigación?

Debido a que, como discutiremos en más detalle, existen diversos tipos de investigación, no hay un conjunto de métodos para realizarlos todos. Sin embargo, proporcionaremos algunas pautas generales que se pueden aplicar en todo tipo de investigación para fines de abogacía, y trataremos de brindar algunas pistas específicas sobre cómo realizar cada tipo de investigación.

Pautas generales para la investigación

Pedir ayuda.

No tenemos que  necesariamente hacerlo todo solos. Puede haber muchas posibilidades de ayuda:

  • Otros activistas.  Si nos preocupa un asunto, es probable que a otros también. Si podemos encontrar a esas personas, también podremos darnos cuenta de que mucha de la información que necesitamos ya está disponible o de que ellos están dispuestos a ayudarnos a conseguirla.
  • Personal académico u otros expertos.  Dependiendo de lo que se necesite averiguar, la ayuda podría estar muy cerca, quizá en una facultad relevante de la universidad local. Si, por ejemplo, necesitamos entender la composición química de un contaminante, un estudiante de posgrado o profesor podría estar más que dispuesto a ayudarnos. Podríamos encontrar a un experto en alguna área particular del derecho, la administración de empresas o la salud pública que pudiera ahorrarnos incontables horas de búsqueda.
  • Bibliotecarios. Las bibliotecas son obviamente grandiosas fuentes de información y los bibliotecarios normalmente pueden y están dispuestos a ayudar. Ése es su trabajo, y muchos de ellos ven la investigación que implica búsquedas difíciles como desafíos interesantes y agradables. También pueden ayudar a ahorrarnos enormes cantidades de tiempo.
  • Periodistas. Si detrás del asunto, o el área, que estamos abordando, hay una historia interesante o algo que el público claramente necesita saber (¿El agua que bebe la comunidad es segura?), un periodista investigador puede estar más que dispuesto a trabajar con nosotros. Muchos de los reportajes más resonados en décadas pasadas han sido resultado del periodismo de investigación.  A la mayoría de los reporteros les encanta la oportunidad de una gran noticia y cuentan con vastos recursos de información disponibles.
  • Personas dentro de una entidad que se está investigando. Si está sucediendo algo ilegal o poco ético, podría haber alguien dentro de la identidad incómodo con la situación, lo cual lo puede hacer cooperar con la investigación.

Intentar averiguar si alguien ya ha realizado la investigación que se está planificando.

Podría haber estudios pertinentes al asunto de interés o alguien más en la comunidad podría haber pasado semanas localizando la información que ahora buscamos. No nos compliquemos la vida: veamos alrededor antes de empezar.

Saber la información básica sobre el asunto. La investigación no servirá de nada si no es precisa y directa.

Si hay leyes de por medio, es necesario leerlas y comprenderlas antes de buscar evidencia de que han sido violadas o de que necesitan modificarse. Si se sospecha que alguien podría estar violando la ética profesional, hay que averiguar si es que dicha profesión cuenta con un cogido ético formal y analizarlo meticulosamente. Si se trata de un asunto medioambiental, es necesario informarse de los datos científicos, por  lo menos para poder explicarlo y para comprender y responder a los ataques contra la postura que asumimos.

Si leemos algo que no comprendemos, debemos buscar ayuda. Podríamos consultar a un abogado o legislador, un profesor de ciencias, un cuñado (quien sea que en verdad sepa sobre el área que necesitamos entender). Si la información que tenemos es errónea o si no comprendemos bien de lo que estamos hablando, estamos debilitando nuestra postura y nuestra labor de abogacía caerá en oídos sordos.

Saber para qué se usará la información.

Saber la razón para recabar la información contribuirá a decidir qué buscar exactamente, cuánto se necesita y en qué forma necesita estar dicha información. Algunas razones comunes para embarcarse en la investigación con fines de abogacía son:

  • Para llamar la atención pública hacia un asunto determinado. En este caso, se podría buscar información (estadísticas o anécdotas) que ayude a la gente a comprender cómo se relaciona el asunto con su comunidad.
  • Para mostrar respaldo público por un asunto. Una encuesta podría mostrar que la comunidad completamente apoya la petición de financiamiento para una nueva escuela, por ejemplo.
  • Para guiar los esfuerzos de abogacía. Los resultados de una encuesta que indican cómo el público, o segmentos particulares del público, en realidad ven un asunto ayudará a decidir cómo abordarlo.
  • Para apoyar la posición asumida con hechos, teorías, opiniones respetadas y experiencias de otros.
  • Para refutar las acusaciones falsas o erróneas o los contra-ataques de los oponentes.

Ésta es una situación en la que la investigación debe ser, como hemos mencionado, impecable. No debemos esquivar nada –alguien estará a la espera de la oportunidad de abalanzarse sobre cualquier dato inexacto o error y de usarlo para tratar de desacreditar nuestras propuestas completas. No debemos sobregeneralizar (asumir que todos los alumnos que abandonan el colegio son analfabetos, por ejemplo) o esto nos pesará más tarde. Tampoco debemos confundir una anécdota con un hecho: un relato no comprueba un argumento.

Quizá lo más importante sea no caer en la tendencia natural de sobrevalorar un dato que apoya nuestra perspectiva. Si no podemos comprobar el asunto con la información como es, quizá debamos reexaminar nuestras ideas.

  • Para demostrar que tratar el asunto le proporcionaría beneficios tanto a la comunidad o la sociedad en su totalidad, así como a las personas directamente afectadas. Se podría mostrar las ventajas de los programas de alfabetización adulta para los negocios, por ejemplo, o el incremento del valor de la propiedad que la financiación en la educación podría generar.
  • Para demostrar fechorías o prácticas cuestionables por parte de alguna entidad o funcionario. Esto puede significar realizar investigaciones para probar que la entidad efectivamente actuaba de mala manera (soborno, contaminación ilegal, robo de fondos públicos); o podría significar encontrar evidencia de que lo que la entidad libremente admite hacer (usar una determinada sustancia en sus productos, participar en prácticas particulares en el Tercer Mundo) es en realidad dañino o está mal.

No confiarse completamente de todas las fuentes de información y verificar todos los datos por segunda vez.

Todas las fuentes  de información no son igualmente confiables. Algunas agencias periodísticas respetadas (en EE.UU., New York Times, Washington Post y Newsweek), por ejemplo, requieren que todos sus reportajes sean cuidadosamente revisados antes de publicarlos. Eso no significa que nunca se equivocan, sino que es menos probable que eso pase en comparación con otras publicaciones.

La Internet es una gran fuente de información, pero no hay garantía de su veracidad. Cualquier persona puede crear un sitio web y poner en él prácticamente cualquier cosa que desee, independientemente de que la información sea exacta o no. Si encontramos datos en la Internet, a menos que provenga del sitio de una fuente confiable (el New York Times, la Enciclopedia Británica, la universidad estatal, el gobierno, por ejemplo), lo mejor es tener cuidado de usarla antes de verificar primero en algún otro lugar.

Como se ha mencionado en esta sección, si los datos  (incluso hechos que no son necesariamente una parte importante de nuestro argumento) son erróneos, la oposición nos hará pagar por ellos. Incluso algo aparentemente confiable como un libro de química podría no serlo. Si fue publicado hace 30 años, podría contener “hechos” que desde entonces han sido reinterpretados. Siempre debemos verificar los hallazgos aun si la fuente de información resulta mínimamente cuestionable.

Ser persistente.

La información puede ser difícil y tediosa de encontrar. Una agencia u organización (no necesariamente una a la que estamos investigando) podría resistirse. Podríamos tener que revisar montañas de documentos para llegar al que queremos u obtener cierta información. En EE.UU., es común que grupos ciudadanos interpongan una demanda bajo la Ley de Libertad de Información (ver más adelante) para que el gobierno publique documentos públicos. Mantenerse en la investigación es quizá la herramienta más importante que hay.

Tipos de investigación y algunas sugerencias para cada uno de ellos:

Investigación “académica”.

Este término se refiere a buscar hechos, información general sobre un tema, trasfondo histórico, resultados de estudios, etc. que han sido publicados o que existen en documentos públicos. Hay varias maneras de conseguir este tipo de investigación:

  • Usar las bibliotecas. Tanto las bibliotecas públicas como las especializadas (bibliotecas universitarias, legales, presidenciales, etc.) están abiertas al público para investigación, con algunas condiciones (algunas veces gratis o con una cuota fija o una membresía, por ejemplo). Los bibliotecarios en ellas normalmente son muy ilustrados y útiles. En EE.UU. se encuentran cuatro de las más grandes y completas bibliotecas del mundo, la de Washington D.C., Nueva York o Boston, la Biblioteca del Congreso y la de la universidad de Harvard.
  • Aprovechar los archivos periodísticos. Los periódicos mantienen archivos  -generalmente contienen una colección completa de periódicos anteriores- que, en muchos casos, datan de 100 años. Muchos están disponibles ahora en microfilme o en algún formato electrónico y por lo general se pueden conseguir a través de los servicios informativos de las bibliotecas o en la Internet (algunas veces por un pequeño pago).
  • Consultar archivos gubernamentales y otros. Los gobiernos locales, estatales y federales en EE.UU. mantienen archivos. Generalmente se encuentran disponibles para cualquier ciudadano que desee efectuar investigaciones, pero, en ciertos casos, se tiene que viajar a un lugar en particular para encontrar los documentos que se buscan. Algunas organizaciones, corporaciones e instituciones también mantienen archivos que podrían resultar útiles.

Usar la Ley Libertad de Información para acceder a documentos públicos.

En EE.UU., la Ley de Libertad de Información (FOIA, por sus siglas en inglés) concede acceso público a todos los documentos de agencias ejecutivas y archivos del gobierno federal, excepto a aquellos cuya difusión pueda poner en riesgo la seguridad nacional o la seguridad o privacidad de los individuos, o los que están excluidos por la ley (se puede encontrar el texto completo de la ley (en inglés)

La mayoría de los estados cuentan con sus propias versiones de la FOIA (también conocida como la Ley de Archivos Públicos), las cuales cubren agencias y funcionarios locales y estatales.

Sin embargo, la FOIA sólo se aplica en documentos del gobierno federal y únicamente a las agencias gubernamentales y otras partes del poder ejecutivo. No se aplica, por ejemplo, en archivos del Congreso, de una corporación, organización o institución privada (con o sin fines de lucro) que no recibe fondos públicos o de un ciudadano particular (aunque algunos de ellos pueden ser documentos públicos también).

Otros documentos del gobierno o corporaciones

Existen varios sitios web de organizaciones de control que tratan de responsabilizar al gobierno o las corporaciones de lo que hacen. Siguen de cerca las actividades de dichas entidades y tratan de divulgarlas cuando afectan el interés público. Vea la Herramienta #1 para información más específica.

  • Utilizar datos de censos. La información demográfica (población, raza, educación, ingresos, etc.) y otros tipos de información está disponible por  sector censal, pueblo, municipalidad, estado, etc. En EE.UU., la mayor parte de estos datos se encuentran en el sitio web (en inglés) del Censo de EE.UU.
  • Navegar en la Internet. La Internet, con literalmente millones de sitios web del mundo entero, es probablemente la mayor fuente de información en el planeta. También puede ser la menos confiable, en el sentido que, como se ha explicado anteriormente, no hay control de la información que se coloca en ella. Se tiene que ser cauteloso, a menos que el sitio web sea de una entidad confiable y correcta. Con esa cautela, sin embargo, casi no existen límites a lo que se puede hacer si se hace una búsqueda exhaustiva.
  • Consultar algún experto solidario. Los expertos en el campo o asunto en el que trabajamos y que son solidarios con la causa (o que simplemente se interesan por lo que hacemos) normalmente están dispuestos a brindarnos información o incluso hacer cierta investigación pro bono (como un servicio público).

Entrevistas y conversaciones.

Cuando la información que estamos buscando se relaciona con experiencias pasadas de la comunidad, con las relaciones entre las personas clave, con lo que está sucediendo dentro de alguna fábrica o con la historia personal de alguien, la mejor manera de obtenerla es generalmente hablando con la gente. Podemos utilizar conversaciones personales, entrevistas estructuradas, o algo en medio de esas opciones, pero el propósito en todo caso es adquirir la mayor información posible. ¿Cómo encontrar y hablar con las personas apropiadas?

  • Empiece con las personas conocidas. Aún si no tienen la información que necesitamos, nuestros conocidos (quienes confían en nosotros y nos respaldan) pueden conducirnos a quienes la tienen. Además, los amigos y conocidos pueden tener información útil que ni siquiera hemos pensado en preguntar.
  • Cree conexiones incesantemente. Debemos pedirles a todas las personas que entrevistemos  que nos sugieran el nombre de alguien que pueda ser útil. Podríamos correr la voz en todos los grupos de los que formemos parte (amigos, clubes, listas de correo electrónico, asociaciones profesionales, grupos religiosos, etc.). Uno nunca sabe quién puede tener esa pieza crucial de información o conocer a quien la tenga.
  • Decida si se pueden conseguir mejores resultados por medio de conversaciones o de entrevistas estructuradas. En algunos casos, las personas son más propensas a abrirse en una atmósfera relajada e informal. En otras, se puede obtener mejor información con una entrevista formal. En las situaciones en que las personas probablemente desconfían de extraños, es una moneda al aire: una estructura formal puede ayudarlos a concentrarse en el contenido de lo que están diciendo, pero puede también acentuar el distanciamiento (y la desconfianza) entre ellos y el entrevistador. Normalmente, tenemos que tomar una decisión a la suerte acerca de lo que funcionará mejor.

Entrevistas estructuradas

Una entrevista estructurada está organizada en un orden particular para que proporcione determinada información. Los estudios formales que dependen de la información obtenida en entrevistas, normalmente utilizan este tipo para garantizar, en la medida de lo posible, que todos los participantes respondan a las mismas preguntas. En la investigación informal, se podría ser menos meticuloso, pero una entrevista estructurada realmente garantiza que las respuestas dadas por varias personas sean comparables.

Para crear una entrevista estructurada, se debería:

  • Pensar y definir la información que se necesita.
  • Pedir directamente la información que se está buscando.
  • Hacer preguntas claras y sin ambigüedad. Debemos pensar en las preguntas que vamos a hacer, de manera que no sean vagas o no estén a demasiada interpretación (a menos que sea precisamente eso lo que se está buscando).
  • Hacer preguntas abiertas. Éstas son preguntas que requieren una respuesta de “ensayo”, en vez de sólo un sí o no. Por ejemplo, en lugar de preguntar ¿Disfrutó participar en el programa? , se podría reformular la pregunta a ¿Qué le gustó y no le gustó del programa? o ¿Cómo fue la experiencia de participar en el programa?
  • Sondear. Podemos hacer preguntas de seguimiento para llegar a lo que las personas realmente quieren decir o para mantenerlos hablando acerca del tema (¿Por qué le agradó que el profesor le pidiera su opinión?). No debemos temer ir tras lo que podría parecer un descarrío en el camino. A veces la información más importante está ahí.
  • No interrumpir a las personas. Sus relatos, o lo que podamos leer entre líneas, podrían otorgarnos información tan importante como la que nos comparten directamente.
  • Verificar la información obtenida comparándola con otros, en la medida de lo posible. Debemos recordar que estamos recibiendo las percepciones de la gente, las cuales no siempre coinciden con la realidad objetiva. Rashomon, un filme del gran director japonés Akira Kurasowa, examina la naturaleza de la realidad. En ella, un incidente es descrito desde las perspectivas de los cuatro participantes, cada uno de los cuales lo ve totalmente diferente. En realidad, el fenómeno Rashomon siempre está al acecho: tenemos que ver todos los ángulos de la historia.

Encuestas. 

Si queremos saber cómo ve la mayor parte de la comunidad un asunto o cuántas personas utilizarían un determinado servicio si estuviera disponible, una encuesta es una manera de llegar a mucha gente rápidamente. Una encuesta normalmente consiste en una lista de preguntas básicas acerca de un tema y puede también incluir una oportunidad para que los encuestados den una opinión o comentario más amplio. Se pueden realizar encuestas por correo, teléfono, personalmente, por correo electrónico, en un sitio web o colocándolas en lugares públicos (dejando copias de ellas en consultorios médicos, por ejemplo, o publicándola en el periódico) y proporcionando un buzón para devolverlas. Cada método tiene sus ventajas y desventajas.

A continuación  presentamos algunos puntos clave para recordar al crear encuestas.

  • Hacer las preguntas claras y fáciles de responder. Si una pregunta es vaga, la respuesta también lo será, y tendrá poca utilidad. Además, las preguntas vagas son difíciles de responder y, por lo tanto, hacen que las personas no terminen la encuesta.
  • Pedir la información que se necesita. Se debe pensar cuidadosamente en qué se está tratando de averiguar con la encuesta, y después diseñar preguntas que proveerán esa información.
  • No pedir información innecesaria sólo porque puede ser interesante o porque no se han determinado claramente los objetivos de la encuesta. Si no vamos a usar la información de manera productiva, lo mejor es no pedirla.
  • Hacer la encuentra tan breve y simple como sea posible. Entre menos tiempo tome contestar la encuesta, mayores las probabilidades de que la gente lo haga.
  • Traducir la encuesta si se quiere llegar a poblaciones que hablan otros idiomas.

Selección al azar y auto-selección

Si se desea obtener información precisa de la opinión de la comunidad acerca de un asunto particular (o la diversidad de opiniones en ella), se tiene que hacer que sectores variados de la comunidad respondan la encuesta. Eso significa incluir a mujeres y hombres de distintas procedencias, edades, razas, culturas y etnicidades. Los sondeadores profesionales (quienes por lo general sólo emplean un pequeño porcentaje de la población como representativo de un grupo entero), utilizan una muestra al azar de personas de la comunidad, usando estrategias como escoger cada décimo nombre del directorio telefónico y/o asegurándose de que las llamadas o las encuestas enviadas por correo se dirijan proporcionalmente a todas las partes de la comunidad.

Otro asunto relacionado con las encuestas es la auto-selección. Las personas que están dispuestas a responder una encuesta por lo general se ofrecen a hacerlo, lo cual significa que casi siempre están lo suficientemente interesadas en el asunto en cuestión como para preocuparse por él. Estas personas probablemente saben más del asunto, tienen fuertes opiniones al respecto y no necesariamente representan las opiniones de la mayor parte de la comunidad. Si la mayoría o todos los encuestados son de este tipo, la encuesta no proporcionara la información que se busca. Las encuestas por teléfono son las que mayores probabilidades de respuesta tienen, y con ellas parcialmente se resuelve la subjetividad de la auto-selección, pero toman más tiempo de los encuestadores (y por ello cuestan más dinero).

Un tipo especial de técnica de sondeo que comparte algunos elementos de una encuesta y algunos de una entrevista estructurada es lo que se conoce como grupos de enfoque. Éste es un grupo, formado a partir de una muestra al azar o de una población en particular, el cual participa en una discusión estructurada, con un facilitador que trata de extraer información específica del grupo sin decirle directamente qué información (el propósito es obtener datos que sean más precisos debido a que los miembros del grupo no tienen oportunidad de corregir lo que dicen con referencia al tema). Los grupos de enfoque pueden ser una útil  herramienta de investigación en algunas situaciones.

Estudios.

Un estudio es una investigación, basada en los principios de las ciencias  naturales o sociales, de un fenómeno o asunto determinado. Se usan para diversos propósitos, tales como  analizar la efectividad de una intervención; encontrar maneras de prevenir o tratar una condición  médica; o examinar los efectos económicos y de otro tipo de una condición social (el desempleo, por ejemplo) en una comunidad y sus integrantes.

Los estudios pueden llevarse a cabo de maneras variadas. Por ejemplo, pueden ser cuantitativos (con resultados que dependen de cifras y procedimientos estadísticos) o cualitativos (en base a observaciones de comportamientos, reportes de los participantes acerca de cómo ellos o sus vidas han cambiado, etc. Algunos otros estudios procuran entender causas y efectos (qué causa que algo suceda). Otros buscan correlaciones (conexiones) entre dos factores. Y otros, sólo se interesan en las respuestas a preguntas muy específicas: ¿Cuán rápidamente pueden los participantes aprender una nueva destreza utilizando el método A, en oposición al B?

Si estamos planificando llevar a cabo un estudio o pedirle a alguien más hacerlo  (un investigador universitario, una organización de control), deberíamos considerar los siguientes puntos:

  • Determinar que se puede costear con los recursos disponibles. Si se piensa realizar un estudio que va a requerir mucho tiempo y muchos investigadores (entrevistadores, capturistas de datos, etc.), entonces, se necesita tener con qué pagarles o contar con voluntarios que tengan la preparación para realizar bien el trabajo. Es necesario asegurarse de que se cuenta con el dinero, el tiempo y las destrezas  necesarias para efectuar el estudio que se desea.
  • Diseñar el estudio de manera que en realidad conteste la pregunta que se plantea. El tema del diseño de un estudio es sumamente complejo para discutirlo en detalle aquí (una biblioteca universitaria muy probablemente tenga varios estantes de libros relacionados con el tema); sin embargo, debemos estar conscientes de que un diseño descuidado puede rendir resultados que no significan nada o que responden una pregunta diferente de la que se pretendía hacer.

Ejemplo breve: Al estudiar a un grupo, se puede descubrir que quienes siguen una dieta baja en grasas viven más… pero quienes llevan ese régimen probablemente también se ejercitan más, toman vitaminas o hacen algo más que influencia su salud. Un estudio mejor diseñado tendría por lo menos dos grupos: uno que lleva una dieta baja en grasas y otro con un estilo de vida muy similar (misma cantidad de ejercicio, vitaminas, etc.) pero con hábitos alimenticios diferentes. Una comparación de dichos grupos proveería información más acertada que analizar el grupo objetivo y un grupo al azar.

Incluso así, se tiene que tomar en cuenta la diferencia entre correlación y causa y efecto. Si dos factores van juntos (por ejemplo: dieta baja en grasas y longevidad), no necesariamente significa que uno provoca el otro. La causa podría ser genética: ciertos genes pueden predisponer a las personas a seguir una dieta baja en grasa y a tener una vida larga. Comprender que asuntos como éstos pueden formar parte de una investigación nos preparará a contrarrestar a nuestros oponentes y a fortalecer nuestros argumentos.

  • Si se están usando estadísticas, hacerlo adecuadamente. Existen muchos procedimientos estadísticos que pueden usarse para analizar información numérica. Es importante seleccionar los procedimientos que nos darán la información que buscamos. Igualmente importante es no tratar de hacer que los resultados signifiquen algo más o menos de lo que en realidad indican.

Un estudio mal planificado o realizado no solamente proveerá información irrelevante, sino que puede desacreditar nuestro argumento o incluso nuestra iniciativa completa. Si no contamos con la pericia para hacerlo, entonces debemos consultar expertos en la materia o investigadores profesionales o afiliarnos a una organización mayor  (hacer cualquier cosa para garantizar que los resultados del estudio sean precisos y lleguen a ser respetados).

Investigación de hechos, eventos, etc., la cual requiere cierto trabajo detectivesco.

Por ejemplo, si queremos conocer las condiciones físicas de un conjunto habitacional, tenemos que ir y verlas nosotros mismos, hablar con los inquilinos, recorrer el lugar, tomar notas y/o fotos, etc.

No debemos confiar solamente en la experiencia “mediática”. Nos hemos acostumbrado a pensar que sabemos cómo son otros barrios u otros lugares, pero lo que la TV (incluso las noticias) o las películas nos muestran puede ser muy distante de la realidad. Particularmente si estamos recabando información para usarla como base para los esfuerzos de abogacía, la mejor manera de comprender la situación es explorándola por nosotros mismos: ir y observar de primera mano.

El trabajo detectivesco también puede incluir indagar en documentos de algún tipo. Como ejemplo ilustrativo podemos mencionar el famoso filme estadounidense Erin Brockovich, basado en una historia de la vida real. Erin Brockovich, revisó documentos de los archivos de la comisión del agua y de otros lugares en busca de evidencias de la calidad del agua y de sustancias químicas halladas en el agua que las personas de Hinkley, California bebían. Sus labores de detective resaltaban la gran atención que le prestaba a los detalles y su admirable paciencia; ambos surtieron buenos resultados porque encontró pruebas que ayudaron a ganar un juicio a favor de las personas que se habían enfermado y habían sido afectadas por el agua contaminada.

Trabajo detectivesco

En el cine, la TV y los libros, el papel de sabueso suena idealista y siempre se atan los cabos al final (uno de los aspectos positivos de Erin Brockovich es que no idealizó la naturaleza detallada y meticulosa del trabajo que la protagonista realizó). En realidad, buscar evidencia normalmente es tedioso, parece tomar todo el tiempo del mundo y normalmente no provee nada de información. Puede significar revisar miles de páginas de archivos públicos o sentarse en un lugar a observar una cañería de desechos. El feliz hallazgo que aparece al final de la película o en las últimas páginas de las novelas detectivescas raramente ocurre en la vida real.

Asimismo, contrariamente a como sucede en el cine y la TV, es poco probable que alguien trate de dañarnos físicamente o desacreditarnos si investigamos algo. El riesgo mayor es que la investigación puede tomar más de lo que pensábamos, que nadie responda nuestras preguntas y que la mayor parte del proceso sea aburrido y frustrante. Se necesita persistencia y concentración en el objetivo para llevar a cabo una investigación exitosa.

  • Búsqueda de historias y anécdotas para ilustrar el asunto. Una parte importante de un esfuerzo de abogacía pueden ser esas historias contadas por las personas que en realidad están implicadas o afectadas por el asunto. A los legisladores, jurados y al público general les convence más escuchar historias que pueden relacionar con lo que indican las estadísticas o advertencias. Por tanto, hallar personas con historias interesantes que estén dispuestas a contarlas (y que puedan expresarlas de manera simple y con fuerza) puede ser crucial para la investigación para fines de abogacía.

Si normalmente no  tratamos con personas que pudieran ser buenas candidatas, lo mejor es entonces recurrir a quienes sí lo hacen  (personal de atención directa al pública, directores de agencias, voluntarios, etc. Ellos seguramente saben quiénes tienen historias conmovedoras y cuáles tienen el potencial de hacer que la audiencia comprenda el tema.

Si nadie del personal de servicios sociales o médicos tiene contacto con los afectados por el asunto, tenemos que usar otras redes para encontrarlos.  Nuestros conocidos, personas clave en la comunidad objetivo y otros activistas comunitarios pueden ser buenas fuentes de referencia.

Para resumir

La abogacía efectiva requiere de investigación. Aprender todo lo que podamos acerca del asunto de interés nos permite respaldar nuestras declaraciones con hechos y estadísticas y nos protege de los ataques de nuestros oponentes. Nos da credibilidad y nos coloca como los expertos en el tema. Cuando nuestras labores de abogacía son adversarias (que tratan de comprobar acciones perjudiciales de parte de alguna entidad contaminante y de detenerlas, por ejemplo), la investigación meticulosa nos ayuda a probar nuestras acusaciones y a saber cómo cambiar la situación una vez que se ha logrado. En breve, la investigación es indispensable para el éxito de los esfuerzos de abogacía o defensa.

La investigación es particularmente útil en ciertas situaciones:

  • Cuando se trata de lograr que se aprueben o apliquen nuevas políticas o leyes.
  • Cuando se trata de alertar a  la comunidad acerca de un asunto.
  • Cuando algunos servicios necesarios o grupos inocentes se ven atacados.
  • Cuando los funcionarios son corruptos.
  • Cuando el gobierno u otras entidades  están mintiéndole al público.
  • Cuando se trata de prevenir algún daño al público.
  • Cuando se intenta incrementar el interés público.

La investigación tiene muchas formas desde la “académica” (que implica encontrar información de fuentes originales o publicaciones y material disponible en bibliotecas y archivos, en Internet o en otros lugares de acceso al público) hasta la que requiere hablar con la gente, realizar estudios y encuestas, y hacer tareas detectivescas. No obstante, independientemente del tipo o tipos de investigación que efectuemos, hay algunas pautas generales que podemos considerar:

  • Pedir ayuda.
  • Averiguar si alguien más ya ha hecho la investigación y así no tener que hacerla otra vez.
  • Informarse sobre el asunto y conocerlo bien.
  • Tomar una decisión concisa acerca del propósito que se tiene para la información.
  • Verificar todo dos veces: existen muy pocas fuentes absolutamente confiables.
  • Ser persistente: no hay substituto para esto.

Si seguimos estas pautas y hacemos el trabajo necesario, nuestra investigación nos será de mucha utilidad cuando llegue el momento de respaldar nuestra pasión con evidencia. La tendremos al alcance de las manos.

Contributor 
Phil Rabinowitz

Recursos en línea

The Alliance for Justice is an association of nonprofit advocacy organizations. They conduct workshops, publish plain-language legal guides, provide technical assistance and public education, etc.

The Applied Research Center is an activist think tank and research lab. They have published reports in a variety of areas, including welfare reform, many of which are available on their website or through links.

Common Cause is one of the major consumer/government/corporate watchdog organizations.

The Congressional Accountability Project provides information, articles, and links on Congressional ethics reform, public accountability of Congress.

Corporate Watch is a United Kingdom-based watchdog organization concerned with the accountability of multinational corporations. The site includes a huge trove of links and data on corporations and strategies for gaining corporate accountability.

The Corporate Accountability Project provides data, information, and links on corporate misdeeds and accountability.

Corporate Watch USA uses investigative research and journalism to expose corporate malfeasance and to advocate for multinational corporate accountability and transparency.

The Environmental Working Group provides research reports on health risks.

The Foundation for Accountability provides resources for health care advocates and activists.

The General Laws of Canada, by topic and alphabetically.

The mission of the Government Accountability Project is to "protect the public interest and promote government and corporate accountability by advancing occupational free speech, defending whistleblowers, and empowering citizen activists."

The How to do Research website provides a guide on planning research and carrying it out.

How to do Research (from Macquarie University) provides a guide for beginning research in several different contexts, which can be applied to advocacy research.

Information about the Uniform Commercial Code from the Texas Secretary of State.

The International Center for Research on Women contains information on the research the organization is doing, as well as actual reports on past and ongoing studies.

The Legal Information Institute of Cornell Law School provides links to the statutes of all states, listed by topic and by state. You can find any US state law here - a tremendous resource. It also offers the text of the Uniform Commercial Code, and links to state statutes that correspond to the articles of the Uniform Commercial Code.

The Multinational Monitor is an on-line journal. Antiglobalist and anticorporate point of view, lots of information.

The National Alliance for the Mentally Ill includes numerous position papers to help advocates for the mentally ill in their efforts.

The National Network for Child Care contains many research reports on children and child care.

The Network for Good links to all sorts of research resources.

Public Citizen is a watchdog organization originally founded by Ralph Nader over 30 years ago.

Research Advocacy in Translational Science (Research Advocacy Network) – The first section of this guide provides general information on research in advocacy and how it is an effective first step in advocacy.

Thomas is the website of the Library of Congress, with pending and recently passed legislation, debates, etc. An important site for activists and advocates of any persuasion.

UN Women: Conducting Research (UN Women Advocacy Toolkit) provides a guide for where to find information when beginning the research process for advocacy.

Using Data from the National Center for Charitable Statistics (NCCS) for Advocacy-Related Quantitative Research is a paper by Jeff Krehely, hosted on the Research Initiative on Nonprofit Advocacy site.

The US General Services Administration's gate to federal laws by category, alphabetical listing, number, etc.

The U.S. Public Interest Research Group (PIRG) is a consumer group that stands up to powerful interests whenever they threaten our health and safety, our financial security, or our right to fully participate in our democratic society.

The mission of US Securities and Exchange Commission is to protect investors, maintain fair, orderly, and efficient markets, and facilitate capital formation.