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¿Qué es el liderazgo ético?
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¿Por qué ejercer el liderazgo ético?
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¿Cuándo y quién debería ejercer el liderazgo ético?
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¿Cómo ejercer el liderazgo ético?
Considere el siguiente dilema: Usted es el director de una organización comunitaria de servicios sociales, la cual cuenta con sucursales en varios pueblos. La crisis presupuestaria del estado amenaza con reducir su financiamiento en un 30%. El titular de la agencia de financiación del estado le sugiere a Ud. que simplemente cierre uno de los sitios. Esto significa que la organización deberá despedir a algunos miembros del personal comprometidos con la causa y negar servicios a la comunidad y al grupo de personas que confió en la iniciativa. Además, quizá lo más importante, todo esto significa que usted deberá decidir trabajar entre varias comunidades con las que se ha comprometido. ¿Cómo tratará dicha situación?
Ahora piense en otra situación: Se entera por medio de un contacto en una fundación acerca de la posibilidad de una subvención que sería perfecta si colabora con otra organización. Al mismo tiempo, se da cuenta de que su organización podría solicitar la subvención sin socios y quedarse con un monto de dinero mayor al que hubiera tenido si lo hubiera solicitado acompañado. En ese caso, el servicio que proveería sería un poco más estrecho, pero aún así podría ayudar a la gente con la que la trabaja y el financiamiento lo ayudaría con sus gastos administrativos. De la otra manera, si la otra organización, con la que tiene una buena relación laboral, tiene dificultades financieras, una subvención como ésta le ayudaría a sobrevivir. ¿Qué hará?
Éstas son preguntas éticas. Los líderes de las organizaciones, iniciativas e instituciones, sin mencionar a los políticos, las enfrentan casi todos los días y tienen que tomar las decisiones en base a ellas. Las decisiones que toman, así como la manera en la que lo hacen, determinan si son o no líderes éticos. Ya sea que se dirige una pequeña organización, se está a cargo de un grupo dentro de una organización o de una gran agencia o institución o simplemente se tiene algún tipo de liderazgo informal en la vida diaria, los dilemas no se pueden evitar. Esta sección es sobre el liderazgo ético: qué es, por qué es importante y cómo practicarlo.
¿Qué es el liderazgo ético?
Ética
No podemos estudiar al liderazgo ético sin saber lo que es la ética. Si se les pregunta a 100 personas o a 100 filósofos lo que entienden por ética, se obtendrán 100 respuestas diferentes. La dificultad para definir el comportamiento ético se remonta a la prehistoria y sirve como piedra angular tanto de la filosofía griega como de las principales religiones.
El comportamiento ético, en sus términos más simples, es saber lo que es correcto. La dificultad reside en definir “lo correcto”. Diferentes individuos, culturas y religiones lo definen de diferentes maneras. El tratamiento de las mujeres y las actitudes con respecto a la esclavitud en diferentes culturas y en diferentes momentos de la historia proveen los ejemplos perfectos de cómo “lo correcto” puede variar.
Muchas personas definen la ética y la moral como iguales, pero es útil hacer la distinción entre ambas. La ética se basa en un conjunto de normas o principios filosóficos coherentes; la moral se basa en un conjunto de creencias (que suelen ser más amplias), valores religiosos y culturales y otros principios que no pueden ser lógicamente coherentes. Sin embargo, la moral, puede ser la base de un sistema ético.
John Rawls, uno de los filósofos más importantes del siglo XX sobre ética, hace una distinción entre los sistemas morales amplios (tales como las religiones), los cuales abarcan no sólo el comportamiento, sino ciertos temas como el lugar del ser humano en el universo, y algunos sistemas más limitados cubren lo político, lo social o las esferas económicas. El liderazgo ético, al menos para esta sección, entra dentro de la segunda categoría.
Incluso el significado de “ética” puede interpretarse de varias maneras, por ejemplo:
- Filosofía situacional. “Lo correcto” depende del contexto de la situación. Lo que es correcto en una situación puede ser incorrecto en otra.
- Relativismo cultural. Lo que una cultura concibe como correcto es ético para ella. Nadie tiene derecho a juzgar la ética de esa cultura excepto que sea dentro de sus mismos términos.
- Ética profesional. Muchos profesionales (los de las leyes, la medicina y la psicoterapia son los más conocidos, pero la lista es grande y variada) tienen sus propios códigos éticos y se espera que los miembros de dichas profesiones cumplan con ellos. Los miembros de dichas profesiones deben comportarse éticamente en la práctica si se adhieren al código de su profesión.
- La ética en base a los valores. Aquí se asume que cada persona tiene un conjunto de valores que rigen su vida. El individuo se comporta éticamente si sus acciones coinciden con sus valores.
- La ética en base a las reglas. Si una persona sigue las reglas de su organización, su grupo de colegas, su cultura, su religión, etc., se dice que se comporta éticamente.
Ninguno de los conceptos en esta lista es perfecto, pero las dos últimos en particular, tienen un problema evidente: no todos los valores de sistemas o reglas reflejan lo que es correcto, de acuerdo a la definición de la gente. En 1980, por ejemplo, muchas personas consideraban que las ideas en el libro de Robert Ringer Sea el Numero 1 (editado en 1977 y que en inglés se llama Looking Out for #1) explicaba el comportamiento humano en términos de egoísmo y autopreservación, como una excelente base para un sistema de valores de egocentrismo. En un caso más extremo, el sistema de valores de Hitler, que muchos alemanes adoptaron, glorificaba la “supremacía aria” y terminó con la muerte de millones de personas.
Aunque la ley es un conjunto de reglas, actuar legalmente no es lo mismo que actuar éticamente. Muchas de las acciones que no son ilegales (como usar emocionalmente a otras personas, tratar a los empleados como objetos desechables) pueden ser poco éticas de acuerdo a la mayoría de los estándares. De la misma manera, romper una ley ilegal, como sentarse en un comedor segregado, podría ser muy ético.
- La ética se basa en la equidad. El comportamiento ético consiste en que todos sean tratados con equidad.
- La ética se basa en un conjunto de principios coherentes y generalmente aceptados. Éstos son principios son pensados para que la mayoría de las personas puedan aceptarlos: Honestidad, justicia, equidad, evitar dañar a otros, ser responsable de las acciones propias, poner el bien común por sobre los intereses propios, etc.
Existen algunos problemas con cada uno de estos conceptos, el principal es el siguiente: Definir con precisión qué es lo correcto y qué lo define. Al mismo tiempo, la mayoría de estas ideas sobre la ética también tienen puntos fuertes, y éstos también se pueden incorporar al marco ético que no es fácil de establecer, pero que cubre un gran rango de situaciones.
El autor intenta definir el comportamiento ético, basado en lo que parece ser el conocimiento general sobre el tema, de la siguiente manera: El comportamiento ético refleja un sistema de valores que crece con una visión coherente del mundo, se basa en la equidad, la justicia, las necesidades y los derechos propios y de otros, un sentido de obligación a otros y a la sociedad y las necesidades y los estándares legítimos de ésta.
Esto no tiene como objetivo ser una definición perfecta. Por ejemplo, lo que constituye las necesidades y estándares legítimos de la sociedad, ha sido debatido por siglos y cambia constantemente a medida que las sociedades evolucionan.
Por tanto… si la definición de ética puede ser no del todo clara, ¿cómo asegurar que nuestras decisiones y acciones sean éticas? Entonces, parece que hay muchas respuestas a esta pregunta como tantas personas que la quieren responder. Varias respuestas provienen de un curso para líderes de voluntarios, dictado por Patricia Pinnell y Shirley Eagan, de la Universidad de Virginia del Oeste. Las respuestas consisten en cuatro preguntas acerca de cualquier decisión o acción que se tome:
- Un niño detrás: ¿La haría si hubiera niños viéndolo?
- Portada de un periódico: ¿Le gustaría verla publicada en la primera página del periódico local?
- Regla de oro: ¿Le gustaría ser el receptor de la acción o decisión? (Es decir: “Tratar a otros como le gustaría que lo traten a usted").
- Regla sobre universalidad: ¿Estaría bien si todos hicieran lo mismo?
Si se puede responder "Sí" con honestidad a todas esas preguntas, entonces es muy posible que la decisión o acción sea verdaderamente ética.
Liderazgo ético
El liderazgo ético realmente tiene dos elementos. En primer lugar, los líderes éticos deben actuar y tomar decisiones éticamente, como las personas éticas deben hacerlo en general. No obstante, los líderes éticos deben también liderar éticamente, la manera en que tratan a las personas todos los días, en sus actitudes, en las maneras que alientan, en las direcciones en que conducen a sus organizaciones o instituciones o iniciativas.
El liderazgo ético puede ser visible o invisible. La parte visible está en la manera en el que el líder trabaja y trata a otros, en su comportamiento público, en sus declaraciones y en sus acciones. Los aspectos invisibles del liderazgo ético yacen en la personalidad del líder, en su proceso de toma de decisiones, en su modo de pensar, en el conjunto de valores y principios a los que recurre y en su valor al tomar decisiones éticas en situaciones difíciles.
Los líderes siempre tienen una conducta ética, no solamente cuando alguien los ve, además mantienen su ética a través del tiempo y muestran constantemente que ésta es una parte integral del marco filosófico que usan para entender y relacionarse con el mundo.
Algunos componentes del liderazgo ético (los discutiremos en detalle en "¿Cómo ejercer el liderazgo ético?"):
- La capacidad de dejar de lado el ego y los intereses personales en beneficio de la causa que se apoya, la organización que se lidera, las necesidades de las personas a las que se sirve o el bien común de la comunidad o el mundo.
- El deseo de alentar y recibir comentarios serios y diferentes opiniones y que se desafíen las ideas propias y las acciones propuestas.
- Estimular el liderazgo en otros.
- Hacer que la consideración y la discusión de la ética y las preguntas y los problemas éticos sean parte de la cultura del grupo, organización o iniciativa.
- Mantener y expandir la competencia que se le debe a quienes confiaron en el líder para llevar la organización en la dirección correcta y con los métodos efectivos.
- Aceptar las responsabilidades y hacerse responsable.
- A lo mejor lo más importante es entender el poder del liderazgo y usarlo bien, compartir tanto como sea posible, nunca abusar y ejercerlo sólo cuando sea beneficioso para los individuos o la organización con la que se trabaja, la comunidad o la sociedad.
¿Por qué ejercer el liderazgo ético?
La mayoría de las personas suelen estar de acuerdo con que los líderes deben tener conductas éticas (aunque no se esté de acuerdo con su significado), pero hay muchas buenas razones por las que mantener un liderazgo ético es lo lógico.
- El liderazgo ético le da forma al comportamiento ético de la organización y de la comunidad. Los líderes son modelos a imitar. Si se desea que una organización o iniciativa, y quienes trabajan en ella, se comporten éticamente, entonces todo dependerá del modelo de comportamiento ético del líder. Un líder y una organización que tienen una reputación de comportarse éticamente puede ser un modelo para otras organizaciones y también para la comunidad.
- El comportamiento ético establece confianza. Al final, el liderazgo (excepto por el liderazgo obtenido y mantenido por medio del uso de la fuerza y la intimidación) se basa en la confianza. Las personas seguirán a un líder ético porque saben que pueden confiar en él para hacer lo correcto de acuerdo a su visión.
- El liderazgo ético brinda credibilidad y respeto, tanto para el líder como para su organización. Si el líder se ha establecido como una persona de ética, los individuos y los grupos -tanto dentro como afuera de la organización- lo respetarán, y también a su organización, debido a su integridad.
- El liderazgo ético puede motivar la colaboración. Otras organizaciones pueden tener más deseos de colaborar con el líder y su organización si saben que éstos siempre trabajan éticamente.
- El liderazgo ético crea un buen ambiente dentro de la organización. Si en la organización todos saben que se compartirá y no se abusará del poder, que el trato será respetuoso y abierto, que tendrán el poder para hacer su trabajo y que la organización, como conjunto, operará éticamente en la comunidad, es probable que las personas se sientan bien y más seguras para trabajar juntas y para dedicarse a la organización y su trabajo.
- Si se tiene una oposición fuerte o si se apoya vehementemente una posición, el liderazgo ético le permite a la organización ser la autoridad moral. Esto es muy importante si la oposición también es ética. La organización puede verse muy pequeña en comparación a la otra si los estándares éticos no están a la altura de los de la oposición, lo cual desacreditará la causa y alejará a los aliados.
- El liderazgo ético es la manera correcta de hacer las cosas. Todos tienen una obligación consigo mismos, con la organización, con la comunidad y con la sociedad para desarrollar un sistema ético coherente que busque hacer del mundo un lugar mejor. Los líderes, por las razones mencionadas y por la responsabilidad del liderazgo, tienen una obligación en particular al respecto.
- El liderazgo ético puede permitirse la dignidad. Debido a que un líder y su organización saben que siempre consideran la ética en sus decisiones, acciones e interacciones, pueden dormir tranquilos y por la mañana despertarse sin tener que cuestionar su propia integridad.
¿Cuándo y quién debería ejercer el liderazgo ético?
El patrón general de la mayoría de las secciones de la Caja de Herramientas incluyen las preguntas: ¿Cuándo? Y ¿Quién? En este caso, se responden con facilidad. Cualquier persona en una posición de liderazgo debería ejercer el liderazgo ético en todo momento, independientemente de que el puesto sea formal o informal, intencional o involuntario. No existe un momento más apropiado que otro, ni hay personas que sean más apropiadas que otras para hacerlo.
Hay momentos en el que el liderazgo ético es más difícil que en otras circunstancias, por ejemplo, cuando se debe tomar opciones o cuando la opción correcta es clara pero incómoda (por ejemplo cuando se confronta a una persona que no hace su trabajo, y por lo tanto le dificulta la tarea a todos los demás o cuando el líder tiene que actuar en contra de sus propios intereses). De hecho, el liderazgo ético es lo más importante en los momentos difíciles debido a que hay muchas cosas en juego.
Sin embargo, las dificultades pueden variar mucho dependiendo del nivel y las responsabilidades del liderazgo en cuestión. Algunos directores de organizaciones comunitarias, por ejemplo, deben enfrentar las mismas decisiones de vida o muerte que los líderes nacionales. Las decisiones también tienen consecuencias éticas y humanas, aunque las consecuencias sean en un ámbito menor.
El liderazgo ético es una parte, y no el todo, de la definición de buen liderazgo. Ser líder ético es un trabajo de tiempo completo, no es algo que se pueda hacer y dejar cuando se desee. Una persona puede ser o no un líder ético, pero si lo es, debe serlo en todo momento.
¿Cómo ejercer el liderazgo ético?
Si bien esta sección, por lo general, hace referencia a los líderes como jefes de las organizaciones, iniciativas y comunidades, la Caja de Herramientas reconoce que alguien podría tener el papel de líder en cualquier momento. El tema del liderazgo ético no debe ser sólo considerado por los líderes con títulos oficiales: Directores, Coordinadores, Presidente, etc. Las pautas generales para un liderazgo ético, con un pequeño ajuste, podrían duplicar las pautas generales para la vida en general. Por ejemplo, en la mayoría de las culturas y sociedades se define como heroico el poner el bien común por sobre los intereses personales. Por lo tanto, esta sección no es sólo para aquellos que se identifican como líderes. Es para todos.
De la misma manera que nadie nace siendo líder y lo aprende a través de la experiencia y el trabajo arduo, las personas, incluso las que se comportan éticamente, aprenden a ser líderes éticos con el paso del tiempo. Aquí presentaremos algunas pautas generales para el liderazgo ético y luego veremos específicamente lo que implica ser un líder ético. Pautas generales para el liderazgo ético.
El liderazgo ético requiere un marco ético claro y coherente que el líder puede establecer al tomar las decisiones y actuar.
Una filosofía o un marco ético coherente no aparece de la noche a la mañana. Se desarrolla con el tiempo a través de la experiencia, los antecedentes, lo que se ha aprendido y las acciones de los modelos a imitar. En otras palabras, el marco ético se construye a partir de todo lo que convierte a uno en lo que es.
Eso no significa que el historial personal debe incluir muchas lecciones sobre ética, o incluso modelos a seguir que muestran un comportamiento altamente ético. Para algunos, los estándares éticos se contraponen con los que ellos vieron o experimentaron. Para otros, nace del aprendizaje religioso o cultural o del aprendizaje académico como en filosofía, historia, psicología o literatura. Para la mayoría de nosotros, un marco ético incorpora, probablemente, una combinación de estos factores como de otros.
Se necesita de una estructura ética porque provee una directriz para poder tomar decisiones éticas. El contexto, los estándares a los que cada uno se atiene, pueden variar de persona a persona, y de algún modo, de situación a situación. Lo que importa de tener un marco ético es que éste provee una base para tomar decisiones éticas en vez de tener que luchar sin ayuda cada vez que se tiene que tomar una decisión. Es como construir una casa a partir de los planos en vez de construirla con conjeturas o suposiciones, bloque por bloque.
Muchas situaciones o problemas no permiten soluciones simples o, incluso, satisfactorias. Es muy probable que la primera situación al comienzo de esta sección (cerrar un sitio para mantener un programa a un nivel alto en momentos de cortes presupuestarios), pueda afectar negativamente a alguien, independientemente de la decisión que se tome. Un marco ético coherente, puede no brindar una decisión clara, pero indica los factores que se debe tener en cuenta y ayudar a diferenciar los más importantes. Este proceso puede proveer un conjunto de opciones que no parecerán aceptables del todo. En última instancia, son las personas, y no las estructuras éticas, quienes toma las decisiones difíciles; las personas tienen en cuenta sus estándares personales y sentimientos como también las opiniones de otros al tomar sus decisiones.
Tres características necesarias de un marco ético útil son:
- Consistencia interna. Cada uno de los principios con los que se cuenta deberían corresponderse con los demás, en vez de contradecirse.
- “Proactividad”. Debería indicar qué hacer, en vez de qué no hacer.
- Dinamismo. Debería ser reexaminado constantemente y ajustado a medida que evoluciona el razonamiento ético de la persona.
Tener dichos cimientos no convierte a alguien en un líder ético, pero lo ayuda a desarrollarse como una persona ética, lo cual es una característica necesaria para ser un líder ético.
El marco ético del líder debería ser igual al marco ético, la visión y la misión de la organización o iniciativa.
En primer lugar, si el líder no cree en la postura ética de la organización, no debería aceptar el trabajo. Una organización que como principio ético toma decisiones en colaboración y en la que todas personas están al mismo nivel, no puede ser liderada éticamente por alguien que cree que su deber ético es tomar decisiones por todos.
La clara excepción es cuando se contrata al líder para cambiar el marco ético o la cultura de la organización. Esto puede suceder si el director previo se comportó con muy poca ética, dispuso mal de los fondos, trató a miembros del personal abusiva o irrespetuosamente y, por lo tanto, se necesita que la organización tenga un gran cambio. En dicho caso, se espera que el nuevo líder intente modelar e importar un conjunto diferente de estándares y comportamientos éticos para restaurar la integridad de la organización.
Aquí se supone que para el liderazgo ético, la visión y la misión de la organización deben ser las más importantes en cualquier toma de decisiones. Un líder ético no hace nada que comprometa la filosofía o la visión y misión de la organización. Por ejemplo, el líder no debería aceptar fondos que le exija a la organización hacer algo opuesto a sus intereses o estándares éticos (por ejemplo, usar métodos que se crea son ineficaces o dañinos).
Puede surgir algún problema ético cuando un donante cuya filosofía o visión del mundo difiere de la de la organización a la que le dona dinero (por ejemplo, una organización corporativa cuya empresa matriz tiene una postura contra los homosexuales o si maltrata a sus trabajadores de algún modo). Una manera de verlo podría ser que no sería ético aceptar dinero de dicha fuente. Otra manera más provechosa sería que mientras el donante no pida que la organización respalde su posición ética o actúe de acuerdo a ella, se puede aceptar el dinero que, de otro modo, iría a una organización que respalda la filosofía del donante. Algunos podrían pensar que se está aceptando el dinero por medios poco éticos o engaños, otros que se le dará un buen uso a los fondos. La respuesta “correcta” depende de los estándares éticos de la organización.
La ética debería ser un tema de discusión.
De la misma manera que se debe reexaminar el marco ético personal constantemente, todos aquellos que tengan algún interés, deberían discutir con regularidad tanto la ética de la organización como la de las personas. Se debería cuestionar las suposiciones éticas de todos, incluidas las del líder, y todos deberían estar dispuestos a escuchar esos cuestionamientos seriamente y sin estar a la defensiva. Sólo el discutir seriamente las dudas éticas y el estar dispuesto a analizar las propias suposiciones pueden ayudar a desarrollar el entendimiento ético de una persona. Antes se mencionó que el marco ético se forma a partir del aprendizaje y la experiencia. Si se lleva ese comentario a su conclusión lógica, el marco ético continúa creciendo con el aprendizaje y la experiencia que la persona va adquiriendo y ese proceso, si se examinan a conciencia las dudas éticas, durará toda la vida.
La ética debería ser un tema abierto.
Una persona debería poder y desear explicar su marco ético y sus decisiones éticas, además de mantenerlas (a menos, que otra persona lo convenza de que el argumento está equivocado o carece de algo). Además, tiene la responsabilidad de defender en lo que cree, en vez de sólo hablar de ello.
El pensamiento ético debe estar conectado a la acción.
En el mundo, las mejores intenciones no sirven de nada si sólo se quedan como intenciones. Mantener una filosofía o punto de vista éticos no constituye liderazgo ético. Esa filosofía o punto de vista deben llevarse a la acción, tanto en instancias generales como particulares (p. ej. en la manera en que el líder trata las personas y en las que dirige a la organización, así como también las decisiones individuales que toma).
El liderazgo ético es un proceso compartido.
Todos en la organización o comunidad deberían practicarlo, y tener la oportunidad de hacerlo, cuando sea apropiado. Eso puede significar poner en duda una decisión o una acción, iniciar una, ser un modelo a seguir en una situación o mantener la integridad de la organización.
Es necesario recordar que el líder es un modelo a seguir sin importar que él/ella lo elija así o no. Las personas seguirán su ejemplo sobre cómo debería ser la organización, sobre la cultura organizativa, sobre lo que constituye el comportamiento ético. No se debe olvidar esto y se debe actuar de acuerdo a este principio (eso significa prestar atención no sólo a lo que se dice, sino a también a las apariencias: independientemente de la realidad, el líder no debe hacer nada que parezca o pueda interpretarse como poco ético).
Un líder ético debe alentar a otros a tomar papeles de liderazgo, y a ser su mentor cuando lo hagan. Esto fomenta el desarrollo de líderes éticos dentro de la organización o comunidad, lo cual mejora su funcionamiento y provee más recursos cuando haya un problema o crisis. Además, forma un nuevo grupo que pueda asumir mayor responsabilidad a medida que pasa el tiempo, lo cual le aliviará tensiones al líder actual, y que pueda hacerse cargo del liderazgo cuando éste se vaya.
Algunos componentes específicos del liderazgo ético
Anteponer el bien de la organización y el bien común por sobre intereses propios y el ego.
Uno de los verdaderos exámenes del liderazgo ético es tomar la decisión acerca de lo que es mejor para la organización cuando no lo es para el líder (por ejemplo el líder de la organización puede recortar su propio salario en momentos difíciles, o menos dramáticamente, aumentar el poder de otros en la toma de decisiones).
A veces, puede ser difícil distinguir entre el bien de la organización y lo que es bueno para el líder. Que un director comience con una nueva tarea puede no parecer importante para la organización, pero puede ser contraproducente para la organización si el director tiene menos tiempo para hacer las tares necesarias o lo puede llevar al agotamiento. Los líderes, especialmente en organizaciones de comunidades pequeñas, a veces tienen que ser cuidadosos en no sacrificarse más allá de lo que es útil.
En muchas maneras, poner el bien general antes del personal puede pensarse como la definición del liderazgo ético, ya que explica muchos de los demás componentes. Los líderes que se sacrifican por una causa o por otros suelen verse como heroicos, pero no tienen que morir en la batalla, ir a la cárcel o ayunar como Gandhi o César Chávez para calificar como líder ético. Sólo se debe estar dispuesto a poner el ego y los intereses propios a un lado y a hacer lo que sea mejor para la organización y para las personas por quienes se es responsable.
Estimular discusión acerca de la ética en general y acerca de las opciones éticas involucradas en situaciones específicas, tales como el futuro de la cultura de la organización.
Todas las personas en la organización deberían estar acostumbradas a analizar las implicaciones éticas de una decisión o acción dada y decidir si esas implicaciones deberían influenciar su enfoque y cómo.
Institucionalizar maneras para que las personas puedan dudar de la autoridad del líder.
A menos que la meta de la organización sea obtener ganancias, la guerra o la conquista mundial, o incluso en esas instancias, las oportunidades del liderazgo autocrático serán negativas para el líder (no obtendrá los comentarios y la información que necesita para ser más efectivo y para tomar buenas decisiones), para aquellos que lidera (muchos serán infelices y estarán resentidos y voluntaria o involuntariamente podrían volverse menos efectivos) y para la organización (se perderán los comentarios y la creatividad del personal, y la pérdida del sentido de titularidad sobre las decisiones y la filosofías por parte del personal podría provocar menos éxitos y muchas pérdidas en la organización). Todos deberían ser parte de la toma de decisiones, al menos en las áreas que los afectan directamente, y deberían contar por lo menos con el poder suficiente para realizar sus trabajos bien y sin interferencia.
Unas palabras sobre el poder y sus temas:
Erich Fromm, en Escape de la libertad (Escape from Freedom, New York: Henry Holt [Holt Rhinehart and Winston], 1941, 1969) distingue entre poder sobre y poder para. El poder sobre es la capacidad de controlar otros seres humanos y usarlos para conseguir los fines propios. El poder para es la capacidad de cumplir con las metas de uno sin la necesidad del poder sobre otros (eso no significa que no habrá necesidad de ayuda, pero sí que esa fuerza no será forzada).
El poder sobre incluye algún grado de fuerza o intimidación, sea física, psicológica, económica, social, política o una combinación de ellas. Para una organización o comunidad, el ejercicio de tal poder puede traer muchas consecuencias negativas, tales como la necesidad de continuar indefinidamente el uso de la fuerza o la intimidación a expensas de otros objetivos (y por lo general, a expensas de la vida del líder); entre los seguidores puede crear resentimiento y rebeldía, problemas de territorialidad y de auto-protección, falta de preocupación por otros o por el trabajo, vacío de poder cuando el líder está ausente, etc. (Fromm define el gusto humano por este tipo de poder como canibalismo psicológico).
El poder para no implica nada de esto. En el contexto del liderazgo ético, éste puede ser visto tanto como poder personal (los recursos internos de conocimiento y autoconocimiento, habilidades adquiridas, talento, determinación, ética laboral, empatía, habilidades interpersonales, etc.) como la capacidad para reunir otros recursos (asistencia de otros, acomodar el tiempo, los fondos, etc.) que le permiten a una persona realizar su trabajo. Obtener y ejercer este tipo de poder requiere trabajar en el mejoramiento personal (habilidades interpersonales, auto-conocimiento y auto-entendimiento, empatía, una visión creciente del mundo, desinterés, objetividad) y desear compartir el poder.
Los líderes éticos se preocupan por el poder para: de hecho, ese es el único que ven. Cualquier autoridad sólo es legítima en la medida en la que ésta haga posible cumplir con las metas. El poder no es, o no debería ser, una manera de ganar un estatus o de alcanzar los intereses propios, o lo que es peor aún, de probar que uno es más fuerte o mejor que otros. El poder es un medio para alcanzar metas positivas diseñadas para beneficiar a un gran número de personas, no sólo al líder.
En total, los líderes éticos motivan y son mentores de quienes serán líderes, comparten el poder cuando es apropiado bajo la suposición de que al compartir se acelerará el desarrollo del nuevo liderazgo y aumentarán las posibilidades de éxito. El poder es una fuerza positiva en su filosofía, se usa para lograr metas que lleven a comunidades saludables y mejor calidad de vida. El uso adecuado y compartido del poder y no su abuso, es una característica básica del liderazgo ético.
No tomarse las cosas muy seriamente.
Además de que el entendimiento y la toma de decisiones éticas es un asunto serio, el liderazgo ético incluye también mantener la perspectiva y el sentido de humor propios. Los líderes son humanos y necesitan permanecer de tal modo. Una vez que un líder comienza a proteger el territorio de su liderazgo, su eficacia, como también su reclamo del liderazgo ético, disminuirá.
Considerar las consecuencias que tendrán las decisiones sobre otras personas y buscar las maneras de minimizar el daño.
Rushworth Kidder (Cómo las personas buenas toman decisiones difíciles. New York: William Morrow, 1995) describe el dilema moral como la elección, no entre bien y mal, sino entre dos derechos. Decidir lo que es más importante en una situación donde se gana algo mientras se pierde otra cosa que puede ser igual de importante, es un reto real para el liderazgo ético.
A veces, dos cosas correctas también crean dos cosas incorrectas. Despedir a alguien para mantener los servicios en otra área puede ser visto como beneficioso para otros cuando se reduce el personal en otras áreas o como que se está dañando a los miembros del personal y a otros participantes. Lo mismo se aplica cuando se toma la decisión opuesta y se cortan los servicios, algunas personas pueden beneficiarse, algunas se ven afectadas. Las decisiones como éstas necesitan de la aplicación del marco ético, como también de una dosis de sensibilidad humana. A menos que se encuentre financiamiento, no hay una buena solución, pero puede haber una que sea menos dañina que las otras alternativas.
Tratar a todos con justicia, honestidad y respeto todo el tiempo.
Esto parece muy obvio como para incluirlo aquí pero es una de las partes más importantes del liderazgo ético. La manera en que uno es visto puede formarse de acuerdo a cómo que uno trata a los demás, independientemente de cómo la sociedad los vea. La frase “todos los hombres son iguales” no hace referencia a que todos seamos idénticos o a que tengamos los mismos talentos o potencial, sino a que todos valemos lo mismo y debemos ser tratados de esa manera.
Tratar a otras organizaciones de la misma manera que se trata a otras personas, con justicia, honestidad y respeto.
Eso significa ser abierto en los tratos que se tengan con ellas, informarles de las acciones que se están tomando y que pueden afectarlas, ser un colaborador bueno y confiable, etc. Si la gente conoce al líder por ser una persona honesta y justa, dicha reputación será vinculada con la organización y las demás organizaciones querrán trabajar con ella.
Colaborar dentro y fuera de la organización.
La colaboración trae más responsabilidades y más ideas a cualquier cosa que se haga, crea vínculos entre organizaciones y entre las personas dentro de ellas, delega el poder y la responsabilidad para que de esa forma se puedan escuchar más voces y se reduzca el estrés; además, mejora las oportunidades de financiación y la creación de programas creativos. La colaboración también muestra que el líder es alguien que comparte el poder y los recursos, y que se preocupa más por hacer un buen trabajo y por proveer el mejor de los servicios posibles que por proteger su territorialidad y autoridad.
Si bien la colaboración suele ser deseable, no queremos indicar que es una obligación hacerlo en cada oportunidad que se tenga, particularmente si ésta no le brindará un beneficio al grupo u organización o si ésta involucrará a otras entidades con las que se preferiría no trabajar. Cuando la colaboración sea mutuamente beneficiosa, pueda lograr mejores resultados para las personas para las que se trabaja, pueda lograr una alianza más poderosa para la causa o cuando se disponga de ganancias para todos los grupos que colaboren, ésa será la mejor opción. Rehusarse a colaborar simplemente por razones de territorialidad o por no admitir que una organización puede hacer un buen trabajo, no suele ser la postura de un líder ético.
Comunicarse.
Es necesario para el líder establecer y mantener canales de comunicación con todos con los que trabaja. Si todos saben que el líder les comunica lo que planea hacer, o cualquier información importante que se tenga y ellos no, esto aumentará la confianza que tienen en él y reducirá la posibilidad de rumores, insinuaciones, sospechas y resentimiento.
Trabajar para ser cada vez más competente a nivel interpersonal.
Dependiendo de dónde se comienza y lo que se necesita, esto puede incluir:
- Mejorar el conocimiento que se tiene acerca de la comunicación no verbal: lenguaje corporal, expresiones faciales, tono y volumen de la voz, etc.
- El uso de la comunicación no verbal para indicar atención y respeto (u otras actitudes cuando sea necesario)
- Mantener o mejorar las habilidades auditivas activas.
- Esforzarse por comunicarse claramente, ya sea de forma oral o escrita, para que no haya malentendidos.
- Averiguar cómo los demás perciben a uno como líder, a la organización y a otros grupos, y usar ese aprendizaje para corregir el comportamiento en caso de ser necesario.
- Aumentar la empatía.
- Esforzarse constantemente para mejorar el entendimiento de las relaciones interpersonales.
- Esforzarse constantemente para mejorar el auto-conocimiento.
Intentar ser culturalmente más sensible y más competente.
Se debe conocer las diferentes culturas en la comunidad y sentirse cómodo con ellas; además, se debe aprenda a conocer a los individuos por sus culturas. Otros esfuerzos de esto incluyen:
- Aprender o mejore la comprensión del idioma de la población con la que se trabaja
- Aprende sus tradiciones, normas de comportamiento y de comunicación y la historia de los grupos culturales de la comunidad
- Unirse a las celebraciones y rituales étnicos o de otro tipo
- Hacer un esfuerzo por contratar personas de culturas diferentes
- Aprender a tratar con los aspectos culturales que chocan con los de la sociedad general e intentar entender los trastorno que éstos pueden causarle a algunos de los grupos de inmigrantes
- Identificar y establecer una relación de trabajo con otras organizaciones que sirvan a las mismas poblaciones con las que se trabaja.
Trabajar para ser incluyente.
Eso significa trabajar con personas de todas las identidades étnicas, razas, clases, culturas, orientaciones sexuales, etc. y también estar dispuesto a contratarlas. Asimismo significa usar la diversidad creativamente al alentar a las personas a aprender y a valorar las tradiciones y la visión de otros… y también estar dispuesto a discutirlas abiertamente cuando haya un conflicto o desacuerdo.
Como líder, tomar con seriedad la responsabilidad del puesto y encargarse de desempeñarlo.
Una de las obligaciones del director de una organización comunitaria es la de “hacerse cargo de las críticas y de remitir los elogios”. El líder es responsable por lo que suceda durante su liderazgo. De la misma manera que responsabiliza a otros por su trabajo y por sus errores, debe hacerlo consigo mismo y también debe permitir que los demás lo responsabilicen. Un líder ético debe asumir la responsabilidad que el puesto conlleva, ya sea formal o informal y debe estar preparado para enfrentar directamente las consecuencias de sus decisiones y actos.
Asumir la responsabilidad y trabajar para corregir los errores y mejorar el desempeño inaceptable es parte del trabajo del líder, como también asegurarse de que las relaciones de la organización sean éticas para todos. Culpar a otros, incluso cuando éstos hayan cometido el error o fallado en su trabajo en situaciones específicas, no le quita al líder la responsabilidad general de asegurarse de que esas cosas no sucedan y simplemente lo hace ver como cobarde.
Ésa es la razón por la que un jurado declaró culpable al presidente y al director general de Enron, Ken Lay y Jeffrey Skilling, y no tomó en cuenta que en su defensa dijeron que no sabían sobre la contabilidad ilegal que infló los números de la empresa. Incluso si hubiera sido cierto, deberían haberlo sabido, era su responsabilidad y el jurado los responsabilizó por ello.
Esforzarse constantemente por ser más competente.
Las personas necesitan que los líderes sean competentes: Es la razón por la que se confía en ellos, la razón de su liderazgo, en primer lugar. Es responsabilidad del líder ético mantener y mejorar su competencia, para que pueda continuar dirigiendo la organización en la dirección correcta y para que aquellos a quienes dirige sigan confiando en su liderazgo.
Parte de esa responsabilidad es reconocer y admitir las cosas en las que no es bueno, y ya sea mejorarlas o delegarlas a alguien que sí lo es (pocos directores generales creen poder llevar la administración financiera de sus empresas, y por eso contratan a gerentes de finanzas). Otro aspecto de la competencia es no hacerse responsable por algo por lo que no podrá hacerse cargo o tareas para las que no se tendrá tiempo o recursos.
Mantener y mejorar la competencia puede lograrse de muchas maneras. Continuar con la educación (cursos, tanto como en instituciones educativas o en línea), asistencia a congresos y talleres, reuniones con otros en una posición similar para discutir temas de liderazgo, mantener un diario con las lecciones aprendidas en el trabajo, adquirir conocimientos e ideas de varias personas; todo esto y más puede ser usado como ayuda para ser un líder más efectivo.
No quedarse más de la cuenta.
Las organizaciones, en particular las comunitarias, necesitan crecer y cambiar a medida que maduran. Los líderes éticos reconocen si ya han hecho todo lo que podían o si la organización, para avanzar, debe cambiar la persona al timón.
La enfermedad del “Fundador” es el nombre que se le da a la desgraciadamente conocida negativa del líder a reconocer que la organización que fundó necesita crecer más allá de su influencia. Muchos de esos líderes creen erróneamente que la organización o iniciativa que iniciaron no puede funcionar sin ellos; es como si creyeran que alimentan a su bebé, sin darse cuenta de que en realidad lo sofocan. Las organizaciones y otros grupos, como los niños, necesitan tomar más y más responsabilidades a medida que maduran. De la misma manera que esos padres que no permiten que sus hijos crezcan, los líderes que no permiten que su organización crezca, la dañan.
Nunca dejar de reexaminar la ética y el liderazgo.
Como hemos indicado varias veces en esta sección, el liderazgo ético no termina, se practica todo el tiempo y durante horas extras. Cincinnatus, un romano del siglo 5 AC, pasó de arar su campo a ser el dictador que salvó un ejército romano en peligro de derrota. Cincinnatus derrotó con rapidez a su enemigo, renunció a su dictadura sólo después de 16 días y volvió a su granja… pero siguió siendo un líder a pesar de todo, simplemente porque la gente lo veía así. Tanto se lo reconocía como líder, que de acuerdo al escritor romano Livy, lo volvieron a llamar 20 años después para ser dictador cuando tenía más de 80 años.
El liderazgo ético no termina; tampoco deberían terminar los esfuerzos por continuar la exploración y práctica del liderazgo ético.
Para resumir
El liderazgo es un privilegio y una responsabilidad que exige mucho de quien lo practica, ya sea formal o informalmente. Dentro de las principales exigencias de este rol se encuentra la necesidad de ser ético, tanto en la vida personal como en el liderazgo. Debido a que, quieran o no, los líderes son modelos a seguir, ellos establecen el tono de la postura ética de sus seguidores individuales, de la organización o grupo que lideren, y hasta cierto punto, de una comunidad mayor.
El liderazgo ético exige que un líder tenga un marco ético coherente que guíe sus decisiones y acciones todo el tiempo, no sólo en situaciones particulares. Entre las características más importantes que definen a un líder ético están: la honestidad y la honestidad del líder; la buena disposición para que la discusión de los temas éticos sean una parte normal de la conversación o cultura, sea grupal u organizativa; el deseo de ser el mentor de otros que posteriormente serán líderes; el impulso a mantener y aumentar la competencia, la capacidad de aceptar y considerar seriamente los comentarios, sean positivos o negativos; la capacidad de dejar de lado sus intereses personales y su ego en pro de la causa de la organización; el uso apropiado del poder, que nunca se abuse de él ni que sea utilizado para los intereses del líder; la conciencia de que hay seres humanos detrás de las etiquetas “oponente”, “aliado”, “empleado”, “participante”, etc.
Finalmente, y tal vez lo más importante es que un líder ético nunca deja de reexaminar sus creencias éticas y lo que significa ser un líder ético. Como tantas otras labores importantes, el mantenimiento del liderazgo ético es una tarea continua y, como algunas otras, puede durar toda una vida.
Recursos en línea
Brochure for student organizations at the University of Nebraska at Omaha.
Center for Ethical Leadership,a non-profit corporation based in Seattle. Consulting, training, etc., for nonprofits, schools, government, business, etc..
Center for Ethical Leadership at the LBJ School of Public Affairs at the University of Texas at Austin.
CEO Refresher: “Ethical Leadership: The State of the Art,” by Herb Rubinstein.
“Ethical Leadership in Turbulent Times”, Darden School of Business, University of Virginia. A Powerpoint presentation summarizing several styles of leadership.
A Bridge Paper of the Business Roundtable Institute for Corporate Ethics, “Developing Ethical Leadership,” R. Edward Freeman and Lisa Stewart.
ERIC Digest 107, June 1996: “Ethical Leadership,” by Larry Lashway, on ethical leadership in schools.
Exploring Ethical Leadership. Instruction for volunteer leaders in ethical leadership from the West Virginia University Extension Service, developed by Patricia Pinnell and Shirley Eagan.
Workforce Management, a management journal. Five Standards of Leadership Practiced by Ethical Leaders, Editor’s Choice article on ethical leadership of companies.
Recursos impresos
Community Links, Ph. VIII, No. 3, Issue 12, Summer 2000.
Fromm, E., Holt H., Holt, R., & Wiston. (1941, 1969). Escape from Freedom. New York, NY.
Kidder, R. (1995). How Good People Make Tough Choices. New York, NY: William Morrow.
Lucas N. Global Leadership: A Turn of the Kaleidoscope. Chapter 4 of Concepts, Challenges, and Realities of Leadership: An International Perspective.
MacGregor B., Sorenson, G., & Matusak L. (edited) Selected Proceedings from the Salzburg Seminar on International Leadership.
Rawls, J. (1971). A Theory of Justice. Cambridge, Massachusetts: Belknap Press of Harvard University Press.
“What Exactly Does Ethical Leadership Mean These Days?” An interview with John Hawkins, Leadership Edge, a leadership consulting firm.