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¿A qué nos referimos con valores, principios y suposiciones?
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¿Algunos valores básicos de la Caja de Herramientas Comunitarias?
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¿Algunos principios básicos de la Caja de Herramientas Comunitarias?
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¿Algunas suposiciones de la Caja de Herramientas Comunitarias?
La labor de salud y desarrollo comunitario es una ciencia y un arte. Por un lado, dicha labor se nutre de las lecciones de experiencia derivadas del aprendizaje de los activistas y profesionales comunitarios al intentar crear sistemas, programas, intervenciones y políticas que mejoren la vida y salud de todos en las comunidades. Por otro lado, también es el resultado de la pasión por la justicia social, la equidad y la imparcialidad que lleva a las personas a trabajar por un ingreso bajo con el fin de desarrollar comunidades verdaderamente saludables donde los ciudadanos, independientemente de sus antecedentes y circunstancias, obtienen lo que necesitan.
El compromiso con la comunidad no surge de la nada. Se origina y se guía por valores, principios y suposiciones que se derivan de nuestros antecedentes y nuestra cultura, de nuestras experiencias y de nuestras decisiones concientes sobre lo que es correcto. Estos valores, principios y suposiciones influencian nuestra visión sobre como debe ser el mundo y nos motivan a tratar de moldearlo.
El objetivo del primer capítulo de la Caja de Herramientas Comunitarias es estipular el marco para los capítulos siguientes que son más específicos. El conjunto de valores, principios y suposiciones que afectan nuestra visión de salud y desarrollo comunitario constituye la base de dicho marco. En esta sección, intentaremos proponer los valores, principios y suposiciones más importantes y mostrar brevemente cómo se conectan con el resto del la Caja de Herramientas Comunitarias.
¿A qué nos referimos con valores, principios y suposiciones?
Los términos valores, principios y suposiciones a veces se utilizan como si tuvieran el mismo significado – las verdades fundamentales en las que basamos nuestra forma de interactuar con el mundo. De hecho, aunque hasta cierto punto todos constituyen “verdades,” se diferencian en significado y esencia. Aunque reconocemos sus similitudes, en esta sección trataremos de considerar cada uno de los tres términos en forma separada. El entender dichas diferencias nos ayuda a determinar cuándo trabajamos con hechos o experiencias bien fundamentadas, cuándo aplicamos reglas o juicios morales o éticos y cuándo respondemos a emociones, prejuicios o “conocimiento” sin fundamento que podría no ser preciso.
Todo lo anterior – los hechos y la experiencia, la moral y la ética, los prejuicios, las emociones, el “conocimiento general” – puede conllevar a razones legítimas para actuar en ciertas circunstancias. (Es poco lógico comportarse de manera pacífica ante una policía racista armada de garrotes y feroces perros. Sin embargo, si el Movimiento por los Derechos Civiles no lo hubiera hecho, talvez todavía se les negaría el derecho al voto a los afro-americanos en el sur de Estados Unidos. En esta situación, prevaleció el imperativo moral sobre los hechos y la experiencia.) La importancia de entender la diferencia es que usted pueda comprender su propia motivación y actuar consecuentemente. Para conocer más sobre cómo y qué piensa, por favor refiérase al Pensar críticamente.
Valores
Los valores constituyen nuestras pautas para la vida y el comportamiento. Cada uno de nosotros tiene un conjunto de creencias profundamente arraigadas sobre cómo debe ser el mundo. Para algunas personas, la religión, la cultura, el grupo de pares o la sociedad en general juegan un papel importante en dichas creencias. En otros casos, las personas determinan dichas creencias luego de pensar y reflexionar cuidadosamente sobre la experiencia en forma única. Para la mayoría de nosotros, es probable que se dé una combinación de las dos. Los valores muchas veces determinan los asuntos básicos de nuestras vidas: las relaciones personales y sexuales, la moralidad, el género y los papeles sociales, la raza, la clase social y la organización de la sociedad, entre otros.
Los siguientes son algunos ejemplos de afirmaciones de valor (NO necesariamente son los valores de la Caja de Herramientas Comunitarias):
- Pasar tiempo con sus hijos es más importante que quedarse tarde en la oficina.
- Convertirse en una persona de mucho dinero es el objetivo más deseable en la vida.
- Todos merecen una oportunidad justa en la vida.
- La homosexualidad es mala.
Principios
Los principios son las “verdades” fundamentales científicas, lógicas o morales/éticas que se derivan de la experiencia, el conocimiento y (a menudo) de los valores, y en los cuales basamos nuestras acciones y pensamiento. En el caso de la Caja de Herramientas Comunitarias, los principios son la base de nuestro entendimiento de la salud y el desarrollo comunitarios, las verdades que moldean tanto nuestras razones para realizar el trabajo como nuestro trabajo en sí.
Los principios científicos y lógicos se nutren de la experiencia y los experimentos, del conocimiento (él cual a su vez se deriva de la experiencia y los experimentos de alguna otra persona), del análisis lógico y/o de la teoría. Son tan “objetivos” –tan libres de prejuicios, suposiciones sin comprobar, etc., y tan firmemente basados en hechos probables o análisis racional –como lo pueden ser, y se consideran ciertos hasta que se pruebe lo contrario. Los principios incluyen las leyes físicas y otras leyes que regulan el funcionamiento del universo y que se extienden a la esfera de la acción humana (Si usted se estrella contra un árbol a 113 kilómetros por hora, probablemente se verá seriamente lastimado o morirá. Si usted conduce bajo estado de ebriedad, no tiene tanto control o discernimiento y sus reflejos son casi tan inútiles, haciendo mucho más probable que pegue contra ese árbol a 113 kilómetros por hora. Principio: (No conduzca en estado de ebriedad.)
Los principios científicos y lógicos se caracterizan por afirmaciones tales como “Con toda acción ocurre siempre una reacción igual y contraria” (Tercera Ley de Movimiento de Newton) o “Los dinosaurios fueron los animales más grandes por millones de años.” Tales principios se pueden verificar mediante la observación –una bala de cañón disparada desde un cañón provoca que el mismo se impulse en dirección opuesta, consistentemente con la Tercera Ley de Newton –o se apoyan en la evidencia disponible –miles de fósiles de dinosaurios, varios sistemas químicos y geológicos utilizados para datar fósiles –y son teorías solamente en el sentido de que no se pueden probar en su totalidad porque es imposible viajar en el tiempo o a través del espacio interestelar.
En los principios morales y éticos es donde entran en juego los valores. Estos principios se desarrollan en base a creencias y valores profundamente arraigados y muchas veces constituyen los principios sobre los cuales se basa el trabajo comunitario. La dedicación a los procesos democráticos, a la equidad y a la justa distribución de los recursos, a una calidad de vida razonable para todos, a la santidad de la vida, a la obligación de las personas de ayudarse unos a otros –todos estos principios no se derivan de experimentos lógicos o científicos si no de un sistema de valores que enfatiza la dignidad humana y las relaciones.
Uno de los principios morales/éticos más claros se haya en la Declaración de la Independencia Estadounidense, escrita por Thomas Jefferson (con la ayuda de Benjamin Franklin) en 1766: “Sostenemos como evidentes por sí mismas dichas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad;…”
La salud y el desarrollo comunitarios no siempre se hayan respaldados por dichos valores. El interés propio, por ejemplo –mayor seguridad personal, más comodidad, más oportunidades económicas –a menudo tiene un papel más relevante, así como otros factores.
Esta declaración es un buen ejemplo de como los valores y los principios forman un lazo, con los principios basados en los valores pero dichos de tal manera como si el valor fuese un principio. Jefferson y Franklin pueden haber considerado estas “verdades” como evidentes (i.e. tan obvias que no necesitan ser explicadas o respaldadas), pero en aquel momento, casi todo el mundo fuera de las colonias estadounidenses consideraba lo opuesto como innegable. La certeza de los padres fundadores estadounidenses tuvo que ver con sus valores, no con ninguna prueba científica que los respaldara.
De la misma manera, las personas pueden tener los mismos principios pero interpretarlos de acuerdo a distintos sistemas de valores. Dos individuos pueden creer, por ejemplo, que todos los humanos fueron creados iguales. Para una, esto puede significar que tiene el deber de tratar a todos como iguales y que debe intentar conseguir la igualdad para todos. Para el otro, puede significar que como todos comienzan con oportunidades iguales, cualquiera que no alcance el éxito o que no se desempeñe bien es responsable de su propio fracaso, y por ende, no merece ninguna ayuda o respeto.
Aún los principios científicos se hayan, de cierta manera, basados en valores. El uso del método científico, la adhesión a la evidencia empírica (i.e. evidencia que realmente se observa o experimenta), la voluntad de creer en la evidencia
aunque ésta se encuentre en conflicto con las suposiciones religiosas o culturales –todas éstas son características de un sistema de valores que le otorga gran prioridad al pensamiento lógico y científico y a la búsqueda del conocimiento en el mundo real.
Muchas personas alrededor del mundo subscriben valores diferentes que le dan más importancia a las tradiciones religiosas o culturales y que califican de inútil el trabajo científico si éste entra en conflicto con dichas tradiciones. Por lo tanto, muchos cristianos en Estados Unidos no creen en la evolución, ya que el concepto de que los humanos tengan ancestros animales que datan a creaturas unicelulares de más de dos o tres billones de años abiertamente desafía la tradición judeo-cristiana de que el mundo fue creado como tal en seis días.
Suposiciones
Las suposiciones constituyen el próximo nivel de verdades, aquellas que consideramos que podemos dar por un hecho, dados los principios que hemos aceptado. Si por ejemplo aceptamos que la vida es un “derecho inalienable” –un derecho de todos los seres humanos y del cual no se les puede privar –entonces usualmente asumimos que matar a otra persona no está bien, o por lo menos que no tenemos el derecho a hacerlo.
Las suposiciones usualmente no se comprueban. Constituyen aquellos hechos o creencias que no cuestionamos porque “sabemos” que son correctos aunque talvez no lo sean. La línea “pero yo asumí…” no trae problemas tan sólo en las películas. La mayoría de nosotros se ha visto envuelto en situaciones donde hemos tenido que enfrentar las consecuencias de nuestras suposiciones incorrectas.
Sin embargo, es cierto nuestras suposiciones se reflejan en lo que hacemos y la Caja de Herramientas Comunitarias no es la excepción. No obstante, esperamos que nuestras suposiciones se basen en principios cuidadosamente pensados, a la vez que intentamos reevaluarlas cada cierto tiempo con el fin de asegurarnos que no estemos actuando en base a falsas premisas.
A continuación incluimos algunos de los valores, principios y suposiciones básicos en las que se fundamenta la Caja de Herramientas Comunitarias. Las listas no son exhaustivas y no se encuentran necesariamente en orden de prioridad.
¿Algunos valores básicos de la Caja de Herramientas Comunitarias?
Comenzaremos con los valores porque, como hemos explicado, éstos constituyen la base del trabajo que hacemos. Los valores no son ciertos ni falsos, precisos o imprecisos –aunque nuestros valores pueden dictar si percibimos los valores de los demás como moral o éticamente (o incluso lógicamente) correctos – si no más bien una expresión de las creencias y preferencias de cada individuo. Nuestros valores reflejan la forma en que cada uno de nosotros ve y se dirige al mundo. Por la misma naturaleza de los valores, percibimos nuestros propios valores como correctos y los defendemos con nuestros argumentos, con nuestros votos y a veces con nuestras vidas.
A pesar de que los valores pueden y cambian conforme las personas crecen y aprenden, existen algunos valores básicos que la mayoría de las personas apoyan: la necesidad de proteger y preservar la vida humana, por ejemplo, o la responsabilidad de los adultos por el cuidado de los niños. Estos y otros valores –muchos de los cuales se encuentran estipulados en listas de reglas tales como los Diez Mandamientos judeo-cristianos –se observan en la mayoría de las sociedades y usualmente constituyen la base de las leyes y normas sociales.
Estos son algunos de los valores de la Caja de Herramientas Comunitarias:
Todos en la comunidad tienen derecho a una calidad de vida decente. Este es un valor básico para la mayoría de las personas involucradas en la salud y el desarrollo comunitarios. El Estatuto de Ottawa para el Fomento de la Salud, una declaración sobre políticas emitido por la Organización Mundial de la Salud –Primera Conferencia Internacional sobre el Fomento de la Salud (Ottawa, Canadá, 1986) patrocinada –encarna este valor. Establece, entre otras cosas, que los prerrequisitos para la salud en una comunidad son la paz, el refugio, suficiente alimento, un ingreso adecuado para sostener a los individuos y familias, un ecosistema estable, recursos sostenibles, justicia social y equidad.
Todas las personas merecen respeto e igual consideración. Esta afirmación es lo suficientemente amplia como para ser considerada un principio. La incluimos aquí porque es el fundamento de casi todo lo escrito en la Caja de Herramientas Comunitarias.
Tratar a las personas con respeto y consideración no significa que no se puede discrepar con ellas, o hasta pelear en contra de lo que se está tratando de hacer. Más bien, significa que usted debe abordarlos como iguales que piensan que están en lo correcto en lugar de etiquetarlos o tratarlos como malvados o idiotas. Con este enfoque, usted tiene mayores posibilidades de ser tratado con respeto a su vez.
No cabe duda que, en el mundo real, existen momentos en los cuales un enfoque razonable no funciona. Existen personas que verán dicho enfoque como una concesión para aprovecharse de usted y verlo a usted como estúpido por ofrecerles la oportunidad de hacerlo. Gandhi tuvo éxito al aplicar la práctica de la no violencia con los británicos debido al sentido de juego justo de los últimos; si hubiera tenido que luchar contra los nazis, probablemente lo hubieran asesinado la primera vez que lo intentó.
Si usted enfrenta tal grado de oposición, es importante identificar el hecho y responder al mismo pero no utilizar las mismas tácticas que su oponente usaría si tuviera la oportunidad. Lo ideal aquí es protegerse a usted mismo sin convertirse en lo que su oponente es.
Cualquier trabajo o investigación comunitarios deben tener como propósito fundamental el mejorar las vidas de las personas, particularmente las vidas de aquellos más necesitados/menos poderosos. El investigar o actuar en el ámbito de la salud y el trabajo comunitarios no tiene sentido a menos que esto aporte una contribución a la calidad de vida en la comunidad y/o en el mundo. El conocimiento es sumamente importante, pero no tiene mucho sentido si no se utiliza.
Debido a la inherente tendencia que todos tenemos, algunos entendemos y algunos estamos conscientes de que es esencial incrementar continuamente en nosotros la conciencia de nuestros inclinaciones y asegurarnos de que ellas no contradigan los más altos valores previamente discutidos, tales como asegurar que todas las personas sean respetadas.
La imparcialidad exige que todos los afectados por la investigación o por una cuestión –todos los partícipes en la apuesta –deben de tener la oportunidad de participar directamente o de ser representados en la planificación, implementación y análisis de la investigación o intervención en cuestión. El trabajo comunitario, en cualquier campo, debe de ser acerca de crear situaciones con las personas afectadas, no sobre hacer las cosas para ellas o a ellas.
Este trabajo no es acerca del poder o del control, sino acerca del bien público. Por ende, el poder y el liderazgo, en la medida de que no comprometan totalmente el propósito del trabajo, deben ser compartidos en lo posible.
Es difícil determinar si lo anterior constituye realmente un valor o un principio. De muchas maneras, tal como “nosotros consideramos estas verdades…,” es sinónimo de ambos, ya que se deriva de una forma de pensar que coloca un enorme énfasis en el valor de la imparcialidad, la democracia y la participación y a su vez actúa como base para el trabajo.
¿Algunos principios básicos de la Caja de Herramientas Comunitaria?
Los principios, tal y como lo hemos descrito, son las verdades esenciales en las que basamos nuestro trabajo. Son distintos a los valores en el sentido de que los últimos reflejan lo que creemos y sentimos profundamente; los principios reflejan lo que pensamos. Aunque el razonamiento detrás de los principios pueda –y así es usualmente – derivarse de nuestro sistema de valores, los principios son generalmente prácticos y no se orientan a guiar nuestra forma global de pensar y de comportarnos, sino a ponerlas –y a nuestros valores – a trabajar en el mundo real.
“Lo justo” no significa que todos obtienen lo mismo; significa que todos obtienen lo que necesitan. Desde el punto de vista de la igualdad, esto implica que aquellos con menos obtengan lo suficiente para cubrir sus necesidades y no sean ignorados o explotados por aquellos con más dinero o poder.
El trabajo comunitario tiene mayores posibilidades de ser exitoso si involucra a todos los partícipes de la apuesta desde el inicio. Este es el principio que se deriva de valor que tiene que ver con la imparcialidad de involucrar a todos los afectados por la cuestión en sí. Se establece como principio porque es una declaración práctica: el planeamiento, la intervención y la evaluación se ejecutan mejor si existe retroalimentación y participación de parte de todos los involucrados. Este proceso de participación genera más ideas, más apoyo generalizado, la posibilidad de evitar los errores debidos a la ignorancia sobre la historia de la comunidad o al desempeño anterior y el que todos los afectados tomen propiedad sobre la acción resultante.
El liderazgo interno de la comunidad debe de fomentarse y alimentarse. El cambio positivo en una comunidad puede ocurrir y continuar más fácilmente si se construye desde adentro. Los líderes para este trabajo deben de venir de la comunidad porque la conocen bastante bien, porque ya poseen la credibilidad que el ser miembro de la comunidad implica y porque demuestran mucho interés en el éxito de la misma. También es una cuestión de imparcialidad – lo correcto es que las personas puedan controlar sus destinos. El que los forasteros impongan soluciones y su liderazgo puede resultar a corto plazo, pero dificulta la habilidad de la comunidad para desarrollarse y evolucionar.
El trabajo comunitario requiere de una cuidadosa planificación en cada etapa del proceso. La valoración e identificación de problemas, la organización estratégica, la implementación, evaluación y mantenimiento de iniciativas tienen mayores posibilidades de éxito si existe una planificación colaborativa. Este principio se refleja en un gran número de secciones de la CTB que discuten el tema de la planificación.
La evaluación es absolutamente necesaria y útil de muchas maneras, aunque quizá sea más útil como herramienta para mejorar su iniciativa. La evaluación puede mostrar dónde se necesita realizar cambios, localizar problemas y fortalezas, sugerir acciones adicionales y crear responsabilidad. Una evaluación formativa –aquella que examina cuidadosamente el proceso y contenido de su iniciativa, la compara con lo que debía suceder y analiza los resultados de lo que usted hizo tomando en cuenta como podría mejorarla – puede señalar si algunas partes u objetivos del proceso necesitan cambiarse con el fin de que la iniciativa sea más efectiva. Una evaluación sumatoria –una que simplemente decide si su desempeño fue satisfactorio o no y cuyo enfoque esencial es la responsabilidad –es mucho menos práctica. Una evaluación sumatoria muchas veces puede detener una iniciativa en seco cuando todo lo que se necesita para tener éxito es un cambio menor en la ejecución de la misma.
Los desenlaces importan. Aunque el señalar y castigar a los responsables de los fracasos para alcanzar las metas no sea particularmente útil, es importante recordar la razón original por la cual usted realiza este trabajo. Usted constantemente debería hacer lo posible por adaptar su iniciativa para que sea más efectiva y no perder de vista su objetivo principal.
El tiempo es de esencial importancia. Siempre programe suficiente tiempo para que las cosas ocurran, tanto en la planificación como en la implementación. Eso implica contabilizar cuánto tiempo puede tomar el iniciar un programa:
- Desarrollando un plan
- Consiguiendo el personal, espacio, equipo, material y lo que sea necesario para llevarlo acabo
- Obteniendo financiamiento u otros recursos
- Llevando a cabo el trabajo en sí
- Diseñando, implementando y analizando una evaluación
- Realizando los cambios que sugiera la evaluación y luego hacerlo todo de nuevo
El dar tiempo también se refiere a dar tiempo en su iniciativa para que los resultados deseados ocurran. En algunos programas de salud pública, por ejemplo, puede tomar años saber si un método de prevención en particular ha sido realmente exitoso. Aún en los programas donde los creadores de políticas ven soluciones rápidas, los resultados pueden no llegar de manera tan expedita como ellos desean. El programar el tiempo para llevar a cabo el trabajo puede ser frustrante, pero es crucial para el éxito.
Los legisladores pueden pensar que un programa de entrenamiento de empleo no es más que el simple hecho de varias personas desempleadas aprendiendo una habilidad específica –similar a llevar un curso por un número determinado de semanas. Sin embargo, los creadores de políticas muchas veces no se dan cuenta de que no sólo las personas aprenden a velocidades diferentes, sino que algunos de los participantes tal vez nunca han tenido un trabajo y pueden tener dificultades para entender lo básico para relacionarse con sus supervisores y compañeros de trabajo, o incluso para ser puntuales todos los días. El enseñar lo básico, además de la habilidad laboral en cuestión, puede requerir mucho más tiempo del que los legisladores planean, pero resultará más efectivo a largo plazo.
No abarque más de lo que puede manejar. Tenga metas altas, pero sea honesto consigo mismo y con los demás sobre lo que realmente puede hacer y sobre cuánto tiempo se requiere.
Asegúrese que el financiamiento y los recursos adicionales sean adecuados para lo se propone hacer. El tratar de poner en práctica un proyecto sin los recursos necesarios constituye una receta para el fracaso. Tiene más sentido reajustar sus intenciones o conceder más tiempo para conseguir lo necesario que meterse en una iniciativa mal equipado para ponerla en práctica.
La acción comunitaria debe ejecutarse en el nivel y momento que la hagan más efectiva. El nivel de acción comunitaria indica hacia donde se dirige la acción. Puede ser que usted planee una acción que beneficie a un grupo específico, pero su iniciativa podría ser más efectiva si se dirige a los creadores de políticas o a algún otro grupo u individuo cuyas acciones afecten al grupo que le interesa.
De la misma manera, su iniciativa debe llevarse a cabo en el mejor momento para que tenga el efecto deseado. Esto puede implicar coordinar la iniciativa con los procedimientos legislativos regulares (la publicación de un presupuesto estatal, por ejemplo), con una estación en particular (el programar una iniciativa para recaudar fondos para los indigentes de manera que coincida con las fiestas de invierno), con esfuerzos nacionales o internacionales similares (e.g. el Día Nacional del Alfabetismo), o con eventos actuales conforme se desarrollan (Lo ideal sería que usted haga campaña para reservar un espacio abierto cuando su posible desarrollo se manifiesta inicialmente, de manera que le conceda suficiente tiempo a su iniciativa para reunir la opinión pública y dar a conocer los hechos. Si usted se espera hasta que los tractores derriben los árboles, ya es demasiado tarde.)
La intervención comunitaria debe ser repetible y sostenible. Para que una intervención sea “repetible” debe poderse replicar con éxito en otros lugares y/o con otros participantes. Los elementos básicos de la intervención deben ser efectivos –tal vez con alguna adecuación a una comunidad o población diferentes –en cualquier lugar y usted debe poder explicar como funcionan, de manera que otras personas puedan establecerla y llevarla a cabo en otra situación. Esto significa que usted debe entender los elementos de la intervención muy bien y saber que es lo que la hace exitosa. Usted debe monitorear cuidadosamente y documentar y evaluar lo que hace –si quiere que otras personas también lo puedan realizar – ya que la fórmula para entender dichos elementos muchas veces combina la teoría, filosofía, los enfoques interpersonales, la política y los métodos.
Para que una intervención sea sostenible usted tiene que tener la habilidad de continuar haciéndola funcionar a largo plazo. Esto incluye no solo llevar a cabo el trabajo efectivamente, sino también encontrar el financiamiento y otros recursos necesarios para que continúe funcionando, construir el apoyo de la comunidad, facilitar el entrenamiento en curso tanto para personal nuevo como antiguo y evaluar y tratar de mejorar lo que hace constantemente.
Esto lleva al siguiente principio:
El trabajo comunitario nunca se termina. Cualquiera que sea su trabajo –ya sea una intervención comunitaria, una campaña de apoyo, una acción individual para lograr una meta específica, la fundación de una organización o el establecimiento de una iniciativa para una comunidad autosuficiente –su tarea no termina cuando alcance su meta inicial. Si usted no trabaja en mantener lo que ha alcanzado o se asegura de que otros lo hagan, su esfuerzo se desarticula. Si se quiere causar un cambio real en una comunidad, se debe continuar haciéndolo indefinidamente.
No pierda de vista su visión, sus principios y sus valores en la lucha por hacer las cosas. A veces es muy tentador tomar el primer financiamiento disponible o el cambiar lo que está haciendo con el fin de obtener recursos. Algunas veces, puede parecer que el alterar su propósito hace las cosas más agradables y menos controversiales, y que facilita su vida. Cuando surgen estas posibilidades, es crucial revisar cuales son su visión, misión y objetivos fundamentales. Si es necesario, éstos pueden ser modificados debido a cambios en las circunstancias o en las necesidades de la comunidad. Sin embargo, si la motivación para el cambio entra en conflicto con sus valores o su visión –o con la razón original por la cual realiza el trabajo –debe ser rechazada. La integridad de su causa y de su organización vale mucho más y contribuirá mucho más a su iniciativa que cualquier ganancia financiera a corto plazo o beneficio resultante de las relaciones públicas.
La verdadera meta del trabajo comunitario es el cambio social positivo. Lo ideal, en la mayoría de los casos, es mejorar la calidad de vida de un grupo en particular o de todos en la comunidad. Esto usualmente significa cambiar algunos aspectos fundamentales de la forma en que piensa o funciona la comunidad –su actitud hacia la violencia doméstica, por ejemplo, su compromiso a la educación o la conservación ambiental, su consumo de alcohol o de comida no saludable, o su concepto de justicia social. Si usted puede ayudar a la comunidad a cambiar sus actitudes y comportamientos de manera positiva, ésta se convertirá en un lugar mejor para vivir para todos sus integrantes.
¿Algunas suposiciones básicas de la Caja de Herramientas Comunitarias?
Como ya lo hemos explicado, las suposiciones son ideas que damos por un hecho. No son lo mismo que los valores ya que muy a menudo se derivan del razonamiento lógico –o de lo que creemos que es lógico –en lugar de las creencias profundamente arraigadas. Se diferencian de los principios en que usualmente no forman la base de nuestros pensamientos y acciones. Sin embargo, las suposiciones guían como respondemos a nuestros principios.
Casi todas las personas quieren lo mejor para la comunidad. Las personas pueden discrepar tanto sobre la definición de lo que es mejor como sobre alcanzar dicha meta, pero su objetivo usualmente es similar: vivir en una comunidad que es lo mejor posible en la mayoría de formas posible. Si partimos de dicha suposición, es más fácil establecer el terreno en común y comenzar a trabajar juntos. El demonizar a aquellos con los que diferimos es fácil y generalmente satisfactorio, pero no lleva a ningún lado. El asumir que otros pueden querer muchas de las mismas cosas que nosotros queremos puede llevarnos a la cooperación en algunos temas y puede por lo menos generar un diálogo sobre otros temas. Esto es mucho mejor, desde los puntos de vista práctico y demás, que dos facciones atascadas en oposición sin posibilidad de movimiento.
Una vez que las personas entienden las circunstancias de los demás, usualmente se encuentran anuentes a ayudar. En la búsqueda de la equidad en una comunidad, muchas veces nos enfrentamos a actitudes que parecen crueles e insensibles. En muchos casos, sin embargo, estas actitudes son el resultado de personas en ciertas circunstancias y que han tenido poco contacto entre ellas. Si usted no conoce a nadie que vive de la asistencia social, es muy fácil asumir que aquellos que la reciben son perezosos y no quieren trabajar. No obstante, cuando usted se encuentra cara a cara con la realidad de sus vidas –la mayoría de las veces madres solteras que viven desesperadamente con muy poco dinero, aún en los estados donde el sistema es más generoso y a quienes muchas veces les falta todo menos las habilidades más básicas o a veces hasta dichas habilidades, y quienes se enfrentan al hecho de perder la atención médica y de gastar la mayoría de sus ingresos en guarderías si van a trabajar –resulta más difícil verlas de forma negativa.
Si se trata con respeto a las personas, usualmente responden de la misma manera. Ya sea que trate con participantes en una intervención, con oponentes o con aliados, trátelos como usted quisiera ser tratado. La Regla de Oro es generalmente una buena pauta, no solo moral y éticamente, sino prácticamente también.
Tip O’Neill, antiguo orador de La Casa de Representantes Estadounidense, solía decir que la política era siempre local. Lo que quiso decir es que la política es siempre personal, que las alianzas se construyen relación a relación. Esto es tan cierto para los activistas comunitarios como para los integrantes del Congreso.
Las personas deben creer en que algo es posible antes de que trabajen para lograrlo. Esta es la razón por la cual una visión compartida es tan importante en el trabajo comunitario, aunque también aplica a nivel individual. Los estudiantes, por ejemplo, deben creer que pueden aprender antes de que puedan invertir la concentración y esfuerzos necesarios para lograrlo. Si se desaniman demasiado, la tarea parece imposible y es más fácil renunciar que arriesgarse al fracaso continuo.
Un individuo o la comunidad deben tener la capacidad de imaginar el futuro con tal de hacerlo suceder. Si no se cree que el cambio es posible, lo más seguro es que el cambio no ocurra.
Las personas que trabajan juntas se encuentran en una posición más favorable y tienen más éxito que las que trabajan solas. Tienen más ideas, desarrollan más capacidad de llevar a cabo las cosas y se infunden energía entre sí para que la iniciativa siga moviéndose. Si es posible, las acciones coordinadas casi siempre son más efectivas a largo plazo que cuando una persona u organización lo intenta individualmente.
El mundo no es perfecto; el trabajo es necesario para crear un cambio social positivo y para hacer del mundo un lugar mejor para todos.
En resumen
Los valores, principios y suposiciones fundamentan cada sección de la Caja de Herramientas Comunitarias y guían el trabajo de su equipo. Lo anterior se encuentra profundamente relacionado con la dignidad y el valor de todas las personas; la habilidad –y la necesidad –por parte de las comunidades de resolver sus propios problemas y producir sus propios líderes; las necesidades éticas y prácticas del trabajo comunitario y de la salud; y la necesitad por un cambio social positivo.
El objetivo de esta sección es ayudar a los usuarios de la Caja de Herramientas a comprender la perspectiva de la Caja de Herramientas Comunitarias y tal vez aclarar lo que se presenta ahí. También intenta ayudar a los usuarios a pensar en sus propios valores, principios y suposiciones, para concientizarlos, examinarlos y continuar tendiéndolos bajo escrutinio ya que muy a menudo llevan a cabo un trabajo difícil e importante.
Recurso Impreso
Fawcett, S. Some Values Guiding Community Research and Action. Journal of Applied Behavior Analysis, 24, no.4 (1991), pp.624-636.