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  • ¿Qué significa un “vecindario”?

  • ¿Qué significa "promover la acción en vecindarios"?

  • ¿Por qué es importante promover la acción en vecindarios?

  • ¿Cuándo promover la acción en vecindarios?

  • ¿Cómo promover la acción en vecindarios?

En Jacksonville, Florida, un vecindario organizó 22 fiestas de vecinos al mismo tiempo. En Boston, Massachusetts, un vecindario persuadió a los políticos de la ciudad cederles  terrenos para construir viviendas de precios accesibles. En Los Ángeles, California, una huerta comunitaria se convirtió en un proyecto  llamado “Comida para el vecindario”, en el que fabricantes locales ayudaron a estudiantes de secundaria a comercializar un aderezo de ensalada que ellos habían creado. En ciudades y pueblos a lo largo de EE.UU., los vecindarios están montando sus propios sitios web, con boletines de noticias del vecindario, calendarios y chats.

Éstos son sólo cuatro ejemplos de acciones vecinales que beneficiaron a los residentes de los vecindarios – beneficios que no hubieran ocurrido si los individuos hubieran actuado solos, sin reunirse. En otras palabras, las acciones de los vecindarios son valiosas porque crean resultados positivos para la gente. En este módulo, esperamos mostrar cómo promover acciones en los vecindarios para lograr resultados positivos en donde  vivimos.

Empecemos por definir nuestros términos y sugerir por qué la promoción de acciones en vecindarios merece una sección para ella sola en la Caja de Herramientas Comunitarias.

¿Qué significa un “vecindario”?

Todos vivimos en un vecindario del cual formamos parte, pero podemos tener ideas muy diferentes sobre cómo definirlo. Todos nos formamos en la mente una imagen de un “vecindario” con ciertas características – positivas, negativas o una mezcla de ambas. Tomemos un momento para pensar cómo es la imagen mental de nuestro “vecindario” y comparémosla con la realidad o con la de alguien más. También, pensemos en el impacto de estas imágenes percibidas o reales en los vecinos al tratar de llevar a cabo una discusión sobre la promoción de acciones en el vecindario. La imagen mental que nos formamos de un vecindario puede encajar en la siguiente lista descriptiva o estar en algún lugar en medio de ella:

Positiva

  • Atmósfera cálida, abierta, amistosa.
  • Comunicaciones fluidas entre los vecinos.
  • Áreas limpias y seguras.
  • Actividad frecuente, los residentes interactúan entre ellos (adultos, niños, gente mayor).
  • Acceso fácil; se puede caminar a los comercios y servicios necesarios.

Negativa

  • Ambiente frío, cerrado, no amistoso.
  • Todos se encierran en sí mismos, nadie habla con nadie.
  • Calles sucias, plagadas de criminalidad.
  • Barrios vacíos llenos de extraños moviéndose sin propósito aparente.
  • Sin comercios y servicios cercanos para atender necesidades básicas.

Nos demos cuenta o no, lo que hacemos y lo que no hacemos afecta  nuestro vecindario. La meta es reunir las variadas imágenes de vecindarios (reales e imaginarias) para formar un marco de acción que los convierta en lo que todos queremos que sean. El proceso de combinar estas imágenes puede empezar con el proceso de discusión, evaluación y planificación de la acción.  La promoción de acciones en los vecindarios implica una gran cantidad de interacción vecinal.

¿Qué queremos decir con “promover la acción en vecindarios”?

Usamos la frase “promover la acción en vecindarios” muy ampliamente para definir casi cualquier actividad que ponga a los vecinos en contacto entre sí o que los ayude a apreciar más su vecindario.

A menudo, esta actividad significa hacer que los vecinos trabajen juntos por un objetivo común. Es decir, hacer que los vecinos se reúnan para limpiar un terreno baldío, para pintar un cruce de peatones o para oponerse a la construcción de una nueva mega-tienda, son claras instancias de acciones vecinales. No obstante, también lo son actividades menos importantes y a veces menos orientadas hacia objetivos específicos – tratar de conocer a la gente de la cuadra, visitar al señor de edad del apartamento de abajo o plantar flores a lo largo de una acera o una calzada. Este tipo de acontecimientos, en nuestra opinión, son también ejemplos de acciones vecinales que deben ser promovidas.

¿Por qué es importante promover la acción en vecindarios?

Hay una larga lista de razones. Mencionemos algunas de ellas:

  • Es más probable que la acción vecinal, en vez de las actividades de individuos solos, produzca los resultados deseados. Sería mucho más difícil limpiar el terreno baldío uno solo, lograr pintar el cruce peatonal o pelear contra la mega-tienda. El principio general es que cuando la gente actúa en colaboración, es generalmente más efectiva en conseguir sus propósitos. Los números hacen la fuerza.

¿Por qué es así? Normalmente porque la acción vecinal implica ejercer influencia sobre los que toman las decisiones (funcionarios locales, controladores de tránsito, urbanistas privados, policía) para que actúen  en favor de los vecinos. Si los que toman las decisiones son funcionarios públicos, están más propensos a responder a la voz colectiva de muchos constituyentes – porque ellos son responsables ante esos constituyentes, directa o indirectamente. Incluso si los tomadores de decisiones son ciudadanos privados, el resistirse a los deseos del vecindario puede no servir a su propio interés económico, social o político.

  • Si la acción vecinal es exitosa, reforzará las oportunidades de más acción vecinal  en el futuro, precisamente porque tuvo éxito la última vez. El éxito se auto-refuerza; en este caso, los vecinos estarán más dispuestos a emprender otra vez actividades similares
  • El éxito no sólo se auto-refuerza; también acarrea poder. La acción exitosa del vecindario puede hacer que los vecinos se sientan poderosos, tanto individual como colectivamente. Podrán llegar a sentir que sus acciones cuentan, que pueden controlar su propio destino. Estos sentimientos son intrínsecamente valiosos; pero lo que es aun más importante es que grupos externos pueden también ver el poder del vecindario y respetarlo por ello. El famoso organizador comunitario Saúl Alinsky dijo una vez: “El poder no es solamente el que tenemos, sino el que el enemigo piensa que tenemos”. Alinsky tenía razón.
  • La acción vecinal usualmente aumenta las buenas relaciones entre la gente. A través de la acción en el vecindario – a través de reuniones, llamadas telefónicas, correos electrónicos y de encontrarse en la calle – los vecinos terminan conociéndose mejor. Ellos pueden terminar dándose cuenta de que son más similares de lo que pensaban antes, de que tienen valores compartidos y metas en común. En general, tenderán a disfrutar más de la compañía mutua y a buscarla.
  • La acción vecinal usualmente aumenta la confianza. La gente siente que puede contar con otros cuando necesita ayuda,  incluso para realizar tareas tan mundanas como alimentar al gato de los vecinos cuando éstos salen de vacaciones o pedirles prestada una herramienta o simplemente pedirles vigilar la casa. La acción vecinal exitosa ayuda a restaurar la confianza entre los vecinos.

Una vez que la confianza es confirmada, es más probable que sea recíproca. Por ejemplo: Si ellos cuidan a nuestro gato, nosotros estaremos más dispuesto a regar sus plantas.  Nos sentiremos entonces con más confianza de pedirles otra cosa más adelante y ellos estarán más dispuestos a aceptar.  A través de esta serie de pequeñísimas acciones recíprocas, se construyen las relaciones y la vida vecinal se ve fortalecida.

Además de la confianza, lo que estamos describiendo aquí es un aumento en la conectividad social, el fortalecimiento de la red de sentimientos, acciones e interacciones que unen a la gente. La conectividad social ha sido identificada por investigaciones como uno de los determinantes sociales más importantes de la salud y es un elemento importante en la cohesión social .

  • La acción vecinal generalmente aumenta la seguridad. Si  los vecinos se conocen, se agradan y confían mutuamente es más probable que se sientan seguros donde viven, tanto física como psicológicamente. Se sentirán más seguros cuando caminen por la cuadra o hasta en su propia casa, porque hay alrededor menos personas extrañas y porque están conscientes de que hay gente en las inmediaciones que los ayudaría si lo necesitaran. Esta sensación de seguridad es difícil de subestimar.
  •  Mucha de la acción en el vecindario simplemente y sencillamente nos hace sentir bien. Puede ser maravilloso salir y ver a gente conocida, saludarla y que nos devuelva el saludo, valorar a los otros y ser también valorados. Un vecindario cálido y emocionante añade riqueza y significado a la vida.

Algunos investigadores han descubierto recientemente que también hay beneficios adicionales, y a veces más tangibles, ligados a las acciones vecinales:

La acción en los vecindarios puede:

  • Reducir el crimen (con labores de vigilancias de crímenes y programas de policía comunitaria). Estudios recientes han demostrado que los vecindarios unidos están asociados a niveles más bajos de crímenes, con lo que se sugiere que la cohesión puede ser responsable de la reducción en los crímenes.
  • Mejorar la salud. A través de las acciones vecinales, las redes de apoyo sociales e interpersonales de la comunidad se fortalecen. Además, los investigadores han descubierto que la gente que tiene redes de apoyo fuertes no son sólo más saludables, sino que literalmente viven más.
  • Producir mejores resultados en los niños. Si, como dice una famosa frase, “se necesita todo un pueblo para criar a un niño”, el vecindario sería un equivalente moderno del pueblo. Existen investigaciones que sugieren que los vecindarios más fuertes realmente producen personas jóvenes más resistentes, más orientadas a objetivos y mejor adaptadas.
  • Estimular el desarrollo económico local. No se trata solamente de que los vecinos pueden apoyar a los comerciantes locales o atraer negocios locales. Es también de que a través de las acciones vecinales los residentes del vecindario expanden sus contactos sociales disponibles. Esos contactos tienen valor económico, particularmente si conocemos a alguien que podría darnos un dato sobre un empleo (o un empleo mismo) o un descuento en un producto, o que pueden apoyar una solicitud de préstamo o manejar nuestros asuntos legales. El principio simple es que cuanto más contactos tengamos, más probable será que conozcamos a alguien que nos ayude a conseguir lo que necesitamos o que conozca a alguien que pueda hacerlo.

Para mayor documentación sobre éste y los puntos anteriores consulte particularmente las referencias de Putnam, Sampson y Schorr en la sección de Recursos.

La anterior es una larga lista de beneficios potenciales, pero una muy real. Nuestra lista lleva a la conclusión de que muchas veces los vecindarios están desvalorizados y son subestimados como recursos sociales. Tanto en nuestras vidas profesionales como personales, muchos de nosotros no prestamos mayor atención a los vecindarios. Tal vez deberíamos hacerlo.

¿Cuándo promover la acción en vecindarios?

Uno podría responder esta pregunta con simplemente decir "siempre", y eso podría estar cerca de lo exacto, aunque tal vez esa respuesta sería demasiado fácil y demasiado simplista. A continuación mostramos otra manera de verlo:

  • Algunos vecindarios son fuertes, unidos, prácticamente muy activos. Estos vecindarios proporcionan todos los beneficios que describíamos anteriormente. Aunque seguramente muy pocos, los vecindarios como éste realmente existen. No necesitan ningún tipo de acción por el momento.
  • Otros vecindarios son fríos y remotos. Los vecinos apenas se conocen, ni se preocupan por hacerlo. Ellos no tienen tiempo de  nada que pudiera crearles otra obligación: Hemos escuchado a la gente decir: “Si yo llego a conocer a mi vecino, él podría pedirme algo”. Estos vecindarios, probablemente también muy pocos, se beneficiarían con la clase adecuada de pasos para la construcción gradual de una comunidad.
  • En la realidad, la mayoría de los vecindarios están en medio de los dos extremos mencionados. La gente que vive en ellos puede ser cordial y agradable y estar dispuesta a ayudar si fuera necesario. Sin embargo, sus vidas son de hecho difíciles;  la mayoría de sus obligaciones están fuera del vecindario o dentro de sus casas, y ellos no prestan mucha atención a los asuntos del vecindario. En estos vecindarios, que quizás constituyen la mayoría de los vecindarios, es seguro que hay cosas que se pueden mejorar.

Sin embargo, podemos ser más específicos. Hay algunas circunstancias en las que es particularmente deseable promover acciones vecinales, y éstas son:

  • Cuando hay un problema vecinal candente acerca del cual no se está haciendo nada. Podemos definir un problema en el vecindario como un asunto local que provoca tanto preocupación como conmoción entre una cantidad significativa de los residentes del vecindario. Un problema de ese tipo puede tratarse desde tener pandillas juveniles o jardines descuidados hasta la presencia de empresas que vierten tóxicos o la escasez de estacionamiento durante la noche (más información sobre “problemas vecinales” más adelante).
  • Cuando existe algún elemento exterior que amenaza el bienestar del vecindario  (las amenazas son problemas, pero generalmente provienen de afuera del vecindario más que de adentro de él). Puede tratarse de cualquier cosa, desde un desastre natural (potencial o real) hasta una reciente racha de crímenes, la amenaza de cierre de una estación de bomberos del vecindario o a una  propuesta reducción en servicios locales.
  • Cuando existe un problema o amenaza de ese tipo, y se está trabajando en él, pero no se está resolviendo a satisfacción del vecindario.
  • Cuando existe un conflicto entre algunos grupos diferentes del vecindario, sobre casi cualquier tema, especialmente cuando ese conflicto está profundamente arraigado o afecta fuertemente a las personas.

En los ejemplos anteriores, existen problemas tangibles, pero en las situaciones siguientes, no los hay:

  • Cuando el vecindario mismo es nuevo – podría ser un nuevo conjunto habitacional o una subdivisión – y cuando  la identidad vecinal es por lo tanto débil, puesto que la gente no ha tenido muchas oportunidades de conocerse.
  • Cuando los vecinos, por la razón que sea, no se conocen muy bien y no simpatizan o no se tienen confianza.
  • Cuando simplemente hay insatisfacción o una inquietud entre los residentes de que  cosas en el vecindario podrían ir mejor.

No se trata de que la promoción de acciones en el vecindario en estos casos sea absolutamente necesaria, porque la vida igualmente continúa. Tampoco de que haciéndolo siempre se puede mejorar la calidad del vecindario. Es más bien que, la mayoría de las veces, si uno emprende acciones vecinales sabiamente, ello puede ayudar a hacer la vida en el vecindario, y la vida en general, un poquito mejor. ¿Pero cómo, entonces, hacerlo?

¿Cómo promover la acción en vecindarios?

La mejor manera de encarar la promoción de acciones en los vecindarios comienza con  la respuesta a la siguiente pregunta: "¿Creen los residentes que hay un problema vecinal que debe ser encarado y resuelto a la brevedad?” A pesar de que las estrategias y técnicas preferibles son muy parecidas, son ligeramente diferentes en cada caso, y las discutiremos separadamente  más adelante. Sin embargo, antes de hacerlo, introduzcamos algunos principios generales (e interrelacionados) que pueden usarse para promover acciones vecinales y que se aplican en cualquier situación:

Algunos principios preliminares

Aumentar las oportunidades de contacto entre los residentes del vecindario.

¿Por qué? Porque cuando los vecinos entran en contacto, llegan a conocerse mejor. Y la mayoría de las veces, cuando conocemos mejor a alguien, aumentan las probabilidades de que esa persona nos caiga bien. En cuanto mejor nos caiga una persona, más dispuestos estaremos a confiar en ella. Y cuanto más confiemos en ella, es más probable que colaboremos juntos por una causa común, una causa vecinal o lo que sea.

En otras palabras, hay una progresión natural en las relaciones humanas, que empieza por verse o contactarse – a conocerse, simpatizar, confiar, actuar. Cuando se aumentan las oportunidades de contacto, se estimula el desarrollo a lo largo de toda la cadena de relaciones.

Con decir "contacto", nos referimos a los tipos de contacto más planificados que ocurren en las reuniones y eventos vecinales (vea los ejemplos siguientes).  No obstante también nos referimos al contacto no programado que ocurre informalmente entre vecinos en la calle, en la tienda o en el parque. Esos contactos no planeados no son menos importantes. Sin embargo, incluso a pesar de no ser planeados, es posible crear a través de ellos un ambiente vecinal que facilite el que ese tipo de contactos ocurra.

Por ejemplo:

  • Ayudar a diseñar espacios físicos o estructuras que promuevan el contacto entre la gente. ¿Qué pasaría, por ejemplo, si se formara una cartelera de noticias del vecindario a la entrada del parque, de modo que los vecinos puedan detenerse y leerlas? ¿O qué pasaría si se colocaran más mesas y sillas en el vestíbulo de un edificio de apartamentos?  ¿O si se pusieran algunos bancos más alrededor del patio de recreo de los niños para que los padres, y cualquier otra persona, pudieran sentarse y charlar?  (los urbanistas o empresarios locales podrían ayudar con esto último).
  • Organizar eventos cuyo principal propósito sea divertir (o recaudar fondos), pero que también tengan como resultado que los vecinos se reúnan y se hablen antes, durante y después de la actividad. Esto es lo que sucede en los eventos deportivos juveniles (por ej., fútbol infantil o juvenil), ferias, picnics en el vecindario, reuniones de las asociaciones de padres de alumnos, limpiezas de cuadras, bazares de iglesias, ventas de________ garaje, etc. (para ver sugerencias sobre cómo organizar estos eventos, continúe leyendo esta sección).
  • Y una vez que esos espacios y oportunidades de contacto se han establecido, a veces pueden también prestarse servicios al vecindario allí mismo – así, se pueden hacer chequeos  de presión arterial en las áreas comunes de las viviendas de ciudadanos de edad avanzada, colectas para la banda musical de la escuela en las tribunas de algún evento deportivo o inscripciones como voluntarios tomadas en un festival de la escuela primaria.

Conocer las necesidades e inquietudes del vecindario.

Casi todos los vecindarios las tienen, y aun cuando dichas necesidades o inquietudes no necesiten ser atendidas inmediatamente, se podrían necesitar en otro momento. De hecho, podrían convertirse en problemas candentes. En cualquier caso, se deberían diseñar y llevar a cabo acciones que respondan a esas necesidades y preocupaciones; de ese modo, más gente se involucra y se obtienen más beneficios Por eso, si se tiene conocimiento de necesidades e inquietudes del vecindario, se estará mejor preparado para actuar en respuesta a ellas y efectivamente.

Tales necesidades y preocupaciones, sin embargo, pueden no ser obvias. Incluso si conocemos a mucha gente en el vecindario, esas personas pueden no ser representativas de todo el vecindario. Además, incluso esos vecinos conocemos podrían no estar siendo completamente honestos con nosotros.

¿Entonces cómo hacer para enterarse de esas necesidades y preocupaciones?  Hay muchas posibilidades, que varían de lo simple a lo complejo:

  • Hablar informalmente con los vecinos sobre lo que tienen en mente.  Este tipo de conocimiento puede ser ocasional y no sistemático, pero igualmente muy útil.
  • Escuchar a los vecinos en fiestas, cafés u otras ocasiones sociales naturales, ocasiones que dependerán del contexto cultural local.
  • Abrir canales de opinión informales, tales como carteleras de noticias, volantes en las columnas de teléfono y cartas al editor.
  • Asistir a audiencias públicas y a otras reuniones para saber más sobre lo que preocupa a los residentes del vecindario.
  • Agregar una corta encuesta informal a un evento programado del vecindario – al final de un encuentro programado, por ejemplo, o de una función social.
  • Organizar encuentros o eventos sociales en las propias casas de los vecinos, que pueden luego convertirse en un encuentro de grupo de enfoque informal.
  • Averiguar en el departamento de urbanismo o en la biblioteca de la ciudad si pueden haberse realizado encuestas sobre necesidades y preocupaciones en el pasado.
  • Preguntarle al departamento de urbanismo o a otra rama del gobierno local si ellos podrían encargarse de realizar tal encuesta.
  • Realizar una encuesta más estructurada, si se tiene el tiempo y los recursos para hacerlo. Tal vez algunos estudiantes de una universidad cercana podrían ayudar.

Para saber más acerca de las necesidades y preocupaciones del vecindario, no es necesario ser ni erudito ni científico, aunque, claro, ese tipo de conocimientos servirían. La idea aquí, en cambio, es obtener tanta información confiable como se pueda y (no pasen por alto esto) compartirla con los vecinos, de modo que todos estén preparados para cuando llegue el momento de actuar.

Conocer los recursos y valores del vecindario.

Los vecindarios no tienen solamente necesidades y preocupaciones, también cuentan con recursos y valores que pueden ser usados para hacer frente a esas necesidades y preocupaciones.  Si se conocen esos recursos y valores, se pueden sacar provecho de ellos y usarlos cuando se esté listo para actuar.

Los recursos y valores abarcan un gran territorio. Entre ellos se incluyen:

  • Las organizaciones y asociaciones que ya existen en el vecindario (por ej., agencias, clubes, ligas, grupos de escuelas e iglesias, etc.).
  • Los recursos y bienes físicos del vecindario – tanto hechos por el hombre (parques, patios de recreo, escuelas, iglesias, clínicas, tiendas, edificios públicos) como naturales (bosques, lagos, arroyos, ríos, playas, puertos, clima templado, aire limpio).
  • Los conocimientos y talentos de los residentes individuales del vecindario. Por ejemplo, si alguien en el vecindario es diseñador gráfico, eso es un punto fuerte. Similarmente, si alguien tiene conocimientos especiales sobre cuidado de árboles, leyes de impuestos, plomería, decoración de tortas, ésos son valores también. En el presente, quizá pasen desapercibidos, pero si se sabe de su existencia, podría ser convocados en el momento apropiado. El estudio de recursos podrá ser menos común que el estudio de necesidades, pero los estudiosos de la vida vecinal lo consideran ahora como cada vez más importante.

A continuación presentamos algunos enfoques que podrían usarse para saber de la existencia  de dichos recursos y valores:

  • Informalmente: Caminar por el vecindario.  Hablar con la gente que se encuentra en el camino. Sin hacer un estudio detallado o ser impertinentes, informarse más sobre quién vive en el vecindario y cuáles son sus intereses.
  • Más formalmente: Crear un "inventario de recursos” para el vecindario, probablemente junto con otros vecinos o ayuda externa. Los inventarios de recursos son tipos especiales de encuestas diseñadas para saber más acerca de los conocimientos y habilidades de los residentes en el vecindario.

Al igual que con las necesidades y preocupaciones, una vez que se haya recabado la información sobre valores y recursos, será útil compartirla con tantos vecinos como sea posible.

Éste es un ejemplo de cómo el contacto informal y el conocimiento de los valores adicionales llevó a la solución de un importante problema vecinal:

En un vecindario, el estanque local estaba lleno de algas, pero nadie parecía estar haciendo nada acerca de ello. El gobierno local le estaba dando largas al asunto. Ese mismo estanque formaba parte de un parque donde muchos vecinos paseaban a sus perros. Los paseadores de perros comenzaron a hablar entre ellos y cuando lo hicieron, descubrieron que uno de los del grupo era arquitecto paisajista; otro, abogado medioambiental; otro, encuestador aficionado y otro, experto en peces. Ellos y otros vecinos unieron sus conocimientos; juntos, idearon un plan que era mejor que el que la municipalidad había propuesto originalmente. El grupo presionó a la municipalidad para que lo aceptara, lo cual finalmente sucedió. A final de cuentas, la mayoría de las algas fueron eliminadas.

Para resumir hasta aquí: Formar toda esta red de contactos y toda la información sobre necesidades, preocupaciones, recursos y valores será de suma utilidad cuando se presente el momento de la acción vecinal. El vecindario estará menos fragmentado y más unido y todos tendrán una base de conocimientos más fuerte sobre la cual iniciar la acción.

Supongamos que llego la hora de la acción.  ¿Qué hacemos?

Cuando hay un problema...

Cuando hay un problema importante en el vecindario, seguramente se querrá promover una acción vecinal para afrontar el problema, resolverlo y mejorar los resultados para todos.

Mucha de la acción en el vecindario y posiblemente la mayor parte, tiene lugar cuando los problemas se presentan. Como hemos sugerido, la mayoría de los problemas se manejan más efectivamente cuando los vecinos actúan juntos. Y para recapitular un punto anterior: Cuando se está tratando de reunir a la gente, siempre será de ayuda que el vecindario ya estuviera unido, y que las relaciones entre los vecinos ya fueran fuertes. Los vecinos estarán entonces más inclinados a confiar mutuamente y a actuar juntos con éxito. Es por eso que es buena idea estimular el contacto entre los vecinos, porque el contacto normalmente crea un sentimiento de comunidad.

Sin embargo, más allá de esto, he aquí algunos pasos generales que los líderes y grupos vecinales tienden a seguir al tratar problemas vecinales. Cada vecindario, líder, grupo y problema es diferente; no obstante, estos pasos pueden proporcionar un marco que se puede adaptar para tratar los problemas determinados que se afronten  (el siguiente título, “Cuando no hay un problema aparente,” proporciona más detalles.)

Hablar del problema con quienes se tenga cerca.

Esas personas pueden ser amigos íntimos; o personas que probablemente piensen igual a nosotros o que sepamos que participarán; o personas en cuyo juicio respetamos y confiamos o alguna combinación de todo esto.

Éste es un primer paso preliminar. El propósito es conocer las percepciones de otras personas sobre el problema – ellos pueden muy bien ver el problema de la misma manera que nosotros o no. Es necesario escuchar otras perspectivas, oír diferentes recomendaciones, saber quiénes estarían dispuestos y aptos a trabajar con otros vecinos y desarrollar algún tipo de apoyo personal. Si es realmente un problema vecinal, se necesita el entusiasmo de todos; no sólo la participación de un individuo solo.

Algunas veces puede ya existir en el vecindario una asociación de vecinos. Si es así, este asunto puede ser una excelente oportunidad para hablar con todos. Pero si no es así, es muy posible que un problema importante pueda llevar a la formación de tal asociación, la cual podría también manejar futuros problemas vecinales cuando surjan.

Convocar a una reunión más grande.

Se podría trabajar con un grupo básico de trabajo (el cual podría incluir a la asociación vecinal, si la hay) para planificar y llevar esto a cabo. Se debería publicitar la reunión ampliamente, haciendo invitaciones personales a algunos de los más influyentes líderes del vecindario y pidiéndoles ayuda para publicitar la iniciativa entre sus amigos y redes. La reunión, sin embargo, deberá ser abierta para todos los residentes del vecindario.

En la reunión, plantear el problema una vez más.

El propósito aquí es similar al del primer paso, pero esta vez a mayor escala. Se le puede decir a la gente lo que se sabe sobre el problema y preguntarles lo que ellos saben y expresar cómo se sienten todos acerca del problema. Los objetivos ahora son intercambiar información, compartir sentimientos y construir apoyo. Todos los que tengan un punto de vista deben ser alentados a hablar. El conseguir exponer abiertamente tanta información y emociones como sea posible, ayudará cuando llegue el momento de planificar y realizar acciones.

Explorar posibles respuestas para el problema. 

Es bueno conseguir poner sobre la mesa una cantidad de posibles soluciones. ¿Deberíamos reunirnos con un funcionario de la ciudad? ¿Escribir una carta? ¿Hacer una marcha hacia la municipalidad? ¿Buscar aliados de afuera del vecindario? También es posible no hacer nada por el momento hasta que la situación esté más clara o esperar hasta que cambie por sí sola.  Todas estas pueden ser opciones. Antes de decidir cuál es la mejor respuesta para la situación en particular, es necesario escuchar diferentes puntos de vista.

Elegir la acción de reacción.

¿Qué criterios usar para hacerlo?

  • La percepción de importancia del problema.
  • La rapidez con que debe ser resuelto el problema.
  • La cantidad de apoyo vecinal.
  • La cantidad de apoyo de la comunidad en general.
  • La dificultad que se percibe para llevar a cabo las acciones de respuesta, especialmente en términos de probable cantidad de gente necesaria, tiempo estimado, costo proyectado, y también:
  • El grado y clase de oposición que se puede encontrar; y finalmente:
  • La probabilidad de éxito que se percibe – de que la acción elegida conseguirá lo que se quiere.

Así, por ejemplo, si los recolectores de basura han estado dejando contenedores de basura en medio de la calle, una llamada telefónica puede ser suficiente. Si la policía no responde a las llamadas de emergencia, eso demandaría una respuesta más enérgica por parte del vecindario. Sin embargo, si los vecinos se enteran de planes para cerrar la escuela primaria del vecindario, se podría considerar o requerir una campaña a largo plazo y con múltiples facetas.

  • Planificar cómo realizar las actividades de reacción. Antes de actuar, se debe pensar minuciosamente cómo organizarla. ¿Quién redactará las cartas, enviará los volantes, llamará a los vecinos y contactará a los medios de comunicación si se eligen éstos u otras acciones? Es muy probable que el plan requiera una combinación de acciones, más que sólo una.  No obstante, en cualquier caso, es necesario decidir qué acciones específicas ejercer. Se deben dividir las responsabilidades. Prográmenlas cronológicamente.  Como en todas las esferas de la vida, la calidad y el impacto de las acciones tomadas se verán mejoradas por un plan. Cuanto más complejo es el problema, más cierto es esto.
  • Actuar sobre el problema; implementar las acciones de reacción. Si se ha discutido cuidadosamente el problema, obtenido el apoyo de los vecinos, sopesado opciones y planificado las acciones de reacción, hay buenas posibilidades de éxito.
  • Evaluar los resultados. ¿Qué pasó como resultado de las acciones? ¿Se obtuvieron los resultados deseados? ¿Se consiguieron los objetivos? La mayoría de las veces, las respuestas serán obvias – sin embargo, a veces, los resultados pueden no ser completamente claros. El éxito puede ser parcial o se pueden haber obtenido algunos de los objetivos, pero no otros; o puede tomar algún tiempo saber las consecuencias completamente.

Para ayudar a contestar estas preguntas y obtener mejor información, se podrían tomar algunas mediciones. ¿Se sigue quejando la gente de los contenedores de basura? ¿Qué está pasando con la respuesta a las llamadas de emergencia a la policía? ¿Y cómo se sienten ahora los vecinos respecto del problema? Las mediciones, cuanto más objetivas, mejor, ya que pueden complementar las observaciones personales y ayudar al grupo de vecinos a decidir hacia dónde seguir.

Si el grupo ha tenido éxito, sus integrantes deben felicitarse y volver a la vida normal del vecindario. Alternativamente, el éxito podría animarlos a tomar un nuevo desafío en el vecindario. Sin embargo, si han fracasado en el intento, aunque podrían simplemente retirarse, también podrían querer cambiar su estrategia, redoblar sus esfuerzos o probar con un poco de ambos.  Las conclusiones que se saquen de la información obtenida, ya sea información formal o informal,  ayudarán a dar forma a las acciones futuras.

Hay mucho más que se puede leer acerca de la promoción de acciones vecinales. Otras perspectivas ayudan, y algunas de las referencias bajo la sección de Recursos  pueden ser particularmente útiles. Algunas otras secciones de la Caja de Herramientas Comunitarias, especialmente las que tratan sobre: planificación, implementación, publicidad, abogacía y evaluación.

Cuando no hay un problema aparente...

Los pasos anteriores serían valiosos cuando hay un problema evidente sobre la mesa, particularmente cuando hay alguna preocupación vecinal que requiera acción pronta y decisiva. Pero supongamos que no existe tal problema, por lo menos al momento. Supongamos que las cosas van marchando razonablemente bien en el vecindario, por lo menos que eso piense la mayoría de sus residentes. Supongamos que el crimen no es una preocupación importante, la gente se siente segura caminando por las calles, los servicios de la ciudad son adecuados (o hasta mejores) y nadie se queja mucho. Nada parece tan mal como para que puedan plantearse como problema.

Esta situación es más común de lo que podría pensarse. No todos los vecindarios tienen problemas en un momento determinado, e incluso los que los tienen no es así todo el tiempo. En sus estudios sobre vecindarios suburbanos (barrios afluentes alejados de las ciudades donde vive cerca del 55 por ciento de los estadounidenses) el sociólogo M. P. Baumgartner, en El orden moral de un suburbio, concluye que "la gente huye de la confrontación y muestra gran disgusto por  los agravios o las transgresiones.... cotidianamente la vida está llena de esfuerzos para negar, minimizar, contener y evitar conflictos”.

La ausencia de un problema, sin embargo, no significa que la acción vecinal no pueda o no deba ser promovida.

¿Entonces cómo proceder?

  • Primero, es posible encontrar vecinos preocupados por un problema, aun si no le prestaban mucha atención antes. Ese problema puede ser muy evidente, pero simplemente no reconocido. Por ejemplo, a los residentes puede disgustarles verdaderamente el tránsito de camiones pesados por las calles después que oscurece o pueden realmente querer reemplazar el equipamiento roto del patio de recreo, pero podrían no haber pensado nunca que ellos podían hacer algo al respecto.  Sin embargo, si sale a la luz el tema y se hace que la gente piense en acciones posibles, entonces éste puede convertirse en un asunto vecinal.  Las perspectivas de éxito se vuelven más brillantes.
  • Segundo, es posible reunir a los vecinos en torno a intereses comunes, más que a problemas. Por ejemplo, la música folclórica puede no ser un asunto impactante en el vecindario, pero a muchos puede gustarles; por tanto ¿a quiénes les gustaría reunirse y tocar?

Nadie podrá haber hablado de plantar un jardín comunitario en el vecindario, pero si los vecinos empiezan a comentarlo, todos los que disfrutan de las actividades al aire libre (y quizás otros) van a decir “¡Qué buena idea!”.  O tal vez se han mudado nuevos inmigrantes al vecindario, que tienen el interés común de mejorar sus conocimientos del idioma, aunque ellos puedan no haberlo todavía identificado como un problema.  Está bien, entonces ¿qué tal si nos reunimos una o dos veces por semana?

  • Y tercero, algunas veces los vecinos pueden querer reunirse por otras razones, cuando el principal “interés” o “asunto” es disfrutar de la compañía mutua. Ésta es una manera perfectamente legítima y deseable de promover la acción vecinal; porque parte del vivir juntos es divertirse juntos.

Por tanto, se puede organizar un evento vecinal sólo por el deseo de pasar un buen rato. El evento puede ser un picnic, una feria en la calle, una venta benéfica, un pequeño concierto, un torneo de baloncesto – la lista sigue y sigue. El evento no tiene que ser elegante ni original ni complicado; pero sí tiene que proporcionar algo de relajación y diversión (aunque también se puede usar el mismo evento para recaudar dinero o hasta para organizarse en torno a algún asunto).

Planificar y a llevar a cabo un evento vecinal

Sin embargo sabemos que esos eventos no suceden automáticamente. Los eventos exitosos están generalmente bien planificados y su planificación generalmente sigue una secuencia común. A continuación presentamos 12 pautas generales (las cuales se asemejan pero también varían de las pautas para organizarse en torno a un problema).

Encontrar gente para trabajar juntos.

Si se está organizando un evento comunitario, probablemente no se quiera hacer individualmente; es más divertido hacerlo con otros y se pueden reunir diferentes ideas y experiencia. El grupo no necesitará ser formal ni grande; unas cuantas personas estará bien al principio. Siempre se puede agrandar el grupo más adelante – y probablemente se querrá hacerlo.

Explorar las posibilidades para el evento.

Al principio, se puede mantener la mente abierta. Se podría hacer una lista de posibles eventos, sin criticar al principio, más bien construyendo a partir de las ideas de todos. No se deben limitar por lo que haya pasado antes. Se debe echar a andar  libremente la imaginación; en esta etapa, no  hay límites.

Elegir el evento.

¿Cuáles deberían ser los criterios de selección? En primer lugar, el evento debe ser algo que los residentes apoyen. Una cena a la que se lleva la comida no servirá si la gente no cocina; no se debe organizar un torneo de bolitas si los niños no juegan con ellas. En segundo lugar, el evento debe ser uno que el grupo puedan llevar a cabo, tanto en términos de dinero (incluyendo el dinero para arrancar), como en conocimientos y tiempo. Si se desea rifar viajes redondos a París, se debe poder comprar los pasajes; si se planea construir una casa de fácil acceso para personas con impedimentos físicos ¿habrá suficientes vecinos para hacer el trabajo pesado? Tercero, el evento debería ser dinámico y divertido para todos;  si no, ¿por qué hacerlo?

Hallar más gente que ayude.

Una vez que se haya elegido el evento, es muy posible que se necesite más gente que la del original grupo básico de trabajo. Esa gente deberá ser reclutada. ¿Cómo hacerlo? Se puede pensar en algunas personas posibles y hablarles personalmente, llamarlos por teléfono, enviarles un correo electrónico, dejarles una nota o combinar estas formas de contactarlos. También se podría reclutar a otros residentes del vecindario en general; en este caso se tendrán que distribuir volantes y carteles y también aprovechar las estructuras naturales de comunicación ya existentes en el vecindario.

Definir las tareas necesarias.

Las tareas específicas dependerán del evento en particular. Sin embargo, algunas tareas que son comunes a muchos eventos incluyen:

  • Publicidad – la cual se subdivide entre llegar a la gente yendo a sus casas, haciendo llamadas telefónicas, envíos por correo, listas de distribución, distribución de volantes, anuncios en iglesias, clubes o escuelas y a través de los medios de comunicación en general.
  • Financiación – incluyendo el presupuesto, la recaudación del dinero para arrancar, la del dinero para el evento, la contabilidad del dinero recolectado, el desembolso de los pagos, etc.
  • Actividades para el evento – entre otras cosas, esto significa la convocatoria, las inscripciones, la programación, los contactos con los artistas, exhibidores o conferencistas y también la limpieza posterior.

Dependiendo del evento elegido, las tareas del grupo pueden también incluir la elección del lugar y los arreglos; tomar en cuenta las temporadas de lluvia o nieve; los alquileres; permisos; contratos; seguridad; responsabilidades; transporte; estacionamiento; cuidado de los niños; baños; equipamientos (mesas, sillas, etc.), juegos; decoraciones; suministros; boletos; entretenimiento; sistemas de sonido; premios; comida (incluyendo a los cocineros, la preparación de la comida, el servicio, los utensilios, etc.); y por último -- pero no menos importante -- la evaluación del evento.

    Como podemos ver en la realización de un evento exitoso, hay mucho más que lo que se ve a simple vista.

Dividir el trabajo.

Los principios aquí son que (a) todos deben tener algo para hacer y (b) las tareas deben concordar con las preferencias personales de los miembros del grupo, sus conocimientos y el tiempo de que dispongan. Se puede usar una lista de tareas como punto de referencia: La división del trabajo puede ser entonces hecha formalmente, eligiendo comités y presidentes de comités, o más informalmente, mediante la aceptación de la gente de hacerse cargo de determinado trabajo  (las personas a cargo de tareas específicas pueden también reclutar sus propios ayudantes adicionales). Generalmente, en cuanto más grande el grupo y el evento, y  en cuanto menor la experiencia de los miembros del grupo y la familiaridad entre ellos, mayor será la estructura (y la precisión) que probablemente deben buscar.

Es necesario también considerar que alguien tiene que coordinar todo el trabajo que ha sido delegado. Ese alguien pueden ser una persona o varias. Algunas veces estos coordinadores tienen títulos, como “coordinador”, “presidente del evento” o “comité moderador” o “de planificación”. Un grupo coordinador, cualquiera que sea su nombre, podría también incluir cualquier cantidad de presidentes de comités.

Particularmente en el caso de eventos complejos, ese grupo coordinador debe reunirse regularmente. Sus reuniones, idealmente, deben ser publicitadas y abiertas. Todos deben tener los nombres y números de todas las personas principales involucradas. Pero lo más importante es que exista una planificación y una coordinación de todo el trabajo, y que las responsabilidades estén claramente delineadas.

Preparar un presupuesto e identificar posibles recursos.

Como notáramos en el #5 más arriba, este paso necesita una mención especial. De acuerdo a las tareas necesarias, el coordinador o jefe del comité financiero debe hacer una lista de todos los tipos y cantidades de gastos proyectados: impresos, suministros, alquileres, permisos, seguridad, animadores, comidas, seguros, equipamientos y otros. Otra lista de fuentes y montos anticipados de ingresos deberá ser creada al mismo tiempo (es prudente ser liberal con los gastos estimados, conservador con los ingresos). Y no se deben olvidar otras fuentes posibles: ¿Es posible conseguir donaciones para ayudar con los gastos, por parte de comerciantes u otras fuentes?

Las dos listas deben ser comparadas y revisadas por los líderes del evento; se deberán hacer planes para encarar cualquier déficit o situaciones especiales. Se podrán entonces hacer ajustes tanto en los gastos como en los ingresos o en ambos, y tomar entonces los pasos para desembolsar los fondos proyectados o disponibles en caja.

La publicidad puede también ser un asunto separado por sí mismo – ¡definitivamente se tiene que dar a conocer el proyecto! Una reflexiva planificación y acción publicitaria ciertamente valdrá la pena; para más detalles sobre publicitar un evento.

Crear una agenda de trabajo.

La meta aquí es sencilla: Todos deben saber quién va a hacer qué  y cuándo. En otras palabras, el grupo debe fijarse fechas límite (y éstas deben ser tomadas seriamente) para cada trabajo importante, y dichas fechas deben ser tanto monitoreadas como cumplidas. Es trabajo de todos, pero especialmente del coordinador, el asegurarse de que la finalización del trabajo se mantenga dentro de lo programado.

Las fechas para cada trabajo pueden ponerse en una tabla o en una gráfica. Generalmente ese gráfico tendrá “semanas antes del evento” señaladas en la parte superior de izquierda a derecha, contando desde (digamos) diez semanas antes del evento hasta la fecha del mismo. Las filas en el gráfico indicarán las tareas individuales. Cada una de ellas puede tener una línea o barra correspondiente a las semanas en las que esa tarea deberá ser empezada y terminada.

Para algunas personas, toda esta planificación y preparación de agenda puede parecer demasiado trabajo. Lo entendemos, pero estamos del lado de los planificadores. Nuestras razones son prácticas: La planificación cuidadosa lleva a eventos más exitosos. Cuanto más complejo es el evento, esto se vuelve más cierto. Consideremos también que una cuidadosa planificación ayudará a evitar crisis y descuidos de último momento que pueden hacer peligrar el evento. La verdad es que si se ha estado pensando en el evento desde el principio, preparar una agenda no debería tomar mucho tiempo. Y el esfuerzo puesto en prepararla (y luego, en apegarse a ella) casi siempre rendirá sus frutos.

¡Hacerlo!

Una vez que se hayan completado los pasos del 1 al 8, el grupo de vecinos ya debería estar listo para tener un evento exitoso. El día del evento, es normalmente buena idea encontrarse antes de la hora de comienzo con los líderes del grupo para repasar el programa del día, encargarse de detalles y pregunta de último momento y prepararse para cualquier contingencia (lluvia, ausencia de artistas, enfermedades, apagones, mal funcionamiento de equipos y sin duda otras cosas también).

Toda la gente clave, incluyendo los que estén en la mesa de inscripciones o registro de los asistentes al evento deberán saber dónde estarán las otras personas clave en todo momento y también dónde conseguir ayuda externa en caso de emergencias. En eventos complejos o de alto interés se podría considerar la compra o el alquiler de un sistema de comunicadores para que los líderes puedan estar en contacto inmediatamente entre ellos. Si es un evento más grande (por ej., una feria de todo el día), el grupo podría también arreglar encontrarse cerca de una hora después de comenzado el evento para poder hacer cualquier ajuste necesario.

¡Buena suerte con el evento!  

Limpieza.

El evento no termina cuando los asistentes se van para su casa. Prácticamente cualquier evento implicará alguna limpieza: algo en el mismo día – quitar las decoraciones, sacar los carteles, guardar los equipos; y algo más adelante – pagar las cuentas. Por lo tanto una buena planificación de eventos también incluirá la planificación del desarmado y la limpieza.

Dar las gracias.

Parte del seguimiento del evento incluye dar las gracias; aquí nos enfocaremos en los aspectos más esenciales del asunto. Todo persona que haya ayudado en la planificación y en la realización del evento debe recibir un agradecimiento una vez que éste haya terminado (idealmente, mientras dura también), de la manera más apropiada al contenido del evento – una llamada telefónica o una nota personal, una carta con el membrete de la organización, una mención en el boletín de noticias o tal vez una fiesta sólo para los líderes del evento.

Agradecer a la gente es importante por dos razones básicas: Primero, porque es lo correcto; y segundo, porque refuerza los lazos de los ayudantes con la causa en particular y con el vecindario en general. Y cuando las personas ven que son reconocidas, es más probable que estén disponibles para cuando se presente el próximo evento. Sin embargo, si han trabajado duro y no han recibido ningún reconocimiento por ello, ellos podrán no regresar nunca.

Realizar una evaluación.

El último paso en la realización de un evento vecinal o comunitario es de algún modo el más importante. Ese paso es analizar el evento para ver su efectividad con referencia a los objetivos planteados.

Un componente útil de una evaluación es que los líderes se reúnan poco después del evento, cuando el polvo se haya aclarado, pero no asentado totalmente. En esta reunión – a veces llamada post-mortem o de rendición de cuentas–, se puede discutir lo que salió bien y lo que no y qué se puede hacer para mejorar las cosas la próxima vez, porque si se están promoviendo acciones vecinales, seguramente habrá una próxima vez. Podrá no ser exactamente el mismo evento, pero muchas de las lecciones aprendidas aquí deberían poder aplicarse y mejorar en el siguiente evento. Ésta es la forma en que se adquiere el conocimiento y en que los vecindarios se fortalecen.

Hay más cosas que se pueden hacer como evaluación, y algunas veces sólo significa tomar cálculos simples pero vitales. Si el objetivo era llenar el auditorio ¿Cuán lleno estaba? Si se querían recaudar $5000, ¿con cuánto terminaron? Otras veces la evaluación puede ser más exigente. Se podría encuestar a la gente en el evento o considerar el reclutamiento de nuevos miembros o cambios en el apoyo comunitario u otras medidas posteriores al evento. Se deben buscar pruebas más objetivas que se relacionen con los objetivos del evento – y por supuesto ayudará si este tipo de evaluaciones están bien planeadas de antemano. Pero no son generalmente demasiado difíciles de hacer.

NOTA: El material contenido en los 12 pasos que vimos arriba está adaptado de “Un organizador de eventos comunitarios” proveniente de Eventos Comunitarios y Cómo Organizarlos,  un folleto de 1980, de edición ahora agotada, publicado por el Fondo Nacional de Preservación Histórica de EE.UU.

Cuando se haya resuelto satisfactoriamente un problema vecinal o cuando hayan realizado un exitoso evento del vecindario o cuando hayan reunido a los vecinos en torno a algún interés común, se habrá:

  • Reforzado las conexiones vecinales
  • Estimulado la identidad y el orgullo vecinal y
  • Fortalecido los cimientos para más actividades futuras exitosas en el vecindario.

Cada pequeño acto marca una diferencia, y cada pequeño acto debería ser promovido porque ayudará a construir un vecindario que proporcionará beneficios a sus residentes en los años por venir.

Contributor 
Bill Berkowitz

Recursos en línea

Coalición Nacional de Vecindarios
Se centra en asuntos de política nacional de EE.UU. que afectan a los vecindarios.

Enlace Vecino
Un servicio gratuito que puede ayudar a nuestros vecindario a tener su propia página Web, con características personalizadas e interactivas.

Vecindarios En Línea 
El sitio Web sobre vecindario más completo que hayamos visto, con enlaces tanto abundantes como amplios y profundos.

Vecindarios USA 
Una organización nacional de grupos vecinales locales en EE.UU.

Recursos impresos

Berkowitz, B. (2000) Community and neighborhood organization. In Rappaport, J., & Seidman, E. (Eds.), Handbook of community psychology, pp. 331-357. New York, NY: Kluwer Academic/Plenum Publishers.

Citizens Committee for New York City (no date). Tools and tactics for building neighborhood organizations. New York, NY: Author. [A collection of useful tip sheets on different neighborhood organizing topics; available from the Committee at 305 Seventh Avenue, New York, NY 10001, (212) 989-0909.]

Klingelhofer, K. (1994). Neighborhood organizing: Help yourself! How to use the neighborhood matching fund to build community. Seattle: City of Seattle, Department of Neighborhoods. [A free pamphlet available from the Department at 700 3rd Avenue, 400 Arctic Building, Seattle, WA 98104, (206) 684-0464.]

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Leighninger, M., Flavin-McDonald, C., & Ghandour, R. (1998). Building strong neighborhoods: A guide for public dialogue and problem solving. Pomfret, CT: Study Circles Resource Center. [Pamphlet available from the Center at Box 203, Pomfret, CT 06258, (860) 928-2616.]

Mott, A. (1997). Building systems of support for neighborhood change. Washington, D.C.: Center for Community Change. [Available from the Center at 1000 Wisconsin Ave., NW, Washington, D.C., 20007, (202) 342-0567.]

Putnam, R. (2000). Bowling alone: The collapse and revival of American community. New York, NY: Simon & Schuster.

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