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¿Que son los aliados?
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¿Por qué ser aliado de personas de grupos y orígenes diversos?
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¿Cómo volvernos aliados efectivos?
“No te metas donde no te llaman”.
¿Nos suena familiar esa frase? Muchos la escuchamos en el seno de nuestra familia.
Como activistas comunitarios, puede ser que muchas veces realmente necesitemos no meternos donde no nos llaman, pero frecuentemente nuestro trabajo requiere que involucrarnos con otras personas y hacer sus asuntos nuestros. Necesitamos llegar a conocer a las personas, averiguar a qué se oponen y apoyarlos en sus luchas. Eso es mucho de que los aliados hacen -se involucran con las personas y las apoyan, en lugar de mantenerse al margen.
Si queremos formar sociedades y coaliciones efectivas, necesitamos aprender a ser aliados activos para cada uno de los otros grupos. Si queremos gente que nos apoye en nuestras preocupaciones e intereses, necesitamos comprender y apoyar las suyas. Si queremos efectuar cambios en la sociedad para que la opresión no sea aceptable, necesitamos aprender a trabajar juntos como aliados de los otros.
¿Qué es un aliado? Un aliado es cualquier persona que apoya, fortalece o da la cara por otra persona o grupo de personas.
Todo el mundo ha tenido la experiencia de necesitar a un aliado. ¿Cuando éramos niños alguna vez un adulto nos culpó de algo que no habíamos hecho? ¿Alguna vez nos ha salido algo tan mal que hemos necesitado mucha ayuda de otros para solucionar nuestra situación? ¿Alguna vez hemos sido señalados por ser diferentes? Cualquiera que sea la historia de nuestra vida, probablemente han existido docenas de veces en que pudimos haber necesitado de una persona o grupo para ayudarnos cuando estábamos en un lío o cuando éramos calumniado injustamente, señalados o abandonados a nuestra suerte.
En esta sección vamos a enfocarnos en cómo ser aliados de las personas de grupos culturalmente diferentes y de grupos oprimidos. ¿Por qué? Porque las personas de grupos señalados u oprimidos son sistemáticamente tratados por la sociedad de una manera injusta, hostil, violenta o con otras formas de discriminación. Las personas que son señaladas necesitan el apoyo de aquellas personas que no son señaladas de la misma manera.
Sin embargo, antes de empezar, si nunca hemos tenido la oportunidad de explorar nuestro propia herencia cultural o creemos que no la tenemos.
¿Por qué? A fin de ser un aliado de las personas en grupos que han sido señalados, es importante comprender cómo nosotros o nuestras familias hemos sido señalados en nuestra vida o en el pasado. La historia de nuestro propio grupo cultural, generalmente generaciones atrás, puede influir en la manera como vemos a otros grupos. Si sabemos cómo nuestra propia herencia e historia nos han influenciado, estaremos mejor equipado para ser aliados de otros.
Por otro lado, si ya tenemos conocimiento de nuestra propia opresión, cierta información de esta sección puede resultar familiar. Desafortunadamente, sin embargo, nuestra experiencia de opresión de primera mano no nos enseña automáticamente a ser aliados de los miembros de otros grupos. Para trabajar en estrechamente con otros grupos, tenemos que aprender a ser aliados efectivos de otros.
¿Por qué ser aliados?
Hay muy pocas razones. Primero, es para beneficio propio ser aliado. A final de cuentas, todos nuestros problemas están ligados a alguien más. A fin de vivir en el tipo de comunidad que esperamos, a fin de construir la unidad real y a fin de alcanzar nuestras metas para edificar comunidades sólidas, necesitamos comprender que todos somos afectados cuando cualquier persona o grupo no está obteniendo un trato justo o no puede vivir una vida decente y normal. Segundo, ser aliado es simplemente hacer lo correcto. Si queremos vivir en comunidades que tienen un alto estándar moral, tenemos que empezar a trazar el camino de lo correcto.
En este capítulo hablaremos de los siguientes puntos:
- ¿Qué son los aliados?
- ¿Por qué los constructores de comunidades deben aprender a ser aliados de personas de diferentes orígenes culturales y grupos oprimidos?
- ¿Cómo llegar a ser aliado de personas de diferentes antecedentes culturales o grupos oprimidos?
¿Qué son los aliados?
Existen maneras diferentes de ser aliados. He aquí algunos ejemplos:
- Un hombre le dice a sus compañeros de trabajo que él ya no puede tolerar decir o escuchar bromas que denigran a las mujeres.
- Un gerentecon experienciale da a un nuevo empleado de un grupo oprimido algún consejo táctico de cómo trabajar dentro del sistema.
- Un individuo ayuda a una persona de color o a un obrero a postularse para un puesto público a través de estímulo, recaudación de fondos y campaña directa.
- Un profesional trabaja en un centro comunitario en un vecindario de bajos recursos. Capacita a las personas del vecindario para dirigir reuniones comunitarias en vez de liderar las reuniones él mismo.
- Los padres de familia y maestros están organizando un programa acerca de "cómo no ser objetos de burla ni burlarse de las personas", para ayudar a los adolescentes que están siendo acosados en sus escuelas por ser homosexuales. También lanzan un programa en el que todos los estudiantes pueden reunirse en grupos pequeños a conversar sobre sus sentimientos, sobre sexualidad, roles sexuales y otros temas afines.
- Una persona se para en una junta vecinal y habla a nombre de un grupo de inmigrantes que están siendo acusados injustamente de “quitarles” el trabajo a personas que han vivido en la comunidad por un largo periodo de tiempo.
- Una pareja ayuda a un adolescente llevándolo a su casa porque su familia no puede hacerse cargo de él.
Como podemos ver, existe una gama completa de formas de actuar como aliado. Algunas veces, es acercarse e involucrarse; algunas veces significa oponerse a bromas étnicas, sexistas y de temas delicados; algunas veces es pensar en una persona y motivarla a seguir luchando; puede significar ayudar a una persona a obtener un puesto en una junta directiva influyentes, también podría significar hablar públicamente en contra de la injusticia; algunas veces significa respaldar el liderazgo de una persona; algunas veces implica organizar una marcha en contra de la discriminación.
Cualesquiera que sean las circunstancias, como miembros de la comunidad, probablemente tenemos una capacidad más grande de los que creemos para ser aliados efectivos. Tenemos la capacidad de pensar en los otros, estimularlos y actuar en su lugar, tanto en la vida diaria como en situaciones de emergencia.
Casi como en todo lo demás, ser un aliado es una destreza. A pesar que ser aliado nace de forma natural, a menudo, se puede aprender a serlo y cuanto más hagamos para lograrlo, mejor.
El rol distintivo de un aliado
Si no somos miembros de un grupo cultural en particular y tenemos un rol diferente del de los miembros de un grupo podemos intervenir y ser efectivos en apoyarlo de formas que ellos no puedan.
Como aliados, tenemos una perspectiva diferente a la de las personas directamente involucradas. ¿Alguna vez hemos visto un accidente? Quizá nos detuvimos y vimos el choque de dos autos. Seguramente, tendremos una perspectiva diferente para lo que sucedió que las personas que vivieron en el accidente. Si somos aliados, no somos atacados por la opresión en particular o grupo de circunstancias. Podemos ver fuera de esto y presentar un punto de vista diferente. Nuestra perspectiva puede ser útil para las personas a las que nos dirigimos. Estamos está en una posición distinta para ayudar.
Consejos importantes adicionales acerca de ser aliado:
- No necesitamos esperar hasta que alguien nos invite a ser aliado – podemos simplemente tomar la iniciativa. Puede ser necesario ir lentamente y aprender a medida que avanzamos, pero no debemos asumir que no se desea nuestra ayuda simplemente porque nadie nos la pide.
- Cualquier persona puede ser un aliado de otra. Ya sea que seamos polacos, sudamericanos, blancos, judíos, católicos, árabes, protestante, asiáticos, discapacitados, jóvenes, ancianos, pobres, musulmanes, homosexual, etc., estamos facultados para ser aliados y actuar en nombre de cualquier grupo que elijamos.
- A medida que aprendemos a ser aliados, recordemos que ¡los aliados cometen errores! Es parte de la descripción del trabajo. Si nos vamos a involucrar, cometeremos errores. Es eso o no hacer nada.
- Ser un aliado no es solamente una relación de una sola vía. Normalmente es recíproca.
¿Por qué ser aliado de personas de grupos y orígenes diversos (y de grupos oprimidos?
Como se dijo anteriormente, es benéfico para nosotros mismos ser aliados de personas de grupos diversos y oprimidos. Al final, nuestros propios problemas están ligados a los de los otros. A continuación explicamos por qué:
- Vivimos en un mundo cada vez más diverso. A fin de organizar, unificar, facultar a las comunidades, las personas necesitan aprender a actuar en representación de otras.
- Cuando apoyamos a otros, estamos ganando aliados para nuestros propios grupos y sus propias causas — de hecho probablemente no hay una mejor manera de hacer un aliado que ser uno de alguien más.
- A fin de enfrentar y cambiar los problemas sistemáticos que causan opresión, se necesita mucha gente que trabaje en cooperación y que no se empleen tácticas divisorias. Las alianzas sólidas entre muchos grupos pueden proporcionar a las personas el poder necesario para hacer cambios sistemáticos.
- Cuando no toleramos la opresión, estamos creando un estándar moral en la comunidad. Les estamos comunicando a las personas que no se permitirá que se ataque a otros grupos.
- Los grupos están frecuentemente aislados de otros. Generalmente, los grupos que son señalados sienten que nadie se interesa de “sus” asuntos y que no reciben ayuda. Por otra parte, muchas veces los grupos que no son señalados sienten que sus vidas, no se ven impactadas por el racismo, sexismo, clasismo, homofobia, antisemitismo, etc.; asimismo se sienten sin ningún tipo de poder o motivación para hacer algo por quienes se encuentran en una posición desventajada. Ser aliado es un antídoto para el aislamiento de quienes son víctimas de la opresión y para quienes actúan en el rol del opresor – las alianzas benefician a todos los involucrados.
- Nuestras comunidades necesitan las voces, opiniones y ayuda de las personas de muchos grupos diferentes. A medida que nos vayamos acercando a los grupos, es más probable que éstos se involucren y que presten su energía a la comunidad más amplia.
- Por último, aunque no por ello menos importante, en el proceso de volvernos aliados tenemos la oportunidad de recuperar la humanidad en una sociedad que puede deshumanizarnos.
¿Por qué no volverse aliado?
No todo el mundo puede ser un aliado en todas las situaciones. Hay ocasiones en las que nuestras motivaciones no son útiles o pueden ser perjudiciales.
He aquí unos ejemplos:
- No debemos volvernos aliados de grupos diversos como una manera de evitar a nuestro propio grupo. Si no nos adrada nuestro propio grupo o procedencia, no seremos efectivos con gente de grupos diferentes. Las personas detectarán nuestra falta de orgullo y no confiarán en nosotros. Además, tenemos que estar abiertos a comprender a todos los grupos.
- No debemos ser aliados para aliviar sentimientos de culpa. Aliviar la culpa normalmente no es un motivador firme a largo plazo. Lillian Roybal Rose, experta en comunicación intercultural, declaró en Impactos del racismo en estadounidenses blancos: "Si nos sentimos culpables, tarde o temprano, esto nos puede conducir a la ira y nuestro comportamiento luego se vuelve reaccionario y resentido". Rose además traza una analogía entre un aliado culpable y un padre que, tratando de compensar por no cumplir con las necesidades de atención a largo plazo de sus pequeños, les trae grandes regalos. Los regalos no compensan lo que los chicos necesitan; siguen no siendo felices y los padres se enojan porque los chicos no son agradecidos.
- No debemos ser aliados para “ayudar” a las personas porque somos “mejores” que ellos. Puede ser obvio, pero es importante. Algunas veces las personas están motivadas por una creencia inconsciente de que la opresión es culpa del oprimido – que si los miembros de los grupos oprimidos fueran más astutos, inteligentes o trabajadores no hubieran caído en esa mala situación. Si pensamos que somos mejores que otros simplemente estamos reforzando mensajes opresivos.
Muy bien, ahora concentrémonos en lo básico, cómo ser aliados efectivos.
¿Cómo volvernos aliados efectivos?
A continuación presentamos algunos pasos que podemos considerar tomar. Primero, están solamente enlistados y más tarde, elaborados en mayor detalle.
- Establecer amistad con las personas que pertenecen a grupos que normalmente no están en el centro de la cultura predominante.
- Aprender de las culturas e historias de los otros.
- Examinar nuestros propios prejuicios.
- No tolerar que ningún grupo sea tratado injustamente.
- Promover el liderazgo de las personas en los grupos que tradicionalmente no toman posiciones de liderazgo.
- Apoyar a grupos diferentes en los asuntos que los afectan más directamente.
- Apoyar a grupos para ganar poder en sus comunidades.
- Ayudar sacar a los grupos aislados de la marginalidad
- Trabajar para cambiar los problemas que afectan al sistema y que pueden ser las causas raíz de la desigualdad y la opresión.
- Obtener ayuda: capacitar a otras personas para que sean aliados.
- Formar alianzas entre los grupos.
Establecer amistad con las personas que pertenecen a grupos que normalmente no están en el centro de la cultura predominante.
Establecer una amistad no debe ser una ocurrencia sensacionalista que debe ser publicada en periódicos, pero probablemente sea una de las cosas más significativas que podemos hacer como activistas comunitarios y como aliados. Todos necesitamos saber que importamos – la amistad es una de las herramientas más poderosas para comunicarlo. Una de las partes más dañinas de la opresión es que les hace creer a las víctimas que a otros seres humanos ellas no les importan. La amistad es el antídoto de dicho mensaje.
También, la amistad es la base para cualquier otro paso para ser aliado. Por ejemplo, tener una amistad con alguien en un grupo cultural diferente puede ayudarnos a ver de primera mano los problemas que las personas enfrentan cotidianamente. Romper las barreras y la desconfianza entre grupos generalmente ocurre entre dos personas, y no en los actos de legislación o en la elaboración de políticas.
Por tanto ¿Cómo establecemos amistad con personas de diferentes grupos culturales u oprimidos? En muchas formas, es lo mismo que hacer amistad con cualquier persona. Primero pasamos tiempo con la gente. Tratamos de establecer proyectos en los que podemos trabajar juntos y así poder tener contacto diario. Podemos preguntar quiénes están interesados y escuchar las respuestas. También debemos abrirnos y confiar en las personas que deseamos que nos conozcan.
Establecer amistades es un proceso lento que se construye con cada interacción. Cuando estamos haciendo amistad con personas que tienen diferente cultura o que tienen una historia de opresión es muy importante ser más sensibles, pacientes y hacer más de un esfuerzo. Cuando las personas han sido maltratadas por la sociedad en total o por un grupo en particular, les tomará más tiempo confiar. Eso está bien; no podemos esperar que las personas confíen en nosotros de la noche a la mañana.
Asimismo, si las personas nos comunican sus frustraciones con respecto a nosotros mismos u otras personas de nuestro grupo, debemos tratar de no ponernos a la defensiva. Esto puede ser un signo de que hemos ganado suficiente confianza de la gente como para que sean honestos sobre la manera que ven las cosas. Lo que deseamos es que la gente sea honesta con nosotros.
Aprender sobre las culturas e historias de los otros.
Si deseamos ser útiles para las personas de un grupo cultural, tenemos que conocer algo de ese grupo – su historia, creencias religiosas, sus fortalezas o cómo ha sido oprimido. Por ejemplo, si deseamos ser aliados de los ancianos, podríamos consultarles cómo es envejecer. ¿Cómo son tratados los ancianos por la sociedad? ¿Son tomados en cuenta? ¿Son considerados en las celebraciones? ¿Cómo es que tienen que luchar para conseguir atención médica?
Examinar nuestros propios prejuicios.
Para ser aliados efectivos de las personas que son diferentes a nosotros, tenemos que enfrentar nuestros propios prejuicios. De otra manera, sin querer, podemos actuar de formas que no son tan útiles como nos gustaría. Tenemos que estar conscientes de las formas en que involuntariamente podemos ser racistas, antisemitas, sexistas, homofóbicos, etc.
Todos tenemos ideas erróneas y estereotipos sobre las personas. Especialmente, cuando somos jóvenes, poco a poco adquirimos esta información equivocada de la televisión, de lo que escuchamos a la gente hablar, de observar las expresiones en la cara de nuestros padres y de la cultura en general. También somos testigos de personas que son tratadas muy mal porque son personas de color o son pobres, etc. Todas estas experiencias son confusas para nuestros hijos; son experiencias perjudiciales que nos hacen sentir mal sobre nosotros y nos distancian de quienes son atacados y de quienes manifiestan comportamientos prejuiciosos. Estas experiencias, como cualquier experiencia dañina, se quedan atrapadas en nuestro interior, pero no desaparecen. Se vuelven las bases de los malentendidos y temores en los que yacen nuestros prejuicios.
No somos malas personas porque adquirimos prejuicios; nadie pidió ser mal informado o estar confundido. Pero una vez que los tenemos ¿cómo deshacernos de dichos prejuicios?
Podemos curarnos de ellos. A continuación, indicamos dos métodos diferentes para superar prejuicios:
Modelo de Orientación Re-evaluativa: Orientación Re-evaluativa, una organización que promueve el asesoramiento entre pares, utiliza un modelo de sanación de prejuicios en los que las personas toman turnos para escucharse. La Teoría de orientación Re-evaluativa establece que las personas son buenas y que nadie tendría prejuicios, a menos que ellos mismos hayan sido víctimas de ello.
En este modelo, las personas establecen una alianza de escucha o grupo de apoyo con otros que tienen antecedentes culturales similares. En estos grupos o pares, las personas se turnan para hablar sobre cómo adquieren prejuicios cuando son jóvenes; el resto del grupo escucha sin juzgar.
La gente con frecuencia comienza enfocándose en sus experiencias cuando han sido señaladas y heridas por otros. A medida que cada persona recuerda sus propias batallas con la opresión, están más equipadas para enfrentar las formas en que otras personas han sido afectadas.
Cuando las personas están listas, cuentan sobre sus experiencias en adquirir prejuicios o en seguir prácticas discriminatorias. Rodeadas de otros que también están tomando riesgos, las personas pueden superar su actitud defensiva. Las personas del grupo algunas veces lloran, se ríen o tiemblan a medida que van “descongelando” partes de sí mismos que habían sido congeladas por mucho tiempo.
En un grupo, un hombre—lo llamaremos Esteban— habló de cuán vulnerable se sentía ante actitudes prejuiciosas. Cuando era niño, E Esteban era señalado por ser más bajo que otros niños. En la escuela nadie intervino para ayudarlo. Se acostumbró a que los adultos no defendieran sus derechos cuando los otros niños lo molestaban o golpeaban.
Se le dijo que se "se volviera fuerte". Teniendo que tratar con estos problemas por cuenta propia, aprendió que todos tienen que aprender a hacerse cargo de sus propios problemas. Así que cuando los amigos musulmanes o de color de Esteban eran señalados, él no esperaba que los adultos intervinieran. Tampoco sentía que él podía hacer algo para ayudar.
Después de reunirse por un tiempo con un grupo de ayuda, Esteban recordó qué se sentía ser señalado por ser bajo. También recordó que antes había tenido amigos de diferentes grupos culturales. De vez en cuando, Esteban hablaba y lloraba por haber sido abandonado y por haber tenido que luchar por cuenta propia en contra de la crueldad hacia él y otros.
Comenzó a comprender que había caído en el hábito de distanciarse de otros que podían necesitar de su ayuda y lamentó la pérdida de amistad con niños de razas y culturas diferentes. Tomó la decisión de no permitir que sus antiguas experiencias lo hicieran retroceder en la decisión de hacer amistades nuevas con personas diferentes a él.
Tomado de las experiencias del autor como líder de grupo.
Lillian Roybal Rose, experta en asuntos interculturales, comenta lo siguiente al respecto de superar las experiencias con el racismo:
“...si las personas de la raza blanca sólo confrontan estos asuntos a nivel cognitivo, terminarán como rehenes de lo que es políticamente correcto. Tendrán cuidado con lo que dicen, pero sus acciones serán rígidas y auto-conscientes. Cuando el proceso es emocional, y cognitivo, ser un aliado llega a ser un proceso de recuperar cierta humanidad. Entonces no hay temor, porque no hay una imagen que destruir, no hay postura que corregir. El cambio hacia un punto de vista global étnico requiere mucha aflicción. Exhorto a la gente blanca a no dar marcha atrás al contenido emocional de este proceso”
Lo que Lillian Roybal Rose dice sobre cómo la gente de la raza blanca necesita afligirse sobre el racismo, puede también aplicar a hombres que necesitan lamentarse sobre sexismo, gentiles que necesitan lamentarse del antisemitismo,gente rica o de clase media que necesita lamentarse sobre el clasismo, y cualquier otro grupo que necesita superar sus prejuicios inconscientes.
Modelo de círculos de estudio: Los círculos de estudio son pequeños grupos democráticos en los que se realizan conversaciones guiadas por iguales, las cuales proporcionan una manera simple de involucrar a los miembros de la comunidad en un diálogo genuino sobre temas tales como raza, migración y diferencias culturales. En estas discusiones las personas de diferentes orígenes hablan abiertamente sobre sus experiencias relacionadas a diferencias los asuntos mencionados anteriormente y otros temas que dividen a la gente. Muchas veces en estas discusiones, la gente entra en mayor conciencia de sus prejuicios escuchando experiencias de otros y teniendo una oportunidad de hablar sobre sus propias experiencias y creencias.
Los círculos de estudio pueden tener lugar dentro de organizaciones, tales como escuelas, sindicatos, o agencias de gobierno. También han sido utilizados con mucho éxito programas para la comunidad a gran escala en los que algunas veces miles de personas discuten estos temas.
El Centro de Documentación del Círculo de Estudio brinda manuales de conversaciones sobre diferentes temas, así como guías para organizar programas de círculos de estudio para toda la comunidad.
No tolerar que ningún grupo sea tratado injustamente.
Quizá la manera más importante de ser aliado es actuar, hablar o declararse a favor de un individuo o grupo está siendo tratado injustamente.
Hay una variedad de métodos y posibilidades en las que podemos accionar cuando la injusticia está afectando a un grupo. El método que elijamos dependerá de la situación. Puede ser un aviso en el periódico, un boicot, una manifestación, hacer negociaciones tras bambalinas para cambiar la situación, etc.
A continuación tenemos el ejemplo de toda una comunidad que se declaró en contra de la opresión:
En Billings Montana, en Diciembre de 1993, ocurrió una serie de crímenes racistas. Alguien rompió las ventanas de las familias judías que tenían menorás (candelabros judíos) en sus ventanas. La ciudad organizó y distribuyó menorás de papel. Toda la ciudad puso menorás en su ventana, declarándose en contra del antisemitismo.
Ejemplo tomado de La enseñanza de la tolerancia.
Declararse en contra de la injusticia normalmente requiere valor, pero es lo que define ser un aliado.
Promover el liderazgo de las personas en los grupos que tradicionalmente no toman posiciones de liderazgo.
Se puede ser aliado al promover que la gente asuma roles de liderazgo. Esto motiva a la gente, de tal manera que puedan hacerse cargo de sus vidas, en lugar de ser dependientes de la ayuda de otros. En particular, pueden darse oportunidades de liderazgo a migrantes, mujeres, personas de color, personas de bajos ingresos, personas con impedimentos físicos, jóvenes y otros.
Se puede promover líderes proporcionando capacitación de liderazgo informal o formal, actuando como mentores, invitando a los individuos a tomar roles de liderazgo o apoyándolos en las elecciones para puestos públicos locales.
La organización "Jóvenes a Bordo" en Somerville, Massachusetts, capacita y anima a los jóvenes a involucrarse en la toma de decisiones que afectan sus vidas. Por ejemplo, la gente en Jóvenes a Bordo:
Han ayudado a establecer comisiones ciudadanas para los jóvenes (manejadas por los jóvenes).
Animan a los jóvenes a servir en juntas de comités sin fines de lucro y escuelas.
Exhortan a las fundaciones a crear comités de jóvenes que ayuden a tomar decisiones financieras.
Han proporcionado orientación a un grupo de jóvenes para negociar con los arquitectos que estuvieron diseñando el colegio.En general, ayudan a los jóvenes a tener voz en cualquier decisión que afecte sus vidas.
En el ejemplo anterior, una meta integral de la organización es incitar a los jóvenes a ser líderes. Sin embargo, como individuos, también podemos actuar individualmente para ayudar a la gente a liderar.
Una vez que se ha promovido con éxito a alguien a una posición de liderazgo, él/ella necesitan apoyo más que nunca.Todos necesitamos apoyo cuando estamos en un rol de liderazgo, especialmente las personas que no tienen mucha experiencia. Por ejemplo, podemos necesitar escuchar a un líder cuando pensamos en los retos que enfrentaremos. O puede que necesitemos trabajar con los miembros de grupo para enseñarles como apoyar a su líder o superar cualquier prejuicio que puedan tener acerca de él/ella.
Apoyar a grupos diferentes en los asuntos que los afectan más directamente.
Esto es bastante obvio – ayudar a la gente cuando requiera ayuda. Si hacemos algunas preguntas o prestamos atención por un breve momento generalmente podemos entender cuáles son los temas claves para cualquier grupo y luego podemos decidir ofrecer asistencia. Un grupo puede requerir ayuda de emergencia a corto plazo, información sobre prevención de drogas, asesoría en desarrollo económico u otros tipos de ayuda.
En un barrio residencial de Chicago, donde el desarrollo económico es un tema clave, varias organizaciones sin fines de lucro trabajaron juntas para ayudar a los migrantes vietnamitas a convertirse en empresarios. El Albergue del Norte y la Universidad San Agustín, junto con la Asociación Vietnamita de Illinois establecieron programas bilingües para enseñarles a los migrantes vietnamitas destrezas en contabilidad, mercadeo, regulaciones, relaciones con clientes, cómo obtener un préstamo bancario y cómo implementar un plan de negocios. Los resultados han sido altamente exitosos. Por ejemplo, Hero Phan asistió al programa e inició el Taller de Reparaciones Saigon que atrae a clientes del lado norte de Chicago y algunos suburbios. Empezó con mucha experiencia como mecánico de autos, pero sin experiencia en la administración de un negocio en Estados Unidos. El programa de apoyo a empresarios le proporcionó a Phan las destrezas que necesitaba para hacer que echar a andar su negocio.
El ejemplo proviene de Crear la democracia.
Apoyar a grupos para ganar poder en sus comunidades.
Una de las maneras más efectivas de ser un aliado es prestando recursos financieros, técnicos o humanos para ayudar grupos a ganar poder a largo plazo en sus comunidades. Esto puede significar consultoría con grupos para ayudarlos a conseguir subvenciones que les darán la posibilidad de ser independientes; puede significar apoyar a grupos culturales para ganar más poder en políticas locales; o puede significar ayudar a la gente a ganar más control en su vivienda.
En Minneapolis, un vecindario Hmong (grupo étnico asiático) y uno de estadounidenses de color fueron desplazados por una urbanización comercial y de vivienda patrocinada por la ciudad. Las familias recibieron una compensación, pero fueron reubicadas por toda la ciudad, dispersando así sus comunidades culturales. Un grupo se organizó para ayudar a las familias a obtener el derecho a comprar o alquilar viviendas en su vecindario recién reorganizado.
Tomado de una entrevista con Arthur Himmelman.
Ayudar sacar a los grupos aislados de la marginalidad.
Todo grupo debe tener contacto con la comunidad más amplia. Cuando los grupos están aislados, generalmente requieren de ayuda. Por ejemplo, los jóvenes que pertenecen a pandillas necesitan de ayuda para unirse a una comunidad establecida, para así no involucrarse con drogas, violencia u otros crímenes. Asimismo, algunas veces los grupos nuevos de migrantes requieren ser bienvenidos y motivados a interactuar en una comunidad más grande. Los migrantes puede que necesiten clases del idioma que se habla en el país, asesoría en empleos o relaciones con personas externas a su grupo.
Como aliados necesitamos sacar a las personas de su aislamiento. A continuación, tenemos un ejemplo para ayudar a un grupo con un impedimento físico:
En la escuela Kinzie en Chicago, un grupo de maestros y padres trabajaron varios años para integrar a un grupo de estudiantes sordos en las clases con los otros niños. La escuela comenzó con dos programas completamente segregados. Lentamente los maestros comenzaron a juntar a los niños. Juntos, los alumnos que podían escuchar y los que no, aprendieron a bailar, estudiaron teatro, hicieron pinturas murales y participaron en deportes. Luego, los estudiantes que podían escuchar comenzaron a aprender el lenguaje de señas. Más tarde las aulas estaban completamente integradas.
Tomado de La enseñanza de la tolerancia
Trabajar para cambiar los problemas que afectan al sistema y que pueden ser las causas raíz de la desigualdad y la opresión.
Muchas personas vierten su amargura a los grupos que son diferentes a ellos, en lugar de confrontar las desigualdades en nuestro gobierno, economía y otros sistemas sociales que con frecuencia causan mucha de su ira. Es más fácil estar molesto y hacer de un grupo objeto de hostilidad – que arreglar un sistema que no funciona. La ira es un gran motivador para la acción, pero es importante que nuestra ira y nuestras acciones estén dirigidas a las causas reales de nuestros problemas, los cuales generalmente yacen fuera de los grupos atacados. Utilizando la técnica "Pero ¿Por qué?" podemos ayudar a los aliados a obtener las causas de raíz de lo que está pasando.
¿Cómo ser aliado puede marcar la diferencia? Se puede comenzar analizando cuidadosamente cómo las organizaciones e instituciones afectan a quienes no tienen ningún tipo de poder o que pueden ser diferentes. El primer paso debería ser votar por políticos, leyes, ordenanzas o políticas que creen condiciones que promuevan la tolerancia, den poder a los desaventajados y mejoren la interacción entre los grupos diversos.
Veamos un par de ejemplos. ¿Por qué son pobres los pobres? ¿Es porque son flojos? ¿O una de las razones es porque no pueden recibir capacitación que los ayude a obtener mejores empleos? Si es así ¿por qué la capacitación no es más accesible para ellos? ¿O, si los comerciantes de minorías no pueden abrir un negocio en sus vecindarios, es porque no saben cómo manejar un negocio o porque no pueden obtener un préstamo comercial?
En ambos casos, algunos de los miembros de los grupos privados de derechos podría abogar por sí mismos para cambiar los sistemas. Algunos cambios útiles podrían facilitarles a personas de bajos ingresos que carecen de transporte llegar a una capacitación apropiada; o los cambios se podrían enfocar en prácticas de préstamos bancarios. En cualquiera de los casos, los cambios provienen de las instituciones y organizaciones que tienen mucha influencia y poder sobre el grupo, pero sobre las cuales éste tiene muy poca influencia. Y es ahí en donde entra el papel de los aliados, los cuales pueden dar un paso adelante y utilizar su poder donde mejor puedan hacerlo para cortar de raíz las causas de los problemas.
Obtener ayuda: capacitar a otras personas para que sean aliados.
Como individuos podemos hacer mucho como aliados, pero existen metas mucho más grandes que no podemos cubrir solos. Puede ser más efectivo trabajar en grupo con otros. Por ejemplo, se puede organizar un grupo a cargo de problemas racistas y de trabajar para acabar con ellos. En dicho grupo, se puede capacitar a todos para ser aliados efectivos y establecer metas para trabajar juntos en enfrentar el racismo en la comunidad y concientizarla acerca de ésta.
Formar alianzas entre los grupos.
Ser un aliado normalmente no es una relación en una sola dirección. Se trata de una relación recíproca y puede incluir a más de dos grupos. Ser un aliado es un rol que da poder.
A medida que nos volvemos aliados de un grupo o de un individuo, debemos invitarlos a volverse nuestros aliados o de nuestro grupo. Mientras eso pasa, probablemente necesitamos enseñar a la gente a ser aliados efectivos. No debemos culpar a las personas si aún no saben cómo o si cometen errores – culpar a las personas las ahuyenta. Aprender a ser aliado toma su tiempo.
Para resumir
En la medida que aprendamos a estar más comprometidos y a cuidar unos de otros, vamos a estar construyendo cimientos sólidos para el cambio en nuestras comunidades. Cuanto más fuerte sea la confianza y más comprometida esté la gente, como individuos y como grupos, más efectivos seremos en unirnos para tratar asuntos importantes.
James Banks, un educador multicultural, dice que vivir en una sociedad diversa requiere que "sepamos, nos interesemos y actuemos". En otras palabras, necesitamos aprender sobre las personas y comprender sus problemas, querer a las personas honestamente y tomar las acciones necesarias para asegurarnos de que sean tratadas bien y que se les hace justicia. Esto es, en pocas palabras, lo que hace un aliado.
Todos tenemos la enorme capacidad de cuidarnos mutuamente. Todos tenemos la capacidad de aprender y tomar acciones. ¿Por qué esperar a que alguien nos invite o nos dé permiso para tomar la iniciativa? Podemos marcar una gran diferencia en las personas en toda nuestra comunidad. Podemos ser aliados de cualquiera persona en cualquier momento, como individuo, o como miembros de una organización. Esto marcará una gran diferencia, a corto y largo plazo.
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