Adaptación del trabajo de Arthur Himmelman.
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¿Por qué es importante para las organizaciones trabajar en conjunto?
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¿Cuáles son las diferentes formas en las que las organizaciones pueden trabajar en conjunto?
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¿Qué tipo de relaciones elegir y cómo hacerlo?
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¿Cuáles son algunos de los desafíos que las organizaciones enfrentan cuando trabajan juntas?
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¿Cómo comienzan los grupos a construir relaciones organizativas entre ellos?
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¿Por qué es importante para las organizaciones trabajar en conjunto?
¿Alguna vez nos hemos preguntado qué sucedería si fuéramos lo suficientemente fuertes como para levantar un auto? Probablemente pensemos que es mejor dejar ese trabajo para los superhéroes. Bueno, pensémoslo de nuevo. ¿Qué pasaría si tuviésemos 20 ó 30 personas levantando un auto conjuntamente? ¿No es en este caso una posibilidad un poco más realista? Podríamos intentar hacerlo alguna vez sólo por pasar un buen rato y ver qué sucede. Nos sorprenderíamos al descubrir que entre un grupo esto sí se puede hacer.
Y mientras pensamos en qué sería posible con un grupo de 20 ó 30 personas, demos un paso más - ¿qué pasaría si multiplicásemos ese número por dos o tres? En otras palabras, ¿Qué pasaría si hubiera muchos grupos trabajando juntos para resolver problemas difíciles? ¡Podrían levantar un camión!
Seamos claros – solucionar problemas en comunidades puede parecer intimidante. Los problemas con la educación, el trabajo, la vivienda, el medio ambiente y los crímenes son complejos y están interrelacionados. ¿Cómo puede un solo individuo o un grupo apenas “tocar” la solución de estos grandes problemas?
Hay una verdadera fuerza en los números.Cuando se cuenta con varios grupos con diferentes puntos de vista, diferentes recursos y habilidades, los cuales aplican su inteligencia y fuerza para resolver un problema conjuntamente, el resultado puede ser como el trabajo de los superhéroes.
Esta sección se trata de organizaciones que trabajan juntas para lograr sus objetivos. Mediante la creación de redes, coordinación, cooperación y colaboración, las organizaciones que trabajan conjuntamente pueden lograr objetivos que no podrían alcanzar en forma aislada.
Las personas pueden trabajar en grupos para lograr la realización de sorprendentes tareas. Pueden averiguar la manera de obtener las habilidades necesarias, fondos y tiempo para resolver los problemas comunitarios y mejorar los servicios sociales. Lo que se necesita son personas bien organizadas, cooperadoras y decididas.
Al trabajar juntos, no sólo logramos nuestros objetivos, tales como hacer que la atención de la salud sea más accesible o crear más empleos para los jóvenes, sino que también estamos aprendiendo cómo poner el proceso de toma de decisiones en manos de los miembros de la comunidad. En realidad, estamos mejorando el proceso de hacer que la democracia funcione. ¡Y eso no es cualquier cosa!
¿Qué logran las organizaciones trabajando junto a otras?
Continuemos y lo descubriremos.
En esta sección hablaremos de:
- ¿Cuáles son las diferentes formas en las que las organizaciones pueden trabajar juntas?
- ¿Qué tipo de relaciones elegir y cómo hacerlo?
- ¿Cuáles son algunos de los desafíos que las organizaciones enfrentan cuando trabajan juntas?
- ¿Cómo comienzan los grupos a construir relaciones organizativas entre ellos?
¿Cuales son las diferentes formas en las cuales las organizaciones pueden trabajar juntas?
Existe toda una gama de relaciones de trabajo que las organizaciones pueden tener entre ellas. Algunas organizaciones establecen relaciones sólo para compartir información. Otras suman recursos para alcanzar objetivos en común y otras no hacen nada de esto.
Por tanto, primero describamos algunas de las posibilidades. Después, discutiremos cómo elegir entre las mismas.
Redes de Conexión
Las organizaciones tienen una relación de conexión cuando intercambian información con el fin de ayudar a cada una de ellas a realizar mejor su labor. Por ejemplo, si una escuela y un centro de asesoría comunitaria intercambian información sobre sus servicios para asesorar jóvenes; ésa es una forma de crear redes de conexión. O, si en un pequeño pueblo, una serie de organizaciones comunitarias comparten sus calendarios anuales de eventos públicos, eso ayudará a dichas organizaciones a prever y prevenir cualquier conflicto de organización. La creación de redes de conexión requiere la menor cantidad de tiempo y compromiso por parte de las organizaciones y puede por sí misma tener resultados positivos y significativos.
Las redes de conexión pueden ser también un buen comienzo para que la gente trabaje en conjunto de diferentes maneras. En un pequeño pueblo, un grupo de escritores de diferentes organizaciones sin fines de lucro comienzan a reunirse mensualmente para establecer conexiones entre ellos. Los miembros del grupo encontraban estas reuniones informativas y de apoyo. Después de reunirse durante más de un año, el grupo comenzó a trabajar en proyectos comunes que beneficiaron a cada una de las organizaciones, así como a todo el pueblo.
Las organizaciones pueden crear redes de conexión de varias maneras. Pueden reunirse para comer, compartir boletines informativos, participar en redes de correo electrónico o reunirse en seminarios o conferencias.
Coordinación
Las organizaciones poseen relaciones de coordinación cuando modifican sus actividades para que juntos, puedan proveer mejores servicios a sus beneficiarios. Si una escuela y un centro de asesoría comunitario modifican sus servicios para que haya más consejeros disponibles para los jóvenes durante los horarios en que se necesitan servicios, a eso se le llama coordinación. Otro ejemplo de coordinación lo encontramos si las organizaciones no sólo comparten sus calendarios de los eventos públicos más importantes, sino que también cambian las fechas de algunos de ellos, para que no haya conflictos importantes. En ambos casos, la coordinación ayuda a llenar lagunas, así como a prevenir la duplicación de servicios.
La coordinación es importante porque le da a la gente una mejor oportunidad de obtener los servicios que necesita. Puede ser altamente exasperante para alguien tratar con instituciones que no coordinan sus esfuerzos. Por ejemplo, si una universidad de cuatro años de duración no coordina la secuencia de sus clases para facilitar la transición de estudiantes que ingresan luego de haber completado el programa universitario comunitario de dos años de duración, entonces esos estudiantes deberán esperar un semestre o incluso un año para comenzar sus nuevas clases requeridas. O si una persona que califica para los beneficios de atención de salud tiene que pasar por un proceso de selección en diferentes centros de salud antes de poder acceder a sus beneficios, eso es un obstáculo innecesario.
Una relación de coordinación requiere una mayor interacción entre las organizaciones, mayor tiempo y confianza que una relación de enlaces. Sin embargo, los resultados pueden mejorar significativamente la vida de las personas.
Cooperación
Cuando las organizaciones cooperan, no sólo comparten información y realizan ajustes en sus servicios - comparten recursos para ayudarse mutuamente a realizar mejor sus trabajos. En una relación de cooperación, las organizaciones pueden compartir el personal, los voluntarios, los conocimientos, el espacio, los fondos y otros recursos. Por ejemplo, si la escuela y el centro de consejería comunitario comparten el espacio físico para servicios nocturnos con el fin de satisfacer mejor las necesidades de los jóvenes de vecindario, se encuentran en una relación de cooperación. Otro ejemplo se daría si las organizaciones comunitarias de un pueblo comparten el tiempo del personal para lanzar un calendario anual de eventos importantes para toda la comunidad.
La cooperación requiere más confianza y una mayor inversión que la creación de enlaces o la coordinación. Para poder entrar en una relación de cooperación, las organizaciones también deben dejar de lado algunos asuntos. Las organizaciones deben estar dispuestas a compartir la propiedad y la responsabilidad, a arriesgarse a tener algunos problemas y a cosechar juntas los frutos de sus esfuerzos.
Colaboración
En una relación de colaboración, las organizaciones se ayudan mutuamente a ampliar o mejorar sus capacidades para hacer sus trabajos. Por ejemplo, una escuela y un centro de asesoría comunitaria pueden conjuntamente solicitar una subvención para capacitar al personal de ambas organizaciones. En otro ejemplo, varias organizaciones de base en un pueblo pueden copatrocinar un gran evento público, en un esfuerzo por ampliar la membresía de todas las organizaciones involucradas.
Como dice Arthur Himmelman, “La colaboración es una relación en la cual cada organización quiere ayudar a sus compañeros a convertirse en lo mejor que puedan ser”. En las relaciones de colaboración, la gente comienza a verse entre sí como compañeros más que como competidores. Este cambio de perspectiva es profundo en una sociedad que ha puesto tanto énfasis en el individualismo.
Himmelman añade que cuando las organizaciones colaboran tiene que "compartir riesgos, responsabilidades y recompensas". Por ejemplo, cuando la escuela y el centro de asesoría comunitaria solicitan conjuntamente una capacitación, ambos están arriesgando su tiempo y credibilidad en un esfuerzo por recaudar dinero para mejorar la capacidad de cada organización.
En una relación de colaboración, cada organización debe asimismo asumir también su fracción de responsabilidades. Digamos que si un grupo “planta el trigo, lo cosecha, lo lleva a la fábrica y lo cocina”, entonces ese grupo también se “comerá el pan”. Por otra parte, si todos realizan todo el trabajo, “todos pueden comer el pan”.
Además, todas las organizaciones pueden y deben compartir el crédito y el reconocimiento. Por ejemplo, si un periodista va a la Corporación Comunitaria a realizar un reportaje sobre el gran éxito del programa de vivienda asequible que se está patrocinando, entonces los funcionarios deberán contarle al periodista acerca de las otras tres organizaciones que colaboran con los esfuerzos y darles el crédito apropiado.
La colaboración es una empresa mucho más grande que la creación de redes, la coordinación y la cooperación, pero el potencial de cambio también puede ser mayor. Esto implica un nivel mucho más alto de confianza, riesgo, intercambio y compromiso. La colaboración puede darle a la gente esperanza, porque demuestra que personas de diferentes grupos pueden superar su desconfianza así como otros obstáculos para lograr juntos grandes objetivos.
Colaboración multisectorial
La colaboración multisectorial es similar al tipo de colaboraciones descritas anteriormente, pero tiene un potencial para el cambio aun mayor, así como mayores desafíos. En las colaboraciones multisectoriales, organizaciones privadas, públicas y sin fines de lucro de diferentes partes de la comunidad y a veces ciudadanos comunes, forman una sociedad para resolver problemas sistemáticos en una comunidad, tales como un sistema médico o educativo decadente, una mala racha comercial o una mano de obra no calificada.
Complejos y entrelazados, estos problemas requieren cooperación de toda la comunidad para poder producir cambios positivos. Ninguna organización, ni siquiera un sector puede realizar un movimiento significativo sin la ayuda y cooperación de los otros sectores. A menudo, la colaboración multisectorial se produce cuando las organizaciones o sectores han tratado de resolver problemas por sí mismos y han fracasado.
Un ejemplo de colaboración multisectorial se da cuando organizaciones comunitarias reúnen fuerzas con el gobierno, escuelas y empresas para resolver una serie de problemas conexos, tales como la falta de empleo para los jóvenes, la delincuencia juvenil, el crecimiento de una alta tasa de deserción escolar y la falta de mano de obra calificada. Los diferentes grupos se pueden reunir para definir el problema y el plan, e implementar una estrategia para preparar a los jóvenes para convertirse en trabajadores calificados. En este caso, las necesidades de mano de obra calificada, que poseen las empresas, son similares y están vinculadas con las necesidades de los activistas comunitarios y con los objetivos de las instituciones educativas.
La colaboración multisectorial es marcadamente más compleja y desafiante que los otros tipos de relaciones entre organizaciones. Requiere que todas las partes involucradas dejen de lado los intereses propios de su organización o sector y le den prioridad al bien común de la comunidad en general. Todo involucrado tiene que reconocer que sólo cuando la comunidad en general resuelva sus principales problemas, cada organización tendrá mayores posibilidades de satisfacer sus propias necesidades.
La colaboración multisectorial es un tipo de colaboración a largo plazo en la cual las recompensas son grandes, pero también lo son la inversión en tiempo y recursos. Requiere un alto nivel de confianza, una necesidad apremiante y la voluntad de producir un cambio. Por lo general, el desarrollo de la confianza y el compromiso con el bien común requiere un período de meses, o incluso un año o dos, dependiendo del alcance del proyecto y el nivel inicial de confianza.
La colaboración multisectorial le otorga a las comunidades el mayor grado de potencial para volverse poderosas y más democráticas. En la colaboración multisectorial, los miembros de la comunidad están al mismo nivel que las empresas y el gobierno en la toma de decisiones que afectan a la comunidad y sus necesidades de servicios sociales.
Ahora que sabemos en qué consiste cada tipo de relación organizativa, ¿cómo decidir cuál es la mejor para nuestra comunidad, grupo u organización?
¿Qué tipo de relaciones elegir y cómo hacerlo?
La creación de redes de conexión, la coordinación, la cooperación, la colaboración y la colaboración multisectorial, son diferentes tipos de relaciones que intentan cumplir diferentes objetivos y requieren diferentes niveles de recursos humanos, confianza, habilidades, tiempo y recursos financieros.
Es importante estar consciente de los diferentes tipos de relaciones organizativas posibles antes de embarcarse en una. Se debe elegir un tipo de relación organizativa que pueda alcanzar los objetivos establecidos por la iniciativa y que sea factible. Por ejemplo, algunas organizaciones pueden tener el objetivo de mejorar las condiciones para los jóvenes de la comunidad. Esas organizaciones deberían estar dispuestas a cooperar en patrocinar una celebración de un barrio de jóvenes, pero quizá no tengan el compromiso y recursos para colaborar en un programa de desarrollo de puestos de trabajo para la juventud.
Siempre se puede ir formando relaciones organizativas paso a paso. Se puede empezar a trabajar en conjunto de maneras menos formales y que requieren menos compromiso. Si los resultados son positivos, entonces los diferentes grupos habrán creado cierta confianza que los ayudará a animarse a un mayor desafío.
Con cada paso que se toma en la construcción de una relación organizativa, se van sentando las bases para el paso siguiente. Para lograr los objetivos propuestos y evitar grandes líos, lo mejor es escoger las relaciones que se ajustan mejor a la iniciativa de la que se es parte.
Cuando se esté frente al proceso de elegir la relación organizativa más apropiada, se deben considerar los siguientes factores:
- ¿Qué desea lograr cada organización al trabajar en conjunto?
- ¿Qué tipo de relación organizativa es necesaria para lograr esos objetivos?
- ¿Existen recursos disponibles para este tipo de relación organizativa, tales como tiempo, habilidades, recursos financieros, apoyo comunitario, compromiso y recursos humanos? Si no los hay ¿Se puede acceder a estos recursos?
- ¿Hay suficiente confianza y compromiso para apoyar a este tipo de relación?
¿Cuáles son algunos de los desafíos que las organizaciones enfrentan cuando trabajan juntas?
Cuando los grupos trabajan juntos, los beneficios potenciales son muy grandes, pero no siempre es fácil. Como una amistad, el compromiso es mayor, como también lo son las recompensas y también las dificultades. Además, existen factores en nuestra sociedad que desmotivan a los grupos a trabajar en equipo cooperativamente. A continuación presentamos algunos de los desafíos posibles al establecer y desarrollar relaciones con otras organizaciones. ¿Se puede pensar en cómo superarlos?
A veces la gente cree que los esfuerzos individuales son más beneficiosos que la cooperación.
Vivimos en una cultura individualista. La gente frecuentemente no posee una visión de aquello que puede lograrse al trabajar con otros. Además, muchos creen que pueden hacerlo mejor si luchan en sus propias batallas por sí mismos o que simplemente no vale la pena el esfuerzo de cooperar. Por tanto, es difícil poner a un lado metas personales de corto plazo, en favor de metas comunitarias a largo plazo. La superación de esta creencia es útil y a veces necesaria para que la gente y las organizaciones conformen relaciones de trabajo exitosas.
Las personas son, por lo general, desconfiadas.
La gente teme trabajar con otros porque no está segura que de éstos tengan las mejores intenciones en mente. Toma tiempo confiar en que todos actuarán honestamente y responsablemente hacia los otros, y en que cada grupo estará consciente de los intereses del otro. Confiar es un proceso natural que no puede ser apresurado. Sólo cuando la confianza es sólida, puede soportar el peso de los más grandes y arriesgados proyectos.
La gente a veces no posee las habilidades comunicativas necesarias para trabajar con otros.
La gente que trabaja en equipo necesita habilidades comunicativas, de escucha y de negociación. Hablemos claro: La comunicación es lo suficientemente difícil entre dos personas. Entre un grupo de personas, es aun más complejo. Y cuando se tiene más de un grupo tratando de comunicarse, las posibilidades de malentendidos se multiplican. Las personas deben aprender a ser comunicadores hábiles y disciplinadas para poder sobrellevar los complejos y delicados intercambios implicados en alcanzar metas.
El racismo y otras formas de discriminación mantienen a la gente y a las organizaciones separadas.
Los grupos frecuentemente desconfían de otros debido al racismo, clasismo y otras formas de prejuicio o falta de comprensión, los cuales son parte de nuestra sociedad en general. Cuando se han establecido alianzas entre diferentes grupos, casi siempre la gente puede ver que tienen mucho más en común entre sí, de lo que previamente habían imaginado y que hay mucho más por ganar trabajando juntos.
Sin embargo, la desconfianza y los malentendidos son temas que deben abordarse durante la duración de una relación en la cual los diferentes grupos tienen divisiones sociales históricas. La gente en estas relaciones organizativas necesitará comprometerse a aprender sobre la cultura e historia de sus socios, así como a entender cómo ellos han sido maltratados o incomprendidos por la sociedad en su conjunto. Asimismo, las diferencias en los estilos de comunicación, expectativas y valores culturales deberán ser entendidos para que la gente pueda comunicarse satisfactoriamente y cumplir con sus objetivos.
La falta de un liderazgo sólido puede obstaculizar la formación y la continuidad de interrelaciones exitosas entre los grupos.
Sin líderes fuertes para navegar las desafiantes aguas de trabajar juntos, las relaciones pueden tambalear. Las organizaciones necesitan de líderes fuertes con visión, compromiso y la habilidad de atraer a otros hacia un programa de movilización. Asimismo, los líderes también deben poder manejar la desconfianza, los retrocesos, los ataques y otros problemas que surgen de estas relaciones.
Las personas a veces internalizan un sentimiento de impotencia que les imposibilita tomar la iniciativa en formar relaciones de trabajo.
Mucha gente ha tenido experiencias que los han dejado desalentados, desesperanzados e impotentes para poder mover las fuerzas que afectan sus vidas y sus comunidades. Hacer que la gente actúe, tome la iniciativa y participe es un paso necesario en la formación de diferentes grupos de trabajo.
Alentar a todos a ser parte del proceso es esencial. También es importante hacer que la gente contribuya con sus ideas y exprese sus opiniones para ayudar a los otros a superar ese sentimiento de impotencia.
Financiadores públicos y privados a veces requieren que las organizaciones colaboren para poder otorgarles fondos.
Muchos financiadores apoyan la colaboración, por la misma razón que nosotros. Sin embargo, como en todas las relaciones, las organizaciones necesitan crear relaciones en sus propios términos y no en respuesta a la presión externa del financiamiento. Para tener éxito, cada organización involucrada debe tener el deseo y la capacidad de establecer relaciones laborales. Estas relaciones deben desarrollarse a su propio ritmo, no de acuerdo al calendario de un financiador.
Las organizaciones deben trabajar con los ellos para ayudarlos a entender la de construir relaciones a su propia manera. Si una organización considera que debe cumplir con el requisito de los financiadores, debe trabajar con honestidad con la organización socia para enfrentar el problema juntas y establecer una relación lógica entre ellas y que tenga posibilidad de ser exitosa.
¿Cómo comienzan los grupos a construir relaciones organizacionales entre ellos?
¿Dónde comenzar en la construcción de relaciones organizativas? A continuación proporcionamos algunas ideas generales de cómo hacerlo. Estas son pautas básicas que pueden ser útiles y muchas veces necesarias para comenzar cualquier relación.
Para algunas relaciones organizativas, como la colaboración y la colaboración multisectorial, hay algunos pasos más que los que están detallados aquí, que son necesarios para hacer funcionar el proceso.
Involucrar a las partes interesadas.
Es necesario asegurarse que todo el que esté afectado, se vea involucrado en el proceso, directa o indirectamente. ¿Quiénes serían? Incluimos a todas las partes interesadas (es decir, a todo el que tenga interés en el resultado), entre ellos a los dirigentes de las organizaciones, el personal que implementará el programa, grupos constitutivos de las organizaciones, las personas que estarán involucradas en los programas, la comunidad y la gente que puede verse afectada indirectamente.
¿Por qué involucrar a todos estos grupos? Porque si se desea que el esfuerzo tenga éxito, se necesita la cooperación y, lo que es mejor, la ayuda de quienes pueden beneficiarse de un buen resultado. El nivel de compromiso entre los diferentes grupos variará. Algunas personas concurrirán a todas las reuniones, mientras que otras sólo completarán una encuesta, y otros harán algo intermedio. Lo importante es asegurarse de que la gente sabe que tiene una verdadera voz en un proyecto que afectará su vida.
Por ejemplo, si se va a hacer que algunas organizaciones trabajen juntas para ampliar el horario de un centro de asesoría para adolescente, se deberían obtener las opiniones de los consejeros, los propios adolescentes, padres y maestros, vecinos que viven alrededor del centro y de cualquier otra persona que pueda potencialmente ayudar o dificultar el programa. Si se hace así, el centro de adolescentes funcionará más efectivamente.
Establecer relaciones más estrechas y comenzar a desarrollar confianza.
Puede parecer obvio, pero una relación organizativa se construye por medio de relaciones estrechas entre los miembros de cada organización. La gente que trabajará junta y tomará riesgos en conjunto necesita conocerse y establecer relaciones de confianza.
Esto puede comenzar de varias maneras. Por ejemplo, una persona o dos de cada organización podrán reunirse para almorzar o para debates informales, eventos sociales u otros encuentros informales. Normalmente, un facilitador hábil podrá ayudar mediante la realización de ejercicios o liderando discusiones.
Sea cual fuere el método que se use, es necesario:
- Tomárselo con calma. Las relaciones de confianza pueden tomar cierto tiempo y no se debe apresurar este proceso. Establecer relaciones de confianza es el paso preliminar más importante que servirá de base para todas las demás acciones.
- Asegurarse de que, en algún momento, en alguna fase temprana del proceso, cada persona involucrada tenga tiempo para hablar sobre sí misma, su organización, su participación en el problema y en la comunidad, su interés en la asociación y su preocupación acerca de la relación.
- Establecer pautas para que la gente sea honesta con los demás, respete la confidencialidad (cuando se decida) y sea responsable ante el grupo.
- Establecer un tono de cooperación. Ayudar a la gente a comprender que podrán estar en condiciones de avanzar en cada uno de sus objetivos.
- Desarrollar habilidades comunicativas. A medida que la gente va conociéndose, se les debe ayudar a aprender a comunicarse de la manera más productiva. Una vez más, un facilitador puede ayudar en esto.
Una vez que la gente se ha llegado a conocer, se debe continuar cultivando la confianza, y mientras la gente trabaja en conjunto exitosamente, ésta crecerá naturalmente. A lo largo de la relación, se debe estar al tanto del nivel de confianza del grupo. Si algo sucede que pone en peligro la confianza, se debe tomar una medida que permita reconstruirla y hacerla crecer. Cualquier otra sugerencia en esta lista también contribuirá a construir confianza en una relación organizativa.
Poner en claro los objetivos que cada organización pretende alcanzar.
Cada organización debe poner en claro cuál es su necesidad de una relación, su definición del problema, y cómo piensa que una relación de este tipo puede ayudar. El tiempo necesario para este proceso variará, dependiendo de cuantas organizaciones estén involucradas y de la magnitud del problema. Si algunas organizaciones se reúnen para crear redes de conexión, este proceso no tomará mucho tiempo. Si, por otro lado, es una colaboración multisectorial en la cual el problema no se ha decidido aún, este proceso llevará un tiempo, y eso debe tomarse en cuenta en el plan.
Elegir una relación organizativa lógica.
Una vez que las necesidades, metas y recursos se han puesto en claro, se debe escoger un tipo de relación lógica para el grupo. Por ejemplo, ¿es mejor para nosotros la simple relación de redes de conexión en este momento? O, ¿estamos listos para cooperar o colaborar más activamente?
Establecer normas de procedimiento.
Al principio de la relación, se deben establecer las normas para los procedimientos importantes, tales como:
- Cómo se tomarán las decisiones.
- Quién hablará con los medios de comunicación.
- Qué debe considerarse confidencial.
- Cómo será distribuida la información.
- El rol de los funcionarios en cada organización.
- Cualquier otra norma importante de procedimiento.
Organizar estas políticas anticipadamente permitirá prevenir errores y malentendidos. Es particularmente importante evitar cualquier toma de decisión que se lleve a cabo en reuniones no programadas en las que no estén incluidos todos los miembros.
Aprender a escuchar.
Nunca podemos cansarnos de repetirlo: Es necesario aprender a escuchar. El proceso grupal es el núcleo que permite lograr que las relaciones organizativas funcionen bien. Muchas decisiones se toman en grupo y en el proceso se intercambia mucha información. Además, para que las personas empiecen a verse como socios, necesitan decirse lo que para ellos es importante–sus valores, experiencias e ideas- y saber que son escuchados.
Cada persona posee necesidades y preocupaciones que debe dejar a un lado el tiempo necesario para poder escuchar a otros. Todo esto suena muy simple, pero en realidad puede ser difícil, especialmente cuando los riesgos son altos y todos poseen intereses en los resultados. Además, es importante que el grupo desarrolle habilidades de escucha activa – y se pueden realizar ejercicios grupales para ayudar a la gente a aprender a escuchar adecuadamente.
Por ejemplo, se le puede dar a cada persona su turno para hablar por unos minutos sin ser interrumpido o ponerlos en pares y hacerlos turnarse para hablar por cinco minutos mientras que la otra persona escucha. Este simple ejercicio les permitir a todos tener la oportunidad de pensar sin ser interrumpidos. Puede esclarecer la mente de las personas para que puedan escuchar a otros.
Basarse en los puntos de acuerdo.
No se debe pretender que la gente esté de acuerdo todo. Habrá diversidad de opiniones y eso es bueno. Es necesario llevar un registro de aquello en lo que la gente esté de acuerdo y empezar a partir de esas ideas. Si la gente no se puede poner de acuerdo con un programa completo, hay que trabajar para que concuerden por lo menos con pequeñas partes del programa. Una vez que una parte del programa sea exitosa, la gente se inclinará a acordar con otras partes de la estructura.
Aprender sobre la cultura del otro.
Como mencionamos arriba, cuando las organizaciones cruzan barreras culturales es importante que los miembros aprendan acerca de la cultura y posible opresión de sus compañeros de organización. Tomarse el tiempo para ello creará confianza y prevendrá problemas y crisis.
Las celebraciones culturales pueden ayudar a construir el mutuo entendimiento. Asimismo, los facilitadores pueden dirigir los debates y ejercicios que ayudarán a la gente a hablar acerca de sus culturas y sus experiencias de opresión. Este tipo de intercambios puede ayudar a las personas desde todas las perspectivas a sanar las heridas de la opresión y la discriminación. Asimismo, la mayoría de las personas sinceramente quiere aprender acerca de otras culturas.
Cuando las personas pasan por este tipo de intercambio y de proceso de sanación, por lo general, adquieren un sentido de unidad más fuerte. Por lo general, se sienten más partícipes de la organización y estarán más dispuestos a participar en ella completamente.
No pedir que las organizaciones renuncien a su identidad.
Cada organización tiene su propia y única identidad y cultura, la cual mantiene a sus miembros unidos. Compartir los esfuerzos con otra organización podrá preocupar a algunos integrantes en cuanto a la posibilidad de que la identidad de su propia organización sea aminorada. Los dirigentes deben tranquilizar a sus integrantes asegurándoles que la identidad de su organización permanecerá intacta y que compartir esfuerzos con otra organización no significa que ambas deben fundirse en una.
Esperar problemas y desacuerdos – y tener paciencia
Seguramente habrá retrocesos, enojos y desacuerdos. Eso es parte del proceso y no debe desalentar que esto suceda. Se debe tomar tiempo para escuchar las preocupaciones de la gente y tratar de resolver el problema. Luego, se deben reducir al mínimo las divisiones, concentrarse en lo que se ha logrado y restablecerse para lograr el próximo objetivo.
Celebrar todo éxito, grande y pequeño.
Todos necesitamos cierta diversión y conexión con los demás para mantener nuestra mirada en el premio. Celebrar ayuda a las personas a mantener su emoción, reconocer los progresos logrados y concentrarse en el próximo paso. Ya sea una pizza al final de una reunión o un partido de fútbol amistoso, no se debe olvidar celebrar. Mucho trabajo y nada de diversiones hacen a una organización aburrida.
Para resumir
Hay poder en los números- no sólo en números de personas, sino también en números de organizaciones. Muchas organizaciones sin fines de lucro, cuyas metas son mejorar la vida de los miembros de la comunidad pueden aprender a ser más efectivas uniéndose a otras.
En muchas regiones del país, tanto en zonas urbanas como rurales, los grupos pueden superar su aislamiento y sus diferencias políticas y culturales para así resolver sus problemas y mejorar las condiciones de su gente. La gente está aprendiendo a cooperar, a integrar recursos y tiempo y a crear relaciones que los pueden ayudar a hacer lo que mejor saben hacer.
Cuando las organizaciones mejoran al trabajar en conjunto, están ya creando una nueva cultura. Es una cultura en la cual estamos aprendiendo a incluir a mucha gente, a muchos grupos, en la toma de decisiones acerca de nuestras vidas y comunidades. Estamos haciendo que la democracia funcione de una manera nueva. A medida que vamos mejorando a través del trabajo en equipo, desarrollaremos una mejor y más clara visión de lo que realmente podemos lograr. Si podemos lograr trabajar juntos cooperativamente, realmente no existen límites para lo que podemos hacer.
Recursos impresos
Brown, R. (1984). The art of coalition building: A guide for community leaders. New York, NY: The American Jewish Committee.
Chrislip, D., & Larson, E. (1994). Collaborative leadership: How citizens and civic leaders can make a difference. San Francisco, CA: Jossey-Bass.
Gray, B. (1991). Collaborating: Finding common ground for multiparty problems. San Francisco, CA: Jossey-Bass.
Himmelman, A. (1992). Communities working collaboratively for a change. Minneapolis, MN: The Himmelman Consulting Group.