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Sección 13. Establecer un programa de alfabetización para adultos

  • ¿Cómo encontrar personal profesional o voluntario?

  • ¿Cómo encontrar espacio?

  • ¿Cómo reclutar estudiantes?

  • ¿Cómo conectarse con la comunidad?

Así como el alfabetismo de adultos supone algo más que simplemente saber leer y escribir, empezar un programa de alfabetización requiere más que anunciar que el programa existe. Primero, está la logística de encontrar y formar al personal, sea profesional o voluntario; encontrar espacio, si se necesita, y amueblarlo de forma adecuada; establecer horarios de clases o sesiones de tutorías, etc. Después viene la tarea, quizás más vasta, de captar estudiantes y obtener el reconocimiento y apoyo de la comunidad. Y, finalmente, está el pequeño problema de llevar a efecto el programa día a día, perfeccionando los detalles sobre la marcha, hasta que el funcionamiento sea razonablemente fluido.

Por lo general, lleva unos dos años realmente establecer un programa de alfabetización de adultos en una comunidad. Transcurrido este periodo, si se ha convencido a la comunidad de que éste está ahí por un periodo prolongado, si proporciona los servicios que la gente verdaderamente necesita y si los alumnos se encuentran a gusto con el personal, probablemente no será necesario que el programa tenga que volver a reclutar estudiantes. El que se corra la voz entre la población objetivo y las recomendaciones de diversas fuentes atraerán alumnos, y el programa será a los ojos de la comunidad una parte integral de la red de servicios locales. Esa es la meta, y esta sección proporcionará algunas ideas sobre cómo lograrlo.

Una observación: aunque las partes de esta sección están en orden lógico, no necesariamente van una detrás de otra en la tarea real de establecer un programa. Conectar con la comunidad, por ejemplo, normalmente empieza con la idea inicial del programa y continuará a lo largo de su existencia. Un programa puede estar captando estudiantes al tiempo que busca espacio o incorpora y forma a voluntarios. Excepto la contratación de personal (a menos que se tenga una renovación frecuente), todas estas actividades tienen continuidad y requieren algo de atención prácticamente cada día.

¿Cómo encontrar personal profesional y/o voluntario?

Cualquier programa de alfabetización de adultos requiere personal, ya sea que se trate de un solo voluntario o de veinte administradores profesionales, profesores y asesores. El autor tiene la idea de que lo idóneo es disponer de personal remunerado de tiempo completo, pero muchos programas comunitarios o de base no tienen esa opción, y los programas con voluntarios también tienen sus ventajas. En esta sección, tratamos de forma separada la contratación de personal profesional y la incorporación de voluntarios.

Contratación de personal profesional

Las personas que hacen el trabajo del programa y lo representan, serán el ingrediente básico de mayor importancia para su éxito o fracaso. Serán determinantes para que los estudiantes obtengan lo que necesitan y que continúen en el programa, y también para la perspectiva que la comunidad tenga del programa y su propósito. Encontrar a la gente adecuada, por lo tanto, es quizás lo más importante al establecer un programa de alfabetización de adultos. No existe método absolutamente infalible de contratación, pero hay algunas cosas que se pueden hacer para tener las mayores probabilidades de contratar a las personas que el programa requiere (para más información sobre contratación de personal.

Determinar cuáles son las características deseables en los miembros del personal. Además de los requisitos específicos del empleo (un director de programa debe entender de finanzas, por ejemplo), hay ciertas características que se podrían buscar al contratar a personal para cualquier puesto en un programa profesional de alfabetización de adultos.

  • Habilidad para llevarse bien con alumnos adultos. Probablemente, la cualidad más importante en un miembro del personal de un programa de alfabetización de adultos es la habilidad de relacionarse con alumnos adultos de modo relajado y respetuoso, de adulto a adulto. Este rasgo por sí solo no garantizará el éxito del alumno, pero su ausencia, casi con toda probabilidad, asegurará el fracaso del alumno… o su deserción.
  • Filosofía educativa. Es importante que los miembros del personal entiendan el enfoque educativo implícito o explícito de la declaración de visión y misión del programa y estén conformes. Es importante también que ese enfoque, y el de los miembros del personal, sea apropiado para alumnos adultos.

Malcolm Knowles popularizó el término andragogía como «el arte y ciencia de ayudar a los alumnos a aprender». Aunque sus principios pueden aplicarse también al aprendizaje infantil, Knowles y otros educadores de adultos creían que era crucial en el aprendizaje de adultos. Aunque hay declaraciones diversas de sus principios, la andragogía es, en último término, una filosofía centrada en el alumno, basada en un conjunto de preceptos bastante sencillo:

  • Los adultos se gobiernan a sí mismos y han de verse implicados en la elección de qué y cómo van a aprender.
  • Los adultos llevan consigo un bagaje de conocimiento y experiencias para el aprendizaje que afectará el modo y el objeto de éste.
  • La predisposición a aprender es algo social más que (o además de) intelectual.
  • Los adultos están más interesados en aprender lo que tiene importancia para sus vidas.
  • La motivación más fuerte de los adultos procede de su interior.

La mayoría de los educadores de adultos estarían de acuerdo con algunos o con la totalidad de estos principios, y por tanto también estarían de acuerdo en que la educación de adultos (o para algunos, cualquier educación) requiere una orientación distinta a la que es más habitual en las escuelas

Comprender algo del proceso educativo es importante incluso para aquellos miembros del  personal que no van a instruir necesariamente. Si el programa está comprometido con un modo específico de hacer las cosas, será mucho más fácil si el personal dispone de experiencia y comprensión de los métodos que se quiere emplear.

  • Experiencia en trabajar con adultos. Incluso fuera del contexto de la alfabetización de adultos, la experiencia de dar servicio o apoyo a adultos puede ser un indicador de si un candidato será un buen miembro del personal para el programa.

La experiencia en educación de adultos es lo ideal, pero también es cierto que muchas personas que nunca han instruido son, a pesar de todo, profesores natos o pueden aprender a ser buenos profesores con una formación relativamente breve. Por la misma razón, muchas personas que han dado clases, nunca serán realmente buenos profesores, incluso con toda la formación del mundo. Hasta cierto punto tiene que utilizar su instinto para encontrar a las personas que puedan hacer el mejor trabajo.

  • Estilo personal. Todos los miembros del personal de alfabetización de adultos, independientemente del puesto que ocupen, han de tratar con alumnos, otros empleados, gente de otras agencias y miembros de la comunidad. Tanto ellos como el programa recibirán un servicio mucho mejor si su enfoque es consistentemente respetuoso, abierto y directo, y si son amigables, accesibles y tienen sentido del humor.
  •  Paciencia.

La experiencia de descubrir que de repente algo “tiene sentido”, lo cual es el sello del auténtico aprendizaje, raramente procede de recibir explicaciones sobre algo; surge, en cambio, de un proceso de lucha con una nueva idea hasta que su significado se hace evidente en los propios términos del alumno. Cuando eso sucede, éste no lo entiende sólo durante un momento, sino para siempre. Llega a formar parte de lo que sabe.

La paciencia que se requiere no se debe a que los alumnos de alfabetización de adultos sean de comprensión lenta, algunos lo son, pero la mayoría no lo son en absoluto, sino más bien a que se ha de dejar a los alumnos el tiempo que necesiten para luchar y manipular el material hasta hacerlo suyo. Los profesores deben tener paciencia para facilitar las cosas, estar ahí para ayudar, pero no interferir en esa lucha, en la cual debe enzarzarse el propio alumno. La lucha es aprendizaje.

  • Sensibilidad cultural o bagaje cultural particular. El personal del programa de alfabetización debe ser comprensivo y saber cómo aproximarse a inmigrantes, personas de bajos ingresos o a comunidades con valores y modos particulares de hacer las cosas, y cómo relacionarse con ellos. En algunos casos, puede ser útil que el miembro del personal proceda del mismo entorno que la mayoría de alumnos del programa o que hable el idioma nativo de muchos de los alumnos o de la comunidad en concreto.
  • Voluntad de pasar tiempo en la comunidad. Los miembros del personal, puesto que trabajan para desarrollar contactos y credibilidad en el seno de la comunidad, deben estar dispuestos a hablar a grupos comunitarios, a pasar cierto tiempo con la población determinada y a que se les conozca bien y se les identifique con el programa. Si en ninguna ocasión abandonan la clase o la oficina, el programa no obtendrá el apoyo necesario de la comunidad para lograr el éxito.

«Pasar tiempo en la comunidad» engloba varios aspectos, los cuales son en parte formales: hablar a grupos comunitarios o agencias, por ejemplo, o participar en comités. Pero hay mucho de informal, con actividades como comer en el restaurante local. Caminar simplemente por el vecindario durante unos minutos puede rendir fruto: conocer a los alumnos en su ambiente, a menudo acompañados por amigos que pueden ser estudiantes potenciales, por ejemplo.

En la pequeña ciudad en la que (el autor) trabajaba, los vestidores masculinos del gimnasio local fueron un semillero de contactos (mi mujer me ha dicho que los vestidores de mujeres ofrecía oportunidades similares). Allí, antes y después nadar al mediodía, podía encontrarme a funcionarios municipales, gente de negocios y otros representantes de agencias después de sus recientes partidos de baloncesto y sus ejercicios. Pude dar a conocer la alfabetización de adultos, lo que hacía mi programa y cómo se financiaba, y obtener su apoyo moral, y en ocasiones financiero. Allí, habitualmente hice y también acepté recomendaciones, y el director de otro programa y yo una vez, en el área de las duchas, establecimos los detalles de una colaboración.

Crear un proceso de contratación que atraiga e identifique a candidatos con esas características deseables.

  • Especificar, hasta donde sea posible, las características apropiadas para el puesto en anuncios y ofertas. «Experiencia docente con adultos» es algo que se puede listar de manera razonable; «una personalidad agradable» no lo es, ya que prácticamente todo el mundo cree que la tiene.
  • Leer las solicitudes cuidadosamente para percibir las actitudes de los candidatos con respecto a la educación y a los alumnos adultos. Si la experiencia de los candidatos incluye otros programas de alfabetización de adultos, por ejemplo, saber cómo son esos programas puede indicar algo acerca de la filosofía educativa del solicitante. Alguien que haya trabajado para desarrollar aptitudes de liderazgo en jóvenes sin hogar tiene más posibilidades de estar de acuerdo con una filosofía de empoderamiento que alguien con amplia experiencia como carcelero. Leer entre líneas las hojas de vida y otros materiales de las solicitudes puede proporcionar mucha información sobre las actitudes de las personas.
  • Preparar una entrevista que destaque las características que se están buscando o la carencia de ellas. Crear una situación cómoda y hacer preguntas abiertas (que no puedan contestarse con un «sí» o un «no» u otro tipo de expresiones de una o dos palabras) puede ser útil para identificar a las personas con las características que se busca. Además, modela el carácter de la comunidad del programa que se trata de desarrollar: relajado, incluyente, comprensivo, etc.

Las entrevistas a menudo pueden ser sumamente reveladoras. En una serie de entrevistas para un puesto de profesor de alfabetización de adultos, un candidato, al preguntarle sobre filosofía educativa, sólo pudo hablar sobre disciplina. Otro parecía querer dar cursos de universidad. Y aun otro se refería continuamente a los alumnos como «esa gente». Los tres se sorprendieron al ver que no habían conseguido el puesto; todos creyeron que les había ido muy bien en la entrevista.

Incorporar voluntarios

Si se está planificando un programa enteramente con voluntarios, éste es evidentemente el primer paso a seguir. Si se supone que los voluntarios han de complementar el trabajo de personal profesional, entonces puede que no se quiera empezar a buscarlos hasta contar con los miembros profesionales del personal y se pueda decidir cuántos voluntarios y de qué tipo se necesitan.

Integrar voluntarios es muy diferente a contratar personal. Mientras que los candidatos para un puesto de trabajo le piden a la organización el trabajo, en el caso de los voluntarios, es ésta la que lo hace. Primero, se tiene que encontrar a los voluntarios; después, se tiene que examinarlos cuidadosamente para tratar de descartar a los que resulten inadecuados para el programa; y finalmente, como los voluntarios vienen y van, probablemente se deba continuar reclutando, al menos periódicamente, durante la existencia del programa.

Encontrar voluntarios para programas de alfabetización de adultos.

Hay ciertos conductos por los que los voluntarios potenciales pueden llegar a los programas de alfabetización de adultos, no todos creados por los mismos programas. Algunos de los más comunes son:

Publicidad.

Hay varios métodos publicitarios, entre ellos:

  • Radio, televisión, periódicos u otros anuncios impresos.
  • Comunicados de prensa, artículos de opinión o informes sobre el programa, preparados o bien diseñados por la organización.
  • Anuncios de servicio público. La radio y algunos canales de televisión han de emitir cierta cantidad de material de servicio público a la semana para mantener sus licencias. Además, los canales de televisión por cable de acceso comunitario generalmente emiten anuncios comunitariosde forma habitual. Cada canal tiene sus propias reglas para estos anuncios, pero suelen ser cortos (30 segundos o menos) y se emiten en el momento elegido por el canal. Algunos canales ayudan a hacerlos o escribirlos o de hecho los realizan para la organización.
  • Folletos o carteles, a disposición o situados en diversos lugares de la comunidad.

Sea cual sea la combinación de estos métodos que se utilice, es necesario recordar las siguientes indicaciones generales:

  • Anunciarse donde el grupo al que se dirige pueda recibir el mensaje. Si la mayor parte de la gente de la ciudad escucha una emisora de radio concreta, ésa es la emisora en la que difundir el anuncio de servicio público. Si se utilizan folletos o carteles, deben ser colocados en los lugares frecuentados por la mayor parte de la gente de la comunidad, tales como supermercados, lavanderías, farmacias, restaurantes populares, etc. Si se dirige a un grupo particular (tal vez gente de negocios), se debe situar el anuncio donde les llegue de forma concreta: el boletín de la Cámara de Comercio, un envío de correo dirigido a comercios de la zona.
  • Los anuncios que destacan el problema y la grave situación de aquellos a quienes afecta atraen voluntarios; los que destacan el éxito de los estudiantes atraen a alumnos.
  • Facilitar al máximo la respuesta a la gente. Se pueden poner los números de teléfono en hojitas desprendibles en los carteles, una dirección de correo electrónico además de la dirección postal y número de teléfono, un teléfono con contestador las 24 horas; cualquiera de estos recursos o todos ellos pueden incentivar más respuestas.
  • Intentar al menos dar algo de información sobre lo que se le pide a la gente: para qué tipo de trabajo se les necesita, el mínimo de horas a la semana, etc.

A continuación, presentamos un ejemplo de un anuncio en periódico, folleto o cartel particularmente eficaz:

¿Dispone de dos horas a la semana para enseñar a un inmigrante a hablar inglés?

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Le proporcionaremos formación. Llame al 567-8910 a cualquier hora o escríbanos a msalc@reading.org.

Anuncios en la comunidad

Tableros de anuncios y boletines. Los sacerdotes, generalmente están dispuestos a anunciar oportunidades de voluntariado en servicios y reuniones, colocarlos en tablones de anuncios en el lugar de culto y/o incluirlas en un boletín periódico. Se podría persuadir también a asociaciones de servicio voluntario y otras organizaciones comunitarias (la Cámara de Comercio, por ejemplo) para que hicieran anuncios en reuniones y los incluyeran en boletines.

Charlas a la comunidad.

Hablar a grupos comunitarios o religiosos, grupos universitarios o clases, clubes, etc., a menudo puede generar interés en el voluntariado. De todas maneras, para hacer esto bien, para empezar, hace falta preparar una buena charla o conferencia. Se tendrá después que investigar sobre cada grupo al que se le hable para poder adaptar dicha conferencia a los intereses o preocupaciones del grupo.

Recomendaciones.

Éstas proceden generalmente de otras agencias de servicios sociales y de salud y coaliciones, comercios o líneas directas de alfabetización locales, estatales o nacionales. En todos estos casos, se tiene que estar seguro de que las fuentes recomendantes saben del programa en cuestión y que está buscando voluntarios. Estas entidades no pueden recomendar el programa a nadie si no saben que existe.

Páginas Web.

Si el programa tiene su propia página Web, ciertamente querrá anunciarse en ella, pero puede haber páginas Web locales a las que muchas personas acceden con regularidad, u otras páginas donde las posibilidades de voluntariado se pueden dar a conocer a la gente.

Recomendaciones verbales/correr la voz.

Conforme el programa va ganando visibilidad en la comunidad, es posible que las recomendaciones verbales sean una de las herramientas más importantes para atraer voluntarios. Al principio, de todos modos, éstas dependerán de la cantidad de personas de la comunidad a la que la organización pueda hablar e informar. Probablemente no será en realidad significativo en los intentos de reclutamiento de voluntarios iniciales, a menos que se haya hecho una tarea increíble de relaciones públicas.

Seleccionar voluntarios

Examinar a voluntarios es incómodo. Es muy duro decirle a alguien que, aunque ofrece su tiempo sin remuneración, no se puede aceptar sus servicios. En otras palabreas, habrá voluntarios a quien no se puede emplear. Algunas personas no pueden deshacerse de la imagen tradicional del profesor como la autoridad incuestionable de la clase; a otras, les asustará o tratarán con desdén a estudiantes de bagajes distintos a los suyos; y otras, verán su periodo de voluntariado como un compromiso flexible que pueden ignorar si tienen otra cosa que prefieran hacer ese día. Por el bien del programa, se tendrá que rechazar el ofrecimiento de estas personas para ser voluntarios. Será mucho más fácil, tanto para el programa como para ellos, si se cuenta con un sistema bien pensado de selección y si todos saben de antemano que se puede prescindir de ellos.

Seleccionar voluntarios de acuerdo a las características deseables.

Con un par de añadidos, probablemente se necesiten para el programa de alfabetización de adultos voluntarios con muchas de las mismas características, aquí listadas, de los miembros profesionales del personal:

  • Facilidad de relación con alumnos adultos
  • Comprensión y acuerdo con la filosofía y propósito del programa
  • Personalidad abierta y relajada
  • Paciencia
  • Sensibilidad/respeto cultural
  • Disponibilidad de tiempo
  • Sentido de compromiso

El compromiso con el tema lleva consigo una comprensión del modo en que el nivel de alfabetización afecta el funcionamiento de los individuos y de la importancia de la alfabetización no sólo para esos individuos, sino para la sociedad. El compromiso con el sistema de voluntariado significa que las personas aceptan la responsabilidad que asumen y hacen todo lo posible para satisfacerla, una semana tras otra, durante el tiempo que se hayan comprometido (normalmente un año). El primer compromiso se puede desarrollar con el tiempo en un programa; el último deben llevarlo en sí mismos. Sin un fuerte sentido de responsabilidad (hacia el programa, el estudiante, el propio compromiso formal) es probable que los voluntarios no tengan éxito en esta experiencia.

Muchos programas piden a los voluntarios que firmen un contrato en el que se comprometen un número de horas a la semana durante un periodo específico (normalmente un año) y a informar tanto al programa como a los alumnos si van a faltar a una sesión. Esto proporciona al voluntario una visión clara de cuáles son las expectativas y le da al programa alguna base para pedirles la renuncia a los voluntarios que no cumplen con su compromiso.

Proceso de evaluación

Entrevistar a potenciales voluntarios le ayudará al programa a prescindir de gente que sea inadecuada de manera evidente. Tal como se describe en la Sección 12 de este capítulo, un proceso de dos entrevistas (una antes y otra después de la formación) es conveniente para detectar a aquellos que, a lo largo de la formación, o deciden por sí mismos que esta ocasión no es la adecuada para ser voluntarios o revelan características que les dificultarían el éxito en el programa.

Puede ser útil disponer de un formato estándar de entrevista (ciertas preguntas para preguntar a todo el mundo y una explicación del programa para una entrevista inicial, por ejemplo), pero también es importante confiar en el instinto. Si alguien hace a los entrevistadores sentirse incómodos, por ejemplo, es probable que provoque la misma reacción en los alumnos.

Las personas que consideran a los alumnos adultos como «los otros» y que simplemente no entienden el concepto de tratarlos como a iguales; o que tienen un punto de vista educativo que simplemente no encaja con el del programa (el tipo de personas que piensan:«Se lo explico una vez. Si no lo captan es su problema»); o que tienen actitudes contrarias a las propuestas por el programa, es a quienes conviene, sutilmente, sugerirles otro lugar o tenerlos bajo observación cuidadosa a lo largo de la formación. Si los rasgos preocupantes que los entrevistadores notaron en algunos voluntarios durante la entrevista inicial no cambian con la capacitación, la segunda entrevista debería servir como medio para no escogerlos.

Aunque es difícil decirle a la gente que no se les acepta como voluntarios, las consecuencias de no hacerlo pueden ser peores. En un programa de alfabetización, por ejemplo, había un voluntario que aunque era muy entusiasta, no podía evitar hacerles el trabajo a los alumnos. Aunque le advirtieron repetidamente durante la formación y en la clase su profesor supervisor, y los mismos alumnos (con frecuencia en términos muy claros) de que lo que hacía era inaceptable, él no parecía comprenderlo. Finalmente, con los estudiantes absolutamente reacios a trabajar con él, se le persuadió de que se «retirase» como voluntario. Todo el episodio fue doloroso para todos los que estaban implicados, incluso para el voluntario, que a pesar de sus problemas con los alumnos era una persona muy agradable y bien intencionada. Todo se podría haber evitado si al principio se le hubiese aconsejado no ser voluntario.

Muchos programas, además de hacer entrevistas, piden referencias a los voluntarios, lo cual puede ser muy útil. Algunos programas también requieren un comprobante de no tener antecedentes penales. Es útil desarrollar políticas claras con respecto a temas concretos (drogadicción activa, historial de delitos sexuales, etc.), para que rechazar a voluntarios potenciales en estas circunstancias no esté sujeto a prejuicios individuales.

El personal para el programa, una vez encontrado, deberá recibir formación, ya sea que se trate de profesionales o de voluntarios. Mientras que los profesionales pueden o no saber en profundidad técnicas de enseñanza o comprender a alumnos adultos, seguramente, tendrán mucho que aprender sobre la comunidad y la organización. Los voluntarios quizá empiecen de cero en todo lo relativo a la educación de los adultos.

La formación, tanto para profesionales como para voluntarios debe cubrir áreas como la naturaleza de la alfabetización y el aprendizaje de adultos, cómo pueden ser los alumnos adultos, la filosofía del programa y principios educativos, algunas técnicas y metodología para empezar, etc. Además es necesario algún tipo de formación continua para el personal profesional y voluntario en tanto trabajen en el programa.

¿Cómo encontrar espacio?

Encontrar espacio puede resultar inexplicablemente fácil, o difícil en extremo, en función de la naturaleza de la comunidad, la magnitud del apoyo que se usted podido generar en favor del programa, los recursos del grupo que ha empezado con la iniciativa de la alfabetización y la mera suerte. Una de las razones por lo que puede resultar difícil encontrar espacio es que simplemente cualquier inmueble puede no funcionar.

Algunas pautas generales a considerar con respecto al inmueble:

El carácter físico del espacio.

El aspecto del lugar, su tamaño, localización y otros factores físicos pueden influir en la capacidad de atraer alumnos.

Tamaño. ¿Cuánto espacio se requiere? ¿Cuántos alumnos se prevé? ¿Se desea espacio para ampliarse más adelante? ¿Es importante para el modo en que el programa funciona tener dos o más salas separadas? Tal vez lo más importante: ¿qué tipo de actividades se tienen en mente? Si el programa consiste de varios proyectos para distintos tipos de estudiantes, por ejemplo, hará falta algo más de espacio que el necesario sólo para una mesa y unas cuantas sillas.

Generalmente se piensa en el espacio comercial más en términos de metros cuadrados que en el número de salas, pero una cosa u otra tendrá más importancia para el programa. Lo ideal, evidentemente, es que sobre y no que falte, pero un espacio enorme con techos altos puede ser a veces tan incómodo como una pequeña habitación. La mejor solución es un ámbito que proporcione a todos el espacio suficiente para moverse sin sentirse encerrados, que tenga suficientes salas separadas como para ofrecer tranquilidad y privacidad a quienes la necesiten y que sea lo suficientemente cómodo para favorecer cierta cohesión de grupo e intimidad. Eso normalmente supone entre 90 y 140 metros cuadrados útiles (dos aulas, una pequeña oficina y algo de espacio común es una configuración posible), para un programa que pueda tener de 20 a 25 alumnos (en dos grupos) en el lugar en un momento dado.

  • Asuntos de transporte. Algunos lugares pueden presentar dificultades de acceso: estar alejados de rutas de autobuses, pueden ser difíciles de localizar o que la mayor parte de los alumnos no puedan llegar si no disponen de coche. Otros pueden ser de difícil acceso desde un punto de vista psicológico (en zonas de la ciudad que no frecuentan la mayoría de alumnos y en las que se sientan incómodos por cuestiones de clase, étnicas o raciales).
  • Instalaciones. Por supuesto, es indispensable tener servicios sanitarios, pero ¿también se necesitará una cocina, o al menos una parrilla eléctrica o un microondas y una cafetera? El ambiente del programa puede ser muy diferente si se tiene comida disponible. ¿Se necesita espacio para maquinaria específica (fotocopiadoras, un conjunto de computadoras para una clase de iniciación informática, etc.) o conexiones eléctricas especiales? ¿Se requerirá espacio para una oficina u otro espacio administrativo o de secretaría? El estacionamiento puede ser un problema, al igual que el acceso para personas con impedimentos físicos, lo cual supone también cuartos de baño adecuados para ellos.

En EE.UU., la Ley de Estadounidenses con Discapacidades exige que el espacio de un programa de este tipo esté completamente acondicionado para el acceso de personas con impedimentos físicos o que se les proporcionen a dichas personas facilidades para acceder al inmueble. Si se trata de un sitio de alquiler, ¿estará de acuerdo el propietario en modificar el espacio? Si ha de correr con el gasto el programa mismo, ¿cuánto supondrá? A veces, puede ser más barato a largo plazo pagar un poco más para tener un espacio que ya tenga acceso completo para personas discapacitadas.

Comodidad del alumno

El que los alumnos se sientan como en casa y cómodos en el lugar es un factor importante no sólo para mantenerlos (mantener a la gente en el programa el tiempo necesario para que sus metas de aprendizaje se vean satisfechas), sino para que sea posible que se beneficien del programa.

  •  Espacio en «propiedad» del alumno. Los alumnos se sienten más cómodos normalmente en un lugar que pueden tratar como propio (colgar proyectos o dibujos de sus hijos en las paredes, traer sus propios muebles, tener café disponible, etc.). Muchos programas de alfabetización de adultos tienen una sala o un área aparte simplemente para relajarse y relacionarse, actividades de suma importancia para muchos alumnos. En algunos programas, los alumnos se responsabilizan del espacio, estableciendo turnos de limpieza y la provisión de café y meriendas, y planeando eventos. Muchas de estas cosas pueden no ser posibles en un espacio compartido, donado o a tiempo parcial.
  • Incitación al aprendizaje. Los alumnos frecuentemente se muestran reacios a asistir a programas en escuelas y otros entornos académicos. Muchos de ellos han tenido experiencias negativas en dichos lugares (especialmente cuando la clase puede ser precisamente la misma en la que han tenido esas malas experiencias) no les facilitará el aprendizaje. Sería bueno que incluso los programas realizados por distritos escolares tuviesen esto en consideración al elegir el espacio.

Otras cuestiones relacionadas con el espacio pueden afectar también el aprendizaje, entre ellas la comodidad física, el nivel de ruido, la limpieza y el carácter acogedor o (inhóspito) del sitio. El Proyecto de Alfabetización, por ejemplo, intentó usar mesas redondas en las clases: de ese modo, tal como pensaba el Rey Arturo, nadie encabezaba la mesa, ni había lugar preeminente de autoridad. Una discusión que se mantiene en una mesa redonda da igual peso a todas las opiniones expresadas e igual respeto a todos aquellos que las expresan.

Amueblar el espacio puede tener mucho que ver tanto con el grado de apropiación que los alumnos sientan por él como con su disposición para aprender en ese espacio. Si el sitio está repleto de muebles en los que sus madres le reñían si se sentaban, puede que los alumnos no se sientan cómodos. Si los alumnos han participado en amueblar el espacio (trayendo muebles viejos de su propiedad, por ejemplo, o recorriendo mercadillos en busca de sillas baratas o de segunda mano), hay muchas más probabilidades de que lo sientan como propio. Preparar los espacios de estudio de forma que se parezcan más a una sala de estar que a un aula puede causar un efecto enormemente positivo en las actitudes de algunos alumnos con respecto al programa, así como en su capacidad de concentrarse en el estudio (esto puede ser engañoso porque también puede causar el efecto contrario en otros alumnos). Separar zonas de estudio y «salas de estar» puede hacer que el ruido se mantenga a niveles aceptables para los que están trabajando y permitir al mismo tiempo que otros socialicen.

  • Seguridad del alumno. Los programas pueden tener lugar en vecindarios peligrosos o en ubicaciones que sean cómodas para algunos alumnos, pero no para otros. Los miembros de pandillas o que han formado parte de ellas, por ejemplo, o personas de una etnia, raza o clase social en particular pueden sentirse inseguros en ciertos barrios. Otros alumnos, puede que no sientan temor, sino simple incomodidad por asistir a clases en un edificio o vecindario identificado con otro grupo étnico, racial o social. Si lo hay a disposición, un lugar neutral es normalmente lo mejor.

Otro aspecto de la seguridad puede ser el mantener a los alumnos apartados de algún peligro posible. Un proyecto de alfabetización no aceptó un espacio magnífico porque estaba al lado de un bar. En ese momento, un gran número de los alumnos eran alcohólicos en rehabilitación y la situación del local les habría puesto frente a la tentación a diario.

 ¿El espacio debe ser alquilado, donado o compartido? Hay ciertos factores a tener en cuenta al tomar esta decisión.

  • Recursos del programa. ¿De cuánto dispone el programa para el alquiler? En algunas zonas, especialmente en el centro de las grandes ciudades, los alquileres pueden estar por las nubes, por encima de lo que la mayoría de programas puede permitirse. Muchos programas no tienen dinero para el alquiler y por tanto tendrán que depender de espacio donado. El miembro de una junta directiva o un agente inmobiliario comprensivo puede tener un buen espacio que pueda alquilar a un precio reducido. Otra posibilidad es encontrar espacio que haya estado vacío mucho tiempo, que el propietario podría alquilar barato simplemente por tenerlo ocupado.

Algo a considerar cuando se alquila es el coste mensual real del espacio. Un alquiler que en clima frío incluya calefacción y electricidad, podría resultar más barato a largo plazo que un alquiler de menor coste que no incluyese estos servicios. Si se han de pagar los gastos de calefacción, se gastará menos en un edificio nuevo, más pequeño que en uno más viejo y con más espacio para corrientes de aire. Habrá menos gastos de electricidad si se alquila un espacio en el lado más soleado del edificio, en lugar del que está a la sombra. Los costes por estos servicios pueden ser considerables dependiendo del clima y de la amplitud del espacio. También puede haber costes asociados al mantenimiento del espacio, limpieza, etc., al igual que por la instalación de líneas de teléfono o módems. Es importante saber exactamente en lo que uno se mete antes de firmar un contrato de alquiler o comprometerse.

  • ¿Dónde encontrar espacio donado? El espacio donado puede proceder de otros programas o agencias, administración local o municipal, sistemas escolares, bibliotecas, comercios, incluso empresas inmobiliarias o propietarios (éstos tres últimos pueden obtener descuentos de sus impuestos si donan ese espacio. Por ejemplo, un programa de alfabetización tenía una de sus sedes en el edificio de un banco, el cual les había permitido usar el local a cambio de pagar el coste de los servicios. Encontrar el espacio donado adecuado donde y cuando se necesita puede ser en gran medida una cuestión de suerte, a menos que proceda de una de las partes implicadas en la planificación del programa.
  • Si el espacio es donado, ¿qué tipo de relaciones genera y qué obligaciones implica? ¿El propietario espera que el programa se encargue de la limpieza del espacio, que pague gastos por servicios o que haga algo absolutamente ajeno al uso del espacio (intervenir en una campaña política, por ejemplo) ¿Se deberá compartir el espacio? ¿Se puede utilizar sólo en parte o únicamente durante ciertos momentos del día? ¿Se pueden almacenar ahí los materiales, registros y equipo del programa y se tiene acceso a ellos cuando éste lo necesita? Tal vez lo más importante: ¿es el propietario un individuo u organización con la que se quiere estar relacionado, con quien es ético y fácil trabajar?
  • Compartir espacio. ¿Está el programa dispuesto a compartir espacio con otras agencias o usuarios, ya sea de forma gratuita o bien por un alquiler reducido? A veces, se puede utilizar un espacio que otra organización emplea parte del día o de la semana. ¿Esto puede convenirle al programa o es más importante disponer de un espacio que sea especialmente suyo? ¿Qué tal sería compartir este espacio literalmente… otra agencia que tuviese y utilizase parte del espacio mientras el programa está en función?

Compartir espacio puede ser un placer o una pesadilla, dependiendo de las organizaciones e individuos implicados. Una de las sedes de un programa de alfabetización compartió espacio con un programa de violencia doméstica (pagaban una pequeña mensualidad de alquiler). Un asesor de ese programa tenía oficina en el programa de alfabetización y mantenía allí con frecuencia sesiones de asesoría. Además, organizaba talleres sobre violencia doméstica y prevención de la violencia para alumnos de alfabetización (hombres y mujeres) y llegó a participar en muchos proyectos y actos del programa de alfabetización. Este trato funcionó tan bien que cuando el programa decidió mudarse a un alojamiento mejor, todo el mundo estuvo de acuerdo en que un requisito del nuevo espacio era que hubiera lugar para el asesor de violencia doméstica.

Ese es el aspecto positivo de compartir espacio. Otra de las sedes del mismo programa, sin embargo, compartía espacio con un programa educativo para adolescentes con problemas emocionales. El personal de ese programa era sumamente receloso de su espacio. No permitían entrar al instructor de alfabetización hasta que se habían ido todos por la tarde (incluso para acceder a sus archivos, los cuales estaban en una habitación que no utilizaban). Tampoco le dejaban usar las habitaciones que ocupaban normalmente, incluso la cocina y uno de los lavabos (aunque no estuviesen allí) y se quejaban de imaginarios desaires y falta de limpieza. La sede de alfabetización se trasladó a otro lugar tan pronto como fue posible.

Todo esto viene a cuento de que el compartir espacio puede tener sus trampas. Se debe estar muy seguro de que se puede trabajar con el otro grupo, que los individuos que estarán en el local han sido consultados (lo que no era el caso en el segundo ejemplo relatado; el acuerdo de compartir fue una decisión administrativa por parte del otro programa) y que el espacio es realmente apropiado para las necesidades de ambos grupos.

¿Cómo reclutar estudiantes?

Muchos de los métodos usados para atraer estudiantes (publicidad, carteles en la comunidad y anuncios, recomendaciones, correr la voz…) son similares a los que se usarían para reclutar voluntarios. La diferencia reside en las técnicas para atraer alumnos potenciales y dónde buscarlos.

Captar mediante formas que los estudiantes potenciales puedan advertir

Si el programa se dirige a personas con bajos índices de lectura, la publicidad impresa y los carteles han de ser simples al máximo. También sería razonable utilizar tantas estrategias no impresas como fuera posible.

Publicidad impresa

Si se incluye un anuncio en el periódico, debe ser grande, con el mínimo número de palabras posibles, de modo que sea de fácil lectura. Debe ser directo e ir al grano para que el mensaje sea evidente, incluso para alguien que escasamente sepa leer. El siguiente sería un buen ejemplo tanto para periódicos como para otros anuncios impresos, incluyendo carteles y folletos:

¿Necesita ayuda con…

lectura?
escritura?
matemáticas?

Clases gratuitas

Llame al  Tel. 345-0987

Centro de Alfabetización para Adultos
Calle Central # 239, Ciudad X.

Utilizar la radio, la televisión, los anuncios en la comunidad y otras fuentes no impresas tanto como sea posible.

Se debe utilizar un lenguaje directo y repetir números de teléfono e información adicional de contacto para asegurarse de que la gente la tenga.

Asegurarse de que la información usa un lenguaje que los alumnos pueden entender.

En EE.UU., por ejemplo, para un programa de Inglés como Segunda Lengua (ESOL, por sus siglas en inglés,  esto significa utilizar los idiomas nativos de los alumnos. Si hay emisoras de radio o televisión que emitan en otros idiomas, se podría intentar colocar en ellos anuncios de servicio público. Otra posibilidad sería poner anuncios en los periódicos que publican en el idioma nativo de los alumnos. Como regla general, el mensaje debe ser sencillo. No se debería utilizar palabras largas o expresar más de lo necesario. Si la gente no comprende o no puede leer el mensaje, no responderá.

Facilitar al máximo que los alumnos puedan contactar al programa.

Como se hace para reclutar voluntarios, los números de teléfono en hojitas desprendibles en los carteles, un contestador automático las 24 horas y una dirección de correo electrónico pueden marcar la diferencia. Muchos alumnos tienen que armarse de valor para establecer el contacto. Si no pueden hacerlo en ese preciso momento, puede que no lo hagan nunca. Es necesario ser accesible con ellos.

Reclutar estudiantes potenciales donde sea más probable que estén.

Encontrar alumnos potenciales para un programa de alfabetización significa acercarse a ellos a través del medio de comunicación que tenga la mayor posibilidad de llegar a ellos, en sus barrios y en los lugares que frecuentan. Tal como se ha tratado anteriormente: si se quiere atraer a estudiantes, se debe hablar de los logros de los alumnos.

Anuncios en los medios de comunicación.

Si se anuncia en la radio, se debe ir a las emisoras que escuchan los alumnos. Si el programa se dirige a una minoría juvenil, una emisora que difunda música de para jóvenes puede ser su la mejor opción. Los anuncios en periódicos de gran tiraje pueden no ser enormemente efectivos para atraer a personas que no saben leer bien; sin embargo, se puede usar gacetas o boletines comunitarios que normalmente contienen menos información.

Publicidad y reclutamiento en la comunidad.

Debe haber carteles y otros materiales impresos en los barrios o lugares donde sea más probable que los alumnos los vean. Esto puede significar áreas ampliamente pobladas por un grupo étnico, racial o social en particular o minorías lingüísticas; grupos de ingresos determinados (con frecuencia los bajos niveles de alfabetización coinciden con bajos ingresos); o en las ciudades pequeñas, puede suponer cubrir toda la comunidad. Por la misma razón, los proveedores de servicios sociales y de salud, iglesias, clubes sociales y deportivos y otras organizaciones deportivas que llegan específicamente a alumnos potenciales, pueden ser algunas posibilidades.

En una comunidad en la que se determinó que el grupo más amplio que necesitaba servicios de ESOL era probablemente el portugués, el cura de la iglesia portuguesa los anunció desde el púlpito e insertó información en el boletín de la iglesia en idioma portugués. Estas fuentes de información contribuyeron a la inscripción de un gran número de estudiantes.

Colocar o entregar información en lugares en los que se pueden reunir alumnos, como mercados, lavanderías (que resultan ser fuentes fértiles de estudiantes), tiendas de discos (para la juventud), es una herramienta importante para reclutarlos.

Un programa de alfabetización puso carteles en todos los bares de la ciudad y sus voluntarios les hablaron a todos los meseros sobre lo que estaban haciendo. En una ciudad donde los bares eran los centros sociales más importantes para gran parte de la población, estos contactos fueron sumamente valiosos para conseguir estudiantes.

Recomendaciones.

Lo más probable es que éstas procedan de agencias que trabajan con gente que carece de aptitudes básicas. Algunos estudios realizados en ciertos estados de EE.UU. muestran que gran parte de la población sujeta a asistencia social no ha terminado el bachillerato, por ejemplo. Las agencias de capacitación para el empleo, a menudo tienen que enseñarles a los alumnos aptitudes básicas antes de poderlos capacitar en áreas tales como el procesamiento de textos o el uso de maquinaria computarizada. Los colegios (bachilleratos) pueden enviar a alumnos que han abandonado los estudios a un programa de alfabetización de adultos. Las agencias de rehabilitación trabajan con personas con dificultades de aprendizaje, para quienes podría resultar beneficioso un programa de alfabetización de adultos. Hay estudios que indican que en algunos estados, hasta un 80% de la población penal puede no haber terminado el bachillerato y cerca de la misma cantidad puede carecer de aptitudes básicas. Muchos programas de alfabetización se coordinan con sistemas correccionales para proporcionar servicios a estos alumnos cuando salen libres.

Recomendaciones verbales/correr la voz.

Una manera de difundir el mensaje de un nuevo programa a las personas que podrían hacer uso de él, es acercándose a personas clave de una comunidad determinada. Ya se ha mencionado la colaboración con sacerdotes locales y clubes sociales y deportivos. Otro grupo con el que contactar es el constituido por miembros respetados entre la comunidad en cuestión: gente de negocios, deportistas famosos, incluso líderes de pandillas pueden ser fuentes para informar a la comunidad sobre el programa.

¿Cómo conectar con la comunidad?

Un paso necesario para establecer un programa de alfabetización que perdure y siga siendo efectivo a la hora de atraer estudiantes es volverse una parte integral de la comunidad. Uno de los fundadores del Proyecto de Alfabetización decía a menudo que su meta era que la comunidad pensase en la alfabetización de adultos del mismo modo que lo hacía con respecto al departamento de bomberos: como un servicio indispensable para la comunidad que el público considerase fundamental. Esto supone educar a la comunidad sobre lo que es la alfabetización de adultos y sobre lo que hace el programa en particular y mantener una buena reputación para que la gente de la comunidad piense de forma automática en el programa cuando surja el tema de la alfabetización.

Hacer contactos en la comunidad

El primer paso para convertirse en una institución es llegar a conocer a tantos miembros de la comunidad como sea posible, en particular con aquellos con los que seguramente se tendrá contacto en las labores que el programa realiza. En un programa pequeño, especialmente uno que esté conformado entera o mayoritariamente por voluntarios, el director o coordinador podría ser la persona que haga casi todos esos contactos. En un programa mayor, con cierto número de empleados profesionales, profesores y/o asesores podrían ser la gente de contacto para el programa. Cualquiera que sea la situación, el programa debe presentarse y entablar relaciones con individuos y grupos en concreto, y situarse en una posición en la que pueda conocer a tanta gente como sea posible.

Agencias de servicios sociales y de salud.

Es necesario mantenerse en contacto con agencias y organizaciones estatales, locales o comunitarias para obtener y hacer recomendaciones, para posibles colaboraciones y para ayudar a divulgar el mensaje. Entre los contactos más lógicos para este propósito se encuentran:

  • Asistencia social
  • Sistema de capacitación para el empleo
  • Agencias de rehabilitación estatal
  • Seguridad social
  • Proveedores de cuidados sanitarios, incluidos los hospitales y clínicas locales
  • Programas de prevención y tratamiento de la drogadicción
  • Otros proveedores de educación para adultos
  • Escuelas públicas
  • Programa de educación infantil temprana
  • Servicios para la infancia
  • Servicios para la juventud y la familia
  • Servicios de procuración de vivienda
  • Refugios para personas sin hogar
  • Servicios de emergencia / refugios
  • Banco de alimentos
  • Bibliotecas
  • Orden público: Policía, jueces, departamento de libertad condicional, funcionarios del juzgado, mediadores, intercesores en favor de la infancia, víctimas y testigos, abogados defensores de oficio
  • Servicios legales
  • Centros de salud mental
  • Institutos de educación superior
  • Organizaciones locales  de desarrollo comunitario

Algunas de estas agencias, en particular aquellas que deben cumplir leyes federales y estatales al mismo tiempo, son pesadillas burocráticas, tanto para sus clientes como para sus empleados. Un modo de tratar la burocracia es entablar relaciones personales dentro de la agencia, de manera que se pueda llamar a Beto o a Linda y no al Departamento de Asistencia Social cuando un alumno tenga algún problema con el sistema. Los problemas pueden, normalmente, resolverse por el esfuerzo de individuos que trabajan conjuntamente y eliminando trámites burocráticos.

Empresarios de la zona

Los empresarios tienen con frecuencia la posibilidad de beneficiarse ampliamente de un programa de alfabetización, y muchos de ellos lo saben. Quienes no lo saben, normalmente se alegran al enterarse, sobre todo si pueden establecer una relación entre las habilidades básicas de sus trabajadores y sus propios intereses. Pueden convertirse en los mayores defensores para los programas de alfabetización de adultos, tanto desde el aspecto político como financiero. También pueden ser una fuente valiosa de donaciones en especie (materiales y suministros, muebles, equipos, etc.).

Hay ciertas maneras de contactar con empresarios. La Cámara de Comercio es una organización de empresarios a la que el programa podría adherirse. Si no se puede permitir una afiliación normal, la Cámara quizás esté dispuesta a proporcionarle al programa una membresía honoraria o de cortesía o a invitarle a conferenciar en actos de la Cámara o a contribuir en un boletín. Los directores de Cámaras de Comercio son casi siempre expertos y están dispuestos a ayudar.

También, la organización puede dirigirse a empresarios importantes llamando directamente a sus oficinas de recursos humanos. El programa de alfabetización puede ser la respuesta a un problema que ellos ya hayan advertido o puede indicarles un aspecto del que no estaban conscientes. A veces, se tiene que ser persistente para conseguir una cita con ellos y algunas empresas puede que no quieran hablar con el programa. Sin embargo, unos pocos contactos en la comunidad empresarial llevarán al programa a otros.

En comunidades pequeñas, particularmente, puede ser posible establecer contactos personales con empleadores.

También se podría invitar a los empresarios al programa para hablar sobre sus negocios y lo que requieren de los trabajadores. Esa información será útil para los alumnos, y les proporcionará a los empleadores una oportunidad de conocer a estudiantes alfabetizados y de comprender mejor sus circunstancias y las del programa.

Administración local

Según la ubicación del programa, esto puede referirse ya sea a un representante del distrito en una pequeña ciudad, elegido por unos cientos de votantes hasta la alcaldía de una gran ciudad. Los regidores municipales, capitanes de distrito, concejales, gestores municipales (o sus secretarias), urbanistas: todos pueden ser aliados valiosos y promotores de la alfabetización de adultos en una comunidad.

Los funcionarios y senadores estatales son contactos de enorme importancia. Conocerlos personalmente, lo cual no es difícil si se hace el esfuerzo, puede contribuir como un importante elemento de apoyo para el programa. Se les debe invitar a la inauguración de éste o a sus eventos (si no pueden acudir personalmente, normalmente ellos pueden mandar a alguien en su representación). Para ellos es una oportunidad de comprender cómo son las vidas y las circunstancias de los alumnos realmente, y la razón por la que un programa de alfabetización es tan importante tanto para la sociedad como para los alumnos individualmente. Lo mismo se aplica para los congresistas.

Otros líderes y miembros de la comunidad.

Otras personas que pueden ser útiles una vez hayan comprendido el asunto y conozcan lo que el programa hace son:

  • La comunidad religiosas. Las congregaciones religiosas y organizaciones son fuente de recomendaciones, de voluntarios y de apoyo de diversas maneras.
  • Asociaciones de servicio voluntario (Rotarios, Leones, etc.). Estas asociaciones normalmente incorporan a muchos de los más influyentes miembros de la comunidad, y a menudo están dispuestas a apoyar programas comunitarios.
  • Comerciantes. Muchos pequeños comerciantes (especialmente farmacéuticos, barberos, peluqueros, agentes de seguros y otros con los que los clientes mantienen verdaderas conversaciones) pueden ser una auténtica ayuda para conseguir alumnos y a menudo comprenden el grado de necesidad existente en cuanto a los servicios locales de alfabetización.

Informar a la comunidad mediante conferencias o charlas y publicidad.

A todo el mundo le gustan los programas de alfabetización porque afrontan un problema que nadie quiere tratar y tienen el potencial de ayudar a individuos, negocios y a la sociedad en conjunto. No obstante, la mayoría de la gente ni es consciente de que el analfabetismo es un problema, ni sabe que existe en su comunidad. Ignoran que mucha gente que conocen no sabe leer o no sabe leer bien: la mayoría de las personas que no leen sabe ocultarlo muy bien; y también desconocen que una cantidad importante de adultos de su zona carece de estudios de secundaria o bachillerato. Tenerlos informados es parte del trabajo del programa.

Ya hemos mencionado las charlas y conferencias a la comunidad como un medio de incorporar voluntarios, pero cualquiera de ellas debería encaminarse también a educar a los oyentes y a obtener apoyo para el programa. Se debe aprovechar y crear cualquier oportunidad posible para dirigirse a grupos de la comunidad de todo tipo. Cuanto más se pueda informar a la comunidad, mayor será el apoyo que ésta aportará.

Otro elemento importante para informar a la comunidad es elaborar un folleto u otro impreso que los miembros de la comunidad puedan recoger en muchos lugares y que se les pueda dar en conferencias, eventos de la comunidad, campañas y cualquier otro lugar en la que el programa entre en contacto con la gente. La mayoría no sabrá de la existencia del programa hasta que haya oído hablar varias veces de sus labores. Tener algo impreso (y un logo identificable) es muy útil al respecto.

Un logo puede ser sumamente útil para afianzar el programa en la mente de la gente. Si alguien del programa o simplemente algún conocido tiene aptitudes artísticas, él/ella puede diseñarlo. Se puede encontrar alguna empresa de publicidad que diseñe un logo para el programa y lo haga como un servicio a la comunidad. Con ello, la empresa puede obtener una deducción de impuestos y la oportunidad de sentir que ha hecho algo por la comunidad, y el programa, por su parte, obtiene un símbolo memorable diseñado por profesionales.

Ser participante y voluntario

El programa debe procurar formar parte de coaliciones, grupos comunitarios, comités, etc. a la menor oportunidad. Evidentemente, se tendrán que hacer algunas elecciones, pero en cuantos más grupos comunitarios participe el programa, tanto mejor. Además el personal puede también ofrecerse como voluntario en comités, puestos de liderazgo y otros puestos de trabajo con visibilidad. Si la gente del programa se gana la reputación de ser personas que se arremangan la camisa para sacar las cosas adelante, eso se reflejará también en el programa.

Es importante poder conocer a financiadores y también a otros proveedores de educación para adultos. Para ello, se debe asistir a conferencias, reuniones estatales y locales, ofrecerse como voluntario a grupos de trabajo, etc. Desarrollar buenas relaciones de trabajo con individuos de fuentes de financiación y otros programas de alfabetización de adultos no sólo le hará la vida más agradable al personal y se encontrará entre amigos cuando vaya a reuniones o se incorpore a comités, sino que contribuirá a situarle como gente respetable. Ése respeto se trasladará también al programa.

Crear una junta directiva o un comité consultivo comunitario

Una junta directiva puede ser útil para el programa de varias maneras y es una forma excelente de involucrar a miembros destacados de la comunidad en el programa. Puede suponer mucho trabajo, pero a largo plazo merece la pena.

Para resumir

Ahora sí podemos decir que estamos preparados para llevar a cabo un programa. Contratar a buenos integrantes del personal o conseguir buenos voluntarios, encontrar espacio útil y cómodo, atraer a estudiantes y desarrollar una presencia sólida en la comunidad son los primeros pasos para la construcción de un programa que sea efectivo y que dure tanto como sea necesario. Si bien éstas son, hasta cierto punto, tareas continuas, prestarles una atención especialmente cuidadosa al principio de un programa puede suponer la diferencia entre el éxito y el fracaso. Pueden contribuir a sentar cimientos sólidos para los esfuerzos del programa, pero la verdadera medida de su éxito estará representada por lo que realmente se consiga con los estudiantes.

Contributor 
Phil Rabinowitz

Recursos impresos

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Recursos en línea

Education Resources Information Center (ERIC) is the world's largest digital library of education literature.

The National Center for the Study of Adult Learning and Literacy is a federally -funded national adult literacy research and policy center at Harvard. Site includes research reports, copies of the NCSALL journal, and links to other adult education sites.

The Encylopedia of informal education includes pages on a number of important thinkers in the history of adult education, including John Dewey, Paulo Freire, Malcolm Knowles, Eduard Lindeman, and others.

National Adult Literacy Database of Canada provides resources, articles, links, etc. on literacy.

Literacy Information and Communication System, the federal literacy agency, which includes a long list of important free publications many available on-line (including the full text of Sondra Stein's "Equipped for the Future."