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Sección 3. Ciudades saludables / Comunidades saludables

  • ¿Qué es Ciudades saludables/Comunidades saludables?

  • ¿Por qué utilizar Ciudades saludables/Comunidades saludables?

  • ¿Quién debe participar en Ciudades saludables/Comunidades saludables?

  • ¿Cómo utilizar Ciudades saludables/Comunidades saludables?

Imagen representando Ciudades saludables /Comunidades saludables que incluye fases de un gráfico elíptico: “reunir un grupo diverso e incluyente; generar  visión; evaluar activos & recursos & barreras; priorizar problemas; desarrollar una amplia estrategia comunitaria; implementar un plan; monitorear y ajustar su intervención; establecer un nuevo sistema para mantener/incrementar sus beneficios; celebrar indicadores de progreso y éxitos; abordar siguiente (s) problema (s).

¿Qué es lo que define una comunidad saludable? La comunidad, como un individuo, es un organismo viviente, cuya salud es el resultado de una compleja red de factores y eventos, algunos de los cuales conscientemente controla, y otros no. ¿Cuál es su concepto de una comunidad saludable—una en la cual quiere vivir y criar a sus hijos, una en la cual puede participar felizmente, una en la que desea envejecer? ¿Qué es lo hace que una comunidad sea saludable?

Tal vez su visión incluye calles con árboles alineados y jardines limpios, con muchos parques y espacios abiertos. Tal vez un lugar donde todos cuidan a los niños, donde hay una vibrante y abundante vida en las calles, y donde hay maravillosos servicios—excelentes hospitales y clínicas, grandes escuelas y colegios, magnífica protección de policías y bomberos y transporte público accesible.

Estas son visiones agradables, pero ¿toma en cuenta a todos en la comunidad? ¿Es una comunidad saludable, por ejemplo, si se discrimina a muchos de sus ciudadanos, o ésta no tiene voz en su gobierno? ¿Es saludable si muchos no tienen lugares limpios y seguros para vivir, o son amenazados por la violencia diaria? ¿Es saludable si no puede proveer o no provee empleos a un número significativo de ciudadanos o educación para sus hijos? ¿Si algunos niños son abandonados y maltratados? ¿Si todos no tienen aire limpio para respirar y agua limpia para beber? ¿Es saludable si muchos grupos diferentes en la comunidad—a causa de la discriminación racial, étnica o diferencias de clases—simplemente no tienen contacto positivo entre ellos y son recelosos o francamente hostiles con aquellos que son diferentes a ellos?

Al igual que un cuerpo humano verdaderamente sano, una comunidad saludable es una en la cual todos los sistemas funcionan como deben y trabajan juntos para hacer que la comunidad funcione bien. En un individuo, la salud es en gran medida el resultado de que billones de células obtengan lo que necesitan. Para una comunidad, la salud es en gran medida el resultado de que todos los ciudadanos obtengan lo que necesitan no sólo para sobrevivir sino para florecer.

Una comunidad saludable es un todo mayor que la suma de sus partes. Es un lugar donde las personas se cuidan entre ellas, donde las personas de diversas procedencias se mezclan cómodamente y trabajan juntas por el bienestar de la comunidad. En resumen, una comunidad saludable es aquella que asegura para todos los ciudadanos una calidad de vida decente—económica, física, ambiental, social y políticamente.

Un argumento puede ser, y a menudo lo es, el hecho de que no es posible tratar ningún tema sanitario o problema comunitario sin enfrentarse a la comunidad como un todo. Del mismo modo que se puede promover la salud para los individuos, hay cosas que se pueden hacer para promover la salud de la comunidad. En esta sección, examinaremos las Ciudades saludables/comunidades saludables, un marco para construir una comunidad saludable.

¿Qué son Ciudades saludables/Comunidades Saludables?

Ciudades saludables/Comunidades Saludables es un marco teórico para el proceso participativo por el cual los ciudadanos pueden crear comunidades saludables. En 1985, en una conferencia en Toronto organizada por Trevor Hancock, Len Duhl habló sobre su creencia por mucho tiempo de que los temas de salud pueden ser enfrentados efectivamente a través de un enfoque incluyente para la comunidad en general. Ilona Kickbusch, una funcionaria de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que asistía a la conferencia, llevó esta idea a sus superiores en la oficina Europea de la OMS en Copenhague. En algunas semanas, Duhl y Hancock fueron contratados como consultores para ayudar a la OMS y a Kickbusch a iniciar un movimiento sobre Ciudades saludables en Europa. Un año más tarde, los asistente a una conferencia de la OMS diseñaron el Estatuto de Ottawa, la “constitución” de Ciudades saludables/Comunidades Saludables. Durante los años posteriores a la primera conferencia, el concepto se ha extendido a cientos de ciudades de mediano y gran tamaño en todos los continentes, y también se ha utilizado en pequeñas municipalidades y comunidades rurales tanto del mundo desarrollado como en desarrollo. Es ahora el modo estándar por el cual la OMS trata la salud comunitaria, y abarca otros problemas comunitarios también.

Una Comunidad Saludable, como hemos discutido anteriormente, es una en la cual todos los sistemas funcionan bien (y trabajan  unidos), y en la cual todos los ciudadanos disfrutan de una buena calidad de vida. Esto significa que la salud de la comunidad se ve afectada por determinantes sociales de la salud y el desarrollo—los factores que influyen en la salud y el desarrollo individual y comunitario.

Entonces. ¿Cómo es que luce el modelo de Ciudades saludables/Comunidades Saludables? A diferencia de PRECEDER/PROCEDER ,éste no tiene diagrama de flujo o esquema, en gran parte debido a que el proceso puede ser totalmente diferente en las distintas comunidades. Es una estrategia definida vagamente la cual les pregunta a los ciudadanos y a los funcionarios qué hacer para convertir una ciudad saludable en una prioridad, y para alcanzar este fin mediante la participación de todos los miembros de la comunidad en la identificación y tratamiento de los problemas que son más importantes para ellos.

Ciudades saludables/Comunidades Saludables se basa en dos premisas básicas:

  • Una visión global de la salud. Como hemos venido discutiendo, una visión global de la salud toma en cuenta todos los elementos de la vida comunitaria, ya que ésta afecta tanto la salud del individuo como la misma salud comunitaria. El Estatuto de Ottawa establecen los requisitos previos para la salud en la comunidad:
    • Paz. Puede interpretarse que cubre tanto la libertad de la guerra como la libertad al temor a sufrir daño físico.

Durante la Guerra de Vietnam, en los EE.UU. los jóvenes negros circulando por las calles de sus vecindarios, estadísticamente, tenían mayores probabilidades de ser asesinados por arma de fuego que aquellos soldados negros en combate. Estos vecindarios no estaban en paz, bajo ninguna definición.

  • Techo. Vivienda adecuada al clima, a las necesidades de sus ocupantes, y para soportar condiciones climáticas extremas.
  • Educación. Educación para los niños (y a menudo para los adultos también, como es el caso de adultos analfabetos) que sea gratis, adecuada para prepararlos  para una vida productiva y cómoda en sus sociedades, y disponible y accesible para todos.
  • Comida. No sólo comida, sino la suficiente, de adecuado valor nutricional para asegurar la salud continua y el vigor en los adultos, y el desarrollo adecuado en los niños.
  • Ingreso. Empleos que provean de un ingreso adecuado para una calidad de vida razonable, y apoyo público para aquellos que no pueden trabajar o encontrar trabajos.
  • Un  ecosistema estable. Aire limpio, agua limpia y protección del medioambiente natural.
  • Recursos sostenibles.éstos pueden incluir agua, tierras de cultivo, minerales, recursos industriales, fuentes de energía (sol, viento, agua, biomasa), plantas, animales, etc.
  • Justicia social. Donde hay justicia social, nadie es maltratado o explotado por aquellos más poderosos. Nadie es discriminado. Nadie sufre innecesariamente porque sea pobre, enfermo o discapacitado. Todos son tratados  con equidad e igualdad ante la ley, todos tienen voz en como la comunidad y la sociedad es manejada.
  • Igualdad. Igualdad no es exactamente lo mismo que equidad. No significa que todos obtienen las mismas cosas, sino que todos obtienen, o tienen el acceso, a lo que necesitan.

Si se consideran todos estos factores, entonces la salud debe extenderse más allá de sólo el tratamiento médico y abarcar todos los aspectos de la vida comunitaria.

Un compromiso con la promoción de la salud. La promoción de la salud difiere de los modelos médicos más conocidos de tratamiento y prevención. Éstas últimas ven la salud desde un punto de vista negativo: Hay algo malo o potencialmente malo, y los expertos médicos tomarán las medidas adecuadas para arreglarlo o erradicarlo. La promoción de la salud ve desde un punto de vista positivo: se pueden tomar pasos positivos para mejorar y mantener su salud.

La promoción de la salud—usamos este término aquí para significar la promoción de la salud de las comunidades tanto como la salud de los individuos—es un elemento clave tanto para el razonamiento del concepto Ciudades saludables/Comunidades Saludables, como para el desarrollo real de las comunidades saludables. Se requiere el compromiso de parte de todos los sectores de la comunidad, particularmente del gobierno, para promover la salud comunitaria mediante:

  • La construcción de una política pública saludable. Las comunidades pueden establecer políticas que fomenten la salud de la comunidad. De acuerdo al Estatuto de Ottawa, tales políticas son “acciones coordinadas que guían a la políticas de salud, de ingresos y sociales que promueven una mayor equidad”. Por lo tanto, la prohibición de fumar en restaurantes, las políticas fiscales locales que estimulan a  los negocios a crear trabajos, la capacitación para policías y jóvenes trabajadores para ayudarles a comunicarse con los jóvenes y frenar la violencia juvenil, y las fuertes ordenanzas medioambientales, pueden verse como políticas públicas saludables. El apoyo de la comunidad a estas políticas produce una atmósfera que facilita a los políticos a tomar las decisiones correctas, ya que reconocen estar bajo el escrutinio público.

Al igual que todos los elementos de la estrategia Ciudades saludables/Comunidades Saludables, las políticas públicas saludables se tratan de mucho más que simplemente fomentar la salud individual –es sobre política pública que fomente una sociedad saludable. Esto significa igualdad, salud para todos y atención a cosas tales como los entornos favorables (vea más adelante).

Len Duhl habla sobre el hecho de que la mayoría de las políticas públicas no se ocupan de las necesidades reales, sino más bien de las preocupaciones económicas y de poder. Para que una política pública sea saludable debe reflejar la realidad en lugar de lo que los encargados de formular las políticas públicas quieren ver, o lo que los favorecerá para ser elegidos.

La objetividad guía la política pública a beneficiar a todos, no sólo a los pocos influyentes.

  • La creación de entornos  favorables. Los entornos comunitarios van desde lo físico a lo social, de lo económico a lo político. Algunos entornos favorables pueden ser creados por leyes o regulaciones, algunos por esfuerzos comunitarios y algunos solamente por cambios en la actitud (la cual puede o no ser influenciada por presión social u otro tipo de presiones).

Algunos ejemplos:

El entorno natural. Leyes y regulaciones que restauran y/o preservan limpios el aire y el agua, la preservación y la creación de espacios abiertos, belleza natural, y vida silvestre, restricciones en el uso y desecho de sustancias tóxicas, conservación de los recursos naturales, incluyendo plantas y animales. Todo esto puede mejorar la salud y reducir la tensión, ofrece una experiencia estética y afecta positivamente la vida de la comunidad.

El Proyecto de Comunidades Saludables De Pico a Pico, con sede en Nederland, Colorado (EE.UU.), está trabajando para renovar los parques y para crear medios de transporte que van desde el centro de la ciudad a los senderos y áreas naturales en las afueras de ella.

El entorno construido. El diseño de edificios y los espacios pensando en el usuario (a escala humana, con pasillos peatonales, lugares de reunión, vistas, atractivo, etc.); acceso para los discapacitados, preservación de la herencia histórica y cultural; limpieza; seguridad (alumbrado, diseños de edificios y puentes, grandes vistas, patrones de tráfico, prohibiciones en el uso de materiales tóxicos); buena transportación pública; vías libres de tránsito para estimular el trote y montar bicicleta.

Por ejemplo, una ciudad que construye o diseña caminos libre de tráfico para trotar y montar bicicletas probablemente verá más a sus ciudadanos caminar y usar bicicletas para ir a trabajar o pasear que en aquellos lugares donde hacerlo es difícil o peligroso. En Davis, California, por ejemplo, se ha estimulado el montar bicicleta desde 1960, cuando se convirtió en la primera ciudad de los Estados Unidos en pintar en sus calles carriles para bicicletas. Ha sido posible descontinuar los servicios de autobús escolar porque es muy fácil que los niños moten bicicletas, caminen o patinen por los senderos sin tráfico de coches.

El entorno económico. Un entorno económico saludable es aquel donde hay trabajo para cada quien puede trabajar, donde se valora a los trabajadores (ver más adelante) y se les paga un salario para vivir, donde hay igualdad de oportunidad económica para todos, donde se apoya a los que no pueden trabajar y donde el dinero no compra poder político o inmunidad a la ley.

Nueva Vida Bethel, una iniciativa basada en la fe, ubicada en el vecindario de Garfield Park de Chicago, empezó por rehabilitar viviendas abandonadas en el área, usando “equidad ganada”—Ej., la labor de residentes locales que podían después intercambiar su trabajo por parte del costo de la casa que ayudaron a reconstruir. Ahora, Bethel emplea a más de 300 residentes locales, en materia de vivienda, empleo de capacitación e inserción laboral, desarrollo económico, cultural, apoyo a la familia y programas para el desarrollo comunitario.

Ahora, el consejo de Bethel se basa en la comunidad por completo y sus programas son respuestas a las necesidades expresadas por la comunidad. Bethel continúa tratando de construir bienes y de llevar una gran estabilidad económica a la zona oeste de Chicago.

El entorno laboral. El entorno laboral debe ser fuente de estimulación, más que de estrés. El respeto por los empleados, las buenas precauciones y los procedimientos de seguridad, las normas firmes que prohíban el acoso o el abuso, el pago adecuado y/u otra compensación, las expectativas y tratamientos justos y humanos—todo esto contribuye a un ambiente de trabajo que nutre la creatividad y el entusiasmo, y mejora más que detracta tanto la producción como la calidad de vida del trabajador.

El entorno del ocio. El trabajo y el hogar pueden proveer tiempo para el ocio . La comunidad puede proveer oportunidades recreativas y culturales para ser usadas en ese tiempo de descanso: museos, parques y playas, eventos culturales y deportivos, etc.

El entorno social. Una comunidad saludable estimula las redes sociales brindando lugares de reunión donde las personas de todos los lugares de la comunidad pueden socializar, nutre a las familias y a los niños, ofrece educación universal y otros servicios, se esfuerza por fomentar la no-violencia y el comportamiento saludable, invita a la familiaridad y a la interacción entre los diversos grupos que forman a la comunidad y trata a todos los grupos e individuos con respeto.

La Coalición de la Comunidad de Quabbin del Norte, en el norte central de Massachussets, estaba preocupada, entre otras cosas, por la alta incidencia del abuso físico y sexual en el área. Un grupo de trabajo sobre el problema con el tiempo se volvió un programa de educación para padres y familias denominado Valorando a Nuestros Hijos, el cual ha capacitado a grandes cantidades de padres del área como “padres educadores”, y además provee servicios en el área de las familias.

El entorno político. En una comunidad saludable, todos los ciudadanos tienen voz en cómo y por quién serán gobernadas sus comunidades, y tienen fácil acceso a la información necesaria para entender las situaciones políticas y para poder tomar decisiones políticas informadas. Se protegen las decisiones políticas, las opiniones y los discursos. Los ciudadanos sienten que tienen poder en la comunidad—que ellos son dueños, y que pueden y deben tomar el control de a dónde se dirige.

El fortalecimiento de la acción comunitaria. Las comunidades pueden animar y fortalecer la acción comunitaria en por lo menos tres formas: la primera implica animar y fomentar la planificación básica y la acción. Cuando los problemas son identificados y abordados por las personas afectadas, también por otros que están interesados, suceden dos cosas: los problemas tienen una mayor probabilidad de resolverse con éxito, y las personas involucradas aprenden a usar sus propios recursos para cambiar sus vidas y sus comunidades. Una segunda forma de fortalecer las acciones de la comunidad es a través del compromiso del gobierno, de los líderes comunitarios y de otros encargados en la toma de decisiones para aprobar legislaciones relacionadas con las mismas, para guiar el apoyo de la opinión pública a través de  los medios y otros canales de comunicación, para incluir a miembros de todos los segmentos de la comunidad en la concepción, planificación e implementación de cualquier iniciativa en la comunidad. La tercera es que los que toman las decisiones y los medios de comunicación aseguren el flujo libre y seguro de las informaciones necesarias sobre la comunidad y de las iniciativas de la comunidad a todos los ciudadanos, y que provean, a todos en la comunidad, oportunidades de aprendizaje sobre los problemas y la calidad de vida en forma general.

Los últimos dos de estos métodos son realmente concepciones de arriba hacia abajo donde el gobierno y otros en el poder “permiten” que los ciudadanos compartan en el proceso de toma de decisiones. Aunque los miembros de la comunidad—particularmente aquellos con menos experiencia en la planificación y en el funcionamiento de un proyecto, o con menos educación—a menudo necesitan aprender algunas habilidades necesarias, el deseo de cambiar puede y debe venir de ellos para empezar. Hay una gran diferencia entre funcionaros organizando una iniciativa e invitando a los ciudadanos a unírseles, y funcionarios acercándose a los ciudadanos pidiéndoles que participen en concebir y organizar una iniciativa.

El desarrollo de destrezas personales.Las comunidades saludables ayudan a sus ciudadanos a ganar las destrezas necesarias para abordar los problemas comunitarios y de salud, proveyéndoles educación e información en las escuelas, hogares (a través de los medios de comunicación y otros recursos), trabajo y escenarios comunitarios. Los cursos, talleres, carteleras publicitarias y carteles, anuncios en la radio y en la TV, artículos en los periódicos, correos, folletos, reuniones comunitarias, presentaciones en los clubes sociales e iglesias, el uso de tecnología electrónica—todo esto puede ayudar a los ciudadanos  a entender el problema y a tomar decisiones al respecto.

La educación a la cual nos referimos aquí no se relaciona solamente con los temas de salud y de bienestar y de destrezas de vida (por ejemplo, la paternidad responsable). De hecho, puede ser, y es aplicado a todos los aprendizajes que tocan tópicos relacionados con la vida de la comunidad—asuntos políticos, sociales, medioambientales y económicos, por ejemplo. Además, la estimulación y la accesibilidad de un aprendizaje por toda la vida es la marca de una comunidad saludable.

La reorientación de los servicios. Para serle útil a la estrategia Ciudades saludables/Comunidades Saludables, los servicios de salud y otros servicios municipales tienen que cambiar, de un punto de vista centrado en el tratamiento individual, a uno enfocado en la comunidad y en la promoción de una comunidad saludable.

No se trata solamente de reorientar los servicios de salud, sino todos los servicios para que trabajen juntos hacia la meta de una comunidad saludable. Cualquier problema de la comunidad se debe ver a través de la lente tanto de la comunidad como del individuo. Se necesita un pueblo no solamente para criar un niño, sino también para sacar a una familia de la pobreza, para crear empleos, para mejorar la salud mental, para detener la violencia, para salvaguardar el medioambiente natural y para crear una sociedad justa y equitativa.

¿Por qué utilizar Ciudades saludables/Comunidades saludables?

Hay innumerables razones para considerar el uso del esquema de Ciudades saludables/Comunidades saludables en la planificación e implementación de la acción comunitaria:

  • Perspectiva comunitaria. Virtualmente todos los problemas comunitarios y la salud se ven afectados por (o son el resultado directo de) factores económicos, sociales, y/o medioambientales que operan a nivel comunitario. Si no se manejan estos factores, las oportunidades de que se puedan resolver los problemas de interés son escasas.
  • Planificación participativa y propiedad/titularidad de la iniciativa en manos de la comunidad. La planificación que incluye a aquellos que están directamente afectados o beneficiados de cualquier iniciativa es más probable que refleje las necesidades reales de la comunidad que aquella planificación hecha por sólo un grupo. Además, la naturaleza participativa del marco de Ciudades saludables/Comunidades saludables significa que cada ciudadano crea iniciativas y metas para la comunidad. Estas iniciativas y metas son suyas—no impuestas por aquellos que tiene el poder o por “expertos” externos. Como resultado, su compromiso con el proceso y con las metas posiblemente los hace apoyarlas y trabajar para obtener los resultados que buscan.
  • Variedad de ideas. La participación ciudadana lleva a la presentación y a la consideración de una gran variedad de ideas y de posibilidades, y por lo tanto es más probable que logre acciones y metas efectivas.
  • Conocimiento de la comunidad. La participación ciudadana aprovecha la sabiduría de la comunidad sobre su propia historia, sus relaciones y los conflictos, y puede por lo tanto dirigir iniciativas en torno a peligros potencialmente fatales.
  • Vínculos a escala comunitaria. Involucrar a todos los segmentos de la comunidad promueve la interacción entre los ámbitos sociales, económicos y políticos. Estos lazos fortalecen a la comunidad como un todo, cambian positivamente la perspectiva de las personas, aumenta la cooperación a escala comunitaria y puede transformar positivamente cómo funciona la comunidad.
  • Objetivos factibles y mensurable. Aunque las metas finales son amplias y a largo plazo, cada meta es factible en una cantidad de tiempo manejable, y el logro de su éxito puede ser demostrado. Cada éxito establece el entusiasmo para la iniciativa siguiente.
  • Identificación y uso de los bienes y recursos de la comunidad. Una iniciativa de Ciudades saludables/Comunidades saludables depende en gran medida de los recursos humanos, institucionales, de organización, medioambiental y de otros bienes y recursos ya existentes dentro de la comunidad. A través de la identificación y el uso de éstos, las comunidades aprenden que ellas pueden crear sus propios cambios positivos, remodelarse de la forma que quieran.
  • Compromisos comunitarios con el proceso a largo plazo. Debido a la naturaleza participativa del proceso, y a que requiere reclutar más personas en cada una de las fases, éste construye un núcleo creciente de personas con variadas destrezas, talentos y experiencias, comprometidas al ideal de construir una comunidad saludable y de mejorar la calidad de vida para todos. Es importante que el trabajo sea sostenido indefinidamente.
  • Imagen propia de la comunidad. A través del uso del proceso Ciudades saludables/Comunidades saludables la comunidad empieza a pensar por sí misma como una comunidad saludable y se interesa en mantener esa imagen por medio de enfrentar los problemas según vengan. Quizás más importante sea que ayuda a tener una vista panorámica también. Con el fin de alcanzar la meta de una comunidad completamente saludable, sea ésta obtenible o no, mantiene a todos trabajando hasta lograrlo e intenta que la planificación siga naturalmente.  El ideal de una comunidad saludable se incrusta en la imagen propia de la comunidad, y las personas comprenden que pueden tomar su destino con sus propias manos y trabajar para mejorarlo. El proceso en sí mismo se convierte en un elemento importante en la definición de una comunidad saludable—una en la cual los ciudadanos trabajan juntos para identificar y resolver los problemas, crean y consolidan recursos, hacen mejoras y elevan la calidad de vida de todos.

¿Quiénes deben participar en Ciudades saludables/Comunidades saludables?

La respuesta más fácil a esta pregunta es que todos en la comunidad, y esto de hecho es lo ideal. En un mundo perfecto, todos en todas partes pueden participar de algún modo para crear una comunidad saludable. En el mundo real, aunque es importante tratar de involucrar a todos los sectores de la comunidad, se debe trabajar para involucrar a algunas personas y grupos de manera particular para que el esfuerzo tenga éxito. Dentro de los participantes claves se incluyen:

  • Funcionarios electos y nombrados. Aunque una iniciativa de Ciudades saludables/Comunidades saludables no debe ser de arriba hacia abajo, necesita del compromiso y del apoyo de aquellos que tienen el poder de hacer que las cosas ocurran. Los funcionarios pueden usar los medios de comunicación para publicitar la iniciativa, pasar las leyes y las regulaciones (y hacer cumplir las ya existentes) que la refuerzan  y respaldarla con el peso y los recursos del gobierno. Sin funcionarios que la apoyen, un esfuerzo comunitario amplio es probable que falle.
  • Aquellos afectados por el problema. Una receta segura para el fracaso es tratar de imponer una intervención o una iniciativa en una población “por su propio bien”. Muy a menudo, algunos“expertos”—generalmente personas que no tienen conocimiento real del grupo o de sus problemas—formulan planes que pueden ser perfectos en teoría, pero no tienen ningún sentido en la situación real para la cual se propusieron. La participación de los afectados en identificar los problemas a abordar, en desarrollar planes de acción para enfrentarlos y en implementar y supervisar estos planes es absolutamente crucial para el éxito de una iniciativa de Comunidades saludables. (Esto resulta igualmente cierto cuando el grupo interesado es la comunidad completa).

Desafortunadamente, existen muchos ejemplos de grupos que se resisten y hacen corto circuitos con los cambios importantes, debido a que ellos no participaron en la planificación. El autor tuvo un caso como éstos mientras era profesor en Filadelfia, en donde tenían, en ese momento, un superintendente escolar innovador y progresista. Él trató de instituir reformas que probablemente podrían mejorar la vida de los maestros y de los estudiantes del sistema, pero las hizo sin consultar con ellos. Como resultado, los profesores simplemente ignoraron las directivas de la oficina central, la reforma falló y el superintendente se marchó a los tres años.

  • Las personas que realmente administran y cumplen con la iniciativa, o cuyos trabajos o vidas se verán afectadas por ella. Es tanto injusto como imprudente esperar que personal de la organización, empleados de la comunidad (policías, bomberos, Departamento del Trabajo, etc.), negociantes y otros se involucren en una iniciativa en cuyo diseño ellos no han participado. Ésta pudiera contener elementos que ignoran las realidades de su trabajo y de su vida o que hacen que las cosas sean más difíciles de lo necesario, y ellos pueden ser las únicas personas que tengan la información para entender esto. Además, pueden ver esto como una imposición tonta , y hacer lo menos posible para volverla eficaz.
  • Todas las agencias y grupos que necesitarán cooperar y coordinar sus actividades para implementar el esfuerzo comunitario amplio. Tanto las formas en las que estos grupos trabajarán juntos como quién tendrá qué responsabilidades tienen que ser parte de la planificación en cualquier esfuerzo comunitario amplio. Sin la completa participación, no hay garantía de que trabajen unidos, mucho menos de que sus métodos para hacerlo sean simples e eficientes.
  • Líderes de opinión comunitarios. Éstas son las personas cuyas opiniones son aceptadas por otros, y quienes guían a la comunidad al adoptar nuevas ideas y atraer a otros hacia ellos. Son vistos como personas honradas, inteligentes, que sirven a los mejores intereses de la comunidad. Algunos pueden ser miembros actuales o pasados de grupos ya existentes, y otros pueden ser del clero, instituciones confiables o personas de negocios (presidentes de universidades o de facultad, altos ejecutivos), o solamente ciudadanos promedio a quienes se les conoce por su integridad y sentido común.

Si se puede lograr la participación de los miembros de todos estos grupos, es más probable que todos los otros se adhieran. Si no se puede lograr que las personas de todos estos grupos se unan al inicio, una alternativa es educarlos sobre el proceso y convencerlos de unirse, a la vez que se continúa reclutando a otros participantes. Finalmente, la combinación de educación e ímpetu atraerá a aquellos que en el inicio estaban reacios. Esto toma paciencia y tiempo, pero el esfuerzo vale la pena—puede significar fácilmente la diferencia entre el éxito a largo plazo del movimiento Comunidad Saludable y entre un intento fallido desde un principio

¿Cómo utilizar Ciudades saludables/Comunidades saludables?

Componentes  de una iniciativa Ciudades saludables/Comunidades saludables. Debido a que el marco de Ciudades saludables/Comunidades saludables es tan sólo eso —un marco intelectual, más que una receta—no existen unas instrucciones paso a paso para emplearlo. Está hecho para ser adaptado a las diferentes necesidades de las diferentes comunidades. Hay, sin embargo, algunos componentes que son necesarios en cualquier iniciativa:

  • Crear una visión convincente basada en valores compartidos. Como en virtualmente cualquier proceso que involucra la planificación—el primer paso es crear una visión que defina el esfuerzo que se hará. Esta visión puede ser amplia (“Una comunidad verdaderamente justa y equitativa”) o más específica (“Una comunidad donde todo trabajador potencial en la comunidad pueda encontrar empleo que ofrezca un salario y condiciones aceptables de trabajo”). Cualquiera que sea el caso, la visión debe ser convincente—que motive a las personas a trabajar en su realización. Debe estar basada en esos valores que tienen en común, y debe ser ampliamente compartida y reconocida como legítima y deseable. Proclamar el sueño: Crear las declaraciones de visión y misión de la iniciativa
  • Adoptar una definición amplia de salud y bienestar. La salud debe ser no solamente la salud física de los individuos, sino la creación y el cuidado de esos factores que llevan a la salud nombrados en el Estatuto de Ottawa (paz, techo, educación, ingreso, comida, ecosistema estable, recursos sostenibles, justicia social e igualdad).Una verdadera comunidad saludable abarca—o se encamina hacia—todos estos elementos o aun más.
  • Abordar la calidad de vida de todos. La palabra clave aquí es “todos”. Una iniciativa Ciudad Saludable/Comunidad Saludable debe estar enfocada en mejorar la calidad de vida de todos los grupos e individuos en la comunidad, no solamente en la de los que iniciaron la iniciativa o en la de los grupos a los que está dirigida.
  • Comprometer la participación ciudadana diversa y dirigida por los ciudadanos. Las iniciativas deben originarse, planificarse e implementarse con la completa participación de los ciudadanos de todas las razas, etnias, grupos socioeconómicos de todas las procedencias. Los mismos ciudadanos, más que las agencias gubernamentales o expertos de alguna clase, deben ser la fuerza detrás de la dirección e implementación de cualquier iniciativa comunitaria.
  • Buscar membresía multisectorial y fomentar la propiedad/titularidad de la comunidad sobre la iniciativa. Todos los sectores de la comunidad—el gobierno, los negocios y la comunidades de beneficencia, del cuidado de la salud, educativas, las comunidades de fe,  las instituciones culturales y de arte, poblaciones a la que está destinada la iniciativa y las personas comunes—deben estar representados en una iniciativa y la comunidad debe sentir que ha creado una iniciativa de la que es dueña.

En muchos lugares en esta y otras secciones de la Caja de Herramientas Comunitarias, nos referimos a la “propiedad/titularidad” de una iniciativa, de una organización o de una intervención. En la mayoría de los casos, lo que queremos decir es que las personas que toman parte en la creación de la organización y/o en el funcionamiento de tal esfuerzo sienten que les pertenece a ellos. Fue su idea, y por lo tanto se ven no sólo como apoyo, sino como responsables de ella.

La verdadera propiedad/titularidad raramente puede, o tal vez nunca, estar unida a acciones o ideas impuestas por otros que “saben más” o que tienen mayor poder. Viene desde dentro, desde el sentimiento de que uno ha hecho una elección basada en su mejor juicio. Es por esto que la inclusión de personas de todos los sectores de la comunidad es tan importante para que el procesos de Ciudades saludables/ Comunidades saludables sea exitoso. Al final, quizás después de varias discusiones y de búsqueda espiritual, los participantes sienten que tuvieron en sus manos la creación de algo importante que puede resultar en la mejora de la vida de todos en la comunidad. No existe sustituto para este sentimiento de estar seguros de que están haciendo todo lo que pueden para que su creación funcione.

  •  Reconocer los determinantes sociales de la salud y la interrelación de la salud con otros problemas (vivienda, educación, paz, igualdad, justicia social). Los investigadores de los determinantes sociales de la salud apuntan hacia tres factores:
    • Igualdad socioeconómica. En los países desarrollados, la igualdad económica y social dentro de la sociedad o una comunidad dada es un mejor determinante de la tasa de mortalidad y el promedio de vida que lo que indica la posición del país en relación a otros. El tamaño de la brecha de ingresos entre los segmentos más y menos influyentes de la sociedad o de la comunidad es enormemente importante, y determina en gran medida si las personas obtienen lo que necesitan.
    • Conexión social. Muchos estudios indican que la “pertenencia”-ya sea a una familia extensa grande, una red de amigos, una organización social o voluntaria, o una comunidad de fe—está relacionada con una larga vida y una mejor salud, también con la participación comunitaria.
    • Sentido de eficacia personal. ésta se refiere al sentimiento de las personas sobre el control de su vida. Las personas con un gran sentido de eficacia tienden a vivir más, a mantener una mejor salud y a participar más vigorosamente en asuntos comunitarios y en política.

Los nueve determinantes de la salud del Estatuto de Ottawa son subcategorías de estos tres factores.

Como el Estatuto de Ottawa, La Organización Mundial de la Salud (OMS) en su publicación, Hechos Concretos, reconoce la necesidad de diseccionar estos factores en pedazos más manejables. LA OMS lista diez factores que afectan la salud y las expectativas de vida, y aboga por abordar cada uno dentro de un programa coherente que vea a todos ellos dentro de la sociedad. Estos diez factores son:

La variable social (igualdad).

  • El estrés.
  • La infancia.
  • La exclusión social (lo opuesto a conexión social).
  • El trabajo.
  • El desempleo.
  • El apoyo social.
  • La adicción.
  • La comida.
  • El transporte.
  • Abordar los asuntos mediante la solución colaborativa de problemas. Debido a la diversidad del grupo, siempre habrá desacuerdos y conflictos. Éstos deben verse como oportunidades, más que como obstáculos, y se debe animar y ayudar a las personas a trabajar unidas para alcanzar soluciones creativas.
  • Enfocarse en el cambio de sistemas. Para tener éxito, una iniciativa de Ciudad Saludable/Comunidad Saludable tiene que ser más activa que reactiva. No es suficiente  “arreglar” un problema: la meta es eliminar la causa de éste y otros problemas, y mejorar en el proceso la calidad de vida a largo plazo de la comunidad.

Para enfrentar las causas, uno no se debe concentrar en los problemas individuales, sino en mejorar y cambiar los sistemas – las formas en las que funciona la comunidad y las actitudes, los suposiciones y las políticas detrás de éstas. Esto incluye identificar, usar y fortalecer los recursos que posee la comunidad y también cambiar el sistema que plantea problemas.

  • Desarrollar el potencial de la iniciativa usando bienes y recursos locales. Toda las comunidades, sin importar cuán problemáticas sean, tienen una extraordinaria fortaleza real y potencial. Esto puede variar de forma de comunidad a comunidad, pero puede incluir:
    • Individuos con talentos, habilidades, liderazgo y pasión para trabajar por lograr cambios para mejorar la comunidad.
    • Individuos, negocios y fundaciones que pueden proveer recursos materiales—dinero, espacio, etc. —para el esfuerzo comunitario.
    • Instituciones – bibliotecas, escuelas, hospitales, sitios de adoración—que tiene la capacidad de actuar como recursos y como agentes de cambio.
    • Organizaciones basadas en la comunidad y otras cuya misión es trabajar para el mejoramiento de toda la comunidad.
    • Gobiernos y funcionarios gubernamentales que puedan añadir tanto apoyo oficial como poder legal y regulador a la iniciativa.
    • Recursos humanos -- las destrezas y el trabajo ético de las fuerzas de la comunidad, por ejemplo.
    • Recursos naturales y otros recursos medioambientales espacios abiertos, agua y aire limpios, vida silvestre, pesca, sitios o edificios históricos, viviendas.
    • Quizás lo más importante, el potencial de todos estos individuos, grupos y recursos que se unen en la búsqueda coordinada de una visión común.

Por lo menos algunos de éstos y de otros activos ya existen prácticamente en todas las comunidades—generalmente en  mucha mayor medida de lo que la mayoría de los  ciudadanos se dan cuenta cuando los empiezan a buscar. Ellos deben ser identificados e incluidos en el esfuerzo de Ciudades Saludable/ Comunidades saludables.

  • Medir y evaluar el progreso y los resultados. Sin importar lo que se esté haciendo, donde quiera que haya una campaña de relaciones públicas o una intervención compleja de comportamiento, ésta se debe monitorear y evaluar con la finalidad de asegurar que es efectiva. Esto significa establecer objetivos -indicadores- para marcar el progreso a lo largo del camino hacia los objetivos, y para definir claramente los resultados que se están buscando.

Monitorear regularmente lo que se está haciendo es crucial, ya que permite resaltar los problemas o las deficiencias en las metas, métodos, procedimientos, comunicaciones, etc. y para corregirlos antes que ellos desvíen completamente la iniciativa. Aún más importante, el monitoreo regular permite cambiar lo que se está haciendo para responder a los cambios de circunstancias y a las necesidades de la comunidad, por lo tanto siempre se estará tratando con la realidad actual. Las comunidades son dinámicas: desarrollan y cambian, algunas veces en un periodo corto de tiempo. La iniciativa debe ser dinámica también, y específica si se espera continuar a largo plazo.

Implementando una estrategia de Comunidades saludables

Ahora ¿cómo se ensamblan estos componentes para crear una comunidad saludable? No hay modo de hacerlo—esto depende de la comunidad, de los problemas que se desean abordar y de las ideas y las capacidades de los grupos e individuos que participan en el proceso Ciudad Saludable/Comunidad Saludable. Hay, por lo tanto, algunos procedimientos básicos que, por lo menos en un esquema, deben ser comunes en cualquier iniciativa Ciudad Saludable/Comunidad Saludable.

  • Reunir un grupo diverso e incluyente. Para empezar una iniciativa Ciudad Saludable/Comunidad Saludable, las personas de todas las partes de la comunidad tienen que reunirse para discutir ampliamente la visión. Ese grupo, como hemos venido diciendo a lo largo de esta sección, debe ser representativo de cada grupo de la comunidad, entonces sea lo que sea que decidan, será visto por todos como legítimo y será propiedad de la comunidad.

Alguien debe empezar el proceso. Puede ser un individuo carismático o persistente, una organización, una coalición o una oficina de gobierno o agencia. Quienquiera que sea, debería ser sólo un mediador y no necesariamente esperar ser el líder a largo plazo. Los líderes deben ser escogidos por el grupo según se vaya formando, y ellos deben ser colaborativos (Liderazgo en colaboración).

Esto no quiere decir que el esfuerzo de Comunidad Saludable no necesite liderazgo. Por el contrario—el liderazgo y la estructura son necesarios para el éxito de cualquier esfuerzo. Sin embargo, el liderazgo debe ser colaborativo y nacer de la comunidad. El líder puede ser un individuo, o dos, o un gran grupo. Cualquiera que sea la situación, el liderazgo debe ser dentro de un grupo de individuos iguales y la toma de decisiones debe ser asunto del grupo entero. Así es como funciona el proceso participativo.

Se asume que todos los otros pasos listados aquí serán llevados a cabo por un grupo incluyente, y que todos los sectores de la comunidad—incluyendo los afectados y ciudadanos individuales – tendrán representación y tienen poder en la toma de decisiones. El grupo puede cambiar paso a paso o con el tiempo, pero debe mantenerse inclusivo y participativo.

  • Generar la visión. Se necesita una visión de cómo debe ser la comunidad - basada no solamente en un sólo problema, sino en los valores compartidos entre todos los participantes y en la calidad de vida para todos en la comunidad- para motivar e inspirar a los participantes y para guiar la iniciativa a largo plazo. Generar tal visión puede tomar tiempo y una gran cantidad de discusión, pero es absolutamente necesaria para un esfuerzo exitoso.
  • Evaluar los recursos de la comunidad que pueden ayudar a alcanzar la visión, y los problemas que pueden funcionar como barreras. Colocar aquí los recursos no es accidental. Una iniciativa Ciudad Saludable/Comunidad Saludable funciona mejor al mirar a la comunidad a través de una lente positiva, y primero preguntar lo que hace bien, en lugar de lo que hace mal.. La iniciativa entonces se convierte en un ejercicio de promoción de la salud comunitaria, en lugar de un tratamiento para una comunidad enferma. Tomar una perspectiva positiva afecta positivamente las actitudes de todos los involucrados, la imagen propia de la comunidad y la percepción de si es posible o no la realización de la visión.

Por la misma razón, es importante ser honesto y claro sobre los temas y los problemas de la comunidad. Una vez éstos se identifican, deben ser reconocidos y entendidos, para que puedan entonces ser abordados en el proceso.

  • Escoger primero un asunto en el cual enfocarse. La mejor manera de hundir a una iniciativa es tratar de cumplir todo los objetivos a la misma vez. Es vital escoger un asunto para abordar —o en algunos casos, quizás, dos o tres—, y que sea uno que pueda solucionarse, para que el primer esfuerzo tenga éxito.

Cuál sea el asunto no importa, excepto que debe ser uno elegido por los ciudadanos y considerado importante para ellos, y lo suficientemente específico para que pueda ser resuelto. Len Duhl discurre sobre este proceso durante una entrevista con Joe Flower en la Revista de Foros para el Cuidado de la Salud (Healthcare Forum Journal) en 1993.

Lo primero que ocurre cuando se desarrolla un programa de Ciudades saludables en un nuevo lugar es que alguien asume la responsabilidad de reunir a todos los segmentos de la comunidad para abordar estos temas: los negocios de la comunidad, el gobierno, los sectores voluntarios y los mismos ciudadanos

Después, hay "talleres de visión” en los cuales se les pregunta a las personas "¿Qué tipo de ciudad realmente te gustaría?” Mi sorpresa personal es que mientras más claro tengo lo que es un programa de Ciudad Saludable, es menos probable que una comunidad lo desarrolle. Mientras más confuso estoy acerca de lo que es una Ciudad Saludable, "Una Ciudad Saludables es lo que se quiera hacer de ella”, mayores son las probabilidades de que la gente la inicie.

Los distintos participantes definen el programa. Todo lo que tengo que decir es que se tiene que empezar en algún lugar. Se tiene que empezar a ver de modo ecológico y sistemático. Se debe involucrar a las personas. Se debe empezar a pensar en los valores de igualdad y participación detrás de éstos. Además de eso, se puede iniciar donde se quiera hacerlo.

Algunas ciudades inician con el medioambiente, la polución, el tabaquismo, los cinturones de seguridad y el índice de la calidad de vida. Algunas tienen operaciones gubernamentales, otras tienen periódicos, grandes organizaciones, viviendas. Barcelona enlazó sus iniciativas con las Olimpiadas; Glasgow, con su desarrollo como capital cultural de Europa. Se hace de todas las formas.

  • Desarrollar una estrategia comunitaria amplia, incorporando tantas organizaciones, niveles y sectores como sea posible. Aquí es donde Ciudades saludables/Comunidades saludables difiere de la mayoría de los modelos lógicos y otros métodos que son claros en exactamente cómo realizar la planificación y hacer funcionar la iniciativa. Más que ofrecer un proceso paso a paso, Ciudades saludables puede usar cualquier proceso de planificación participativa que incorpore un enfoque comunitario amplio, el cual tome en cuenta todas las áreas posibles que pueden afectar el problema escogido. Así, se podría usar VMOEPA, PRECEDER/PROCEDER o alguna variante, o un proceso menos estructurado—cualquiera que parezca apropiado y funcione para su comunidad.

Es importante, sin embargo, que su plan resulte en un enfoque multifacético al nivel de la comunidad amplia. Si se enfoca en la violencia juvenil, por ejemplo, éste debe involucrar una suerte de acciones o funciones de apoyo por parte del gobierno local, los padres de familia, las escuelas, las agencias policiales, el sistema judicial, la beneficencia, las agencias que se ocupan de los jóvenes y las familias, los servicios de salud física y mental, la planificación familiar, los medios de comunicación, la educación para adultos (desertores), jóvenes anterior o potencialmente violentos y sus víctimas. Todos estos grupos e individuos deben trabajar juntos como un equipo, cada uno enviando a los jóvenes a sus agencias o a donde puedan encontrar los servicios apropiados, y todos coordinados y colaborando en las operaciones. El enfoque debe estar en cambiar los sistemas que hacen que surjan los problemas, o que representan barreras para el ideal en el que trabaja la comunidad.

  • Implementar el plan.Una vez más, éste debe involucrar un esfuerzo comunitario amplio. Toda supervisión de la implementación debe incluir un amplio rango de individuos y grupos, representando una sección intersectorial de la comunidad.
  • Monitorear y ajustar la iniciativa o la intervención.Una vez se ha implementado el plan, es crucial evaluar la efectividad tanto del proceso (¿Se está haciendo lo que se ha propuesto hacer?) como de los resultados (¿Se están alcanzando los indicadores de progreso? ¿Se está teniendo el efecto planeado en el asunto?). Si una evaluación responde de manera no satisfactoria a cualquiera de estas preguntas, se debe volver al problema, determinar las razones por las cuales los planes no están funcionando bien, y cambiarlos como consecuencia.
  • Establecer nuevos sistemas que puedan mantener e incrementar los beneficios que se han logrado. Una vez que se haya reducido la violencia juvenil, por ejemplo, todavía se tiene que hacer lo necesario para asegurar que ésta no vuelva a surgir de nuevo, y que continúe disminuyendo. (¿Cuál es el reto final aquí? ¿Hay un nivel aceptable de violencia juvenil?) Esto puede significar establecer nuevas organizaciones o programas, trabajar para cambiar o consolidar los cambios en la actitudes y procedimientos de la comunidad, rediseñar los planes de estudios escolares, trabajar regularmente con los medios de comunicación—lo que sea necesario para mantener el progreso.
  • Celebrar cuando se alcanzan los indicadores de progreso y los éxitos. La celebración pública de los resultados no solamente revitaliza a aquellos que han trabajado para lograrlos, sino informa a la comunidad que se va avanzando exitosamente hacia una comunidad saludable. Ayuda a establecer la idea de una comunidad saludable en la mente del público y a construir los cimientos para que la iniciativa continúe.
  • Abordar el(los) siguiente(s) problema(s). El objetivo final aquí es desarrollar una comunidad verdaderamente saludable, lo cual se traduce en la mejoría de la calidad de vida de todos en la comunidad. Después del primer éxito es el momento de usar el impulso para abordar otro problema (o más de uno). Puede ser la eliminación de una barrera para una comunidad saludable, o tal vez la creación de un elemento necesario para una comunidad saludable. En cualquier caso, significa mantener el compromiso de los ciudadanos con un proceso a largo plazo, cuyo resultado final es una comunidad controlada por sus residentes, donde todos los sistemas trabajan para el bien público.

Para resumir

La salud de una comunidad, como la de un individuo, depende de más que de sólo estar libre de dolor o enfermedad. La salud, o su falta, para la comunidad es el resultado de un gran número de factores, a menudo entrelazados, que abarcan las esferas sociales, económicas, políticas, físicas y medioambientales. Prácticamente cualquier problema en la comunidad tiene un efecto en la salud general de la comunidad como un todo, y por lo tanto debe abordarse en un contexto comunitario. Ciudades saludables/Comunidades saludables provee un marco filosófico para la aplicación de un proceso participativo e incluyente encaminado a elevar la calidad de vida para todos, y crear una verdadera comunidad saludable.

Dos premisas básicas en las que se apoya el concepto de Ciudades saludables/Comunidades saludables son una visión global de los problemas de salud y comunitarios, cubriendo una amplia gama de factores que contribuyen a una comunidad saludable, y el compromiso con la promoción activa de una comunidad saludable, más que con el “tratamiento” de los problemas. Al tratar los determinantes sociales -y de otros tipos- de la salud y de los asuntos comunitarios (incluyendo la lista contenida en el Estatuto de Ottawa: paz, albergue, educación, comida, ingreso, un ecosistema estable, recursos sostenibles, justicia social e igualdad), y al crear políticas apropiadas y medioambientales que fomentan la acción social, proporcionan destrezas personales y reorientan los servicios para un acercamiento más amplio, las  comunidades pueden promover el empoderamiento y la igualdad de los ciudadanos.

Entre las razones para adoptar el enfoque Ciudades saludables/Comunidades saludables se incluyen:

  • Su perspectiva comunitaria, la cual lleva a un enfoque más efectivo de los problemas.
  • La propiedad/titularidad de la iniciativa en manos de la comunidad, lo cual resulta en la participación comunitaria en el desarrollo y la implementación del esfuerzo.
  • La amplia gama de ideas obtenidas del proceso participativo
  • Su acceso al conocimiento que tienen los ciudadanos acerca de la comunidad, lo cual ayuda a evitar los inconvenientes causados por la ignorancia de la historia y las relaciones de la comunidad.
  • La formación de la comunidad amplia y de los lazos que cruzan lo económico, social racial y otras ámbitos.
  • La planificación participativa que conduce a las soluciones que reflejan las necesidades reales de la comunidad.
  • La adopción de objetivos alcanzables, que lleven al éxito.
  • La identificación y el uso de los recursos de la comunidad, los cuales aprovechan lo que ya existe, y enseñan a la comunidad lo que se puede hacer con sus propios recursos.
  • El fomento del compromiso de la comunidad al proceso de construir una comunidad saludable.
  • La creación de una imagen saludable.

Aunque un proceso de  Ciudades saludables/Comunidades saludables debe involucrar a todos, algunos participantes particularmente importante incluyen al gobierno local y a los funcionarios, a aquellos que se ven afectados por el (los) problema (s); a los que administran y ejecutan la iniciativa, o cuyas vidas o trabajos se ven afectados por ella; a aquellas organizaciones que se espera que trabajen juntas y a líderes de opinión.

Hay 10 componentes importantes de un proceso Ciudades saludables/Comunidades saludables:

1. Crear una visión basada en valores compartidos.

2. Adoptar una definición amplia de salud y bienestar.

3. Abordar la calidad de vida de todos.

4. Involucrar la participación ciudadana diversa y que sea dirigida por la comunidad.

5. La participación multisectorial y la propiedad/titularidad comunitaria.

6. Reconocer los determinantes sociales de la salud y la interrelación de la salud con otros temas (techo, educación, paz, igualdad, justicia social).

7. Enfrentar y solucionar los problemas a través de la solución colaborativa.

8. Enfocarse en los cambios de los sistemas.

9. Desarrollar el potencial de la iniciativa usando bienes y recursos locales.

10. Medir y evaluar el progreso y los resultados.

Aunque no hay un procedimiento paso a paso para una iniciativa de Ciudades saludables/Comunidades saludables—tanto el contenido como la estructura del proceso dependen de las necesidades de la  comunidad y, particularmente, de las decisiones de la ella—, existe, una vez sentados los diez componentes anteriores, un enfoque razonable en la mayoría de los casos.

  • Reunir un  grupo diverso e incluyente.
  • Crear una visión.
  • Evaluar los recursos y los bienes en la comunidad que puedan ayudar a realizar la visión y a reconocer los problemas que pueden actuar como barreras.
  • Escoger un primer problema que enfrentar.
  • Desarrollar una estrategia comunitaria amplia, incorporando tantas organizaciones, niveles y sectores como sea posible.
  • Implementar el plan.
  • Monitorear y ajustar la iniciativa o intervención.
  • Establecer nuevos sistemas que mantengan y aumenten los beneficios logrados.
  • Celebrar los marcadores de progreso y los éxitos.
  • Enfrentar el problema siguiente.
 

Recursos en línea

Bethel New Life, a grass roots, church-based urban development effort in the Garfield Park neighborhood of Chicago.  A bottom-up initiative that grew organically over many years, responding to the voiced needs of the community.  Most staff and board members are community residents.

Mesa County, CO:  A case study of community transformation. A grass roots effort that involved the whole community and grew into the Civic Forum; and a more top-down community health assessment.

Community Partners, Inc., an organization deeply involved in the Healthy Communities movement.

Essential State Level Capacities for Support of Local Healthy Communities Efforts, by Peter Lee, Tom Wolff, Joan Twiss, Robin Wilcox, Christine Lyman, and Cathy O’Connor.

Greater Orlando Healthy Communities Initiative. A very top-down effort, started by current and former Junior League presidents, the newspaper editor, the mayor, and other prominent citizens.  They involved the community with the help of a consultant.

The Healthy Communities Program in Aiken, South Carolina.  A “model” program, focused on infant mortality.  A top-down effort, it nonetheless involves the community in planning and input, and has been highly successful not only at reducing infant mortality, but at providing other needed services, many not directly related to health.

Healthy Cities information from WHO Denmark, the godfather of the Healthy Cities/Healthy Communities movement.

The Healthy Cities initiative of Illawarra, Australia.

Healthy People in Healthy Communities, a guide from the US Dept. of Health and Human Services.

The International Healthy Cities Foundation.

Links to numerous articles on Healthy Cities/Healthy Communities from the Change Project.  Includes interviews with Len Duhl and Ilona Kickbusch by Joe Flower from the Healthcare Forum Journal.

The Ottawa Charter.

The Peak to Peak Healthy Communities Project, Gilpin County, Colorado.

The Twenty-Fifth Anniversary of Healthy Communities

WHO information on Healthy Cities

Recursos impresos

Norris, T. (2002).  America’s Best Kept Secret: The Healthy Communities Movement.  (Reprint by Healthy Communities Massachusetts from the National Civic Review, introduction, Spring, 1997.) Pan American Health Organization. Healthy Municipalities and Communities: Mayors’ Guide for Promoting Quality of Life. Washington, DC.

Public Health, Vol. 115, Nos. 2 and 3 (March/April & May/June, 2000): Focus on Healthy Communities., Vol. 115.

Wilkinson, R., & Michael M. (1998) eds. The Solid Facts: Social Determinants of Health. World Health Organization: Copenhagen.