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Ejemplo 1 – Violencia Escolar

En el Distrito ******, las vidas de los adolescentes están siendo alteradas por la violencia en sus colegios y hogares, lo cual les impide desarrollarse en adultos saludables y productivos. A lo ancho de los EE.UU., los colegios están eligiendo situar guardias de seguridad y detectores de metales a la entrada de sus edificios con el fin de proteger a los niños de aquellos que podrían traer armas de fuego y cuchillos a la clase como un modo de resolver disputas y terminan aumentando las rivalidades. Nosotros, como comunidad, no creemos que la violencia pertenezca a los colegios. Nuestros hijos no deberían temer por su seguridad en la clase. Es esencial que las comunidades, negocios, padres, y estudiantes trabajen juntos para desarrollar un entorno que conduzca al aprendizaje y libre de violencia.

Nuestra visión de una educación-amistosa, y entorno libre de violencia incluye un campus sin armas, donde profesores y estudiantes no temen por su seguridad en la clase o alrededor de las áreas escolares en eventos promocionados por los colegios, un entorno de tolerancia y valoración de las diferencias, existencia de múltiples programas extra-escolares en los cuales jóvenes y adultos puedan tomar parte, apoyo a aquellos que experimentan la violencia en sus hogares o barrios, y la estricta aplicación de políticas escolares anti-violencia tal que los profesores se sentirán apoyados, los jóvenes serán protegidos, y los autores sabrán que serán castigados por sus acciones. Nuestra visión incluye la implicación y apoyo de los administradores escolares y profesores, padres, jóvenes, aplicación de la ley, y otros miembros de la comunidad. Puede ser necesario establecer cambios en los lugares escolares, tales como alumbrado adicional durante más horas y disponibilidad de servicios de acompañamiento fuera del horario normal. Miembros de la comunidad pueden ser incorporados para actuar como monitores de patio y especialistas en la intervención en conflictos durante y tras el horario escolar. Miembros de los comercios pueden ser captados para hablar acerca de liderazgo y éxito en eventos promocionados en el colegio y pueden ser animados para proporcionar oportunidades de empleo y formación para estudiantes apropiados. La comunidad global, incluyendo servicios sociales y agencias médicas, el distrito comercial, organizaciones religiosas, y grupos cívicos serían requeridos para contribuir con ideas acerca de cómo la violencia podría ser eliminada de los colegios y cómo ellos, como un grupo, podrían ayudar a que esto ocurriera. Nosotros prevemos un entorno escolar donde jóvenes y profesores se sienten seguros, aquellos que experimentan la violencia en otros contextos se sienten apoyados, y el conflicto puede ser resuelto constructivamente.

Antes de diseñar una intervención para abordar el problema de la violencia en nuestros colegios, nosotros medimos el nivel de violencia actual en y alrededor de los colegios y encuestamos a jóvenes, profesores, y padres acerca de sus experiencias de violencia y sentimientos de seguridad en el entorno escolar. El sistema escolar del Distrito ***** consiste de tres colegios universitarios con aproximadamente 2600 estudiantes. Nosotros utilizamos la Encuesta de Conducta Juvenil de Riesgo del CDC (YRBS), una encuesta escolar sobre conductas de riesgo entre los estudiantes de grados 9-12, como nuestra medida así que podríamos comparar nuestros resultados con los resultados de encuestas de ámbito nacional. El 8% de los estudiantes en nuestro distrito (208 jóvenes) informaron de haber perdido 1 o más días de colegio durante los 30 días anteriores a la encuesta porque se sintieron inseguros en el colegio o durante el recorrido hacia o desde el colegio, lo cual dobla el promedio nacional. El 12,5% de los estudiantes locales de ciclo superior (325 jóvenes) informaron llevar consigo algún tipo de arma (por ejemplo, pistola, cuchillo, o bastón en las instalaciones escolares durante los 30 días anteriores a la encuesta, lo cual es un 50% mayor que el promedio nacional en 1997. El 18% de los estudiantes (468 jóvenes) informaron de haber estado en una pelea física en las instalaciones escolares una o más veces durante los 12 meses anteriores a la encuesta, en comparación con el 14,8% promedio a escala nacional. Una revisión de los registros policiales sugiere que muy pocos incidentes fueron denunciados a la policía - solo dos actos violentos fueron registrados en los registros policiales en el año escolar 1998-1999, sugiriendo que los incidentes violentos fueron manejados dentro del sistema escolar, que la policía no archivó informes o persiguió los incidentes, y/o que los actos de violencia no fueron llevados a la atención de los funcionarios escolares. Ambos actos violentos registrados por la policia fueron dirigidos contra profesores, uno de naturaleza amenazante y el otro por destrucción de propiedad personal. Discusiones abiertas en organizaciones de padres y profesores revelaron una profunda preocupación por el nivel de violencia percibido en las áreas escolares. Varios profesores afirmaron que habían tenido dificultad para manejar el conflicto entre estudiantes en sus clases y habían tenido que interrumpir peleas en áreas escolares en los últimos 30 días. Padres enseguida llegaron a informar de contusiones y cortes en sus hijos por violencia en colegio, además de intimidación y daño a propiedad física (ej. corte en neumáticos, robo de libros y teléfonos móviles) mientras se encontraban en el colegio. Debido a que incidentes de violencia con armas de fuego en colegios han sido televisados recientemente a nivel nacional, muchos padres y profesores expresaron un deseo de adoptar pasos localmente para prevenir la ocurrencia de tales incidentes en sus comunidades.

La intervención debería principalmente beneficiar a los jóvenes y profesores en nuestros tres colegios superiores. Su seguridad y oportunidad para el crecimiento educativo y profesional es nuestro enfoque principal. Sin embargo, otras personas en la comunidad se beneficiarán indirectamente. Si somos capaces de reducir la cantidad de violencia en nuestros colegios y subsecuentemente nuestros jóvenes y profesores están mejor capacitados para enfocarse en metas educativas, los padres no tendrán que preocuparse acerca de la seguridad de sus hijos en los colegios. La policía podrá atender a otros servicios en la comunidad. Los comercios no tendrán que estar preocupados con altercados procedentes de los colegios desbordándose en sus tiendas y se beneficiarán de una fuerza de trabajo mejor educada. Y esperanzadoramente las habilidades de resolución de conflictos aprendidas y utilizadas por jóvenes y profesores se difundirán a la comunidad global y la beneficiarán en su conjunto. Todos aquellos que se beneficiarán pueden ser agentes del cambio en la intervención. Por ejemplo, los jóvenes podrían proporcionar consejo a iguales y grupos de apoyo y aprender habilidades no violentas de resolución de conflictos. Los miembros de la comunidad y profesores pueden participar en actividades extraescolares con la juventud local. Líderes de negocios podrían proporcionar formación y oportunidades de empleo para construir habilidades y autoestima.

Jóvenes, padres, y profesores serán encajados en la creación e implementación de la intervención. Mediante foros, encuestas, y grupos de discusión, se les preguntará por lo que piensan que necesita cambiar para promover la seguridad en el entorno escolar, cómo ellos podrían producir el cambio, y cómo se ven a si mismos como parte de este proceso. Ellos serán animados para ser parte de los grupos de planificación y para proporcionar retroalimentación sobre las acciones propuestas para reducir la violencia.

A través de entrevistas, foros comunitarios, y encuestas a estudiantes, padres y profesores, identificamos potenciales causas subyacentes de la violencia escolar. Además, investigamos trabajos previos que sugieren que tipos de entornos pueden promover la conducta violenta.

Factores de riesgo potenciales para la violencia en entornos escolares fueron identificados en los entornos individuales y físicos por miembros de la comunidad y jóvenes en las historias personales y ambientales. Jóvenes que eran abandonados o sufrieron abusos físicos y/o emocionales, tenían habilidades sociales pobres, carencias en el manejo de la ira y de solución de problemas, no tenían relaciones significativas con adultos, no podían identificar metas de futuro, y/o abusan del alcohol y/o otras drogas están en un riesgo aumentado para la violencia, como victimarios y como víctimas. Los entornos escolares en los cuales los profesores y administradores carecen de habilidades para la  resolución de conflictos y no favorecen consistentemente políticas anti-violencia, donde el alumbrado y el acceso a los edificios adecuados son poco consistentes, y existen pocas actividades extra-escolares disponibles para implicar activamente a los jóvenes contribuyen al riesgo para la violencia. La actitud general de que "los chicos serán chicos" y "las peleas a puñetazos e intimidación son una parte normal del crecimiento" perpetúan una cultura que acepta la violencia en contra de y entre los jóvenes. Subsecuentemente, las conductas de jóvenes, padres, profesores y administradores, policía, y otros miembros de la comunidad han causado y actualmente mantienen el problema. La violencia en los colegios no es solo de manera inmediata en detrimento de jóvenes y profesores, sino que dado que interrumpe la capacidad de los jóvenes para aprender y fuerza a los profesores a gastar una cantidad desproporcionada de tiempo disciplinando en lugar de enseñar, la siguiente generación de adultos es incapaz de beneficiarse al completo de sus oportunidades educativas. Los que aplican la ley puede sentir que ellos no tienen recursos para perseguir todos los actos violentos en los colegios y los funcionarios de la ciudad pueden objetar a la atención creciente de los medios hacia incidentes violentos y tasas de violencia dentro o alrededor de las áreas escolares, dado que ellos sienten que esto traerá mala publicidad para la comunidad. Los padres pueden sentirse incómodos reconociendo su propia contribución a la conducta de sus hijos a través del modelado de la fuerza como un modo de resolver problemas o fallando en proporcionar disciplina. Nosotros sentimos que necesitamos dirigir la intervención tanto a los niveles individuales (ej., organizando formación en resolución de conflictos y gestión de la ira con jóvenes y el cuerpo docente) y a nivel de la comunidad más amplia (ej., cambiando la tolerancia de las personas hacia la violencia entre los jóvenes a través de anuncios en servicios públicos, estableciendo programas de apoyo entre jóvenes y comercios y organizaciones religiosas).

Consideraríamos nuestra intervención exitosa si los informes de violencia disminuyeran dramáticamente, la incidencia de armas en las áreas escolares disminuyera, y los estudiantes y profesores pudieran informar que se sentían seguros en y alrededor de las áreas escolares. Los objetivos comportamentales clave incluyen.

Para finales del año escolar 2001-2, estará en funcionamiento un currículo escolar para enseñar la resolución de conflictos en alumnos de grado noveno.

  • Para finales del año escolar 2001-2, se requerirá a los profesores completar un curso de formación en resolución de conflictos.
  • Para finales del año escolar 2001-2, un sistema de información de incidentes violentos será instituido y los registros serán publicados en la escuela y el periódico local.
  • Para finales del año escolar 2003-4, el 95% de los estudiantes y profesores estarán de acuerdo con la afirmación "me siento seguro en el colegio" según lo determinado por la encuesta.
  • Para finales del año escolar 2003-4, el 70% de los estudiantes habrán completado la formación en resolución de conflictos.

La investigación previa en la  reducción de la violencia escolar sugiere diversos tipos de estrategias anti-violencia, incluyendo las implementadas a nivel legislativo, comunitario y escolar. Las iniciativas comunitarias se concentran frecuentemente en romper los círculos de violencia familiar a través de esfuerzos a largo plazo con servicios familiares, y la creación de programas extra-escolares para mantener a los jóvenes activamente implicados y proporcionarles modelos de rol adulto. Ellas también pueden ayudar a los jóvenes a encontrar oportunidades de empleo para construir autoestima y animar el desarrollo de metas personales y profesionales. Las actividades promocionadas por los colegios varían ampliamente, desde la mejora educativa general y el desafío hasta específicamente dirigirse a la conducta ilegal o antisocial. La mejora escolar general que disminuye los sentimientos de frustración y fracaso y enfatiza la implicación, asistencia a clase y el rendimiento informa una satisfacción elevada. Disminuir el tamaño de los colegios es otra opción, como ha sido documentado que colegios más pequeños tienen menores incidencias de violencia. Tanto la prevención de la violencia como el castigo y rehabilitación de los victimarios son combinados para crear un entorno escolar seguro. También han sido utilizadas las políticas promocionadas por el colegio que claramente especifican expectativas comportamentales e implementan políticas de tolerancia cero para ciertos delitos (ej., llevar consigo pistolas o cuchillos, asaltar a profesores) y que resultarán en persecución legal.

Nosotros tenemos apoyo económico del United Way local, recursos limitados procedentes del distrito escolar, y hemos solicitado una subvención de 50.000$ para tres años a la Fundación Kauffman. Aunque no tenemos muchos recursos económicos para adquirir currículos preparados, tenemos muchos padres, profesores, jóvenes, y miembros de comercios quienes han comprometido su tiempo y energía para lograr nuestras metas. Así pues nuestras elecciones estarán en gran medida determinadas por las limitaciones económicas. Será necesario pagar por materiales de encuesta anteriores, durante y tras la intervención, pero los voluntarios organizarán las encuestas. Comercios, organizaciones religiosas, y otros miembros de la comunidad serán incorporados para tiempo de voluntariado en actividades extra-escolares con jóvenes y posiblemente servir como monitores.