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Sección 8. Aprender de los participantes y contribuir con ellos

  • El rol del líder

  • Trabajo en conjunto

El liderazgo es una negociación entre los líderes y sus seguidores. Ninguno de los dos puede existir sin el otro. Los líderes prestan atención y también la captan. Aunque los líderes son figuras dominantes, la interacción entre el líder y el seguidor es mucho más compleja que una simple dominación: cada uno saca a relucir lo mejor del otro. El nuevo estilo de liderazgo no es arbitrario ni unilateral, sino un impresionante y sutil recorrido de energía en ambos sentidos, ya sea entre el maestro y sus músicos o entre el director general de una organización y su personal. La negociación genera unidad. El director y la orquesta son uno mismo…Ese enfoque unificado fluye a partir de la transmisión de una visión.

-Warren Bennis y Joan Goldsmith: Aprender a liderar

Se ha escrito mucho sobre los líderes: cómo crearlos, cómo prepararlos, cómo mantenerlos y cómo  suplantarlos. Sin embargo, el liderazgo no se da en un vacío. Los presidentes presiden pueblos; los discursos están orientados a espectadores, de otra manera los líderes permanecen en el anonimato. Además, en muchos sentidos, es la fuerza y el accionar de la gente que lideran lo que les prepara el camino hacia la grandeza.

En breve, el liderazgo es una calle de doble sentido. En el mejor de los mundos, los líderes y sus seguidores o los otros participantes trabajan juntos para lograr que las cosas se concreten. Lo que queremos decir con seguidores es el grupo de personas que siguen al líder; el término incluye tanto a los que pudieran trabajar para el líder o por él (por ejemplo, el personal de una organización) y también el segmento de la población al que el líder pretende asistir. Juntos, el líder y sus seguidores generan un todo sinérgico; un lado que brinda inspiración y guía, y el otro, la energía y el poder para concretar las cosas.  Además, esas cualidades funcionan en ambos sentidos – a veces los seguidores se convierten en la fuente de inspiración. Los líderes y seguidores pueden ejercer distintos tipos de poder en la misma situación.

Además, los roles del líder y los seguidores no están grabados en piedra. Fluyen más bien en continuo. Cambian según la situación y el día. Por ejemplo, la directora ejecutiva de una organización puede ser una seguidora del director de comunicaciones cuando se discute un nuevo boletín de noticias, ser líder en una reunión que incluya a todo el plantel de la organización para discutir el plan grupal de acción y ser una seguidora en el curso de cocina al que asiste por las noches.

En esta sección evaluaremos detenidamente esta relación y discutiremos las formas de limar las asperezas que naturalmente ocurren. La relación entre el líder y sus seguidores tiene sus altibajos, sus oportunidades y desafíos, como ocurre con cualquier relación personal. Para un mejor entendimiento, consideraremos específicamente el rol del líder al trabajar con sus seguidores y nos detendremos también en el papel que desempeñan estos últimos. Más tarde, cerraremos la sección con un debate sobre las formas en que ambos pueden trabajar juntos de forma más efectiva.

El rol del líder

Como hemos visto a lo largo de este capítulo, el liderazgo es un fenómeno complejo. Sucede en distintos niveles e involucra muchos aspectos. Se habla de varios de los atributos del liderazgo en otras secciones de este capítulo. Por ejemplo, transmitir una visión, identificar necesidades y tomar decisiones son cosas que un líder eficaz realiza constantemente.

Por supuesto, el líder no lleva todo esto a cabo solo. Por definición, un líder es alguien a quien otros siguen. El líder necesita de alguien a quien transmitir la visión; necesita identificar las necesidades de las personas o grupos de personas; y tomar decisiones que afectarán a sus seguidores.

Como tal, el líder está entrañablemente ligado a la gente que lo sigue. Pero, ¿cómo funciona eso (o, quizás más importante, ¿cómo debería funcionar eso?) en el contacto diario entre individuos? ¿Cuál es el rol del líder visto dentro del contexto de trabajo con sus seguidores? Hay cuatro ejes que consideramos centrales para el trabajo del líder con sus seguidores:

  • Escuchar a los seguidores;
  • Responder a sus expectativas y preocupaciones;
  • Motivarlos al pensamiento y a la acción a través de su propia visión o ideales; y
  • Delegar trabajo.

¿Cómo lleva a cabo un líder estas cosas? Consideremos cada una de ellas con cierta profundidad.

Escuchar a los seguidores.

Para liderar, es necesario primero comprender a la gente que se va a liderar. Entonces, aprender a escuchar –y escuchar también – es un atributo de importancia crítica para un líder. Como dijo en algún momento el Presidente estadounidense Woodrow Wilson: "El oído de un líder debe llenarse de las voces de la gente".

Los aspectos de escuchar a la gente entender y comprender las necesidades de las personas. En esta sección, sin embargo, quisiéramos comentar sobre un par de técnicas que el líder puede implementar para convertirse en un mejor oyente: escucha activa y comunicación no verbal.

Escucha activa

La mayoría de la gente puede escuchar relativamente bien. Son menos, sin embargo, los que realmente saben escuchar. Escuchar es una fase simplemente más activa de oír. Hace posible la buena comunicación y el entendimiento. Lo que queremos decir con escucha activa es prestar completa atención a lo que una persona está diciendo, pensar sobre sus comentarios, y hacer preguntas o comentarios que reflejen la consideración que estamos dedicando a lo que dicen. Es tanto un arte como una habilidad, y se requiere de práctica para lograr hacerlo eficazmente.

Hay algunas técnicas efectivas para ser un oyente activo. Vamos a destacar algunas de las más importantes aquí.

Consejos para escuchar activamente:

  • Mantener contacto visual. Es simple pero de gran importancia; es una de las formas básicas de demostrar atención.
  • Prestar atención a las expresiones faciales y al lenguaje corporal. Pueden estar enviando un mensaje muy distinto del que se intenta transmitir.
  • Intentar comenzar las oraciones con “yo” en vez de “usted”. Es menos amenazante para el oyente.

La importancia del uso del "yo"

Generalmente es una buena idea comenzar una oración con “yo” en vez de “usted” cuando se quiere transmitir un mensaje. Es una forma conciliadora para la confrontación y la corrección. Por ejemplo, compare los dos enunciados siguientes:

Usted realmente no se sabe explicar para nada.
Me resulta muy difícil entender de qué está hablando.

Es más fácil para el oyente responder al segundo enunciado porque no se siente atacado directamente. Por supuesto, hay algunas excepciones – por ejemplo: "Creo que usted es tonto" probablemente va a poner al oyente directamente a la defensiva. Por tanto, en general, es necesario asegurarse de tener cuidado con lo que se dice.

  • Usar revelaciones. A veces puede resultar útil demostrarle al oyente que se entiende de dónde vienen. Por ejemplo, si están describiendo un problema en su oficina, puede resultar útil explicar cómo uno mismo se ha abierto paso a través de las mismas dificultades.
  • Utilizar oraciones que validen y apoyen lo que la persona está diciendo. Comentarios tales como "Puedo ver que has pensado mucho en esta propuesta” o “Parece que estás haciendo un buen trabajo en una situación muy difícil”, pueden hacer que la gente se sienta más cómoda para expresarse libremente.
  • Permanecer callado. Parece obvio, pero es necesario recordar: no se puede hablar y escuchar al mismo tiempo.
  • Eliminar distracciones – se debe evitar hacer garabatos, hacer ruido con el bolígrafo o mover papeles.
  • Tratar de ponerse en el lugar del otro. ¿Cómo se sentiría uno en la misma situación? Se debe tratar de comprender el punto de vista de la otra persona.
  • Tener paciencia. Algunas personas hablan muy rápido; a otras les lleva más tiempo poder expresarse. Se le debe conceder a la gente el tiempo para decir lo que necesita decir y tratar de no interrumpirla.

Controlar el carácter. Si se discute con una persona o la critica, es muy probable que ella simplemente se ponga a la defensiva.

  • Hacer preguntas. Esto alienta al interlocutor a continuar, ayuda al receptor a tener un mejor entendimiento de lo que esa persona piensa, y, por supuesto, demuestra que realmente se está escuchando y tratando de entender lo que se escucha.
  • Resumir lo que se ha escuchado. De nuevo, esta técnica tan simple puede resultar un factor decisivo. A veces, simplemente repetir la esencia de lo que alguien ha dicho, los puede ayudar a aclarar lo que están pensando.
  •  Utilizar “pequeños incentivos”. Son pequeños comentarios que le permiten al oyente saber que se está siguiendo la conversación atentamente, pero se hacen sin interrumpir el flujo de la conversación. Algunos ejemplos son: "Ajá", "Ya veo", "Continúe" y "Mm-hhmm".

Comunicación no verbal

Otra parte importante de escuchar es oír lo que la gente no dice – es decir, lo que expresa su lenguaje corporal. La comunicación no verbal está siempre presente – en todo momento estamos diciendo algo con nuestras expresiones, la manera en que movemos nuestros brazos, etcétera, aun cuando no nos demos cuenta de que lo estamos haciendo. Incluso si no se hace de forma consciente, la gente de cualquier manera le presta atención. Cierta investigación sugiere que un 70, 80 y hasta un 90 por ciento de lo que le comunicamos a otros se expresa sin palabras. Por tanto, si les prestan atención a los fundamentos de la comunicación no verbal, los líderes pueden escuchar a sus seguidores de forma mucho más completa que si sólo escuchan las palabras.

¿Cuáles son algunas de las características de la comunicación no verbal? Antes que nada, es importante recordar que esto deriva en gran parte de cada cultura – lo que la gente hace cambia de significado según la cultura. Por ejemplo, en la cultura estadounidense, alguien nos resulta “sospechoso” o creemos que nos está ocultando algo si no nos mira directamente a los ojos. Sin embargo, en las culturas asiáticas, el contacto visual directo cuando usted está hablando con alguien se considera sumamente ofensivo.

Resulta también casi imposible no usar la comunicación no verbal (¿Ha tratado alguna vez evitar sonrojarse?). Nos guste o no, es una parte diaria de la forma en que "hablamos", así como también de cómo "escuchamos".

Uno de los desafíos de la comunicación no verbal es que no existe un diccionario. No se puede buscar el significado de algo y a veces puede ser difícil solicitar una aclaración. También puede resultar embarazoso, porque no siempre podemos controlarla. Por ejemplo, podemos comenzar a transpirar cuando estamos nerviosos – ¡ciertamente no es algo que estamos tratando de hacer!

Responder a las expectativas y preocupaciones de los seguidores

Una vez que el líder ha escuchado e intentado interpretar lo que sus seguidores piensan y quieren, el paso siguiente es responder a sus expectativas y preocupaciones. Hay un par de puntos particularmente importantes aquí.

En primer lugar, los líderes deben tener mucho cuidado de ejercer su influencia en forma sensata y honrosa. El poder de un líder le otorga la capacidad de hacer mucho daño así como también la de brindar beneficios. El líder va a tomar decisiones que afectan a mucha gente, para bien o para mal. En consecuencia, un líder necesita ser precavido y cuidadoso en sus acciones, asegurándose de que ayuda a la gente por las razones correctas y  de que comprende también los efectos colaterales que tendrán sus acciones.

En segundo lugar, un líder va a estar a menudo en una posición de tener que elegir entre diferentes necesidades y deseos. Por ejemplo, en un grupo con una cantidad limitada de dinero (y muy pocas comunidades no caen en esa categoría), el líder del grupo puede necesitar decidir entre distintos tipos de equipamiento requeridos por diferentes miembros del personal. ¿Cómo puede tomar la mejor decisión?

Parte de esto, por supuesto, es usar su influencia con cuidado, como lo mencionamos anteriormente. Otra respuesta parcial podría ser tratar de tomar la decisión en grupo, de manera que todas las personas involucradas discutan lo que sería mejor para la organización. El líder también podría sondear los sacrificios que el supuesto ganador estaría dispuesto a hacer a cambio de la obtención de este recurso.

Esto es, por supuesto, sólo una parte de la historia. Responder a las expectativas y preocupaciones es uno de los desafíos del liderazgo. A veces resulta bastante fácil (¡y grato, si se le puede dar a la gente lo que quiere!) y a veces más difícil. Lamentablemente, sin embargo, no hay pautas fijas o respuestas simples sobre cómo hacerlo. Trabajando correctamente con los seguidores, y a través de una buena práctica tradicional, sin embargo, las piezas del rompecabezas deberían empezar a unirse.

Motivar a los seguidores al pensamiento y a la acción a través de su propia visión o ideales

Otra parte del rol del líder con sus seguidores es inspirarlos al pensamiento y a la acción. ¿Cómo puede un líder inspirar a otros – mantener la llama encendida y convencerlos de hacer el trabajo arduo necesario para lograr el éxito?

Una manera de lograrlo es modelando, con el ejemplo personal, el tipo de comportamiento que se desearía ver que los seguidores adopten. Es la antigua  idea de liderar con el ejemplo. Por ejemplo, si realmente se quiere que la gente asista los sábados, probablemente esto se debería poner en práctica por uno mismo. Si verdaderamente uno quiere organizar el barrio, quizás debería estar en las calles mezclándose con los vecinos.

Un buen ejemplo es la historia de Herb Kelleher, el director general de la aerolínea estadounidense Southwest. Se dice que él mismo opera el reclamo de equipaje el día de acción de gracias y navidad. Algunos ejemplos más locales son una clínica de crisis con voluntarios donde el director trabaja arduamente para completar los turnos durante las vacaciones o el jefe de una organización que es el primero en anotarse para donar sangre en una campaña local.

El líder debe ser también un modelo ético para la gente con la que trabaja. El líder podría hacer elecciones morales independientes, incluso algunas muy intrépidas y mantener su posición. Por ejemplo, podría elegir apoyar a un candidato muy impopular para el gobierno municipal porque cree que ese candidato hará el mejor trabajo, aun cuando ese apoyo pudiera dañar su propia reputación. O incluso podría hacer un esfuerzo extraordinario por alguien, haciendo cosas que están por encima y más allá del llamado del deber. Por ejemplo, si un voluntario de su confianza solicita un trabajo donde el líder conoce cierta gente, éste podría de forma independiente llamar a sus amigos dentro de esa organización para recomendarles que contraten a ese voluntario.

Delegar trabajo.

La delegación – compartir el trabajo entre la gente de una organización – se encuentra en la esencia misma del trabajo con los seguidores o participantes.  Sin embargo, cuando hablamos de delegar, no queremos decir simplemente que el líder diga: “hagan esto” o “hagan aquello”. En realidad, la idea que queremos transmitir es que cuando se distribuya el trabajo, se haga de una forma que fortalezca y le conceda autoridad (al máximo punto posible) a la persona que está realizando esa tarea. Un buen líder emplea oportunidades de compartir el trabajo para fortalecer a su equipo y para contribuir a que sus miembros crezcan en su trabajo sin presionarlos de forma indebida con tareas que no puedan manejar.

No resulta fácil. Hay una diferencia muy pequeña entre “demasiado” e “insuficiente” trabajo y responsabilidad. El líder necesita caminar con cuidado por la cuerda floja en este sentido. Sin embargo, siguiendo paso a paso el método que se describe a continuación, existen más posibilidades de que el proceso sea exitoso.

Primero, el líder averigua lo que se necesita hacer.

Por ejemplo, quizás la organización necesita volverse financieramente sustentable. El líder sabe que esto incluye el desarrollo de un plan estratégico que le posibilite al grupo generar un flujo constante de ingresos.

Dividir el trabajo en tareas manejables.

El líder no necesita hacer esto solo; tiene más sentido que discuta con otros lo que sea más conveniente. El primer punto es muy amplio, pero ¿cómo puede una organización volverse financieramente sustentable en la realidad? ¿Mediante donaciones? ¿Ofreciendo algunos servicios a cambio de una remuneración estipulada por servicio? ¿A través de inversiones?

En este caso, el líder de la organización podría trabajar en conjunto con los miembros de su directorio o el comité de sustentabilidad financiera para definir las mejores estrategias para la organización y lo que específicamente debe hacerse para llevarlas a cabo.

Decidir quién sería la mejor persona para abordar cada tarea.

Esto también, por lo general se hace en conjunto con otros, como parte de un trabajo grupal; el líder no tiene que hacerlo por su lado sin la ayuda de otros. Se podría identificar varias personas que serían apropiadas para el trabajo antes de solicitarles su colaboración. De esta forma, se está preparado con un plan alternativo en caso de que la primera elección no resulte. También, hacerlo así le quita tensión a la situación – si la persona no puede o no quiere hacer el trabajo, hay menos presión de que lo tenga que hacer de todos modos.

Al decidir a quién llamar, se debe considerar gente con algo de experiencia, pero también que pudiera “dar más de sí” gracias a esta oportunidad. Eso permite el crecimiento y evita que la gente se aburra de su trabajo y de la organización.

Comunicar esa decisión a la persona(s) seleccionada(s), empleando todo de  el tacto y la gracia posible.

Según la organización esto puede ser una orden o, como sucede más a menudo, se hace en forma de solicitud. En cualquiera de los casos, la reciprocidad puede ser una parte importante del hecho.

Explicar de forma detallada lo que usted requiere de la persona. En este momento, el líder debería ser específico y dar muchos detalles. Esto va a incluir lo que quiere que hagan, para cuando lo deberían hacer, el apoyo disponible y por qué quiere que ellos hagan ese trabajo.

Ayudar a la(s) persona(s) a hacer el mejor trabajo posible.

Si usted le solicita a alguien hacer algo muy demandante, existen posibilidades concretas de que fracase. Y el fracaso puede conducir al desaliento, lo que podría conducir a futuros fracasos también. Mediante el apoyo necesario se minimizan las posibilidades de que eso suceda. No sólo se ayuda al grupo en el corto plazo, sino que también se está incrementando eficazmente la capacidad de la organización para hacer más y mejores cosas a futuro. Se está capacitando a esa persona, y por extensión a la organización, para alcanzar mayor prosperidad.

¿Cuál es la mejor forma de apoyar a esta persona en su trabajo? Las siguientes cuatro sugerencias pueden ser de utilidad:

  • Asegurarse de que las instrucciones originales que se le dan sean claras, fáciles de seguir y completas.
  • Mantenerse en contacto con esa persona, de forma cordial y brindándole apoyo. Un líder eficaz no delega simplemente el trabajo y desaparece – permanece cerca y ayuda a la persona durante todo el proceso.
  • Garantizar o crear las condiciones propicias para un desempeño óptimo de la tarea. Por ejemplo, asegurarse de que la gente tenga un ambiente agradable de trabajo, abundantes provisiones, suficiente tiempo, flexibilidad, accesibilidad al líder y a los demás que le pueden ser de ayuda y que se les permita algún grado de toma de decisiones individual.
  • Monitorear el desempeño y modificar las instrucciones cuando sea necesario. Es necesario tener cuidado de no sobrepasarse en esto y volverse demasiado exigente; ni tampoco de no hacer lo necesario y provocar que las cosas se hagan mal. Es el hecho de encontrar y mantener el equilibrio correcto lo que caracteriza a un líder con habilidad para trabajar con sus seguidores, un logro que requiere tanto de una sensibilidad altamente agudizada como de gracia.

¿De qué otra forma puede un líder apoyar a sus seguidores en su trabajo?

¡Agradecerles!

A todo el mundo le gusta sentirse apreciado. Cuando alguien ha hecho un buen trabajo o realmente se ha esforzado mucho, se le debe hacer saber cuánto significa su trabajo para la organización. Se le puede agradecer a la gente de distintas maneras –diciéndoles gracias, mediante un pequeño obsequio o invitándolos a almorzar, puede dar algunas ideas creativas sobre las formas de demostrarle a la gente que se reconoce su trabajo.

Distribuir el trabajo.

No pedirle siempre a la misma gente hacer las cosas. En vez de eso, se debe intentar ofrecer distintas oportunidades a una variedad de individuos. Nuevamente, esto hace que el trabajo resulte interesante y mejora la capacidad de la organización en su totalidad.

El rol de los seguidores

Los términos participantes y seguidores a menudo tienen una connotación negativa en nuestra sociedad. A menudo pensamos en aquellos que siguen ciegamente, que tímidamente aceptan sin objeciones lo que otros les dicen. La Alemania Nazi es quizás el ejemplo más brutal de este fenómeno; también existen otros. Pensemos en los miembros de una secta llenándose los bolsillos con monedas de veinticinco centavos antes de suicidarse o en otros estadounidenses simplemente observando en silencio mientras se enviaba a los japoneses-estadounidenses a campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. El seguimiento, como se lo puede llamar, no parece ser algo muy bueno.

Sin embargo, no tiene porqué ser así. Lo que la autora Ira Chaleff denomina "un seguidor valiente" es un rol de distinción. Todos nosotros somos seguidores en algunos aspectos de nuestras vidas. Entonces, deberíamos tratar de cumplir con ese rol, del mismo modo en que lo hacemos con nuestro rol de líderes, con gracia y entusiasmo. Algunas cosas que se pueden hacer para ser un seguidor valiente son:

  • Demostrar iniciativa. El teórico político francés Bertrand de Jouvenel dijo: "Una sociedad de ovejas engendra con el tiempo un gobierno de lobos". Como seguidores, debemos ser activos, no pasivos, trabajando para que los líderes sean responsables de sus actos y para ayudarlos a lograr objetivos de común acuerdo.
  • Asumir la responsabilidad. Esto incluye la responsabilidad personal – hacer lo que uno dijo que iba a hacer – así como también la responsabilidad por el grupo en su totalidad. Como miembros también somos responsables de lo que el grupo hace.
  • Hacer responsable al liderazgo. Cuestionar las políticas o comportamientos del líder si son perjudiciales para el objetivo común. Un buen ejemplo de un grupo de ciudadanos que hacen esto son los miembros de Causa Común. Causa Común es una asociación estadounidense que trabaja para lograr gobiernos abiertos y responsables y por el derecho de todos los ciudadanos a involucrarse para definir las políticas públicas del país.
  • Reconocer que los líderes son humanos. Ellos cometen errores. Es cierto que debemos hacer a nuestros líderes responsables de sus actos. Al mismo tiempo, debemos reconocer la naturaleza humana que nos une. No podemos esperar mayor perfección en nuestros líderes de la que podemos esperar encontrar en nosotros mismos.
  • Adoptar un rol de liderazgo cuando sea apropiado. El truco está, por supuesto, en saber cuándo pasar del rol de seguidor activo a líder. No existe un punto específico en el cual uno debe hacer esto, pero tiene sentido que si se presenta el caso en que se debe hacer algo y se es capaz de hacerlo (no sólo desde el punto de vista de habilidades, sino también en cuanto al tiempo y la energía para hacerlo), entonces se debe intervenir.
  • Tomar distancia cuando sea necesario. Hay veces en que, como seguidor, uno se encuentra con que la organización o sus líderes están yendo en una dirección muy distinta de la cual uno cree adecuada. Como seguidor concienzudo, uno puede y debe intervenir y ofrecer su perspectiva sobre “cómo deberían ser las cosas”. No obstante, hay veces en que eso no va a cambiar nada. Es importante darse cuenta de que puede haber un momento en el que, debido a nuestras creencias o puntos de vista, nos será imposible, con la conciencia tranquila, seguir al líder. Llegado ese punto, bien podría ser el momento de tomarnos un descanso y hacer lo que consideremos necesario.

Trabajo en conjunto

Cuando una organización es eficaz, existe un tipo de simbiosis entre el líder y sus seguidores. Sin embargo, más que eso, cuando el líder escucha, responde, inspira y también delega, se da una especie de sinergia. El líder y sus seguidores sacan a relucir lo mejor del otro; pueden elevarse mutuamente – tanto en sentido espiritual como laboral. El liderazgo de esta clase nos puede elevar en nuestro comportamiento, con respecto a nuestro desarrollo moral y espiritual también. Se convierte en liderazgo de la más alta categoría.

Al considerar nuestro trabajo en común, hay varias cosas que son muy importantes para comprender la dualidad de esta relación. Éstas incluyen:

  • El entendimiento de cada rol define el otro. Es decir, lo que el líder hace va a afectar las ideas y las acciones de sus seguidores y viceversa. Los dos roles no son independientes; al igual que en un matrimonio, cada individuo se va a nutrir y crecer a partir de lo que hace el otro.
  • La importancia de ver al otro como un ser humano, no sólo en cuanto a su rol. Es importante entender que hay una persona detrás del "jefe" o del "empleado descontento".  Al considerar a la persona en su totalidad tenemos un mejor panorama de lo que está sucediendo cuando esa persona dice o hace algo.
  • La importancia del trabajo en conjunto en un clima de respeto mutuo. Aunque una persona pueda tener algún tipo de control o autoridad sobre el otro, es importante que el respecto se dé en ambos sentidos. Si el líder no tiene una gran consideración hacia sus seguidores, se pierden dos cosas. Primero, existen muchas posibilidades de que los seguidores también tengan menos estima hacia su líder. Además, el líder se está privando de dones y habilidades de sus seguidores que nunca va a conocer.
  • Un nivel apropiado de toma de decisiones. ¿Cuánta estructuración debe haber en la relación? ¿Cuánta autonomía deben tener los seguidores? No hay respuestas simples para esas preguntas; distintas situaciones van a requerir distintas respuestas tanto del líder como de los seguidores.
  • Entendimiento del objetivo común que los une. No hay que perder de vista el premio. Si tenemos presente nuestros objetivos – para el logro de los cuales estamos trabajando juntos – nos puede resultar más fácil superar las frustraciones diarias que naturalmente ocurren cuando trabajamos con otras personas.

Para resumir

Trabajar con los seguidores es uno de los mayores desafíos para el liderazgo. Es también, sin embargo, una de las mayores gratificaciones. Un líder que entiende cómo trabajar eficazmente con los seguidores es capaz de crear algo mágico –algo más grande de lo que las personas trabajando de forma individual jamás hubieran podido imaginar posible.

Contributor 
Jenette Nagy

Recursos en línea

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Recursos impresos

Berkowitz, W., & Wolff, T.(1999). The spirit of the coalition. Washington, DC: American Public Health Association.

Burns, J. (1978). Leadership. New York: Harper and Row.

Chaleff, I. (1995). The courageous follower. San Francisco, CA: Berrett-Koehler.

Covey, S. (1992). Principle-centered leadership. New York, NY: Simon and Schuster.

Gardner, J.(1989). On leadership. New York, NY: Free Press.

Matusak, L.  (1997). Finding your voice: Learning to lead...Anywhere you want to make a difference. San Francisco, CA: Jossey-Bass.